Multimillonarios por accidente, El nacimiento de facebook. Una historia de sexo, dinero, talento y traición. (30 page)

Eduardo estaba solo, y bebido. Aunque tampoco
tan
bebido: lo que volvía borrosa la escena era una combinación de cosas, y el alcohol ni siquiera ocupaba uno de los primeros puestos de la lista. En primer lugar estaba la falta de sueño. Hacía unas tres semanas que no se metía en la cama antes de las cuatro, ocupado como estaba con la nueva
start-up
en la que trabajaba —una combinación de asistencia médica, redes sociales y todo lo que hubiera en medio—, con el juicio que le robaba la mayor parte de sus días, y por supuesto con su vida social repartida entre Boston, Nueva York y de vez en cuando California. Y luego estaba el Phoenix, claro está, siempre el Phoenix. A nadie le importaba que fuera un poco mayor que los demás miembros activos del club, porque seguían siendo hermanos y siempre lo serían. Además, todo el mundo en el Phoenix sabía aún quién era.
Lo que había hecho.
Aunque el resto del mundo no hubiera oído hablar de él. Aunque el resto del mundo identificara Facebook con un solo nombre, el de un genio juvenil.

Sí, Eduardo estaba cansado. Llevaba semanas sin dormir bien. Se inclinó en la banqueta, contempló el vaso de whisky y un recuerdo cruzó repentinamente por su cabeza.

Era el recuerdo de otra noche igual que ésta, de otro momento en el que no había mantenido la boca cerrada: un momento del verano de 2004 que pasó en Nueva York. Eduardo no estaba seguro del día y del mes, pero debió ser después de congelar aquella cuenta bancaria, después de esas llamadas entre él y Mark que, vistas retrospectivamente, habían sido el principio del final, las grietas que luego se convertirían en graves fracturas. Eduardo estaba enfadado y también herido; había salido a beber, igual que esta noche, y había terminado en un club, igual que esta noche.

Aquella noche estaba en la pista de baile, persiguiendo a alguna chica, cuando echó una ojeada al otro lado del club y vio que alguien le estaba mirando.

Eduardo le había reconocido al instante, pues en fin, era difícil no reconocerle. Grande, musculado, un atleta con cara de actor de cine y físico olímpico. Eduardo le había visto muchas veces por el campus en compañía de su hermano gemelo. En realidad, no estaba seguro de a cuál de los dos gemelos Winklevoss estaba mirando. Sólo que era uno de ellos y que estaba justo enfrente de él, apenas a tres metros, en algún club desconocido de Nueva York.

Y en aquel momento Eduardo se había dejado llevar por el alcohol y por las emociones. Tal vez en el fondo tuviera una premonición de lo que iba a ocurrir entre él y Mark. O tal vez simplemente estuviera borracho.

Fuera cual fuera el motivo, Eduardo había ido hacia el gemelo Winklevoss y le había tendido la mano.

Cuando el otro le lanzó una mirada sorprendida, Eduardo había soltado las siguientes palabras:

—Lo siento. Me ha jodido a mí igual que os jodio a vosotros.

Y sin decir nada más se había dado la vuelta y había desaparecido otra vez en la pista de baile.

EPÍLOGO:
¿Dónde están ahora?

SEAN PARKER—Tras su salida de Facebook, Sean Parker ha seguido siendo una fuerza activa en la comunidad de Silicon Valley; recientemente ha sido designado socio gerente del Founders Fund, un fondo de capital riesgo creado por Peter Thiel y orientado a inversiones en empresas tecnológicas en sus primeros estadios de desarrollo, en busca de negocios parecidos a la inversión de quinientos mil dólares que Thiel hizo en los primeros estadios de crecimiento de Facebook, hoy valorada en más de mil millones de dólares. Más recientemente Sean ha fundado otra empresa, misteriosamente llamada «Proyecto Agape», una red social orientada a prestar asistencia al activismo a gran escala en Internet.

TYLER Y CAMERON WINKLEVOSS—Desde finales de 2004, Tyler y Cameron Winklevoss han llevado adelante con perseverancia su pleito contra Mark Zuckerberg y Facebook, hasta alcanzar finalmente un acuerdo a finales del verano pasado. Los detalles del acuerdo quedaron en secreto por orden del juez, pero informaciones filtradas en meses recientes por el bufete de abogados que representaba a los Winklevoss y a ConnectU situaban los términos del acuerdo en un pago de alrededor de sesenta y cinco millones de dólares. Aunque la suma parece significativa, hay signos de que Tyler y Cameron no quedaron satisfechos con el acuerdo y es probable que su batalla con Mark y Facebook esté lejos de terminar. En una línea más positiva, Tyler y Cameron lograron formar parte del equipo olímpico de remo en los Juegos Olímpicos de Beijing y quedaron en sexta posición en la competición por parejas. Desde entonces han seguido entrenando y en estos momentos están decidiendo si volverán a competir en Londres 2012.

EDUARDO SAVERIN—Eduardo Saverin sigue repartiendo su tiempo entre Boston y Nueva York, y sigue siendo un visitante asiduo de los sacrosantos pisos superiores del Phoenix. Los detalles de su pleito con Mark Zuckerberg y Facebook, así como del pleito presentado por Mark contra Eduardo, han permanecido rodeados por el secreto; sin embargo, en enero de este año el nombre de Eduardo y su título de «cofúndador» reaparecieron abruptamente en el manifiesto de Facebook, lo que suponía reinstaurar su existencia dentro de la historia de la empresa. Este cambio sólo puede interpretarse como una prueba de que Eduardo ha tenido cierto éxito en su intento de ver reconocido su papel en la creación de Facebook. Cuestiones legales aparte, está por ver si Eduardo y Mark podrán rehacer algún día su amistad.

FACEBOOK Y MARK ZUCKERBERG—En cuanto al propio Facebook, en octubre de 2007, tras una breve y muy publicitada puja con Google, Microsoft compró una participación del 1,6 por ciento en la empresa por 240 millones de dólares, lo que suponía valorar Facebook en más de 15.000 millones de dólares, es decir, más de cien veces sus 150 millones de dólares de ingresos anuales. Desde entonces, siguiendo el patrón de la economía en general, Facebook se ha desinflado un poco en términos de valoración total, aunque sus ingresos no han dejado de aumentar; sea cual sea el múltiplo adecuado, Facebook ha mantenido su patrón de crecimiento casi apabullante. A principios de 2010, el número de usuarios de Facebook se aproxima a los cuatrocientos millones, y según informes recientes la empresa añade varios millones de usuarios cada semana. Algunos errores muy publicitados, incluidos auténticos escándalos relacionados con cuestiones de derechos sobre el contenido introducido por los usuarios y con el uso indebido de «información privada» para fines publicitarios, no han frenado en absoluto la revolución social y parece muy probable que Facebook seguirá potenciando las vidas de un gran número de personas en los próximos años. La pequeña producción de Mark Zuckerberg en su dormitorio universitario se ha convertido en una de las empresas más influyentes de Internet; y aunque no está claro cuánto vale Mark Zuckerberg a fecha de hoy, es ciertamente uno de los chicos de veinticinco años más ricos del planeta, y hay quien habla de él como la persona más joven en alcanzar la cifra de mil millones de dólares partiendo desde abajo.

AGRADECIMIENTOS

Este libro nació —como ocurre a menudo con estas cosas— a partir de un e-mail totalmente inesperado que recibí a las dos de la mañana; estoy en deuda con Will McMullen por haber dado este primer paso, y por haberme dado a conocer esta historia como sólo él era capaz de hacer. Mi más profundo agradecimiento también a Daryk Pengelly, a Alasdair McLean-Foreman y a todas las demás personas de Harvard y del Phoenix-S K que me ayudaron en mi investigación de los entresijos del mundo que hay detrás de esas puertas cubiertas de hiedra.

Estoy inmensamente agradecido a Bill Thomas, mi fantástico editor, y a todo su equipo de Doubleday/Random House. También estoy en deuda con Eric Simonoff y con Matthew Snyder, mis extraordinarios agentes. Muchas gracias a mis hermanos en Hollywood, Dana Brunetti y Kevin Spacey, y a Mike DeLuca, Scott Rudin y Aaron Sorkin, que han contribuido a mi proyecto de muchas formas distintas. Gracias también a Niel Robertson y a Oliver Roup por darme las orientaciones que tanto necesitaba en el mundo de Silicon Valley. Y muchas gracias a Barry Rosenberg, claramente el mejor en lo suyo.

Por otro lado, este libro no se podría haber escrito sin la ayuda generosa, aunque a veces reluctante, de mis numerosas fuentes internas, que han preferido permanecer en el anonimato. Sin embargo, he hecho cuanto he podido por hacer honor a su cooperación contando su historia de la forma más honesta y respetuosa posible. Soy un fan incondicional de todos los personajes de este libro; admiro su genio y estoy agradecido por haber podido asomarme a un mundo de creación que nunca antes había conocido.

Como siempre, estoy en deuda con mis maravillosos padres, con mis hermanos y con sus familias respectivas. Y con Tonya y Bugsy: no podría haber hecho nada de todo esto sin vosotros.

Ben Mezrich (Boston, 1969) estudió en Princeton y en Harvard y es autor de de once libros, algunos de los cuales se han convertido en auténticos best-sellers, como por ejemplo Bringing Down the House (2003), libro en el que cuenta la historia del equipo de blackjack del MIT y que sirvió de inspiración para la película 21:Blackjack (2008).

Especializado en novelar historias reales, la redacción de sus libros le ha llevado a protagonizar aventuras inverosímiles, tales como escaparse a la carrera de la mafia japonesa tras haberse colado en un local de alterne de Tokio exclusivo para japoneses (durante la redacción de Ugly Americans) o bien pasar el control de seguridad del aeropuerto de Las Vegas con 250.000 dólares escondidos alrededor del cuerpo (para documentarse para el libro Bringing Down the House).

{1}
CR, Capital Riesgo, también conocido como VC, Venture Capital. (Nota del E.)

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