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Authors: Bret Easton Ellis

Tags: #Drama, Relato

Los confidentes (18 page)

Es jefe de producción de unos estudios de aquí y nos presentaron en una de las famosas fiestas de mi abuelo y nos hicimos amigos. Tiene un Ferrari 308-GTB y fuimos al desierto, a Palm Springs, y llegamos a su casa y hablamos. Sean, es un hombre fascinante. Se llama Randy y tiene treinta años y sale con una modelo que está en Nueva York esta semana para hacer una sesión de fotos y ha estado en todas las partes del mundo. Como decimos aquí: un intelectual total, muy distanciado y existencial en el mejor sentido de la palabra. Se lo conté todo de mí y de Nueva York y Camden, de mi vida, y le dejé que leyera algunos de mis relatos. Le gustaron pero fue lo bastante sincero como para decirme que no creía que fueran muy comerciales. De todos modos me dijo que le encantaría leer más cosas mías. También me dijo que conoce a tres vampiros que viven en Woodland Woods, pero aquí una aprende a aceptar lo bueno y lo malo.

Randy sólo es una de las muchas personas interesantes de aquí a las que he conocido.

Acabo de leer un guión fabuloso. Una nueva versión de
El extranjero
de Camus en la que Mersault es un punkie bisexual que baila
break.
Me lo enseñó Randy. Me encantó. Randy considera que «básicamente, no se puede rodar» y que filmar una naranja rodando por un aparcamiento durante tres horas atraería a más público.

Bien, espero que me escribas, pero si no me escribes… bien, ¿qué puedo decir?

Te quiere,

Anne

20 nov. 1983

Querido Sean:

Tengo que contarte más cosas de Randy (¿recuerdas?, el ejecutivo de los estudios). El y yo fuimos a su casa de Mulholland, y nos sentamos en su patio a ver la puesta de sol. La Luna estaba llena y ya visible mientras se ponía el sol. Todo estaba muy quieto y lo único que había éramos Randy y yo y su Ferrari, el viento, el Jacuzzi, los intensos colores del cielo. Compartimos un canuto (sí, fumé un poco) y pensé en lo encantador y relajante que era estar lejos de todo y de todos. Me ayuda a pensar con claridad, a tener las cosas más claras. En especial en Palm Springs, donde estoy completamente rodeada por el desierto, es tan reconfortante. Te lo puedes imaginar. No estoy muy segura de que haya una explicación psicológica para eso. Pero me siento muy tranquila, totalmente en paz, completamente relajada. Y creo que además ayudo a Randy. Cuando él dice que se siente vacío y perdido, yo le digo que no se sienta así y parece entenderlo. He escrito algunas cosas más y cuando no está cansado las lee y lo único que dice es que resultan un poco más comerciales que las anteriores y que probablemente funcionarán en el mercado extranjero. Son unas críticas constructivas, ¿verdad? Creo que la mayor parte de las veces tiene razón.

Randy me ha ayudado mucho en los dos últimos meses. Me hace estar menos a la defensiva. Ha viajado mucho, ha experimentado muchas cosas y ha leído mucho más que yo. Me fío de sus opiniones. De hecho es el mejor amigo que tengo aquí. La persona a la que le confío todo. Es un poco extraño, aquí estoy, en Los Ángeles, y mi mejor amigo es un ejecutivo de los estudios que tiene treinta años. ¿Verdad que es extraño?

Oye, cuídate y si encuentras algo de tiempo libre, me encantaría saber de ti. A propósito, si quieres puedes llamarme a casa de mis abuelos (213-275-9008) o a los estudios (sólo tienes que preguntar por Arme) o a casa de Randy (986-2030; no viene en la guía). Espero que te apetezca.

Te quiere,

Anne

27 nov. 1983

Querido Sean:

¡Hola! Estoy en un bungalow del Beverly Hills Hotel visitando a unos amigos de Randy. Estas últimas noches han sido las que he dormido mejor desde que estoy en Los Ángeles (estuve tomando tranquilizantes durante un tiempo y, la verdad, me jodió los hábitos de sueño). Hoy no he hecho nada excepto ver la MTV y estar tumbada junto a la piscina. Les dije a Randy (te acuerdas de Randy, ¿no?) y a otras personas que saldría a cenar con ellos esta noche pero no pude. Oh, querido, qué vida ésta. Te diré que he estado mintiendo con respecto a mi edad. Aquí todos parecen tan jóvenes, son tan jóvenes, que he empezado a sentirme vieja de modo que le digo a todo el mundo que tengo diecisiete o dieciocho años (tengo veinte). Randy cree que tengo dieciséis. ¿A que no te lo crees? Muchas veces tengo que decirme a mí misma, sí, Anne, ya estudias segundo en la universidad. Es curioso y un poco confuso pero supongo que no es muy importante. Bueno, ahora me tengo que ir. ¿No me vas a mandar una carta? ¿Una nota? Por favor.

Te quiere,

Anne

30 nov. 1983

Querido Sean:

Conque aquí estoy, escribiéndote otra vez. Este fin de semana van a ir a Palm Springs muchas personas. Es como muy difícil decir que no. Soñé contigo hace unas noches. (Yo y mis extraños sueños. ¿Te acuerdas del que te conté el trimestre pasado? Me interesó tanto que tomé nota de él para un trabajo de psicología de hace dos trimestres. No te preocupes, no menciono ningún nombre. ¿Por qué no te conté éste en su momento? Probablemente porque pensé que te desconcertaría.) El sueño era muy extraño. Tú estabas viviendo en Los Angeles y los dos éramos mucho mayores y me invitabas a la fiesta de tu cumpleaños y yo tenía que ir en avión desde algún sitio y tenía un viaje terrible. El resto del sueño era sobre la fiesta. Todos los que estaban en ella eran viejos y resultaba deprimente porque ninguno había cambiado y aunque era maravilloso verte y que fueras tan simpático como siempre, me sentía rara y fuera de lugar y odiaba a todo el mundo. En realidad no los odiaba pero no los podía soportar.

Sean, estoy pensando seriamente en quedarme aquí un poco más. He olvidado cómo son Nueva York y Camden y he olvidado muchas caras de allí y no sé si me atrevo a volver. Probablemente no me quede aquí pero he pensado en ello. Me da miedo ver a esas personas a las que llamaba amigas. Prefiero quedarme aquí y no, como decías tú tantas veces, «enfrentarme a ello». Aquí todos llevan unas vidas interesantes y emocionantes, y volver me parece decepcionante. (Dios santo, esta carta es tremendamente confusa, me pregunto si le encontrarás algún sentido. Si la encuentras ininteligible, prométeme que serás tan amable como para pasarla por alto, ¿vale?)

Bien, aquí todo es estimulante e interesante. Los Ángeles (como de costumbre) es muy divertida. Me he introducido de verdad en la vida social. (¡Conocí a los Duran Duran! Fue tan emocionante que casi me muero, de verdad.) He estado viendo a muchos chicos ingleses muy agradables. (Aquí hay muchos chicos ingleses, no me preguntes por qué.) Todos son jóvenes de verdad y están muy morenos y trabajan en las tiendas de Melrose. Randy es amigo de muchos de ellos. Uno de ellos, con el que Randy anda en particular, es Scotty, al que conocí en casa de Randy el otro día. Tiene diecisiete años y poderes psíquicos y trabaja en Flip y está lleno de energía y probablemente sea la persona más guapa que haya visto nunca. Ya planeamos ir juntos a la playa y a Springs y a algunas fiestas.

También soy amiga de la novia de Scotty, Christie (que a Randy no le gusta; a Christie tampoco le gusta Randy), que es modelo (ha salido en cinco anuncios de vaqueros Levi's y en un vídeo de ZZ Top, es muy atractiva: la reconocerías si la vieras).

Christie pasa mucho tiempo en Los Ángeles y en Nueva York (prácticamente vive en las dos costas). Es medio alemana y muy, muy dulce. Y luego está Carlos, que es el «confidente» de Randy. Tiene unos dieciocho años y es fascinante y trabaja de modelo de trajes de baño en
International Male.
Siempre está borracho y tratando de contar chistes. Básicamente es un liante. Carlos se está convirtiendo una de las personas de aquí a las que me siento más próxima. Además cree que soy una rubia increíble y tiene mucho Valium y practica una nueva especie de vudú que aprendió en Bakersfield.

En cualquier caso, siempre estoy muy ocupada. Voy a clase de aerobic con Christie por la mañana y también voy mucho a la playa, para ponerme más morena todavía. En realidad no he ido mucho por los estudios. He bailado sin parar y he tratado de escribir.

Ayer Randy estaba fastidiado por algo, de modo que cogimos su Ferrari y fuimos a Springs y él hablaba sin parar de sí mismo, ¿te das cuenta? Me dijo: «Quiero morir, quiero que todo termine», y cosas así. Bien, yo le enseñé unos leotardos nuevos que había comprado y le animé un poco y ahora todo va bien, pero aquello me sacó un poco de quicio. Bien, pues volvimos a Los Ángeles y fuimos a la playa y vimos la puesta de sol y todo resultó estupendo. Randy ha dejado de hablar de que se siente como si se estuviera desintegrando. (Sí, desintegrando, raro, ¿no?) Por favor, por favor, te lo suplico, escríbeme. ¿De acuerdo, Sean?

Te quiere,

Anne

5 dic. 1983

Querido Sean:

Apuesto lo que sea a que no supones quién te vuelve a escribir. Sí, soy yo otra vez. ¿Te importa? He tenido un día muy complicado y necesito relajarme un poco. No me apetece leer o ser creativa. Sólo quiero contar lo que pienso o algo así.

Un típico sábado. Me levanté tarde y compartí un canuto con Randy y Scotty que durmieron juntos fuera, mientras yo dormía en el piso de arriba, en la cama de Randy. Luego vimos la MTV durante mucho tiempo y luego fuimos a la playa y después de eso salimos a ver cómo rodaban el nuevo vídeo de Adam Ant, en Malibú, estaban los English Prices. Fue algo tremendo. Luego estuve en clase de aerobic y luego Randy y yo tomamos un par de copas y volvimos a ver la MTV. Y luego tratamos de dormir. Algunas noches ponemos todos los discos nuevos que a Randy le mandan por correo. Recibe todos los ejemplares de promoción de todos los malditos discos que se editan. Es tremendo. Y a veces los oímos. Lo que sea con tal de quitarle a Randy de la cabeza su manía de suicidarse. Ha vuelto a darle por ahí, Sean. Eso me asusta. Bien, dentro de media hora volveré a clase de aeróbic. Escríbeme, por favor.

Te quiere,

Anne

7 dic. 1983

Querido Sean:

Llovió por primera vez desde que estoy aquí. La temperatura bajó a veinticinco grados y llovió. Randy y yo haraganeamos por casa y leí unos guiones y vi la MTV. Conocí a Michael Jackson en una fiesta en Encino. Fue algo estupendo. Todavía estoy preocupada por Randy. Randy cree que le voy a dejar. Habla sin parar de que aquí todos están de paso, que no existen razones concretas para estar aquí. Randy le dio una paliza a Scotty y sólo deja que nos quedemos Carlos (que ahora es astrólogo) y yo en esta casa. Me parece que llevo aquí muchísimo tiempo. Mis abuelos no parecen notarlo o no les importa. Esto suena a como si no estuviera animada. Pero lo estoy. Todavía me divierto. Escríbeme. No he recibido ni una carta tuya, Sean. Escribe, por favor.

Te quiere,

Anne

10 dic. 1983

Querido Sean:

De nuevo he sentido la tentación de escribirle una carta a alguien del este. En este momento estoy tumbada en la cama de Randy porque hace un calor tan jodido que es imposible hasta pensar en hacer otra cosa. Fumar una maría buena de verdad y ver vídeos. Nada nuevo, ¿verdad? Pero me gustan los días así. Espero que duren para siempre. Diciembre es el mejor mes para las fiestas (o eso he oído) en Los Ángeles. El fin de año se acerca, con todas las promesas y esperanzas de un nuevo año que llega entero. Piensa en cuántas cosas cambian en sólo un año. Dios santo. Cuando pienso en lo que estaba haciendo en diciembre del año pasado y lo comparo con esto, resulta difícil imaginar que yo era la misma persona que ahora. Gracias a Dios, el tiempo pasa. Randy todavía está pasando una temporada difícil. Todavía se siente «en el limbo». Ahora está tumbado a mi lado. Bueno, en realidad él está en el suelo y yo en la cama. Carlos está afuera, tratando de tomar el sol que queda. Yo me ocupo de Randy lo mejor que puedo. Está adelgazando mucho. Ahora Randy se está riendo. Espera… muy bien, ahora parece mejor. Oh, Sean, no sé si voy a volver a Camden. La idea de volver con todos esos pseudointelectuales me parece espantosa. No creo que lo pueda soportar. De hecho no hay motivo para que vuelva a la universidad. Me refiero a que me encantaría muchísimo verte. Pero volver a New Hampshire me parece como un mal viaje.

¿Te gustaría que te mandara algo? ¿Qué tal una buena cantidad de Valium? (aquí todo el mundo parece tenerlo). No, no quiero contribuir a alimentar tu drogadicción (ja ja). Randy parece tener de todo. Cosas de las que ni siquiera sé los nombres (la gente de Los Ángeles no se priva de pastillas).

Todos (Randy, Carlos, un tipo que se llama Wallace el Roachclip y yo) pensamos ir a Palm Springs por Navidades. Depende de cómo se sienta Randy. Mis abuelos quieren que me quede con ellos, pero no sé si voy a ir. Puede que sí y puede que no.

Parece tan fácil estar aquí, en Los Ángeles, y entrar en la industria discográfica o trabajar en los estudios de mi abuelo (todavía no lo sé, aunque el mes pasado no anduve mucho por allí). Pero mis abuelos la verdad es que no notan mi ausencia. Los dos son adictos a los tranquilizantes. Hace poco descubrí que le pegan sin parar al Librium. Carlos acaba de entrar. Carlos dice «hola» y pregunta si eres guapo. ¿Qué crees que le dije? Nunca lo sabrás.

Cuando recibas esta carta tendré 21 años, o 18, depende de quién pregunte. ¿Dónde estaremos dentro de diez años? Me pregunto qué va a pasar entonces. Me pregunto qué está pasando ahora.

A un amigo de Carlos lo encontraron muerto en un cubo de basura en Studio City. Le habían pegado un tiro en la cabeza y lo habían despellejado. Espantoso, ¿no? Carlos no parece muy triste, pero es una persona muy fuerte de modo que no me sorprende. Carlos se limitó a poner un vídeo nuevo. Hemos estado viendo
La
noche de los muertos vivientes y El regreso de los muertos vivientes.
¿Las has visto tú? Randy las pone a todas horas. Las he visto un montón de veces desde que estoy aquí. Las dos son divertidas de verdad. Carlos trata de despertar a Randy para que vea la película. Carlos dice que Los Ángeles está lleno de vampiros. Yo tomo Valium.

Oye, Sean. He decidido que no voy a escribirte más a no ser que me contestes. No te lo voy a rogar más. Si no me escribes, no te volveré a escribir. Conque escríbeme.

Te quiere,

Anne

26 dic. 1983

Querido Sean:

Acabo de releer el borrador de esta carta y me he dado cuenta de que no dice nada de lo que está pasando en concreto. Lo siento, parezco incapaz de escribir una carta llena de noticias. Las descripciones me aburren, supongo, y lo mejor que sé hacer son estos borradores, que puede que para ti carezcan de sentido. ¿Cómo te va todo? ¿Qué tal las Navidades? Espero que lo hayas pasado bien. Ahora estoy en casa de Christie, sentada al lado de la piscina. Antes anduve de tiendas y compré unos pendientes, dos pares de zapatillas, una bolsa de naranjas y luego almorcé con una persona de los estudios que me pasa droga, luego hice pis en una maceta.

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