El líder de la manada (32 page)

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Authors: César Millán,Melissa Jo Peltier

Tags: #Adiestramiento, #Perros

2. Un perro normal sentirá curiosidad por tu olor, de modo que es importante que le permitas acercarse a ti y olerte. Cuando vayas a casa de alguien por primera vez, el perro responderá mucho mejor si no le haces ningún caso al principio y le permites que sea él quien te investigue a su manera. Dado que son muchos los humanos que desconocen la etiqueta canina, muchos perros están acostumbrados a que los humanos se les acerquen sin haber sido invitados y para defenderse han construido mecanismos de defensa, entre los que se cuenta la timidez, el temor, y a veces la agresión. Permitir que un perro te explore antes de que tú le hayas explorado a él le proporciona el espacio necesario para que te respete y confíe en ti.

3. No olvides mis tres reglas:
no tocar, no hablar y no mirar a los ojos
mientras el perro está analizando a través del olfato nuestra energía y los distintos olores de nuestro cuerpo. Su examen puede durar desde tres segundos a un minuto. Es importante no interrumpir al perro mientras está llevando a cabo este ritual. Tú no darías media vuelta mientras alguien te está estrechando la mano, ¿verdad?

4. Cuando el perro haya terminado de examinarte, con un signo te hará entender si quiere pelear contigo, si quiere huir de ti, ignorarte o mostrarte respeto, que es otro modo de decir «sumisión». En este último caso puede que proyecte hacia ti buenas vibraciones, y a veces se frotará contra ti suavemente. Esa señal podrás interpretarla como que puedes tocarlo o compartir afecto con él.

5. Mucha gente insiste u obliga a un perro a prestarle atención cuando el animal preferiría ignorarle. En el mundo canino, se trata de un comportamiento grosero. Imagínate que acabas de estrecharle la mano a alguien formalmente, luego has dado media vuelta para continuar con tus asuntos y esa persona insiste en no dejarte. Si un perro quiere ignorarte, simplemente dará media vuelta y mirará hacia otro lado, ya sea el suelo o cualquier otra cosa que llame su atención. Puede incluso que se aleje. Básicamente te está diciendo: «Gracias, pero no, gracias». Lo mejor que puedes hacer es no prestarle atención.

6. Si un perro muestra síntomas de dominancia o agresividad hacia ti, ignorarle podría ser interpretado como un signo de debilidad. Podría tratarse de una mirada, una mueca o una agresión más física como chocarse contra ti o subirse sobre tus pies. En este caso, debes ponerte en tu sitio, pero sin mirarle fijamente a los ojos, algo que inmediatamente interpretaría como un desafío. Tu objetivo no es discutir con el perro u obligarle a que te vea como «el jefe», sino pedirle que te trate al menos con el mismo respeto que tú le has tratado a él. Simplemente utiliza tu cuerpo y tu «diálogo interior» para defender tu propio espacio. En su mundo, los perros «dialogan» por el espacio constantemente, y la mayoría de ellos te darán el tuyo cuando se lo reclames.

7. Si la agresión continúa, deberás pedirle al dueño con toda la calma y la firmeza del mundo que se lleve al perro porque no te sientes cómodo. Hazlo enseguida, porque si permites que tus propias emociones escalen en nerviosismo o temor, puedes prepararte para una relación problemática a largo plazo. Por supuesto también es muy importante que el dueño aparte al perro de un modo tranquilo y firme. Lo más importante en ese momento es que nadie se excite demasiado.

Cómo presentarle una persona nueva a tu perro (especialmente un niño)

1. Si vas caminando por una calle y un niño o un desconocido quiere acariciar a tu perro, lo más importante que debes recordar es que el líder de la manada eres tú y que el control de la situación depende de ti.

2. En primer lugar, nunca permitas que sea el niño quien haga el primer movimiento. Tendrás que observar al niño o al desconocido y reparar en cómo se comporta, prestando especial atención al lenguaje corporal y al contacto visual. Si esa persona está excitada es posible que el perro lo considere una falta de respeto y puede que intente corregirle empujándole con la cabeza, el cuerpo o la pata. Recuerda que tu perro no puede entenderte si le dices «no te preocupes, que es el hijo de mi amigo». Él nunca va a verle de ese modo, como tampoco va a importarle si es un amante de los perros. Lo que tu perro hará será emitir un juicio basándose en la intensidad de su energía, la velocidad y dónde y cómo le está tocando el niño.

3. Si conoces bien a tu perro y te fías de él en presencia de desconocidos (y si tu perro ha hecho el ejercicio suficiente y no se siente ansioso o frustrado), te recomiendo que le digas al niño: «¿Por qué no dejas que él te salude primero? Tengo tres reglas: no tocar, no hablar y no mirarle a los ojos durante dos minutos». Luego observa las reacciones de tu perro. Si te parece que la situación está controlada, deja que el niño acaricie al perro, pero asegúrate de que controlar el modo en que el niño le muestra su afecto al perro. Tú y sólo tú, el dueño, sabrás si a tu perro no le gusta que le toquen en determinadas partes del cuerpo o de un modo en concreto.

4. Si la energía de la persona no te parece adecuada, o si tienes la impresión de que tu perro no está de humor para conocer a un niño sin correr riesgos, la respuesta adecuada a ese tipo de situaciones puede ser: «Lo siento, pero mi perro se está entrenando en este momento». Más vale prevenir que curar, sobre todo estando de por medio la seguridad de un niño.

Introducir una persona nueva en tu casa

Cuando llega un invitado a tu puerta, la mayor parte de los perros ladran. Esto es normal, y es parte del sistema de alarma de los perros. Ésta es una de las muchas razones por las que los humanos introdujeron al perro en su vida: para que los alertara de la presencia de extraños y de posibles peligros. Lo difícil es ser capaces de controlar el ladrido de nuestro perro, pero aun así su sentido común le empujará a decidir si una persona que llega a nuestra puerta es o no digna de confianza. Queremos tener una alarma que podamos conectar y desconectar a nuestro antojo, pero un perro en un ser vivo con una mente propia. En este punto entrarán en juego la preparación, la repetición y tus habilidades como líder de la manada.

1 . Es pertinente condicionar a tu perro para que comprenda que sólo un cierto número de ladridos es aceptable. Cuanto más ladra el perro, más se pondrá en modo guardia-alerta, un estado bien distinto del de sereno y sumiso. De tres a cinco ladridos deberían bastar para alertar a cualquiera que venga a tu puerta de que hay un perro en el interior de la casa. Y el perro está haciendo un trabajo para ti: alertar a la manada de una llegada.

2. Antes de abrir la puerta, si tu perro va a permanecer en la habitación, lo mejor es que esté sereno y sumiso. A mí me gusta crear una frontera imaginaria en la zona de la entrada que me pertenece a mí, y no al perro. El perro podrá esperar tranquilamente fuera de esa zona, pero no podrá acercarse al recién llegado hasta que yo le dé permiso para hacerlo. Para esto puede requerirse por un lado mucha práctica por tu parte como líder de la manada, dueño del espacio, y un buen condicionamiento del animal a través de correcciones reforzadas con golosinas y afecto en respuesta a su paciente espera hasta que tú le des la orden de salir.

3. Ahora que ya tienes un espacio seguro, abre la puerta. Si es la primera vez que esa persona viene a tu casa, pídele respetuosamente que siga la regla de no tocar, no hablar y no establecer contacto visual hasta que sea el perro quien dé el primer paso; dale permiso y permítele ejecutar su ritual, en el que no estarán permitidos los saltos. Una vez lo haya completado, podrás continuar con el modo humano de saludarse.

4. En cuanto el perro se haya acostumbrado al visitante, no tendrás que seguir las reglas tan estrictamente. Cuando el perro esté tranquilo y haya comprendido que esa persona es un humano más en papel líder, no tendrá que seguir preocupándose por el papel que desempeñará en la manada. Recuerda que tu perro no sabe que se trata de tu amigo de más tiempo que viene a comer a tu casa el día de Acción de Gracias. Él sólo quiere saber qué papel va a desempeñar esa persona en su mundo, y depende de ti, el líder de su manada, asegurarte de que tanto el perro como el invitado entienden bien su papel.

Algunos dueños, especialmente aquellos con más de un perro, prefieren sacar al perro de la habitación cuando llega una visita. Condicionar al animal con una chuchería para que salga de la habitación cada vez que suena el timbre puede disminuir la tensión de un primer encuentro y que el animal asocie a cada persona que llegue a la casa con algo bueno. Sin embargo, es importante que tú, el líder, hagas una presentación una vez el invitado se haya acomodado; una presentación que respete las reglas de la etiqueta tanto humana como canina.

Dominar el paseo

1. El momento ideal para salir de paseo es cuando no tienes prisa. Destina una hora como mínimo a este menester, aunque no sea necesariamente al paseo en sí, sino a todo el ritual. Recuerda que el paseo debe ser una experiencia significativa y placentera para tu perro y para ti, no algo que te quites de en medio antes de empezar con el día de verdad. Si es así como te sientes la mayor parte del tiempo, tu perro lo notará y ello perjudicará el lazo existente entre ambos.

2. El mejor momento para el paseo es con luz de día. Los perros son animales diurnos y caminar con ellos durante el día va en sintonía con su reloj biológico. Por supuesto pueden adaptarse a la actividad nocturna del mismo modo que los humanos, pero desde el punto de vista biológico, ambas especies tienden a hacer mejor su trabajo durante las horas de luz.

3. Para seguir los principios de la psicología canina, debes comprender que no pretendes crear con el paseo una sobreexcitación en tu perro. No olvides que te tiene calado, y para él el ritual del paseo empieza en el momento en que
piensas
en él por primera vez. El perro empezará a excitarse en cuanto vea la correa. No lo llames alzando la voz, ni le permitas que salte o cualquier otro comportamiento histérico. Es importante que esperes a que esté calmado, incluso antes de ponerle la correa.

4. Es muy importante que entiendas cuál es el ritual del líder de la manada. Un líder tiene una misión o una intención, razón por la que los perros instintivamente quieren seguirle. Un líder sabe lo que se hace, de modo que ¡al menos finge saberlo tú también! Recuerda tu diálogo interno: ha de ser fuerte, sereno y firme.

5. Cuando ya le hayas puesto la correa al perro siguiendo las normas y esté en la predisposición correcta, abre la puerta. ¿Sigue estando tranquilo? Si no es así, espera a que lo esté. Tú has de salir primero y luego pedirle al perro que salga él. No permitas que el animal salga como un rayo delante de ti. Cuando ya estéis fuera, pídele que se siente y se tranquilice, y después cierra la puerta. Tengas que hacer lo que tengas que hacer, intenta no tener prisa. Ésa es la razón de que debas darte un marco amplio de tiempo. Lo creas o no, la parte más importante de todo este ritual es el comienzo, ya que marca el tono para el resto de la experiencia.

6. Si tu caso es el contrario y el animal se siente incómodo con la correa, intenta no emplear el sonido sino quitar cualquier mueble tras el que pretenda esconderse tu perro. Luego espera a que el perro venga a ti para ponerle la correa. Es un buen momento para darle una golosina, si es necesario. Asegúrate de hacerlo todo con calma, con el más alto nivel de energía firme y serena. Con esta clase de perros, no salgas inmediatamente después a la calle. Camina un poco con la correa de la mano por un entorno conocido hasta que crees un flujo de energía con el cual podrás ir a la puerta y abrirla. Espera a que tu perro vuelva a estar sumiso y tranquilo antes de salir y cerrar. Si intenta huir, espera a que se calme antes de hacer nada, de modo que no pueda pensar que estás recompensando una mente inestable. Si abres la puerta cuando está inestable, ya le estás recompensando.

7. Camina con tu perro al lado o detrás de ti, nunca delante. Si no has experimentado la maravillosa sensación de ir con un perro caminando a tu lado (¡o con más de uno!), totalmente sincronizados con tu energía y tus movimientos, entonces en mi opinión, es que no has vivido. Si lo único que has experimentado es salir con un perro que va todo el tiempo tirando de la correa por delante de ti, entonces no has disfrutado de la verdadera belleza y unión que destila el pasear correctamente con un perro. Una vez lo hayas hecho bien, créeme: ¡nunca más querrás volver a lo de antes!

8. Si tu perro ha mantenido una magnífica predisposición durante el paseo, puedes recompensarle permitiéndole aliviarse. Si tu perro micciona automáticamente en cuanto salís a la calle, está bien, siempre y cuando el animal se muestre tranquilo y no excitado. El siguiente paso es por el que más me pregunta la gente: ¿cuándo le dejo olfatear? Yo recomiendo dejar que lo haga un máximo de cinco minutos para que tenga «su tiempo» durante la pausa para hacer sus necesidades.

9. Después llega el momento del ritual de la migración, el ritual de avanzar juntos. El desafío consiste en no permitirle olfatear el suelo, pararse a mirar a su alrededor o distraerse por perros que ladran al otro lado de una valla. Debes transmitirle que «el líder de la manada soy yo y tú debes seguirme». Luego, cuando hayas migrado durante unos quince minutos, puedes recompensarle dejándole adelantarse y olfatear el suelo de dos a cinco minutos. La recompensa debe ser siempre inferior en duración al tiempo de desafío porque lo que tú quieres es que te vea más como el líder de su manada, que como un amigo que camina detrás. Cada vez que el perro se adelanta sin permiso, cree que es él quien lidera el paseo.

10. Nunca intentes reunirte con otro perro que no esté en la misma predisposición que el tuyo. No experimentes. Si un perro está excitado y el tuyo está sumiso y tranquilo, no es bueno ponerlos juntos. Si quieres que ese perro forme parte de la vida del tuyo, asegúrate de que caminen juntos formando manada antes de darles tiempo para jugar.

11. Cambia de ruta tanto como puedas. A los perros les gusta la rutina, pero ¡también la aventura! Experimenta lugares nuevos, escenarios nuevos y olores desconocidos como parte del desafío psicológico.

12. ¡No olvides recoger sus deposiciones!

Un detalle más acerca del paseo: si el tiempo es demasiado malo para salir, no dejes a tu perro en casa explicándole por qué no vais a caminar. Llévale a la puerta para que pueda sentir la lluvia, la nieve o el granizo. Si tu perro puede leer el pronóstico del tiempo instintivamente, comprenderá perfectamente que no salgáis a vuestro peregrinaje diario.

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