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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (50 page)

"Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso". Dice muchas veces que el amor conquista el mundo y todos sus temores, cuitas y ansiedades. Habla de algo que puede ser despertado en nosotros y que es más fuerte que toda otra cosa en la vida. Habla de algo que invierte los signos en nosotros y lo hace de tal modo que lo que era activo se vuelve pasivo y lo que era pasivo se vuelve activo. Sobre este particular es preciso recordar la enseñanza del Trabajo sobre la Personalidad y la Esencia, cómo la Personalidad es activa y la Esencia pasiva, y cómo un hombre debe experimentar una completa inversión dentro de sí para que la Personalidad se vuelva pasiva y la Esencia activa, de modo que es nacido
otra vez.
No tenemos indicación alguna sobre el método de la escuela a la que perteneció Juan, pero se ve muy bien que era una escuela de Bhakti Yoga, y vemos asimismo cómo en la Tercera Epístola alguien llamado Diótrefes ha entrado en esa escuela y aparentemente trataba de enseñar otro método. Juan dice que gustaba de estar en primer lugar. Ahora bien, la preeminencia pertenece al amor ordinario que es el amor de sí. En los Evangelios todo lo que se refiere al amor evidentemente no tiene nada que ver con el amor de sí. Cuando los discípulos discutieron sobre la preeminencia, se les dijo que para ser grandes en el sentido del Reino de los Cielos debían convertirse en sirvientes. El mundo y su psicología está en contraste en nosotros con el Reino de los Cielos y su psicología, que es algo totalmente diferente. Cuando el Trabajo habla del "Yo" Imaginario, de la Falsa Personalidad, etc., intenta hacernos tomar otro rumbo, orientarnos hacia una nueva psicología de nosotros mismos que en su esencia es llamada en los Evangelios el Reino de los Cielos. Juan habla de ese amor, y no del amor al mundo, y refiriéndose a ese amor dice: "Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo". Y agrega, hablando del hombre individual y de sus apegos e identificaciones: "Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre". Si todos pudiéramos aferrarnos a esa cuerda de la que habla el Trabajo y mantenernos sujetos, comprenderíamos mejor lo que Juan quiso decir y lo que quiere decir el Trabajo. Cuando la valoración del Trabajo es grande nos fortalece interiormente, prescindiendo de lo que puede sucedernos en la vida. Ya no tenemos que ponernos a prueba en la vida, que mantener nuestra Falsa Personalidad, nuestra reputación, porque hemos empezado a obedecer a algo enteramente nuevo: la enseñanza del Trabajo. Y esto mantiene en nosotros algo eternamente joven y vivo. Pero esto significa que debemos buscar el alimento en otro lugar y, luego de pasar por la puerta llamada observación de sí, hallamos lo que realmente necesitábamos y lo que realmente podemos obtener. Al cabo de un tiempo tenemos vislumbres de lo que significa ese amor del que habla Juan, y al que el Trabajo llama amor consciente, porque en cuanto dejamos de jugar con nosotros mismos, también dejamos de hacerlo con los otros. Y en lugar de intentar encontrarlos y conocerlos desde fuera hacia dentro, empezamos a sentirlos y conocerlos desde dentro hacia fuera. Empezamos a sentir una existencia común que carece de pasión, y que es simplemente lo que es sin que sea necesaria otra definición. Cuando llegamos a este punto de la experiencia interior comprendemos, aunque confusamente, qué es el amor consciente. Pero a no ser que nos hayamos separado de nuestras invenciones, imágenes y falsedades, no podremos alcanzar ese punto, que es indefinible. Sólo alcanzamos este punto por medio de algo más fuerte que la vida. Si el Trabajo, los Evangelios, todo el esoterismo no tuvieran algo más fuerte tras ellos que todo lo que existe en la vida, nunca alcanzaríamos ese punto. Pero es preciso comprender que para alcanzar ese punto son necesarias inacabables luchas, infinitos fracasos, confusiones e incertidumbres, porque somos nosotros mismos quienes debemos conquistar ese punto por medio de la elección interior. En el pasado, en todas las edades, muchos han alcanzado este punto, y nos han comunicado su fuerza. Esperemos que podamos alcanzar este punto para comprender que el perfecto amor echa fuera el temor. Por cierto, si nos damos por supuesto, si nos tomamos como una unidad, si nunca permitimos que el Trabajo nos desconcierte, no hay esperanza alguna de alcanzar este punto. Sólo el "Yo" Real puede amar conscientemente. El Trabajo todo trata de alcanzar el "Yo" Real. Se ocupa de los "Yoes" que debemos abandonar por propia elección. Intentemos fortalecer en nosotros el sentimiento del Trabajo y de todo cuanto está relacionado con él a través de las edades, y no seamos simplemente criaturas del momento.

Birdlip, 10 de febrero, 1945
La doctrina de los "yoes" III. — Comentario acerca de las
observaciones que se hicieron sobre "la doctrina de los 'yoes'" (II)

Por mucho tiempo todos hemos intentado fundar este Trabajo sobre nuestra propia valoración en lugar de hacerlo sobre la valoración del Trabajo mismo. Intentamos, por así decirlo, añadir el Trabajo a lo que ya somos. Esto es edificar sobre la arena, para emplear una metáfora de los Evangelios. Nadie puede añadir el Trabajo a lo que es al presente porque tomaría como punto de partida algo que no es real. El Trabajo sólo puede partir de lo que es genuino, no puede tener como punto de partida a la Falsa Personalidad. El Trabajo no debería ser localizado en la superficie de nosotros, es decir, en el lado de la Personalidad; pero al principio no es posible evitarlo. Cuando el significado del Trabajo penetra más profundamente nos damos cuenta de que no podemos tomarlo como algo simplemente añadido a la superficie de nosotros mismos. El Trabajo busca producir un cambio radical en nosotros mismos. En una reciente disertación hemos hablado de la mentira. Algunos "Yoes" son más sinceros y algunos "Yoes" son menos sinceros en relación con el Trabajo, y la mayoría de los "Yoes" lo aborrecen, Una persona suele aferrarse al Trabajo a través de la Personalidad sin ver sus implicaciones más profundas. Entonces lo contempla como una alternativa contraria a la vida y ve al Trabajo como un opuesto a su vida ordinaria. Nunca comprenderá que la vida puede llegar a ser su maestra. Se contentará con pensar que para estar en el Trabajo debe de una manera u otra abandonar la vida y, por así decirlo, entrar en un monasterio, donde se libera de la vida externa. Pero esta no es la idea del Cuarto Camino, que está en la vida y es aplicado a uno mismo, cuando es aplicado, en medio de la vida. El Trabajo no dice nada acerca de abandonar la vida, pero dice muchas cosas acerca de cambiar nuestras relaciones con ella, con nuestra personalidad de vida, con nosotros mismos y con los otros. Supongamos que por medio de la observación de sí uno empieza a advertir que tiene "Yoes" cuyas ambiciones y motivos le disgustan. De pronto llega a comprender de qué trata el Trabajo. Esto no quiere decir que uno tenga que abandonar la vida. Significa simplemente que encara la vida y la contempla desde un punto de vista diferente. De hecho, uno suele hacer las cosas mejor en la vida de lo que las hacía antes. Pone más cuidado, no sólo hacia la vida sino hacía sí mismo. Desde ese momento su Karma empieza a cambiar. El Trabajo habla muy escasas veces del Karma. El Karma es la maraña de causas y efectos que se ha establecido en usted debido a sus acciones. La idea del Karma fue introducida en el Trabajo en relación con las leyes bajo las cuales estamos. El Trabajo dice que estamos bajo la Ley del Accidente, o la Ley del Destino, o la Ley de la Voluntad, pero agrega después que asimismo estamos bajo la Ley de Causa y Efecto, que está entre la Ley de Accidente y la Ley del Destino. Si un hombre pudiera hacer conscientemente y sin identificarse lo que hace, cambiaría su Karma, es decir, la línea de causa y efecto personal. Pasaría entonces bajo la Ley del Destino que es una causa y un efecto más profundos, y cambiando su Esencia podría llegar al punto de cambiar su Destino y a colocarse bajo la Ley de la Voluntad. Desde luego, si se quisiera
voluntariamente
este Trabajo y todo cuanto enseña, trascenderíamos la Ley del Accidente, la Ley de Causa y Efecto y la Ley de nuestro Destino. La Ley de nuestro Destino está determinada por la calidad de nuestra Esencia. En la Esencia están almacenadas cosas de las que nada sabemos pero que pertenecen a Recurrencias previas. Es sabido que si la Esencia cambia ya no tenemos más la misma vida, pero si la Esencia permanece igual sea cual fuere la Personalidad que hemos construido en la vida, estamos destinados al mismo ciclo de experiencias debido al nivel de nuestra Esencia. Atraeremos más o menos la misma vida y estaremos sujetos a las mismas pruebas y tribulaciones, las mismas dificultades, en suma, la misma vida. La idea es muy fácil de comprender. Significa que lo que un hombre es realmente siempre atraerá las mismas experiencias porque las querrá sin saberlo. El objeto del Trabajo es el de cambiar la Esencia misma, donde está la Voluntad Real. Si se carece del poder de observación de sí, si no se puede ver a través de sus "Yoes", si se toma uno a si mismo por supuesto, no cambiará su Esencia. Supongamos que concuerde con sus "Yoes" en la Falsa Personalidad, y toda esa desdichada maraña de cuentas interiores que hacen, si siempre deseó la comodidad, la fama, la riqueza, o las alabanzas, tendrá naturalmente, como opuestos a estas cuatro cosas, tendrá horror a la miseria, a la oscuridad, a la pobreza, o a las críticas. Tomemos las
críticas
y su opuesto las
alabanzas.
Permítame que le haga esta pregunta:

¿Cree que lo más genuino y real en usted —esto es, la Esencia— puede crecer por medio del deseo de alabanzas? No es difícil comprender que eso es imposible, y tenemos aquí un aspecto muy interesante de la observación de sí, es decir el observar qué parte de su felicidad ordinaria depende de ser alabado. O asimismo, tomemos la
fama
y su opuesto la
oscuridad:
¿no ha advertido en usted los "Yoes" que desean la fama, que desean ser mejores que las otras personas, aquellos "Yoes" que desean exhibirse? Le aconsejo que se divierta con ellos porque nunca será capaz de vencerlos. Hay cierta manera interior de burlarse de sí mismo que es extremadamente útil en el Trabajo. Aquellos "Yoes" que inventan nuestra vida y se ocupan de esas imágenes de nosotros son los "Yoes" que debemos ver porque hacen de nuestra vida una constante mentira, ese constante desasosiego exterior, esa constante auto-justificación fundada en 'Qué buen muchacho soy'. Recuerdo que en una oportunidad en que me auto justificaba de modo exagerado, O. me dijo en presencia de mi mujer: "Pues bien, Nicoll, ¿es cierto o no?" y de pronto comprendí que no era cierto y sentí una extraordinaria quietud en mí mismo. Entendí lo que significaba la mentira, qué eran los "Yoes" mentirosos, cómo estaba mintiendo, y de ello saqué en limpio gradualmente que toda la inquietud es debida a la mentira, a la falsedad. Comprendí que yo no era ese "Yo" mentiroso sino otra cosa que el Trabajo intentaba mostrarme, que en mí había algo real, y que lo que constantemente intentaba hacer y decir era todo fingimiento y deseo de mantener alguna ficción que había ideado sobre mí mismo. Este fue uno de mis momentos de comprensión de lo que trata el Trabajo. Empecé a comprender lo que significaba toda la enseñanza acerca de la Falsa Personalidad, comencé a ver lo que significa el "Yo" Imaginario y que había algo tras todas esas falsedades que el Trabajo intentaba alcanzar y de lo cual trataba de que fuéramos conscientes y que ello no era una pérdida sino un beneficio. Es preciso que entiendan que este fue sólo un momento de comprensión pero tenía un sabor que nadie puede olvidar. Entonces me fue posible comprender cómo la mayoría de nuestros "Yoes" dicen mentiras, y cómo por medio de mentiras intentan luchar con la verdadera vida y mantener algo que no es uno mismo.

Pero, qué difícil es todo esto, y qué prolongada lucha se inicia en este punto de percepción interior. ¿No se han observado alguna vez cuando discuten acaloradamente, llenos de justa indignación, sintiéndose agraviados, y de pronto advierten que todo era mentira? ¿O han llegado al punto de ver realmente que todo su sufrimiento es una mentira, y experimentado esta extraordinaria calma interior que resulta de ver la verdad sobre sí mismo? Porque así como todas las mentiras nos llenan de inquietud, así la verdad nos calma y hace que estemos en paz con nosotros mismos. Aquí todos andamos por la vida rodeados de "Yoes" falsos y mentirosos, "Yoes" que fingen, 'Yoes' que están llenos de invenciones, decepciones y engaños, y nos encontramos con otras personas que están en una situación similar y esperamos ponernos en contacto con ellas o comprenderlas, o, lo que es aun más horrible, ayudarlas a salvar su vida. ¿No dan ganas de reír? ¿Acaso no se parece a un ciego que quiere guiar a otro ciego? Por esta razón es tan necesario ver los "Yoes" en nosotros mismos y ver cómo mienten. Basta estar de acuerdo un momento con uno de esos 'Yoes' inventados y dejarlo hablar, y en un instante se produce un tumulto en su interior y antes de que sepa dónde está ya se ha identificado probablemente con ese "Yo". Usted dijo "Yo" a ese yo falso y éste lo tiene a usted en su poder, y se levanta de la silla y va a visitar a la persona en cuestión y le dice todas las cosas que ese "Yo" quiere que diga —y quizá durante todo ese tiempo cree que se está comportando conscientemente.

Ahora bien, el Trabajo dice que debemos intentar vivir más conscientemente tanto hacia nosotros mismos como hacia los otros, y la manera de hacerlo es llegar a ser consciente de nuestros "Yoes", en especial de nuestros "Yoes" negativos. Es maravilloso lograr un estado de conciencia desde el cual se puede ver a los "Yoes" que desean comportarse de cierta manera o decir ciertas cosas, si el poder del Trabajo es tal que permite evitarlos y no decir lo que se podría haber dicho mecánicamente con tanta facilidad. Y aun cuando esos "Yoes" están pensando dentro de usted, usted tiene otros pensamientos más poderosos que provienen del Trabajo. Muchas veces es posible vencerlos por breve tiempo pero después, al estar más dormido, aquellos "Yoes" que se negó a acompañar regresan de repente y lo atacan, y escribe una carta o telefonea o sale y va a ver a una persona y todo permanece como era antes, y así agrega un eslabón más a la cadena kármica de causa y efecto. Sin embargo, por haberse separado de esos "Yoes" durante un breve tiempo las cosas mejoran un poco, en especial si al relevarlos siente disgusto por ellos, tiene conciencia de ellos, aun cuando no pueda controlarlos. En esto estriba todo, en no creerles. Así se comienza a separarse de ellos. Al cabo de un tiempo, cuando su experiencia sea mayor en el Trabajo, descubrirá que es preciso hacer muchas otras cosas antes de poder liberarse de esos "Yoes" que quieren mantener su vida en un nivel inferior. Quizá tenga que trabajar sobre algo muy diferente, su pereza, su falta de poder de concentración, su letargo al recibir las nuevas impresiones. Quizá tenga que esforzarse mucho por cosas nimias que antes ignoraba. Tal vez tenga que aprender algo que creía conocer, como no olvidar el paraguas, ejemplo que una vez dio O. La razón de ello es que en nuestra psicología y su conjunto, todo está interrelacionado. Todo lo que nos ensancha es una ayuda para el trabajo general sobre nosotros mismos. En el Cuarto Camino se supone que somos capaces de comprender hasta cierto punto todos los aspectos de la vida, de conocer algo sobre todas las cosas. El Trabajo dice que es preciso trabajar contra la ignorancia en todas sus formas. Toda la enseñanza esotérica lo dice. Si vivimos en las pequeñas partes de los centros nuestra base es mala: somos demasiado mezquinos y entonces el trabajo es muy difícil. Se supone que el Trabajo ha de ensancharnos en todos los sentidos y hacer que nuestra perspectiva de vida sea más amplia y más inteligente. Si se trabaja desde una base demasiado estrecha es probable que no se logre resultado alguno. El Sr. O. dijo una vez: "¿De qué les sirve intentar estudiar el conocimiento especial del Trabajo si no han obtenido de la vida un conocimiento ordinario?" En aquella época hablaba del Hombre Equilibrado y decía que era la primera etapa hacia la meta, o sea el hombre cuyos centros se han desarrollado hasta cierto punto, por medio del esfuerzo, y subrayaba que en el Cuarto Camino, que está en la vida, la gente debe conocer todo lo que pueda sobre las cosas más diversas, para recibir impresiones de todos los lados de la vida. Decía que la ignorancia era una maldición, y que era imposible que las gentes muy ignorantes encontraran el Cuarto Camino, y que si lo hacían accidentalmente, les era imposible entender de qué trataba o lo tomaban de una manera absurda. Me habló de un joven que había entrado en el Trabajo: "Es muy ignorante. Aprende el Trabajo y cree saber algo, pero en él no tiene nada con lo cual compararlo. No ve que el conocimiento del Trabajo es muy diferente de todo lo que podría haber aprendido de la vida, porque nunca aprendió nada de la vida. No tiene nada con lo cual poder contrastar su conocimiento, nada contra lo cual pueda luchar en sí mismo. Un hombre debe estar en la vida y conocerla antes de poder apreciar de qué trata esta enseñanza. De otro modo da todo por sentado como si fuera la vida. Esta es siempre la dificultad que se presenta con los jóvenes y a menudo con gente de más edad que sin saber nada entran en el Trabajo. Oyen hablar del Trabajo antes de haber intentado aprender algo de la vida y este es un orden incorrecto". Estaba diciendo que el Trabajo debe entablar una lucha dentro de uno mismo, y subrayaba el hecho de que a no ser que el Trabajo entable esa lucha no tiene poder para obrar sobre nosotros. El Trabajo entonces va directamente a la Falsa Personalidad. Por cierto, el Trabajo en la gente de más edad va a la Falsa Personalidad, pero eventualmente puede entablar una lucha. Una persona que para empezar posee un Centro Magnético, y puede observarse a sí misma, es capaz de ver cómo el Trabajo está en la Falsa Personalidad, y esto al principio acrecienta su ambición y su amor propio y la hace buscar cierta clase de preeminencia. Pero como la calidad del Trabajo es muy diferente de la perteneciente a la Falsa Personalidad, si hay un Centro Magnético, al cabo de un tiempo se produce una separación entre la Falsa Personalidad y aquellos 'Yoes' que desean trabajar. Cuando esto sucede el Trabajo ya ha empezado a obrar sobre una persona y, si esta persona debido a muchas acciones desconocidas en el pasado ha logrado hasta cierto punto la posibilidad de un cambio interior, entonces aquellos 'Yoes' que están allí se hacen cada vez más observables y comienza el gran proceso de la separación interior. En términos generales, la Personalidad se hace más pasiva y el verdadero ser esencial empieza a desarrollarse con todo el discernimiento y las percepciones emocionales que lo acompañan, y que conducen gradualmente hacia una comprensión de las influencias de los Centros Superiores. Pero mientras sigamos considerándonos como una unidad, esto es imposible.

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