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Authors: Clive Barker

Tags: #Terror

Libros de Sangre Vol. 2 (41 page)

—¿Qué te parece, eh?

Padre no estaba impresionado.

—No soy gran cosa, ¿verdad?

—Tú lo has dicho, hijo.

—Bueno, siempre he andado con cuidado, como me decías tú. No quedan bastardos; nadie me va a pedir cuentas de nada.

Eso le encantó.

—No sería un hallazgo agradable para nadie, ¿no es cierto?

Padre estornudó y se sonó tres veces la nariz. De izquierda a derecha, otra vez de izquierda a derecha, y la última de derecha a izquierda. Siempre igual. Luego desapareció.

—Mierda de basurero.

Un tren de juguete pegó un largo e intenso bocinazo al pasar y Gavin levantó la vista. Ahí estaba —él mismo—, a unos cuantos metros, completamente inmóvil. Llevaba la misma ropa con que salió del piso hacía una semana. El uso constante la había raído y arrugado. Pero ¡qué carne! Tenía la carne más radiante de lo que jamás la hubiera tenido él. A la escasa luz de la llovizna casi relumbraba; y las lágrimas que su sosias tenía sobre las mejillas realzaban la belleza de sus rasgos.

—¿Qué te pasa? —preguntó Gavin.

—Siempre lloro cuando vengo aquí. —Se acercó hacia él sorteando las tumbas; la grava crujía a su paso y la hierba se volvía mullida. Un efecto totalmente conseguido.

—¿Has estado antes aquí?

—Sí. Muchas veces con los años…

¿Con los años? ¿Qué quería decir con eso de «con los años»? ¿Había llorado en ese cementerio a las personas que había matado?

A guisa de respuesta le dijo:

—… vengo a visitar a Padre. Dos o tres veces al año.

—No es tu padre —precisó Gavin, divertido por el equívoco—. Es el mío.

—No veo lágrimas en tu rostro —dijo el otro.

—Siento…

—No sientes nada —le acusó su otro yo—. Para ser sincero contigo mismo, no sientes nada de nada.

Era la pura verdad.

—Mientras que yo… —empezaron a rodarle las lágrimas, le goteó la nariz—, lo echaré de menos hasta que me muera.

No estaba haciendo indudablemente más que teatro, pero aun así tenía los ojos anegados de dolor y los rasgos arrugados hasta hacerse feos de tanto llorar. Gavin sólo había cedido a las lágrimas en contadas ocasiones: le hacían sentirse débil y ridículo. Pero su doble estaba orgulloso de llorar, exultaba al hacerlo. Era el exponente de su triunfo.

Ni siquiera cuando Gavin comprendió que había sido vencido pudo encontrar en su fuero interno algo remotamente parecido al dolor.

—Adelante —dijo—. Haz pucheros. No te cortes.

La criatura no le escuchaba.

—¿Por qué es todo tan doloroso? —dijo después de una pausa—. ¿Por qué es la ausencia de alguien lo que me hace humano?

Gavin se encogió de hombros. ¿Y él qué sabía o por qué le había de importar el delicado arte de ser humano? La criatura se sonó la nariz con la manga, sorbió el moquillo y trató de sonreír pese a su desdicha.

—Lo siento —dijo—, estoy haciendo el ridículo. Perdóname, por favor.

Aspiró con intensidad, tratando de recobrar la compostura.

—No te preocupes —contestó Gavin. Esa demostración le incomodaba; de buena gana se habría marchado.

—¿Son tus flores? —le preguntó al dar la espalda a la tumba.

Asintió.

—Odiaba las flores.

La criatura retrocedió.

—Ah.

—De todas formas, ¿qué sabrá él?

Sin echarle una última mirada a la efigie, se dio la vuelta y tomó el camino que pasaba junto a la iglesia. A los pocos metros, su otro yo le gritó:

—¿Puedes recomendarme un dentista?

Gavin hizo una mueca y continuó andando.

Ya casi era la hora de salida del trabajo. La arteria que pasaba junto a la iglesia estaba atestada de coches: tal vez fuera viernes y los primeros fugados se apresuraban a llegar a casa. Faros deslumbrantes pasaban a toda velocidad; las bocinas sonaban.

Gavin se metió en medio del tráfico sin mirar a un lado o a otro, ignorando los chirridos de los frenazos y las maldiciones, y se puso a deambular por entre los coches como si estuviera paseando por el campo.

La aleta de un coche lanzado le rozó la pierna, otro estuvo a punto de arrollarlo. Sus prisas por llegar a alguna parte, por llegar a un lugar del que anhelarían inmediatamente volver a partir, resultaban cómicas. Que se enfurecieran con él, que lo aborrecieran, que vislumbraran su rostro desprovisto de rasgos y llegaran a casa con pesadillas. Si todo salía bien, aterrorizaría a alguien que pegaría un volantazo y lo atropellaría. Qué más daba. En lo sucesivo se ponía en manos del azar, iba a ser su portaestandarte.

Nota acerca del autor

Clive Barker nació el 5 de octubre de 1952 cerca de Penny Lane, Liverpool. Después de ir a la escuela en esa ciudad, entró en la Universidad de Liverpool para estudiar Literatura inglesa y Filosofía. A la edad de veintiún años, se mudó a Londres, donde formó una compañía de teatro para representar las obras que estaba escribiendo y trabajó en ese medio como escritor, director y actor. Muchas de estas primeras obras contenían los elementos oníricos, fantásticos, eróticos y terroríficos que se convertirían más tarde en parte de su obra literaria. Las obras que representó fueron
History of the Devil, Frankenstein in Love, Subtle Bodies, The Secret Life of Cartoons
, y una obra sobre su pintor favorito, Goya, titulada
Colossus
. La editorial HarperPrism publicó en un solo volumen titulado
Incarnations
las obras
The History of the Devil, Frankenstein In Love
, y
Colossus
.

Las cualidades imaginativas que eran parte fundamental del trabajo teatral de Clive Barker encontraron su plasmación literaria en forma de historias cortas, a las que empezó a dedicarse al final de sus años veinte. Los primeros relatos publicados forman los tres primeros volúmenes de los
Books of Blood
. Tuvieron un éxito modesto en el Reino Unido, pero con la publicación del libro en los Estados Unidos y la aparición de su primera novela,
The Damnation Game
, empezó a ganarse el favor tanto de los lectores como de los críticos.

Tres volúmenes más de los
Books of Blood
siguieron a los anteriores, publicados en el Reino Unido como
Book of Blood
, Volumes 4-6, y retitulados en Estados Unidos como T
he Inhuman Condition, In the Flesh
, y
Cabal
. En este punto muchos de sus libros estaban empezando a ser traducidos, y actualmente cuentan ya con publicaciones en más de quince idiomas.

En 1987, tras la adaptación de dos de sus historias al cine (
Rawhead Rex
y
Transmutations
), cuyo resultado no le agradó mucho, decidió dirigir una película él mismo. El resultado fue
Hellraiser
, basada en la novela corta
The Hellbound Heart
. La película desarrolló todo un culto a su alrededor y desde entonces ha dado lugar a varios cómics y a tres secuelas:
Hellbound: Hellraiser 2
, dirigida por Tony Randal,
Hellraiser III: Hell on Earth
, dirigida por Tony Hickox, y
Hellraiser: Bloodline
. Clive Barker adaptó también su relato
Cabal
en
Nightbreed (Razas de noche)
, que dirigió él mismo.

Tras la publicación de las novelas
Weaveworld
y
The Great and Secret Show
, aparecieron varias publicaciones relacionadas con su obra: adaptaciones gráficas de su relato
Tapping the Vein
y dos libros de gran formato sobre su trabajo artístico titulados
Clive Barker: Illustrator, Volume I and II
.

Sus siguientes obras fueron la fantasía épica Imajica y una fábula infantil ilustrada titulada
The Thief of Always
, una línea de comics de superhéroes para Marvel llamada
Razorline
, y una exposición personal en la Bess Cutler Gallery de New York. Clive fue productor ejecutivo del conocido film
Candyman
, dirigido por Bernard Rose, basado en su relato
The Forbidden
, y de
Candyman 2: Farewell to the Flesh
, dirigida por Bill Condon. Recientemente, ha publicado
Galilee, Everville
, la secuela de
The Great and Secret Show
, el
Second Book of the Art
, y
Sacrament
, una fantasía oscura para todas las edades. Su proyecto cinematográfico más reciente es
Lord of Illusions
, que escribió, dirigió y coprodujo. Entre los últimos proyectos en los que ha participado se encuentra una animación basada en
The Thief of Always
, una miniserie sobre
Weaveworld
; un juego para pc titulado
Extosphere
y una fantasía para niños titulada
Abarat
, cuyos derechos cinematográficos ha adquirido Walt Disney.

Aunque Clive se ha mudado a Los Angeles y está actualmente implicado en varios proyectos para la pequeña y la gran pantalla, su pasión siguen siendo los libros. Entre sus influencias literarias menciona las obras de Edgar Allan Poe, Ray Bradbury, Herman Meville, William Blake, Will Burroughs, Arthur Machen y tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Acerca de sí mismo, Clive afirma que su entusiasmo como artista no radica en ningún medio en particular, si no en el acto de imaginar. Sus libros, películas, pinturas y obras de teatro, aunque pueden parecer muy dispares en contenido, muestran diferentes partes del mismo paisaje, el mundo sus dos orejas, y la motivación que le mueve a escribir y a dibujar son las imágenes y escenas que se elevan desde su subconsciente, sin avisar, dramatizando elementos de su yo más profundo.

Clive Barker se confiesa Jungiano, la escuela psicológica más seguida en Europa, y no Freudiano, como se suele estilar en América. Cree en la existencia del subconsciente colectivo, un fondo de imágenes e historias que pertenecen a todo el mundo, y piensa que el artista que se adentra en lo fantástico crea historias o dibujos que recrean la erupción de ese subconsciente en nuestra vida diaria. Con su ficción espera ayudar a comprender nuestros sueños secretos y a entender la profunda intimidad que compartimos con cada uno de los otros seres humanos.

Quienes estén interesados en conseguir más información sobre Clive Barker y su obra pueden visitar su página oficial:
http://www.clivebarker.com/

CLIVE BARKER, (Liverpool, Inglaterra, el 5 de octubre de 1952) es un escritor, director de cine y artista visual. Estudió Inglés y Filosofía en la Universidad de Liverpool.

Barker es uno de los más aclamados autores de horror y fantasía, comenzando con escritos de horror al principio de su carrera, recogidos en la serie Libros de Sangre (Books of Blood), y la novela faustiana El juego de las maldiciones (The damnation game). Posteriormente se trasladó hacia el género de la fantasía moderna con toques de horror. El estilo más característico de Barker es la idea de que existe un mundo subyacente y oculto que convive con el nuestro (una idea que comparte con Neil Gaiman), el rol de la sexualidad en lo sobrenatural y la construcción de mitologías coherentes, complejas y detalladas.

Cuando se publicó Libros de Sangre en los Estados Unidos en una edición barata, la originalidad, intensidad y calidad de las historias hicieron que el popular autor Stephen King dijera de Barker: «He visto el futuro del horror y su nombre es Clive Barker» (parafraseando una famosa frase que se dijo de Bruce Springsteen en sus comienzos)

Notas

[1]
Busby Berkeley. prolífico director inglés de películas comerciales de los años treinta.
(N. de T.)
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[2]
La polisemia de la palabra inglesa litter («camada» y «basura») no permite conservar el juego de palabras original en la traducción española.
(N. de T.)
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[3]
Rawhead, en el original, significa literalmente «cabeza cruda». Su acepción corriente es la de «hombre-lobo».
(N. de T.)
<<

[4]
Glassy, en el original permite hacer un juego de palabras por derivar de glass («cristal» y, a la vez, apellido del protagonista).
(N. de T.)
<<

[5]
Ave grande e incapaz de volar, extinguida desde finales del siglo XVII. En inglés se suele utilizar como calificativo de una persona cuyas ideas o forma de actuar están pasadas de moda.
(N. de T.)
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