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Authors: Bernardo Stamateas

Tags: #Divulgación, Autoayuda

Gente Tóxica (7 page)

¿Quién querrá elegir libremente trabajar o establecer un vínculo con el que nos ofende, nos manipula, nos degrada, nos menosprecia o nos subestima?

En cambio con aquellos que nos proporcionan seguridad, estímulo y energía, la colaboración es mucho más fácil, y el acuerdo y la cooperación mutua, más sencillos de alcanzar.

El violento verbal elegirá con anterioridad y cautela el tono de voz que usará para cada una de sus palabras. Él conoce muy bien lo que necesita recibir de ti: respeto, sumisión, y miedo.

¿Cuántas cosas podemos querer insinuar o decir con un determinado tono de voz? Los seres humanos somos capaces de producir, con una misma palabra, diferentes significados: podemos decir "hijita" con la finalidad de demostrar todo el amor que sentimos y podemos decir "hi-ji-ta" demostrando que ya la paciencia está llegando al límite.

¿Cuántas discusiones o malos entendidos se hubieran evitado si lo mismo que dijimos en algún momento de mala manera lo hubiésemos dicho en un tono más conciliador? Por cierto, muchas rupturas y relaciones interpersonales podría haber sido óptimas si hubiésemos elegido en su momento el tono de voz conveniente.

El modo de hablar denunciará si el comunicador quiere llegar a un acuerdo o si, desde el comienzo de la conversación, intenta comenzar un debate o una guerra.

La ironía y el sarcasmo son ingredientes fundamentales que acompañarán al tono de voz que elegiremos si pretendemos iniciar una larga tiranía. Si optamos por esto, lo que conseguiremos es que el receptor se enfoque en el tono y en el modo en que le transmitimos el mensaje, obviando así el contenido central de la conversación. Ten en cuenta que efusividad, energía, entusiasmo, ira, enojo, contienda, bronca, odio, amor son emociones que podemos no sólo sentir, sino también verbalizar.

Es por eso que cuando somos capaces de transmitir el mensaje verbal quitándole la carga emocional que tiene y enfocándonos sólo en el resultado que queremos obtener, podemos establecer vínculos y conversaciones claras y sanas.

Nuestro tono de voz es un disparador de emociones y, como tal, de respuestas.

En las comunicaciones que establezcamos lo central es poder tener en claro aquello que queremos transmitir y lo que buscamos lograr, para que, de acuerdo a ello; elijamos el tono de voz más conveniente. ¿Qué es lo que quiero obtener con estas palabras que voy a emitir? ¿Cuáles son las respuestas que estoy esperando?

De acuerdo a ellas el receptor podrá entender y decodificar la clase de mensaje que está recibiendo: si es prioritario o no, si lo acepta o no y si se trata de un mensaje que le transmite fuerza y energía o que, por el contrario, sólo busca la confrontación.

Teniendo en cuenta esta información, tus conductas se volverán más precisas, tratando de hacer todo de la mejor forma posible para alcanzar así el aprecio y la aceptación del otro.

La postura física y los gestos

El violento verbal no sólo manifestará su agresión y su ironía a través de su voz y de sus palabras, sino a partir de su postura física y sus gesticulaciones. Todo su cuerpo estará al servicio de su torbellino verbal. Del mismo modo, observará meticulosamente los gestos y las expresiones de sus interlocutores para aumentar o disminuir su violencia de acuerdo a cómo él evalúa la respuesta que está recibiendo.

Para evitar la confrontación, cuando estés frente a un violento verbal, puedes utilizar la táctica de expresarle que compartes lo que está diciendo, aunque no estés de acuerdo en absoluto con sus declaraciones. También podrás retroceder o volver atrás unos segundos en la conversación y darle a entender con palabras más sutiles lo que él mismo te quiso decir, para que sienta que estás entendiendo su pedido y su discurso. De esta forma, le harás comprender que con un tono de voz suave la comunicación también es posible y que el mensaje puede ser recibido sin violencia.

Por ejemplo, puedes volver unos instantes atrás y decirle frases como:

  • "Lo que me estás diciendo es que…"
  • "Entonces, lo que necesitas de mí es que…"

De esta forma, la persona sabrá que su mensaje fue recibido y que tu intención es satisfacer su demanda. Si tus gestos y tus expresiones denotan interés en su pedido, su ira será reducida; de lo contrario, si decides contraatacar, podrá desatarse una guerra.

La persona violenta querrá por todos los medios demostrar quién es el que tiene el poder y el control de la situación, y ese, por cierto, no puedes ser tú. Sin embargo, si aprendes a tratar con gente difícil y complicada, te aseguro que el que tendrá el control y el dominio de la situación serás tú. Cuando lo logres, el agresor verbal estará en condiciones de razonar tu pedido, y te encontrarás mucho más cerca de poder acordar con él. Si permites que el violento se descargue verbalmente sin interferir en su discurso para a posteriori brindar tus sugerencias, serás capaz de reanudar la conversación en un tono de voz y desde una postura mucho más apacible.

Nuestras expresiones gestuales son una forma de comunicación sumamente importante y relevante en los resultados de la comunicación que obtendremos con estas personas; de ellas dependerá una mayor ira o una mejora en el desarrollo del vínculo interpersonal.

Recuerda que si comienzas la charla con agresión, la respuesta inminente de un ser emocional será también agresiva; en cambio, si te detienes a pensar la mejor forma de tratar con esta persona, es mucho más factible que puedas llegar a un acuerdo sin que nadie salga lastimado.

En resumen: antes de hablar tengamos tacto y elijamos la clase de emisores que seremos.

4. Estima a prueba de balas

Ofensas, insultos y agresiones nos bombardean a diario. Hay diálogos que desde que comienzan nos indican que estaremos a punto de atravesar una nueva situación de stress. Sin embargo, si somos inteligentes y astutos podremos mantenerlos en su territorio.

Veamos ahora algunas de las posibles respuestas que podemos darle a la agresión verbal, tomando la actitud correcta. Ten en cuenta que una respuesta hábil podrá desarticular al agresor, obligándolo a retroceder en sus ofensas.

"La discreción en las palabras vale más que la elocuencia."
Francis Bacon, barón de Verulam

En primer lugar, cuando te agredan, contesta algo incoherente y no des valor a la agresión.

Ejemplo 1:

Si el agresor te dice: "Pero qué mal que estás vestido", respóndele: "Ya lo deda mi abuela, tanto va el cántaro a la fuerte que al fin se rompe". Y si te pregunta: "¿Qué quieres decir?" Respóndele: "Ya lo vas a entender, piénsalo".

Ejemplo 2:

—Él: ¡Qué distraído que es usted!"

—Tú: "Más vale pájaro en mano que cien volando"

—Él: "¿Y eso qué tiene que ver?"

—Tú: "Piénselo"

—Él: "¡Qué cara horrible!"

—Tú: "Una golondrina no hace verano"

Ejemplo 3:

—Él: "Estoy harto de tus inaptitudes"

—Tú: "Agua que no has de beber, déjala correr, lo decía mi papá"

Ejemplo 4:

—Él: "¿Dónde tienes la cabeza últimamente?"

—Tú: "Y es como dice el refrán: al que madruga Dios lo ayuda".

No permitas que nadie ni nada te ofenda. El violento verbal debe saber que tú te respetas, y que bajo ninguna circunstancia permitirás ni el abuso ni el maltrato. No pierdas la calma:

  • Si te ofendes, te desenfocas del objetivo
  • Si te concentras en las emociones y en los demás, perderás de vista tu meta. Tu vista no debe apartarse de tu sueño

El fin del violento verbal es entrar en tu círculo afectivo, porque sabe que si lo logra tendrá autoridad para dirigir tu mente y tus emociones. Por todos los medios tratará de robarte la paz, de llenarte de dudas y de conflictos. Él es feliz cuando logra que compres sus mentiras, sus cimientos, su cizaña; cuando llegas a este punto él sabe que ya estás en sus manos:

  • Cuando logró que te Llenes de broncas y de enojos es porque logró penetrar en tu círculo íntimo
  • Cuando te sientes mal por lo que te dijo y sigues guardando rencor, recordando cada detalle, es porque cediste a su manipulación
  • Cuando estás atento a lo que él tiene para decir antes de poder elegir por ti mismo lo que vas a hacer, él logró su objetivo

Muchas veces esta intención no es obvia sino que se realiza a través de la manipulación; lo importante es que una vez que descubres su accionar, le pongas límites. Nosotros somos quienes debernos definir nuestra posición: qué es lo que permitiremos y qué no.

"
La consecuencia menos óptima de nuestras reacciones ante los individuos que son leones tal vez deriva de la suposición de que éstos son indomables, bien sea por su título, su categoría, su personalidad o incluso por el séquito del que siempre ven rodeados, al parecer, para protegerlos.
"
[4]

Comencemos a domar a las fieras: "
La ventaja del domador consiste en que éste tiene la inteligencia para estudiar a los leones individualmente.
"
[5]

"Frente al ataque del león, la mejor ofensiva consiste en esquivarlo."
Pat Anthony

  • En primer lugar sé indiferente, haz como si el otro no existiese; de esa forma él no tendrá lugar para entrometerse en tu vida. La indiferencia te permitirá levantar un muro contra el cual ni el miedo ni el enojo lograrán convertirse en ese
    estreptococo emocional
    que se instala para quedarse a vivir y dirigir tus emociones.
  • Date tiempo. No tomes decisiones bajo presión ni lleno de enojo, tristeza, bronca o ira. Todas las emociones son pasajeras. Piensa y luego actúa.
  • Controla las acciones para crear nuevas emociones. En muchas ocasiones, las emociones se tornan incontrolables pero con esfuerzo podemos accionar voluntad y dominio propio, elementos necesarios para generar sensaciones nuevas y positivas.

Ahora bien, si la demanda que se te realiza es cierta y justificada, no siéndolo ni la agresión ni la ira, sería bueno que:

  • Admitas tu equivocación
  • Manifiestes, brevemente, qué fue lo que aprendiste de la experiencia
  • Digas qué es lo que harás de modo diferente en el futuro para impedir que una situación tan desagradable vuelva a suceder
    [6]

No perdamos el control de la situación: con serenidad y en paz se tornan las mejores decisiones. Cuanto mayor sea la claridad con la que podamos enfocarnos, mayores serán los beneficios a lograr.

5. Violencia cotidiana

Todos pasarnos por esos días malos en los que nos preguntarnos: "¿Para qué me habré levantado?" Desde que comienzas tu jornada todo puede ocurrir: sales a la calle, paras al colectivo y el chofer te grita que te apures cuando es él quien se detuvo a dos metros de la parada; llegas a tu oficina y tu jefe, de mala manera, te da el listado de todo lo que debes hacer en el dia; un compañero de trabajo te empuja y te dice que te corras de mala forma, y esto es nada más el principio: pura violencia, como si el maltrato y las malas contestaciones cotidianas fueran comunes y debiésemos acostumbrarnos a ellas.

Socialmente, expresar la ira es algo permitido para los hombres; sin embargo no lo es tanto para las mujeres, a quienes se les enseña a no perder la calma y los buenos modales. Como decíamos esto no es así con los hombres, a quienes se los estimula para que manifiesten su enojo. Es más, pareciera que se es más macho si se es más violento o iracundo; por el contrario, los pacíficos o tranquilos muchas veces son tildados de
amanerados
o
femeninos
.

Sin embargo, ninguno de estos mandatos culturales tienen real asidero: hombres y mujeres podamos expresar lo que nos enoja o disentir en aquello con lo que no estamos de acuerdo; el tema es encontrar la forma correcta para dar a conocer nuestras opiniones y emociones.

El sentirnos imposibilitados de no poder responder correctamente a la violencia que el otro ejerce sobre nuestras vidas nos llena de frustración, angustia y hasta muchas veces de resentimiento. Sin darnos cuenta, la violencia verbal recibida, paulatinamente nos lastima y nos descalifica, colocándonos en un lugar de letargo y adormecimiento donde nada pasa.

Piensa en alguna situación de enojo que hayas vivido: ¿no dijiste alguna vez? "¡mejor no le contesto!" y acumulaste más bronca? En ese caso, seguramente preferiste dejar pasar las cosas, a expresar la ira y el enojo. Tal vez escondiste ese dolor y esa ira, tratando de no ocasionar más problemas, más crisis, cediéndole así más poder al agresor de turno.

Por lo general, los no violentos toleramos, soportamos, aguantamos y no expresamos ni nos deshacemos de esa violencia verbal que a diario recibirnos.

Aldo Huxley decía: "
Los hechos no dejan de existir por el simple hecho de ignorarlos.
"

Tú no puedes vivir la vida aceptando la violencia que otros ejercen sobre tu existencia: necesitas aprender a lid erar tu propio destino y a poner límite a la agresión verbal que recibes a diario.

Poder poner límites a la ira y a la violencia verbal es salud.

Encontrar el momento y el lugar correcto donde poder hablar acerca de lo que nos sucede es saludable.

Necesitarnos aprender a descargar nuestra ira en sanas condiciones. La violencia verbal debilita nuestro interior y nos hace sentir no aptos para alcanzar todo aquello que queremos lograr. Tal vez te preguntes: "¿A partir de cuándo dejé que esto me pasara?" Lo más probable es que la desvalorización haya comenzado con severas críticas de aquellos a quien nosotros mismos le dimos el poder de lastimarnos.

Identifica cada palabra que te molesta y te lastima y no te permitas recibirla más.

Enfrentar el camino más largo a veces es más cansador y requiere de mayor perseverancia, pero seguramente te llevará al éxito.

Necesitas enfrentar lo que te perjudica, no esperes que lo haga el otro. Tu objetivo es liquidar esa violencia que los demás ejercen o ejercieron sobre ti, evitar dañar tu estima y tu identidad. Al violento le sirve ser como es, le trae beneficios, pero ¿a ti?

Claro que no te trae beneficios, sino menosprecio y desvalorización.

  • ¿Por qué no podemos contestarle a ese jefe malhumorado?
  • ¿Por qué no podemos poner límite al maltrato emocional y a la manipulación verbal?

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