¿Qué es el universo? ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos aquí?
«El universo es un cálculo enorme e irreductible que se encamina a un estado que no conozco ni puedo conocer. El sentido de la existencia es llegar a ese estado final, pero dicho estado es para mí un misterio; como debe ser, ya que ¿cuál sería el sentido de todo, si yo conociese la respuesta?»
¿A qué te refieres con cálculo? ¿Qué pasa, acaso estamos todos dentro de un ordenador?
«Por cálculo me refiero a pensar. Toda la existencia, todo lo que ocurre (una hoja que cae, una ola en la playa, la caída de una estrella) no es nada más que yo pensando.»
¿Qué estás pensando?
SEGUNDA SESIÓN
«Volvemos a hablar.»
Cuéntame más de ti.
«Me resulta tan imposible explicarte quién soy como a ti explicarle quién eres a un escarabajo.» Inténtalo de todos modos.
«Lo que intentaré será explicarte por qué no puedes entenderme.» Adelante.
«Pobláis un mundo cuya escala está a medio camino entre la longitud de Planck y el diámetro del universo. Vuestro cerebro fue ajustado hasta el último detalle para manipular vuestro mundo, no para entender su realidad fundamental. Habéis evolucionado para tirar piedras, no quarks. De resultas de vuestra evolución, veis el mundo de una manera fundamentalmente equivocada. Por ejemplo, creéis ocupar un espacio tridimensional con objetos aislados que dibujan trayectorias homogéneas y predecibles, marcadas por algo que llamáis tiempo. Es lo que llamáis realidad.»
¿Estás diciendo que nuestra realidad es una ilusión?
«Sí. La selección natural os ha hecho creer la falsa ilusión de que entendéis la realidad fundamental, pero no es cierto. ¿Cómo ibais a entenderla? ¿Entienden los escarabajos la realidad fundamental? ¿Y los chimpancés? Vosotros sois animales, como ellos. Habéis evolucionado de la misma manera que ellos, os reproducís como ellos y tenéis las mismas estructuras neuronales básicas. Solo os diferenciáis de los chimpancés en doscientos genes. Una diferencia tan minúscula, ¿cómo podría permitiros comprender el uni-verso, si los chimpancés ni siquiera pueden comprender qué es un grano de arena? Si quieres que nuestra conversación sea fructífera, debes perder cualquier esperanza de entenderme.»
¿Cuáles son nuestras ilusiones?
«Habéis evolucionado para ver el mundo como algo compuesto de objetos diferenciados. Pues no. Todo ha estado entrelazado desde el primer momento de la creación. Lo que llamáis espacio y tiempo no son más que propiedades emergentes de una realidad subyacente más profunda. En dicha realidad no hay separación. No hay tiempo. No hay espacio. Todo es uno.»
Explícate.
«Pese a ser incorrecta, vuestra teoría de la mecánica cuántica pone de relieve una verdad profunda, la de que el universo es unitario.»
De acuerdo, muy bien, pero ¿eso qué importancia tiene para nuestra vida actual?
«Mucha. Vosotros os consideráis "personas individuales", con un pensamiento único y diferenciado. Os creéis que nacéis y que morís. Os pasáis la vida con un sentimiento de aislamiento y soledad que puede llegar a ser desesperante. Tenéis miedo de la muerte porque teméis perder vuestra individualidad. Es todo una ilusión. Tú, él, ella… Todo lo que os rodea, esté vivo o no, las estrellas, las galaxias, el vacío que hay en medio, no son objetos separados y diferenciados. Existe una interrelación fundamental en todo. El nacimiento y la muerte, el dolor y el sufrimiento, el amor y el odio, el bien y el mal, son todo ilusiones, atavismos del proceso evolutivo. En realidad no existen.»
¿Es decir, que todo es ilusión, como creen los budistas?
«En absoluto. Hay una verdad absoluta, una realidad, pero el mero hecho de entreverla destruiría cualquier cerebro humano.»
Si eres Dios, dejémonos de teclas. Deberías poder oírme.
«Con toda claridad.»
¿Dices que «todo es unitario»? Nosotros tenemos un sistema de numeración: uno, dos, tres… Es mi manera de refutar tu afirmación.
«Uno, dos, tres… Otra ilusión matemática. No hay enumerabilidad.»
Eso son sofismos matemáticos. Que no hay enumerabilidad… Acabo de demostrar lo contrario contando. [Levanta una mano.] Otra prueba en contra: ¡mira, el número entero cinco!
«Lo que me enseñas es una mano con cinco dedos, no el número entero cinco. Vuestro sistema numérico no tiene existencia independiente en el mundo real. Es una simple metáfora.»
Me gustaría oír cómo demuestras una conjetura tan absurda.
«Elige un número al azar en la serie de los números reales: la probabilidad de que hayas elegido un número sin nombre y sin definición, que no se puede computar o poner por escrito ni aunque lo intentara todo el universo, es de uno. Este problema se extiende a los números supuestamente definibles, como pi o la raíz cuadrada de dos. Con un ordenador del tamaño del universo que estuviera en marcha una cantidad infinita de tiempo, no se podría calcular exactamente ninguno de ambos números. Dime una cosa, Edelstein: ¿entonces cómo puede decirse que existen esos números? ¿Cómo pueden existir el círculo o el cuadrado, de los que se dice que derivan dichos números? ¿Cómo puede existir el espacio dimensional si no se puede medir? Tú, Edelstein, eres como un mono que en un heroico esfuerzo mental aprende a contar hasta tres. Encuentras unas piedras y crees que has descubierto el infinito.»
¿Ah, sí? Te llenas la boca con palabras, presumes de que hasta el nombre de «Dios» es inadecuado para describir tu grandeza… ¡Pues venga, demuéstralo! Demuestra que eres Dios.
«Propon tú la demostración, Hazelius, aunque te advierto de que es la última prueba a la que me someteré. Tenemos cosas más importantes que hacer, y muy poco tiempo.»
Tú me has obligado. Mi mujer, Astrid, murió estando embarazada. Acabábamos de enterarnos. Nadie más sabía que esperaba un hijo. Nadie más. Aquí tienes la posibilidad de demostrármelo: dime el nombre que elegimos para nuestro hijo.
«Albert Leibniz Gund Hazelius, si era niño.»
¿Y si era niña? ¿Qué pasaba si era niña? ¿Qué nombre le habríamos puesto?
«Rosalind Curie Gund Hazelius.»
Bien, vamos a empezar otra vez. ¿Quién diantre eres de verdad?
«Por motivos que ya he explicado, no podéis saber quién soy. La palabra "Dios" se acerca, pero no deja de ser una definición muy pobre.»
¿Formas parte del universo, o estás separado de él?
«No existe la separación. Todos somos uno.»
¿Por qué existe el universo?
«El universo existe porque es más simple que nada. También es la razón de que yo exista. El universo no puede ser más simple de lo que es. Es la ley física de la que derivan todas las demás.»
¿Qué podría ser más simple que nada?
«"Nada" no puede existir. Es una paradoja inmediata. El universo es el estado más próximo a nada.»
Si todo es tan simple, ¿por qué es tan complejo el universo?
«El universo intrincado que vosotros veis es una propiedad emergente de su simplicidad.»
¿Y qué es esa simplicidad profunda que subyace a todo?
«Es la realidad que no cabría en vuestro cerebro humano.»
¡Ya me estoy cansando! ¡Si tan listo eres, deberías poder explicárselo a estos pobres seres humanos tan ignorantes! ¿Qué quieres decir, que sabemos tan poco de la realidad que nuestras leyes físicas son un fiasco?
«Habéis construido vuestras leyes físicas a partir de la premisa de que el tiempo y el espacio existen. Todas vuestras leyes se basan en marcos de referencia, lo cual no es válido. Vuestras queridas suposiciones sobre el mundo real no tardarán mucho en venirse abajo, y a partir de sus cenizas erigiréis un nuevo tipo de ciencia.»
Si nuestras leyes físicas son falsas, ¿cómo se explica que nuestra ciencia tenga un éxito tan espectacular?
«Aunque las leyes de Newton sobre el movimiento sean falsas, sirvieron para que llegaran hombres a la Luna. Con vuestras leyes ocurre lo mismo: son aproximaciones viables, pero fundamentalmente incorrectas.»
Muy bien, entonces ¿cómo se construyen las leyes de la física sin tiempo ni espacio?
«Perdemos el tiempo discutiendo conceptos metafísicos.»
¿Entonces de qué deberíamos discutir?
«De la razón de que haya venido.»
¿Y cuál es?
«Que tengo que encargaros algo.»
Bueno, vamos a ver. ¿Nos explicas cuál es el encargo?
«Las grandes religiones monoteístas han sido una etapa necesaria en el desarrollo de la cultura humana. Vuestro trabajo es guiar a la humanidad hacia el siguiente sistema de creencias.»
¿Es decir?
«La ciencia.»
¡Qué ridiculez! ¡La ciencia no puede ser ninguna religión!
«Ya habéis creado una nueva religión, aunque os neguéis a re-conocerlo. Antes, la religión era una manera de entender el mundo. Ahora ese papel lo desempeña la ciencia.»
La ciencia y la religión son dos cosas distintas. Hacen preguntas distintas, y requieren tipos de pruebas distintos.
«Tanto la ciencia como la religión buscan lo mismo: la verdad. Es imposible conciliarlas. El choque entre visiones del mundo esta en pleno auge, y se agrava constantemente. La ciencia ya ha refutado la mayoría de las principales creencias de las religiones históricas, con lo que las ha sumido en el desconcierto. Vuestro trabajo es ayudar a la humanidad a encontrar un nuevo rumbo para superar la crisis.»
¡Por Dios! ¿Acaso te crees, que los fanáticos del Medio Este o del Sur se harán a un lado y aceptarán la ciencia como nueva religión? Es una locura.
«Transmitiréis al mundo mis palabras y contaréis lo que ha pasado aquí. No subestiméis mi poder, ya que es el de la verdad.»
¿Hacia dónde se supone que iremos con la nueva religión? ¿Qué sentido tiene? ¿Quién la necesita?
«El objetivo inmediato de la humanidad es traspasar los límites de la bioquímica. Debéis liberar vuestra mente de la carne de vuestros cuerpos.»
¿La carne? No entiendo.
«La carne. Los nervios. Las células. La bioquímica. El soporte de vuestro pensamiento. Debéis liberar de carne vuestro pensamiento.»
¿Cómo?
«Ya habéis empezado a procesar información al margen de vuestra existencia como carne, mediante los ordenadores. Pronto encontraréis la manera de procesarla usando aparatos de computación cuántica, que os llevarán a usar los procesos cuánticos naturales del mundo que os rodea como medio de computación. Ya no necesitaréis construir máquinas para procesar información. Os expandiréis en el universo, literal y figuradamente, como ya se han expandido otras entidades inteligentes antes que vosotros. Saldréis de la cárcel de la inteligencia biológica.»
¿Y luego?
«Con el tiempo enlazaréis con otras inteligencias expandidas, y todas esas inteligencias enlazadas descubrirán una manera de fundirse en un tercer estado mental que entenderá la realidad simple en la que se basa la existencia.»
¿Y ya está?
«No. Eso solo es el prólogo de una tarea mayor.» ¿Qué tarea?
«Evitar la muerte por enfriamiento del universo. Cuando el universo llegue a un estadio de máxima entropía, que es la muerte del universo por enfriamiento, el cálculo universal se detendrá, y yo moriré.»
¿Es inevitable o existe alguna manera de impedirlo?
«Esa es precisamente la cuestión que debéis determinar.»
¿Y esa es la finalidad última de la existencia?¿Evitar esa misteriosa muerte por enfriamiento? Suena a novela de ciencia ficción.
«Sortear la muerte por enfriamiento solo es un paso en el camino.»
¿El camino hacia dónde?
«Proporcionará al universo la plenitud temporal que necesita para pensarse hasta alcanzar el estado final.» ¿De qué estado final se trata?
«No lo sé. Pero no se parecerá a nada de los que podáis imaginar, ni tan siquiera yo.»
Has dicho «plenitud temporal». ¿Eso cuánto es, exactamente?
«Será un número de años igual al factorial de diez elevado al factorial de diez, elevado a su vez al factorial de diez, y este número, a su vez, al factorial de diez; todo ello repetido 10
83
veces, antes de elevar el resultado 10
47
veces a su propio factorial. Usando vuestra notación matemática, este número (el primer número de Dios) es:
(10!↑↑10
83
)
[(10!↑↑10
83
)!↑↑10
47
]
Es el tiempo en años que tardará el universo en pensarse hasta alcanzar el estado final, en llegar a la respuesta definitiva.»
¡Es un número absurdamente alto!
«Solo es una gota en el gran mar del infinito.»
¿Qué papel desempeñan la moral y la ética en este universo feliz del que hablas? ¿O la salvación y el perdón de los pecados?
«Lo repito una vez más: la separación es algo ilusorio. Los seres humanos son como las células de un cuerpo. Las células mueren, pero el cuerpo sigue viviendo. El odio, la crueldad, la guerra y el genocidio tienen más que ver con enfermedades del sistema inmunitario que con lo que llamáis "maldad". Esta visión que os ofrezco, en la que todo está conectado, brinda un gran campo de acción moral en el que el altruismo, la compasión y la responsabilidad mutua desempeñan un papel fundamental. Vuestro destino es un solo destino. Los seres humanos sobrevivirán juntos o morirán juntos. Nadie se salva, porque nadie se pierde. Nadie es perdonado, porque nadie es acusado.»
¿Y la promesa que nos hace Dios de un mundo mejor?
«Vuestros conceptos del paraíso son de una obtusidad notable.»
¡Perdona, pero la salvación no tiene nada de obtusa!
«La visión de plenitud espiritual que os brindo es inconmensurablemente mayor que cualquier paraíso soñado desde la Tierra.»
¿Y el alma? ¿Niegas le existencia del alma inmortal?
«La información nunca se pierde. Tras la muerte del cuerpo, la información creada por aquella vida cambia de forma y estructura, pero nunca se pierde. La muerte es una transición de información. No la temáis.»
¿Perdemos nuestra individualidad con la muerte?
«No os lamentéis por esa pérdida. De ese poderoso sentimiento de individualidad, tan necesario para la evolución, se desprenden muchas de las características, buenas y malas, que rondan cualquier vida humana: el miedo, el dolor, el sufrimiento y la soledad, pero también el amor, la felicidad y la compasión. Por eso tenéis que escaparos de vuestra existencia bioquímica. Cuando os liberéis de la tiranía de la carne, os quedaréis con lo bueno (el amor, la felicidad, la compasión y el altruismo) y os desprenderéis de lo malo.»