Alicia ANOTADA (36 page)

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Authors: Lewis Carroll & Martin Gardner

Tags: #Clásico, Ensayo, Fantástico

[5] En
The Nursery «Alice»
, Carroll llama la atención sobre la digital [«
Fox Glove
»; literalmente, «guante de zorro»] que se ve al fondo, en el dibujo de Tenniel para esta escena (también aparece en la ilustración anterior). Los zorros no llevan guantes, explica Carroll a sus jóvenes lectores. La palabra correcta es «
Folk's Gloves
». ¿No habéis oído decir que a las Hadas se las solía llamar la «buena gente» [
the good Folk
]?
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[6] Estos comentarios se encuentran entre los pasajes más citados de los libros de
Alicia
. Un eco reciente lo encontramos en la novela de Jack Kerouac, digna de olvido,
On the Road
:

—«Nos pondremos en marcha, y no pararemos hasta llegar».

—«¿Adonde vamos?»

—«No lo sé, pero vamos».

John Kemeny pone la pregunta de Alicia, y la respuesta del Gato, en el encabezamiento del capítulo sobre la ciencia y los valores de su libro,
A Philosopher Looks at Science
, 1959. De hecho, cada capítulo del libro de Kemeny va precedido de una cita de
Alicia
. La respuesta del Gato expresa con toda precisión la eterna fisura entre la ciencia y la ética. Como señala Kemeny, la ciencia no puede decirnos adónde ir, pero después de tomada esta decisión en otro terreno, sí
puede
decirnos la mejor manera de llegar.
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[7] Las frases «loco como un sombrerero» y «loco como una liebre de marzo» eran corrientes en tiempos de Carroll, y naturalmente fue ésa la razón por la que creó estos dos personajes. Tal vez «loco como un sombrerero» («sombrerero» = «hatter») sea corrupción de la anterior «loco como una víbora» («víbora» = «adder»); pero más probablemente debe su origen al hecho de que hasta hace poco los sombrereros se volvían efectivamente locos. El mercurio utilizado para tratar el fieltro (hoy día existen leyes que prohíben su empleo en la mayoría de los Estados y en casi todas las regiones de Europa) era la causa más normal del envenenamiento por mercurio. Las víctimas adquirían un temblor, llamado «del sombrerero», que les afectaba a los ojos y miembros y les embarullaba el habla. En los estados avanzados, tenían alucinaciones y otros síntomas psicóticos. «Loco como una liebre de marzo» hace alusión a las frenéticas cabriolas de la liebre macho durante el mes de marzo, su época de celo.
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[8] Compárense los comentarios del Gato de Cheshire con la anotación en el diario de Carroll correspondiente al 9 de febrero de 1856:

«Pregunta: cuando soñamos y, como sucede a menudo, tenemos una vaga conciencia de la realidad y tratamos de despertar, ¿no decimos y hacemos cosas que en la vida vigil resultarían insensatas? ¿No podemos a veces definir la demencia como una incapacidad para distinguir la vigilia del sueño? A menudo soñamos sin la menor sospecha de irrealidad: "El sueño tiene su propio mundo", y a menudo es tan natural como el otro.»

En el
Teeteto
de Platón, Sócrates y Teeteto hablan de esta cuestión en los siguientes términos:

TEETETO: «Ciertamente, no puedo negar que en la locura y en los sueños se forman opiniones falsas, imaginándose, unos que son dioses, y otros que tienen alas, y que vuelan durante el sueño».

SÓCRATES: «¿NO recuerdas la controversia que suscitan con tal motivo los partidarios de este sistema, especialmente sobre la vigilia y el sueño?».

TEETETO: «¿Qué dicen?».

SÓCRATES: «LO que seguramente has oído decir a menudo a los que exigen pruebas de si en este momento dormimos, o si estamos despiertos o hablamos en estado de vigilia».

TEETETO: «Efectivamente, Sócrates, no sé cómo probar lo uno más que lo otro, pues en ambos casos los hechos se corresponden con precisión; y no hay dificultad en suponer que durante toda esa conversación nos hemos estado hablando en sueños; y cuando en un sueño nos parece estar contando sueños, el parecido de los dos estados es bastante asombroso».

SÓCRATES: «Ves, pues, cómo surge fácilmente una duda sobre este punto, ya que se llega incluso a negar la realidad del estado de vigilia o la del sueño. Y como nuestro tiempo está igualmente dividido entre estos dos estados, en cada una de las dos esferas de existencia el alma sostiene que los pensamientos que están presentes en nuestra mente en ese momento son verdaderos; y durante una mitad de nuestra vida afirmamos la verdad de lo uno, y durante la otra mitad, la de lo otro; y tenemos la misma confianza en los dos».

TEETETO: «Muy cierto».

SÓCRATES: «¿Y no puede decirse lo mismo de la locura y de los demás trastornos? La diferencia está únicamente en que los tiempos no son los mismos» (cfr. cap. XII, nota 4; y
A través del Espejo
, cap. IV, nota 7).
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[9] La frase «sonrisa sin gato» no es una mala descripción de la matemática pura. Aunque los teoremas matemáticos pueden aplicarse prácticamente a la estructura del mundo externo, en sí mismos son abstracciones que pertenecen a otro reino «alejado de las pasiones humanas» como dijo Bertrand Russell en un memorable pasaje: «alejadas incluso de la despreciable realidad de la Naturaleza… un cosmos ordenado, donde el pensamiento puro puede habitar como en su hogar natural, y donde uno de nuestros más nobles impulsos, al menos, puede escapar del exilio monótono del mundo real».
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Capítulo VII

[1] Hay motivos suficientes para creer que Tenniel aceptó la sugerencia de Carroll de dibujar al Sombrerero con el parecido de Theophilus Carter, negociante en muebles que tenía su establecimiento cerca de Oxford (y carece de todo fundamento la creencia extendida en aquel momento de que el Sombrerero era una parodia del primer ministro Gladstone). Carter era conocido en la región como el Sombrerero Loco, en parte porque siempre llevaba sombrero de copa, y en parte por sus ideas excéntricas. Su invención de la «cama despertadora», que despertaba al durmiente arrojándolo al suelo (fue expuesta en el Crystal Palace en 1851) quizá contribuya a explicar por qué el Sombrerero de Carroll está tan preocupado por el tiempo, así como por despertar a un lirón soñoliento. Obsérvese también que en este episodio los muebles —la mesa, el sillón, el escritorio— tienen un papel destacado.

El Sombrerero, la Liebre y el Lirón no aparecen en
Alice's Adventures Underground
; el capítulo entero fue añadido posteriormente. La Liebre y el Sombrerero reaparecen como los mensajeros de Rey, Haigha y Harta [aquí traducidos como Alebré y Brerero] en el capítulo VI de
A través del espejo
. En la película que la Paramount hizo de
Alicia
en 1933, Edward Everett Horton hizo de Sombrerero, y Charles Ruggles de Liebre de Marzo. Ed Wynn puso voz al Sombrerero en la versión en dibujos animados de Disney de 1951, y Jerry Colonna a la Liebre.

«Es imposible describir a Bertrand Russell», dice Norbert Wiener en el capítulo XIV de su autobiografía
Ex-Prodigy
, «salvo diciendo que se parece al Sombrerero Loco… La caricatura de Tenniel casi representa una anticipación por parte del artista». Wiener señala además los parecidos de los filósofos J. M. E. McTaggart y G. E. Moore, dos de los colegas de Russell en Cambridge, con el Lirón y la Liebre de Marzo respectivamente. Los tres hombres eran conocidos en la comunidad como el «Té loco del
Trinity
».
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[2] El lirón británico es un roedor arborícola mucho más parecido a una ardilla pequeña que a un ratón [«lirón» en inglés es «
dormouse
»; «ratón», «
mouse
»]. El término inglés procede del latín
dormire
y hace alusión a su hábito de hibernar durante el invierno. A diferencia de la ardilla, el lirón es nocturno, de manera que incluso en mayo (el mes de la aventura de Alicia) sigue en estado de embotamiento durante el día. En
Some Reminiscences of William Michael Rossetti
, 1906, se nos dice que el lirón puede ser un trasunto del
wombat
mascota de Dante Gabriel Rossetti, el cual tenía costumbre de dormir sobre la mesa. Carroll conocía a todos los Rossetti y los visitaba con frecuencia.
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[3] El famoso acertijo sin respuesta del Sombrerero Loco fue objeto de muchas especulaciones en tiempos de Carroll. La solución que dio (en un nuevo prefacio que escribió para la edición de 1896) es la siguiente:

«Me han hecho tantas preguntas sobre si cabe imaginar alguna solución a la Adivinanza del Sombrerero, que me parece oportuno consignar aquí lo que considero una respuesta bastante apropiada; a saber: "en que puede producir unas cuantas notas, aunque muy deprimentes ¡y nunca se pone con lo de atrás delante!" Pero ésta es una mera solución a posteriori; la Adivinanza, tal como quedó originalmente, carecía de solución.»

Se han propuesto otras soluciones, entre las que destaca la de Sam Loyd, el genio americano de los acertijos, en su postuma
Cyclopedia of Puzzles
, 1914, pág. 114. De acuerdo con el estilo aliterativo de Carroll, Loyd ofrece como mejor solución: «en que las notas por las que uno y otro son notables no se anotan como notas musicales». Otras sugerencias de Loyd son: «en que Poe escribió sobre ambas cosas»; «en que lo característico de ambos son los cuentos y las cuentas»; «en que los dos se apoyan sobre patas, ocultan sus robos, y hay que hacerlos callar».

Graham Edwards, de Penguin Books, me pasa una solución, deliciosamente carrolliana por lo disparatada, de una carta que recibió del doctor E. V, Rien: «en que en "ambos" hay una "B"». La solución que da A. Cyril Pearson en
Twentieth Century Standard Puzzle Book
(Londres, sin año) es: «en que es abatible».
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[4] La observación de Alicia de que es el cuarto día, unida a la revelación del capítulo anterior de que es el mes de mayo, sitúa la fecha de la aventura de Alicia bajo tierra en el 4 de mayo. El 4 de mayo de 1852 es el día en que nació Alicia Liddell. En 1862 tenía diez años, año en que Carroll contó y escribió el cuento; pero su edad en el cuento es, casi con toda seguridad, de siete años (véase nota 1, capítulo I de
A través del espejó
). En la última página del manuscrito de
Alice's Adventures Underground
, que Carroll regaló a Alicia, pegó una fotografía que le había hecho en 1859, cuando tenía siete años.

En su libro
The White Knight
, A. L. Taylor informa que el 4 de mayo de 1862 hubo exactamente dos días de diferencia entre los meses lunar y del calendario. Esto, arguye Taylor, sugiere que el reloj del Sombrerero Loco va de acuerdo con el tiempo lunar, y explica su comentario de que su reloj va «dos días atrasado». Si el País de las Maravillas se encontrase cerca del centro de la tierra, dice Taylor, no serviría la posición del sol para el cómputo del tiempo, mientras que las fases de la luna permanecen claras. Apoya esta hipótesis también en la estrecha relación existente entre «lunar» y «lunatismo»; pero resulta difícil creer que Carroll pensara en todo esto.
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[5] Un reloj aún más divertido es el Extraño Reloj que poseía el profesor alemán, en el capítulo XXIII de
Sylvie and Bruno
. Al hacer retroceder sus manecillas, volvían también los acontecimientos correspondientes a la hora indicada por ellas; lo cual supone una interesante anticipación de
La máquina del tiempo
, de H. G. Wells. Pero eso no es todo. Apretándole un «resorte de inversión» al Extraño Reloj, los acontecimientos empiezan a suceder
al revés
; una especie de inversión en espejo de la dimensión lineal del tiempo.

Se me ha recordado también una obra anterior de Carroll en la que demuestra que un reloj parado es más preciso que uno que se atrase un minuto al día. El primero es exacto dos veces cada veinticuatro horas, mientras que el otro es exacto sólo una vez cada dos años. «Podías preguntar a continuación», añade Carroll: «¿Cómo voy a saber cuándo
son
las ocho? Mi reloj no me lo dice». «Ten paciencia: sabes que cuando sean las ocho, tu reloj estará bien; por tanto, tu regla ha de ser: tener la mirada fija en el reloj, y en el mismo
instante en que esté bien
, serán las ocho.»
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[6] La canción del Sombrerero parodia la primera estrofa del conocido poema de Jane Taylor,
La estrella
:

¡Tiembla, tiembla, estrellita,

yo no sé lo que serás!

Ahi, encima del mundo,

como un precioso cristal!

Cuando no está el sol ardiente,

cuando nada alumbra arriba,

asomas tu lucecita,

y tiemblas, tiemblas, sin cesar.

El viajero que va a oscuras

agradece tu chispita;

no vería su camino

sino por tu titilar.

En el cielo oscuro estás

y te asomas tras mis cortinas

pues jamás tu ojo cierras

hasta que el sol sale a alumbrar.

Ya que tu pequeña chispita

guía al viajero a oscuras,

aunque no sé qué serás,

tiembla, tiembla, estrellita.

Puede que la parodia de Carroll contenga lo que los cómicos profesionales llaman «chiste interno». Bartolomew Price, destacado profesor de matemáticas de Oxford y uno de los buenos amigos de Carroll, era conocido entre sus estudiantes por el apodo de «El Murciélago». En sus clases tenía indudablemente una forma de revolotear por encima de las cabezas de sus oyentes.
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[7] «Matar el tiempo» [en inglés significa]: llevar mal el compás de la canción.
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[8] Esto se escribió antes de que el té de las cinco se convirtiera en costumbre general inglesa. Pretendía hacer alusión al hecho de que los Liddell a veces servían el té a las seis, hora en que cenaban las niñas. Arthur Stanley Eddington y otros autores menos destacados que se han ocupado de la teoría de la relatividad comparan el Té de Locos, en el que son siempre las seis, con ese modelo de cosmos de De Sitter en el que el tiempo permanece eternamente inmóvil (véase capítulo X de
Space, Time and Gravitation
, de Eddington).
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[9] Las tres hermanitas son las pequeñas Liddell. Elsie es L. C. (Lorina Charlotte); Tillie hace alusión al mote familiar de Edith, Matilda; y Lacie es el anagrama de Alice.

Es la segunda vez que Carroll hace un juego de palabras con el apellido «Liddell». Su primer juego con la semejanza fonética entre «Liddell» y «little» se encuentra en la primera estrofa de su poema preliminar, donde emplea «little» tres veces para referirse a las «crueles Tres» de la estrofa siguiente. Sabemos cómo se pronunciaba «Liddell» porque en tiempos de Carroll los estudiantes de Oxford compusieron el siguiente pareado:

«I am the Dean and this is Mrs. Liddell,

She plays the first, and 1 the second fiddle»

Estos versos aparecen en
The Diaries of Lewis Carroll
, vol. I, pág. 169.
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