Maestra del Alma (Spanish Edition) (3 page)

4. Volver a casa

 

A la mañana siguiente, preguntó a cuantas personas se encontraba por su camino dónde podría encontrar a Joy, pero nadie parecía saberlo. Algunos decían haberlo visto en alguna parte del palacio o hablando con fulano o mengano, pero cuando llegaba al lugar ya se había ido. Parecía evidente que el hombre la estaba evadiendo. Claramente había alguien que no quería que Alina retornase a su mundo, pero no tenía idea de con quién se enfrentaba.

Se dirigió a su habitación, cerró la puerta y se acostó en la cama. Si alguien quería impedir que se fuera significaba que ella era importante para algo y ese algo seguramente no implicaba quedarse encerrada en su habitación. Si no podía ir con Joy, conseguiría que él viniese a ella, aunque corriese el riesgo de fallecer de aburrimiento antes.

Efectivamente, no había pasado más de una hora cuando sintió que alguien golpeaba la puerta.

—Adelante —dijo intentando parecer despreocupada.

—Señorita Alina, el Maestro Misael la espera en el salón de clases —dijo suavemente una mucama.

—¿Podrías decirle a Misael que estoy esperando para hablar con Joy?

—Claro señorita —dijo la mucama sin cuestionamientos cerrando la puerta nuevamente.

A los pocos minutos, sintió golpes en su puerta nuevamente y sonrió.

—Adelante.

—Alina, no tenemos tiempo para perder en caprichos. Levántate y ven conmigo que todavía queda mucho por explicarte —dijo el anciano claramente enojado desde el umbral de la puerta.

—Estuve buscando a Joy toda la mañana, pero al parecer es una persona o muy ocupada o muy hábil escapando de mí —explicó.

—Ya encontrarás a Joy en cualquier momento por los pasillos y le preguntarás todo lo que quieras. Ahora levántate y ven conmigo al salón de clases —respondió Misael entrando a la habitación y golpeándola despacio con la punta de su bastón intentando que se levantase.

Alina no quería otra cosa que agarrar el bastón y tirarlo por la ventana, pero se obligó a mantener una actitud indiferente ante las provocaciones del anciano.

—No, no estoy de humor —dijo simplemente mirando el techo como si no hubiese nada más interesante.

—Alina, no tienes siete años, deja el capricho de lado que a nadie le sirve.

—¿Por qué es exactamente que a nadie le sirve? Según entiendo, soy una extraña que llegó a este mundo y estoy viviendo de la generosidad de sus huéspedes. Creo que me necesitan para algo y por eso estoy aquí, algo que no tengo interés en hacer.

—Acompáñame al salón y te explicaré todo en más detalles.

—No, creo que esperaré que Joy aparezca y me diga cómo volver a casa.

—Quédate aquí entonces, cuando estés aburrida búscame —dijo a modo de reto.

¿Una competencia de orgullos entonces? Sin problema, Alina era experta en ello. Nuevamente llevó su mirada al techo sonriendo como si no hubiese nada más interesante que hacer. Sintió los pasos y el bastón de Misael alejarse de la cama y salir de la habitación.

El problema con su plan, era el aburrimiento. Este mundo parecía no tener Internet, celular, televisión cable ni iPods. No tenía ninguno de sus efectos personales, ningún libro, ningún papel para escribir, por lo que no tenía nada para hacer para matar el tiempo. Durmió durante un rato, pero llega un momento que lo que el cuerpo menos quiere es dormir.

Cuando el sol estaba comenzando a ocultarse, creía que iba a estallar del aburrimiento y tenía muchísima hambre. Estaba a punto de darse por vencida cuando sintió que tocaban la puerta nuevamente.

—Adelante —volvió a decir.

—No puedo llevarte de nuevo a tu mundo, flor de loto —dijo Joy sin dar vueltas entrando con un suspiro sorbiendo té de una pequeña taza como si no tuviese otra preocupación en el mundo.

—¿Por qué no? Misael dice que estás a cargo las pruebas de los viajes entre los mundos —dijo ella con el mismo aire de indiferencia que él.

—La palabra clave en esa oración siendo "pruebas" y la razón por la que te estuve evadiendo tan efectivamente es que pensé que necesitabas un tiempo antes de darte malas noticias.

—¿Que hay para entender? Llévenme a casa y listo.

—No es tan sencillo. ¿Sabes cuantas personas saben de la existencia de tu mundo? —preguntó inocentemente.

—Misael dijo que pocas.

—Exactamente veinte. ¿Sabes cuantas personas participan de las pruebas?

—No

—Una sola. ¿Sabes quién?

—Tú —respondió Alina comenzando a enojarse con este estúpido juego.

—Yo, ¿sabes por qué?

—No, ¿cómo demonios voy a saberlo?

—Porque nadie en este mundo tiene el poder que tengo yo. Soy el único de mi rama y no hay registros de que nadie más haya tenido nunca este poder —dijo parpadeando sus ojos delineados con kohl en una exagerada humildad—. ¿Sabes cuál es?

—¡Para ya con este juego! No, no se cual es. Explícamelo todo de una vez.

—Puedo desdoblar el espacio, solo apenas. Puedo hacer lo que llamamos ventanas para mirar lo que hay en otro lugar. El problema es que tengo que conocer ese lugar para poder hacer una ventana, y como nunca he estado en tu mundo es algo prácticamente imposible para mí de hacer. El máximo avance que hemos tenido se dio cuando encontramos a una persona que decía haber venido de ese mundo, y estaba diciendo la verdad para variar. No era un lunático como los otros. Junto con un Maestro de la Mente, pregúntale a Misael lo que es eso, pude ver cómo era el lugar de dónde venía y con esos recuerdos pudimos abrir ventanas a tu mundo, obtener noticias y estudiar la cultura. Pero nunca pudimos transportar nada físico hacia allí. Mismo dentro de este mundo puedo lograr que se transfieran objetos pequeños por las ventanas, pero no seres vivos. Por ahora nuestro objetivo es observar y aprender. Por cierto, tu mundo es de lo más interesante, con todas esas pantallas luminosas por todos lados —dijo sonriendo como un niño.

Alina sintió como si le hubiesen dado un golpe en el estómago.

—No puedo volver a casa —dijo resignada.

—No, flor de loto, estas atascada aquí con el resto de nosotros.

5. La sombra y la iluminada

 

—¡NO ME ESTAS ESCUCHANDO! —gritó Misael golpeando su bastón fuertemente contra el piso luego de cada palabra para llamar la atención de Alina, quien miraba distraídamente por la ventana.

—Si, si, te escuché, ya entendí —respondió la chica con un suspiro volviendo la vista al frente del salón de clases; un pequeño cuarto con opresivas paredes de mármol, una pizarra, una mesa y dos sillas.

Alina alargó la mano, pensó en mover el marcador que Misael había puesto en la pequeña mesa, se concentró tanto que su cabeza comenzó a dolerle y su rostro enrojeció, pero nada sucedía.

—Es inútil, créeme que a esta altura no tengo dudas que esta será mi realidad ahora, no importa si perdí la cordura o no, no es un problema de convicción. ¡Simplemente no tengo el poder! –insistió ella por enésimas vez en la mañana.

—Eso es imposible, todos tenemos el poder dentro en cierta medida y si fuiste capaz de usarlo para llegar a este mundo por tu cuenta significa que tienes mucho poder escondido. Así que intenta de nuevo –replicó Misael dando pequeños golpes en la mesa.

—No. Estoy cansada.

—No seas terca muchacha.

—Cuéntame más sobre la historia de este mundo –dijo Alina apoyando su cabeza en sus manos aburrida.

—... eres la alumna más difícil que he tenido... ¡y eso incluye a Elio que no podía siquiera mantenerse despierto media hora! —rezongó Misael—. Está bien, lo haré. Pero estate atenta. Como bien sabes, en este mundo desembocan todos los deseos y sueños colectivos de las personas del tuyo, o esa es la teoría al menos. El problema es que no todos ellos tienen deseos "buenos". A medida que pensamientos oscuros crecen en la mente de los hombres esa "maldad", por llamarlo de alguna forma, se manifiesta en este mundo como una energía y afecta el inconsciente colectivo del resto de las personas del tuyo, volviendo a afectar este mundo. Es un círculo vicioso, un efecto avalancha...

Alina lanzó un suspiro exasperado interrumpiendo a Misael, quién la miró como si fuese una rata.

—Como puede ser un pensamiento "malo" o "bueno". Algo puede ser bueno para algunos pero malos para otros, o una acción en principio "mala" puede estar fundada por buenas intenciones. Lo que dices no tiene sentido –dijo ella sin creer una palabra de lo que Misael decía.

—Creemos que no importa si efectivamente un pensamiento es "bueno" o "malo" en el sentido ético y moral, solo la cantidad de personas que consideren que algo es malo o bueno. Por ejemplo, el egoísmo usualmente es mal visto. La crueldad también –explicó Misael sentándose en la silla frente a Alina haciendo una mueca de dolor.

—¿Entonces? ¿Cómo puede pararse este círculo vicioso? —preguntó Alina escéptica jugando con el marcador frente a ella maldiciéndose internamente por haber empezado esta discusión.

—Bueno, cuando los pensamientos negativos de los hombres llega a cierto nivel, varias personas intentan combatirlos y en este mundo se crea una energía positiva que intenta balancear la energía negativa.

—¿Y esos pensamientos positivos combaten a los negativos en este mundo? –preguntó Alina arqueando las cejas.

—Exacto, de golpe se crea una manera para crear el balance necesario, el inconsciente de estos humanos crea la figura de un héroe, la representación del salvador capaz de luchar contra la maldad. Esto pasa de forma cíclica, desde que los humanos pasamos a ser un poquito más que animal.

—¿Mayra?

—Mayra.... un ser creado por la energía positiva de las personas de tu mundo. Un ser poderoso pero noble creado a la semejanza de los humanos. Supimos que había llegado cuando una luz tan brillante como mirar al sol directo estalló en una parte del bosque. Estuvimos seguros que era ella, la iluminada, y cuando la luz disminuyó fuimos a su origen y encontramos una pequeña bebé. No lloraba sino que nos miraba con ojos bien abiertos y con una inteligencia que no existe en los bebes normales.

—¿Y los pensamientos negativos qué forma tienen? –preguntó Alina aun jugando con el marcador.

—A diferencia de Mayra, los hombres no quieren identificarse con este ser. En un principio es una... una especie de nube si quieres visualizarlo de alguna forma. Una nube invisible. Esa nube a medida que es alimentada va generando raíces, como un árbol, y contagia y se alimenta de los seres de este mundo hasta que finalmente es lo suficientemente poderosa como para adoptar una forma humana. Esta forma es simplemente un reflejo para poder interactuar con los seres, mientras que en realidad su verdadera figura sigue siendo indefinida y escurridiza. Son muy pocos los que llegan a conocer su forma física, por eso es tan difícil descubrir quién es. El objetivo de Mayra es destruir a este ser, denominado popularmente "la sombra". Una vez destruida, el ciclo se repite luego de varios años. Es así, desde el principio de la historia humana. Sin embargo, en el ciclo pasado, algo sucedió, y la misión de la iluminada fracasó.

La sombra y la iluminada,
pensó Alina,
que cliché.

—¿Qué les hace creer que nuestros mundos están conectados de esta forma?

—La primera prueba, Alina, es que puedes entendernos y hablar nuestro idioma de forma natural. De la misma forma que el hombre que ayudó a Joy a abrir las ventanas a tu mundo podía hacerlo sin esfuerzos. El hombre era japonés y no sabía otro idioma. Es como si aquí todos hablásemos un idioma que inconscientemente los de tu mundo entienden y pueden hablar. La segunda es que la llegada de la iluminada usualmente coincide con algún evento tumultuoso en la historia de tu mundo. Por ejemplo, la última iluminada apreció durante su Segunda Guerra Mundial. Los ciclos varían, no siempre son la misma cantidad de años, pero podemos decir que últimamente ocurren con más frecuencia.

—Todo esto suena muy blanco y negro Misael. ¿Dónde están los grises? –preguntó Alina.

—Sigues sin creer nada de lo que te digo –resopló Misael. Más una afirmación que una pregunta.

—No, la verdad es que no. Nada es enteramente blanco o enteramente negro, Misael. Existen matices, ¿sabes? –respondió Alina suspirando volviendo a mirar por la ventana.

 

* * *

 

—Esto que estamos estudiando no nos va a servir de nada –exclamó Elio con un suspiro de resignación mientras se alejaba del gran libro que tenía frente a él.

—Por supuesto que sí, el conocimiento es nuestra arma más fuerte contra la sombra –respondió un poco agitado Emir mientras se paraba sobre una pila de gruesas enciclopedias para alcanzar a un libro que se encontraba en el estante más alto.

—Algunos conocimientos implican espacio de memoria ocupado inútilmente –dijo Elio luego de sentir un gran estruendo y ver como Emir se desplomaba junto con la pila de enciclopedias en el suelo, pero aferrando victoriosamente un viejo libro.

—Tú y tus problemas de memoria están empezando a cansarme. Sabes perfectamente que la memoria no tiene límites. Lo único que te falta son ganas de recordar las cosas.

—Y tú sabes perfectamente que hay cosas que no me dan ganas de recordar porque no sirven para nada.

La torre de la biblioteca era la más alta del castillo, y también la más mugrienta puesto que ningún sirviente estaba dispuesto a limpiar la cantidad descomunal de libros con la delicadeza que requerían. Los cientos de volúmenes estaban ordenados, según una clasificación que solo Emir, y quizás Joy, entendían a lo largo de la pared circular de la torre hasta lo más alto de la misma. Debido a la nefasta clasificación de los libros, y por supuesto de la pereza de gente como Elio, varios volúmenes se encontraban en el piso. Emir, horrorizado, cada vez que iba a la biblioteca terminaba perdiendo horas en poner la mayor cantidad de libros en su lugar mientras murmuraba maldiciones. Por supuesto, luego de eso, pasaba días en reposo debido a la grave alergia que le producía el polvo.

—¿Qué piensas de la nueva? —preguntó Elio con el único objetivo de cambiar la conversación.

—No lo sé, todavía no puede manejar el poder... y sin el poder no veo en que pueda ayudar. No sé en qué está pensando Mayra, nunca entendí sus “presentimientos”. Ósea, puedo entenderlo si fuese alguien de este mundo, que supiese las costumbres, pero ella ni siquiera sabe los nombres de los pueblos...

Emir continuó hablando y yéndose por las ramas como Elio pretendía. Ahora solo tenía que asentir a todo lo que decía Emir mientras su mente volaba por otros lugares, los libros habían quedado en el olvido. Hacía años que estudiaba los libros de la biblioteca, incluso cuando Emir y el resto pensaban que no hacía nada más que dormir, pero no encontraba ni siquiera una pista de cómo podría salvar a Mayra de su destino. Una vez, hacía algunos años, Elio había tenido un momento de egoísmo y le había implorado a Mayra huir lejos y que el resto se encargase de la sombra. Por supuesto que Mayra se negó, el solo pensarlo va en contra de su naturaleza, pero Elio era quizás la única persona que sabía sobre el miedo que Mayra escondía. De sus pesadillas, las noches en vela y las lágrimas. Quizás era la entidad creada y destinada a acabar con la sombra, pero eso no quitaba que Mayra tuviese sentimientos como cualquier otro. Desde entonces no había parado de estudiar alguna forma de liberarla de su destino. No podía perder a Mayra, ella era su centro y lo que sentía por ella su constante en el mundo.

Intuitivamente llevó sus manos a los bolsillos de la chaqueta y sus dedos tocaron un pequeño papel. Siempre guardaba recordatorios en sus bolsillos para no olvidarse de cosas importantes, su memoria no era la más privilegiada. Con cuidado lo desdobló y leyó la diminuta letra.

—.. hay gente que dice que el poder no es realmente importante, pero yo creo que..

—¡¡¡Nooooooo!!! ¡¡¡Me olvide!!! ¡¡¡Me va a matar!!! —gritó Elio levantándose del suelo donde estaba sentado con un movimiento abrupto y saliendo prácticamente corriendo por la puerta de la biblioteca dejando a un asustado Emir con las palabras en la boca.

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