Kronos. La puerta del tiempo (12 page)

Read Kronos. La puerta del tiempo Online

Authors: Felipe Botaya

Tags: #Bélico, Histórico

Tras las retiradas consecutivas del frente oriental, Skorzeny y sus hombres recibieron la orden de formar y mantener una cabeza de puente al este del Oder, cerca de Schwedt, con vistas a futuras operaciones contra el Ejército Rojo. Skorzeny aseguró el área como le había sido ordenado e incrementó sus cuatro batallones con soldados alemanes dispersos, creando de ese modo el núcleo de la división Schwedt. También rescató a muchos refugiados a los que puso a salvo cruzando el Oder. El 28 de febrero de 1945 el Führer le dijo: «Skorzeny, tengo que darle las gracias por sus logros en el Frente del Oder. Su cabeza de puente fue el único punto luminoso durante días. Le concedo las Hojas de Roble de la Cruz de Caballero y yo personalmente se las entregaré dentro de unos días. Entonces me contará sobre sus experiencias». Al final de la guerra, Skorzeny, que había sido promovido a
SS-Standartenführer
el 20 de abril de 1945, fue llevado prisionero de los americanos cerca de Salzburgo. En 1947 fue juzgado en Dachau por operaciones secretas utilizando uniformes enemigos, pero fue absuelto.

La llamada de Skorzeny a Horst fue casi inmediata.

—Acabo de recibir su solicitud urgente de 10 hombres de mi grupo de comandos por teletipo,
Hauptsturmführer
Bauer. No hay problema y están saliendo en este momento hacia Silesia desde Berlín-Branderburgo. Llegarán hoy mismo en un vuelo especial.

—Agradezco su rapidez
Obersturmbanführer
Skorzeny —respondió Horst—. Sabía que podía contar con sus hombres. No puedo decirle por teléfono de qué se trata, pero puede creerme si le digo que es de la máxima importancia para Alemania.

—Lo comprendo, y ellos lucharán por usted y el Führer hasta el final. Son todos voluntarios como todos mis hombres, conocen su oficio y el riesgo que corren. No se preocupe. Con ellos va mi segundo Werner Gross que les será de gran ayuda. Seguiremos en contacto. Un abrazo. ¡
Heil
Hitler! —bramó Skorzeny al teléfono.

—¡
Heil
Hitler!
Obersturmbanführer
Skorzeny —contestó con entusiasmo Horst.

Colgó y por un momento permaneció pensativo, pero pronto una sonrisa dejó paso a sus ideas: la Operación Etiopía estaba en marcha. Georg preparó toda la logística de recogida de los hombres de Skorzeny en el aeropuerto militar de Cracovia y su traslado hasta el castillo de Fürstenstein en vehículos SS. Llegarían por la noche.

Las siguientes horas fueron de intenso trabajo y no fue difícil, con la ayuda de Emil Riemer, preparar lo necesario para un traslado como ese. Emil les indicó cómo era la vida en Etiopía en esa época y lo que les podía hacer falta allí.

—La población era extremadamente pobre, como en buena parte de África. El hambre campaba a sus anchas y el promedio de vida no pasaba de los 30 años, en el mejor de los casos. La diferencia social era acusadísima y muy pocos llevaban las riendas de forma tiránica. El período que visitaremos es muy conflictivo, con señores de la guerra que luchan por la religión y para robar, evidentemente —Emil mostró un libro con ilustraciones de lo que parecía ser la vida entonces en Etiopía—. Debemos llevar la ropa más diferenciada de aquel instante histórico. No será difícil, valen nuestra ropa de civil y uniformes de la actualidad. Uno de los objetivos es parecer dioses por nuestra llegada y nuestra forma de actuar y vestir —todos aprobaron la indicación de Emil. Era totalmente lógico.

—Como tú dices, no será difícil. Nuestro aspecto ya es diferente al que podía tener esa gente en Etiopía en aquel entonces —remarcó Horst, mirando el libro con sus compañeros.

Hermann, que cuidaba de la intendencia, presentó la lista de los alimentos y su preparación para ese traslado.

—Horst, llevaremos la comida preparada y envasada como en el último traslado al período Carbonífero. De todas maneras he preparado menos cantidad y, aunque está previsto estar 4 horas como máximo allí y durante la noche, he pensado en 96 horas como medida de precaución. He calculado provisiones para quince personas.

Horst miró la lista y estuvo de acuerdo con Hermann.

—Ya sabes que no podemos pasar de las 48 horas, de lo contrario no podremos volver… y ese es un panorama que no me hace ninguna gracia —Emil se aproximó a ellos en ese momento, como siguiendo la conversación de sus camaradas.

Horst le miró.

—¿Qué opinas tú, Emil? ¿Podemos aprovechar y consumir comida y bebida de la zona si es necesario? —Emil movió la cabeza negativamente.

—Si no hay más remedio… pero es un riesgo muy elevado. La comida en esa época era muy simple y prácticamente se trataba de caza, tortas de trigo con productos vegetales y sémola, poco más. No solo era una cocina muy primitiva, sino que para nosotros puede resultar de riesgo por sus componentes.

—¿Por ejemplo? —preguntó Hermann.

—Por ejemplo, el Vibrión Colérico en el agua —contestó Emil—. No solamente debía de tener todo tipo de bacterias y microbios nocivos para el ser humano, sino que el cólera estaba a la orden del día. Por eso se bebía mucho vino o bebidas con alta graduación alcohólica, ya que había conciencia de ese peligro. Otro problema era la Brucela Melitensis o fiebres de malta, producidas por la leche o el queso de cabra. Ya no entro en la carne que se preparaba entonces, su origen, su maceración y su nivel de podredumbre, que se escondía bajo los picantes y salazones. Creo que puede ser peligroso para nosotros y opino que hemos de valernos por nosotros mismos y nuestras provisiones. La propuesta de Hermann de llevar algo más de provisiones y agua me parece excelente.

Herman y Horst estuvieron de acuerdo con Emil.

—Bien Hermann, ya sabes lo que hay —ultimó Horst—. Has hecho un buen trabajo. Debemos recibir todas estas provisiones debidamente preparadas esta semana. Ponte en marcha. También necesitaremos uniformes tropicales. No creo que haga mucho frío allí… —Hermann confirmó la petición de Horst.

—Ya me había puesto en marcha en el tema de los uniformes y utilizaremos sobrantes de los que usaba el Afrika Korps.

—Excelente de nuevo, Hermann —Horst palmoteó en la espalda a su compañero.

Georg y Klaus se encargaban del armamento que les haría falta en el traslado. No parecía difícil su elección, ya que cualquier arma les confería una superioridad militar aparentemente indiscutible en ese período histórico.

—De entrada, Horst, y debido al carácter militar de la misión, cada hombre que participa debe de ser como un fortín andante —Georg sonrió—. Hemos de valernos por nosotros mismos si se da el caso. Por ello, hemos pensado en miras nocturnas VAMPYR, en armas cortas tipo Walther P38 para cada integrante de la misión y también una STG44 para cada uno. Necesitaremos dos MG42 para montar nidos de ametralladora de cobertura en la iglesia o en la zona próxima, si fuese necesario. Hemos considerado también un total de 1.000 balas para las armas cortas y las STG44 y 2.400 para las MG42. Será suficiente —Georg iba explicando lo que había decidido con Klaus—. También hemos considerado llevar algún tipo de explosivo para abrirnos paso y causar impresión a posibles enemigos.

Horst estaba de acuerdo.

—¿Y habéis pensado en algún explosivo concreto? —Klaus intervino en este punto.

—Habíamos pensado en explosivos más sofisticados y diseñados para actuaciones de comandos, pero nos parece excesivo. Creemos que hemos de portar bombas de mano estándar, no pensamos que haya que ir mucho más allá. Hemos calculado dos por hombre, es decir, 30 unidades.

Georg también estaba de acuerdo con su compañero.

—De todas maneras, Horst, también queremos ver qué proponen los hombres de Skorzeny sobre este particular. También tienen su experiencia —Horst conocía perfectamente el armamento que proponían.

—Estoy de acuerdo con la propuesta. Los hombres de Skorzeny no saben de qué trata la misión ni adónde irán. Cuando lo sepan, se adaptarán a lo que propongamos. Ellos tienen que darnos la cobertura de fuego mientras nosotros capturamos el arca. Deberán crear un arco de defensa alrededor de la iglesia hasta que regresemos de allí. Llevar dos MG42 creo que es un buena opción defensiva —Horst sabía que la MG42 era un arma extraordinaria.

El desarrollo de la MG42, con un calibre de 7.92, fue realizado por las empresas Metall und Lackierwarenfabrik Johannes Grossfuss AG, la Mauser Werke AG, la Gustloff-Werke y la Steyr-Daimler-Puch y fue el resultado de mejorar la MG34, sobre todo para hacerla más fácil y barata de fabricar.

Desde el momento en que la MG42 fue oficialmente aceptada en 1942, se estima que la producción total fue de unas 400.000 unidades durante la guerra, repartidas de la siguiente forma: 17.915 unidades en 1942, 116.725 en 1943, 211.806 en 1944 y 61.877 en 1945. Una MG42 podía ser fabricada en aproximadamente la mitad de horas que una MG34, utilizando menos metal en el proceso.

Una de las características más notables era su alta cadencia de tiro, de unos 1.200 disparos por minuto, e incluso con algunas versiones se alcanzaron los 1.800 disparos por minuto, más rápida que la ametralladora Vickers británica, que contaba con 600 disparos por minuto. Debido a la alta cadencia el oído humano no podía diferenciar las balas individuales, su sonido fue descrito como «rasgar tela» y recibió el sobrenombre de
sierra circular de Hitler
. El arma recibió también el nombre de Spandau por las tropas aliadas, ya que las placas de los fabricantes mencionaban este barrio de Berlín donde algunas ametralladoras se fabricaron. El alcance era de 1.000 a 1.100 metros de distancia.

Debido a esta alta cadencia y a su alcance efectivo, la MG42 era una arma temida y el Ejército de los Estados Unidos creó películas de entrenamiento para ayudar a sus soldados a enfrentarse con el choque traumático de este arma en combate. Esta alta velocidad de disparo fue el resultado de experimentos con armas anteriores que concluían afirmando que cada soldado sólo tenía una «ventana de tiempo» corta para poder disparar al enemigo, lo que significaba que era necesario incrementar el número de balas al disparar, aumentando así la posibilidad de conseguir un impacto.

Un cambio más importante vino desde la firma de diseño Metall und Lackierwarenfabrik Johannes Grossfuss AG, expertos en piezas de acero prensadas y perforadas. Como resultado de sus esfuerzos se logró una reducción de la complejidad, de 150 horas de trabajo para una MG34 a 75 horas, y de coste, de 327 marcos a 250.

El resultado fue que la MG39, renombrada MG42 cuando fue adoptada en 1942 aunque seguía siendo en gran parte similar a la MG34, fue el arma que el alto mando decidió que debería convertirse en familiar entre la tropa. El único cambio desde la perspectiva del tirador fue eliminar las opciones de utilizar cargadores de tambor, dejando solamente la alimentación de munición por cintas, y el aumento de la cadencia de disparo. Aunque fabricados con partes «baratas», los prototipos demostraron también ser más resistentes al encasquillamiento que las MG34.

La MG42 era un arma fiable, potente, ligera, de fácil mantenimiento y, como se ha dicho, barata de fabricar. Tenía alguna carencia, ya que su alta cadencia de fuego producía una notoria vibración a todo el conjunto, con lo que disparar con ella requería una cierta experiencia. Estaba diseñada para ser usada de dos maneras, con un bípode frontal para uso de la infantería o en una posición fija, montada sobre un trípode y con un visor de largo alcance.

La MG42 pesaba 11,6 kg con bípode, algo menos que la MG34, y era fácil de transportar. El bípode, el mismo que el de la MG34, podía ser montado en la parte delantera o en el centro, dependiendo de dónde se utilizara. Para fuego sostenido se ajustó al trípode recién desarrollado, el Lafette 42, que pesaba 20,5 kg. El cañón era más ligero que el de la MG34, pero se sobrecalentaba con más velocidad, aunque podía ser sustituido en unos 30 segundos por parte del tirador o el cargador.

El equipo para una MG42 constaba de tres hombres: el tirador, el cargador, que llevaba la munición y los cañones de repuesto, y el observador. El tirador del arma era preferentemente un suboficial joven, con experiencia. El equipo podía mantener el fuego, dejando de disparar únicamente cuando tenían que sustituir el cañón. Esto permitía al grupo de tres hombres de una MG42 alcanzar a una gran cantidad de soldados enemigos. Tanto los británicos como los estadounidenses entrenaron a sus soldados para cubrirse del disparo de una MG42 y atacar la posición mientras se realizaba el cambio del cañón.

La alta cadencia de disparo de la MG42 era, en ocasiones, una desventaja, ya que el arma se utilizaba con el efecto de mantener a raya al enemigo y rápidamente consumía todo el suministro de balas. Por esta razón, no era raro que los soldados que servían en una MG42 llevasen munición adicional en peines, proporcionando así una reserva extra y rápida de proyectiles cuando el suministro principal se agotaba.

En 1944, debido a la escasez de material en Alemania, se creó una nueva versión, la MG45 o MG42V, que utilizaba acero de menor calidad, reduciendo el peso a 9 kg e incrementando aún más la cadencia de disparos. Las primeras pruebas se realizaron en junio de 1944, pero el desarrollo fue interrumpido fabricándose solo diez unidades. La MG42V tuvo una clara influencia en el desarrollo posterior del sistema de retroceso, empleado por Heckler & Koch en sus armas modernas.

La MG42, con pequeñas modificaciones, dio como resultado la MG42/59 y la Rheinmetall MG3, que fue la ametralladora oficial de la
Bundeswehr
o Ejército Federal Alemán. Otros ejércitos del mundo adoptaron versiones de la original, especialmente el modelo MG3, que se mantiene en servicio actualmente. La M60 de los Estados Unidos utiliza un mecanismo de alimentación por cinta modificado a partir de la MG42. El ejército español actual utiliza una versión de la MG42, fabricada en España.

Los hombres de Skorzeny llegaron sobre las 7:30 de la tarde y fueron recibidos por Horst y su equipo en la entrada del complejo 3, debajo del castillo de Fürstenstein.

—¡
Heil
Hitler!
Herr Haupsturmführer
Bauer —el que parecía el jefe del grupo y sus hombres, al unísono, levantaron sus brazos e hicieron resonar los taconazos de acero sobre el suelo de hormigón. El sonoro saludo alemán fue replicado por Horst y su equipo.

—Soy el Sturmbanführer Werner Gross, ayudante del
Obersturmbanführer
Otto Skorzeny, y estos son mis hombres —Werner Gross se había adelantado a sus soldados, que formaban en fila frente al grupo de Horst. Un apretón de manos entre Gross y Horst cerró el trámite protocolario militar. Los hombres de Gross habían dejado sus macutos en tierra, frente a ellos. Sus uniformes gris
feldgrau
de las SS aparecían repletos de condecoraciones militares que apabullaban, teniendo en cuenta que conseguir cualquier medalla para un soldado SS representaba mucho más valor y arrojo que en un soldado de la
Wehrmacht
normal. Se necesitaban hasta cinco citaciones favorables en combate para conseguir una Cruz de Hierro para un SS.

Other books

Right Before His Eyes by Wendy Etherington
Denim & Diamonds by Robinett, Lori
The Bull and the Spear - 05 by Michael Moorcock
The Darkness Beyond by Alexis Morgan
Spirit Lake by Christine DeSmet
Angel in Scarlet by Jennifer Wilde
Emma's Heart (Brides of Theron 3) by Pond, Rebecca, Lorino, Rebecca
B Cubed #3 Borg by Jenna McCormick
The Master of Liversedge by Ley, Alice Chetwynd
The Suicide Murders by Howard Engel