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Authors: Blue Jeans

Tags: #GusiX, Infantil y Juvenil, Romántico

Canciones para Paula (53 page)

Deja las mochilas al lado del sofá del salón y se tumba en él. Coge el móvil y lo examina. Quiere hacer esa llamada, quiere oírla, pero no está seguro. Su corazón le dice que sí, que adelante. ¿Qué puede pasar? ¿No se alegrará de escucharlo de nuevo?

¿Y si no responde?

Álex pasa la yema de sus dedos por la pequeña pantalla del teléfono. El nombre de Paula con su número aparece iluminado. Solo le queda pulsar el botón que efectúa la llamada.

Esa misma noche de marzo, en otro lugar de la ciudad.

Sin decir nada a nadie, sube a su dormitorio. Tiene los ojos húmedos, hinchados, y la nariz roja. En el metro se ha intentado tapar la cara con las manos el mayor tiempo posible. No quería que se notara que había llorado.

¿Por qué le ha dicho esa chica todo aquello?

Paula no entiende nada. No comprende por qué Álex no le habló de su novia y de su hijo. "¡Joder, va a ser padre!".

Tampoco sabía que sus sentimientos eran tan fuertes. ¡Enamorado de ella! ¿Desde cuándo? ¡Si se conocieron el jueves!

Es una locura, todo es una completa y absurda locura.

Se sienta en una silla frente a la ventana. Los árboles se balancean dulcemente por el viento frío que esculpe la noche. No hay estrellas ni luna.

¿Y ahora, qué?

Lo mejor es desaparecer, hacerle caso a su novia y no volver a saber nunca más de él.

Sí, es lo mejor. Aunque sea de cobardes. Pero no quiere entrometerse en medio de una pareja y mucho menos ser la causante de una ruptura.

Tiene el ordenador delante. Lo enciende y entra en el MSN como "no conectada". Busca su dirección. Ahí está: [email protected]. Pulsa sobre ella con el botón derecho del ratón: "Eliminar contacto". Duda, pero clica. Una nueva pantalla se abre. Es para verificar que realmente quiere hacerlo. Si lo ratifica, el contacto quedará eliminado de su Messenger para siempre. Para siempre.

Paula está hecha un lío. Lee una y otra vez el
nick
de Álex. "
Tras la pared
. Engánchate y léelo. Puedo vivir sin aire, pero no sin la música". No dice nada de su novia ni de su hijo. Habla solamente de lo que más le gusta, de su libro, de ese que ella misma le ayudó a promocionar el día que lo acompañó a esconder los cuadernillos. Fue divertido y romántico.

¿Fue entonces cuando se enamoró de ella? Ella no hizo nada para que eso pasara, ¿no?

Paula suspira. Recuerda el momento de la FNAC, aquel instante en el que sus labios casi se unen. Pudo suceder. Un beso. Él habría sido infiel y ella también. Ninguno lo buscó, fue cosa del destino. Pero estuvo a punto de ocurrir. Un beso.

¿Qué hace? ¿Qué demonios debe hacer?

Una lágrima se derrama caliente por su mejilla. Le habría encantado seguir conociendo a Álex, su sonrisa, sus enormes ojos castaños, su romanticismo, esa forma de decirle las cosas, de tratarla.

¡Dios!, ¿cómo ha llegado a esto?

El inesperado sonido de su móvil le asusta. Mira la pantallita para comprobar quién la llama. No puede ser. ¡Es Álex! ¡Uff!

Una nueva lágrima que cae y moja el teclado de su ordenador.

Quiere cogerlo, quiere aclararlo todo, decirle que son amigos, solo amigos. Quiere cogerlo, pero no puede ni debe.

El teléfono sigue sonando inmisericorde, como un quejido cruel, insistente. Lo que en otro instante hubiera provocado una sonrisilla feliz, ahora significa una cosa imposible de soportar.

"¡Cógelo, cógelo!", le dice algo en su interior. No. Lo mejor es desaparecer. Va a ser padre. Va a tener un hijo con esa chica. Y ella…, ella no es nadie.

No. No es nadie.

La llamada muere.

Fin.

"Quitar también de mis contactos de Hotmail".

Pulsa en un cuadrito en blanco. Aparece una pequeña señal en verde. Solo falta eliminarlo.

Clic.

Capítulo 74

Esa noche de marzo, en otro lugar de la ciudad.

Aquellas palabras…: "¡Aunque te joda, la quiero a ella, no a ti!".

Diana no puede apartar esa frase de su cabeza. Es como un martilleo constante en su mente. Pero al mismo tiempo no alcanza a creerse que lo que pasó en la casa de Mario haya sucedido de verdad. Es irreal, como un sueño, o más bien como una pesadilla de la que seguro que en cualquier momento se despertará.

Mastica la cena con desgana mientras su ordenador termina de iniciar la sesión. Esa es una de las ventajas que tiene comer siempre en su habitación: puede hacer muchas cosas a la vez.

—Tengo que cambiar este fondo de pantalla —dice en voz alta mientras contempla aburrida el
collage
que ella mismo hizo con fotos de tíos buenos famosos sin camiseta hace ya algunas semanas.

El ordenador continúa haciendo ruidos extraños. Aún no está disponible. Acumula tanta basura en el disco duro de su PC que cada vez le cuesta más arrancar. Precisa de un formateo, pero no sabe cómo se hace. Mario seguro que no tiene ese problema. Ese estúpido es un genio para todas esas cosas, pero también es un gilipollas tratando con chicas.

Un sorbo de agua.

No debería de haberle hablado así. Si está enamorado de Paula y Paula pasa de él, ese es su problema. Ella no tiene por qué aguantar que le griten. Qué capullo. ¿Quién se ha creído que es? Todo lo que le estaba diciendo era la cruda realidad. ¿O es que mintió en algo? La típica historia: chico normalito encaprichado de la chica perfecta a la que conoce desde la infancia, pero que no le hace ni caso; mientras ella sale con todos los tíos habidos y por haber, él espera que ocurra un milagro y la princesa de sus sueños termine rendida en sus brazos.

¡Puag, qué asco! ¿Por qué su madre ha puesto endibias en la ensalada? Las detesta, casi tanto como a Mario.

¿Estará conectado al MSN?

Da igual. Si lo odia. No quiere saber más de él. Y no lo dice por decir, ¿eh? No. Está decidida a olvidarse de ese gilipollas que se ha atrevido a hablarle de esa manera.

¡Puag! ¿Más endibias? Su madre no está bien de la cabeza.

El ordenador por fin da señales de vida. Ha terminado de iniciarse.

Diana deja la bandeja con la cena a un lado y se acomoda frente al PC. El MSN ya se ha activado automáticamente. 697 contactos.
Titití
. Empieza a aparecer una lucecita naranja tras otra en la parte de abajo de la pantalla. Uno que la saluda, aunque no recuerda quién es.
Titití
. Otro que le pide que le ponga la cara.
Titití
. ¿Y este?: "¿Quieres cibersexo?", pregunta. "¡Já! ¡Qué estúpido salido!". No tiene ni idea de quién es, pero lo elimina. Por lo visto no solo va a cambiar el fondo de pantalla sino que su Messenger sufrirá una buena limpieza.

Mario no está conectado. Qué más da. Tampoco le iba a hablar.

Otra lucecita naranja. Alguien más que le escribe.

—Hola, Diana, ¿estás?

¡Anda, es Álex! El tío bueno escritor amigo de Paula. ¡Qué agradable sorpresa! No le vendrá mal charlar un ratito con él para desconectar un poco.

Esa noche de marzo, en otro lugar de la ciudad, delante de su ordenador.

Paula se siente mal. Fatal. No ha bajado a cenar. Le ha dicho a su madre que no se encontraba bien y esta le ha subido un vaso de agua con una aspirina. Luego le ha obligado a tomar un jarabe de esos que usan las madres para todo.

—Es que sales muy fresca a la calle y la temperatura ha bajado muchísimos grados. No estamos en verano.

Paula no ha discutido el diagnóstico. Sabe perfectamente que el dolor de cabeza y las nauseas no son por ese motivo. Aún no puede creerse todo lo que ha pasado en las últimas horas. ¡Ha borrado de su Messenger a Álex! Pero ¿qué podía hacer? ¡Va a ser padre con aquella chica que afirma que su amigo se ha enamorado de ella!

Uff.

Sigue conectada al MSN en modo "invisible". No le apetece hablar con nadie. Además, Ángel no está. Tampoco sus amigas. Ah, sí. Diana sí. Se acaba de conectar. ¿Cómo le habrá ido con Mario? Esos dos seguro que acaban liados. Se nota que se gustan.

Intenta sonreír con la idea, pero no puede. Enseguida vuelve a lo mismo. Es imposible olvidarse de aquella chica diciéndole todo aquello. Nunca más va a saber de Álex. Nunca más.

Ni hoy ni mañana ni…

Pero, un momento. No se acordaba de que… ¡su cumpleaños! ¡El sábado! ¡Y Álex está invitado!

Mierda. ¿Y ahora qué hace?

Esa noche de marzo, en un lugar alejado de la ciudad.

Como suponía, no le ha cogido el móvil.

No debería haberla llamado. Ahora, además de las ganas de hablar con ella, le invade una fuerte tristeza por dentro, una desolación difícil de controlar.

Álex se muere por saber algo de Paula.

¿Y si está conectada al MSN?

Sube a su habitación con el portátil, entra en el cuarto y se tumba en la cama. Lo enciende y rápidamente entra en el Messenger.

Busca entre sus amigos. Nada, no está, su nick aparece entre los "no conectados".

Por lo que parece, va a ser imposible hablar con Paula. Y la necesita.

La que sí aparece conectada es Diana. Quizá sepa algo.

—Hola, Diana, ¿estás?

—Sí, estoy, hola. Qué sorpresa —contesta la chica a los pocos segundos.

Álex sonríe y escribe.

—¿Cómo estás?

—Bueno, he estado mejor.

—Vaya. ¿Problemas?

—Todos los tenemos, ¿no? Pero ya casi se me ha pasado.

—Pues espero que pronto se te pase del todo.

—Seguro que sí. Gracias —responde la chica, acompañando sus palabras de un icono sonriente.

—¿Sabes algo de Paula? No está conectada.

Diana resopla. Otro que le habla de Paula… ¿No hay otro tema de conversación?

—No, no sé nada. Estuve con ella estudiando por la tarde, pero no sé dónde estará.

—Ah. Es que la he llamado, pero no me coge el teléfono.

La chica piensa un instante. ¿No había quedado Álex con Paula? Sí, por eso se fue de la casa de Mario

—¿No ha estado contigo?

—¿Conmigo?

—Sí. Estábamos estudiando con un amigo y nos dijo que se tenía que ir porque había quedado contigo.

—Qué raro… Yo no había quedado con ella hoy.

—Sí que es raro. Me dijo, además, que tenías algo que contarle y que no sabía qué era. Estaba intrigada.

Álex se sienta en la cama, cruza las piernas una sobre otra y se pone el portátil encima. No comprende nada. Además, empieza a preocuparse.

—Yo no le he dicho nada de eso a Paula. No sé de qué me estás hablando.

Diana se frota la barbilla. ¿Le ha mentido su amiga? ¿Por qué motivo? Es muy extraño. Paula no parecía que le estuviera ocultando nada cuando le dijo que se tenía que ir con Álex. Quizá solo fue una excusa para dejarla a solas con Mario. No, muy rebuscado. ¿Y si le ha pasado algo?

—Álex, ¿estás seguro de que no habías quedado con ella?

—Que no. ¿Cómo me iba a olvidar de algo así?

—¿Y dices que no te coge el móvil?

—No, no lo coge.

Los dos comienzan a alarmarse de verdad. Nervios. Nada encaja en esta historia.

¿Dónde se ha metido Paula?

La respuesta no se hace esperar, porque en esos instantes en e1 MSN de Diana aparece conectada, pero como "no disponible" la chica desaparecida.

Esa misma noche de marzo, Paula escribe en su ordenador mientras Diana lo hace en el suyo.

"Diana, no me preguntes el motivo, pero tienes que decirle a Álex que no vaya a la fiesta que estáis preparando para mi cumpleaños. Es muy importante. Invéntate algo

o no sé. Confío en ti para que me hagas este gran favor. Perdona por pedirte esto. Ya te lo explicaré todo con tranquilidad".

Paula pulsa el "enter" de su ordenador y espera la respuesta de su amiga.

Sin embargo, lo que llega es un aviso de error. "Joder". Debe de ser porque está en "no conectado". A veces sucede.

Prueba otra vez. No hay nada que hacer. De nuevo el mismo mensaje indicando que el comentario no ha llegado a su destino. Tendrá que conectarse.

Resopla. No le apetece hablar con nadie, pero es primordial que Diana haga lo posible para que Álex no asista a su cumpleaños. No pueden verse.

La chica lleva el cursor hasta el nick y cambia su estado a "No disponible". Se da prisa por pegar y enviar de nuevo el mensaje, pero Diana se anticipa y la saluda al segundo de conectarse.

—Hola, Paula.

Mierda. Ahora no quedaría bien mandarle el "copia y pega" de antes y desaparecer…

—Hola, Diana.

—Menos mal que apareces. Nos estábamos empezando a preocupar mucho.

—¿Y eso? —pregunta extrañada. No entiende el motivo. Además, está hablando en plural. ¿Se refiere al resto de las Sugus?

—Es que estoy hablando con Álex y me ha contado que no has ido a la cita que dijiste que tenías con él. Para ser exactos, me ha dicho que ni siquiera quedó contigo. Y que no le coges el teléfono.

Uff.

Álex se ha enterado. "¡Joder! ¿Y ahora?". No sabe qué decirle a su amiga. ¿Hasta dónde le puede explicar lo que ocurre?

Diana, por su parte, en esos instantes le escribe a Álex. Le dice que Paula ha aparecido y que está hablando con ella. Pero el chico no comprende por qué le sigue apareciendo como "no conectada". ¿Un error del MSN?

—¿Estás bien? —pregunta Diana, al ver que Paula no continúa escribiendo.

—Mira, no puedo contarte ahora lo que pasa. Tienes que confiar en mí. Ya te lo explicaré todo con detalle. Pero no le digas a Álex que estás hablando conmigo.

—¿Cómo? Ya lo he hecho. Dice que no te ve conectada.

—¡Joder! Dile que me he ido, por favor, que tenía prisa. Por favor te lo pido, Diana.

Diana hace caso a su amiga ante la alarma y la insistencia de esta. Algo grave está pasando. Le escribe a Álex que Paula está bien, pero que se ha tenido que marchar rápidamente a cenar porque la llamaba su madre aunque ha quedado en que ya le contaría qué ha pasado. El chico no está muy conforme con la explicación, pero se resigna. Diana le pide que espere unos minutos, que tiene que llamar por teléfono a su amiga Miriam para unas cosas de clase. Miente, pero necesita hablar con Paula.

—Ya se lo he dicho, que has ido a cenar.

—Gracias, Diana. Perdona por este marrón. Te debo una.

—No pasa nada. Pero ¿qué te ha pasado con él? ¿Lo has eliminado de tu MSN?

—Sí. He tenido que hacerlo.

—¿Por qué?

—Es muy largo de contar. Ya te lo explicaré.

—Hazlo ahora. Tengo tiempo. Empieza. No me vas a dejar así.

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