El poder del mito (40 page)

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Authors: Joseph Campbell

Tags: #Ensayo, Referencia

Jesús fue un personaje histórico que consumó en sí mismo la identidad entre él y el Padre, y que vivió en este conocimiento de la divinidad de su naturaleza.

Recuerdo que una vez estaba dando una conferencia en la que hablaba sobre vivir en el sentimiento del Cristo que hay en ti, y un sacerdote en el público (según me contaron después) se volvió hacia la mujer que estaba a su lado y le susurró: «Eso es blasfemia».

M
OYERS
: ¿Qué querías decir con lo del «Cristo que hay en ti»?

C
AMPBELL
: Lo que quería decir es que debes vivir no de acuerdo con tu propio sistema del yo, con tus propios deseos, sino de acuerdo con lo que podríamos llamar el sentimiento de la humanidad (el Cristo) existente dentro de ti. Hay un dicho hindú: «Sólo un dios puede adorar a un dios». Tienes que identificarte en alguna medida con el principio espiritual que representa tu dios para poder adorarlo como se debe y vivir de acuerdo con su palabra.

M
OYERS
: Al hablar del dios interior, del Cristo interno, de la iluminación o el despertar que viene de dentro, ¿no existe el peligro de volverse narcisista, de caer en una obsesión con uno mismo que puede llevar a una visión distorsionada del yo y el mundo?

C
AMPBELL
: Puede suceder, por supuesto. Es una especie de cortocircuito en la corriente. Pero el objetivo es ir más allá de uno mismo, más allá del concepto de uno mismo, hacia aquello de lo que uno no es más que una manifestación imperfecta. Cuando sales de una meditación, por ejemplo, se supone que haces entrega de todos sus beneficios, sean los que fueren, al mundo, a todos los seres vivos, sin retenerlos para ti.

Como ves, hay dos modos de pensar «soy Dios». Si piensas: «Aquí yo, en mi presencia física y en mi carácter temporal, soy Dios», estás loco y has provocado un cortocircuito en la experiencia. Eres Dios, no en tu yo, sino en tu ser más profundo, donde eres uno con lo trascendente no dual.

M
OYERS
: En alguna parte dices que podemos volvernos figuras salvadoras para quienes nos rodean (nuestros hijos, nuestras esposas, nuestros seres queridos, nuestros vecinos), pero nunca el Salvador. Dices que podemos ser madre y padre, pero nunca la Madre y el Padre. Es un reconocimiento de limitación, ¿no es así?

C
AMPBELL
: Sí, lo es.

M
OYERS
: ¿Qué piensas del Salvador Jesús?

C
AMPBELL
: No sabemos mucho sobre Jesús. Todo lo que tenemos son cuatro textos contradictorios que se supone que nos transmiten lo que hizo y dijo.

M
OYERS
: Escritos muchos años después de su muerte.

C
AMPBELL
: Sí, pero a pesar de eso, pienso que podemos saber aproximadamente lo que dijo Jesús. Pienso que los dichos atribuidos a Jesús están probablemente muy cerca de los originales. La principal enseñanza de Cristo, por ejemplo, es «ama a tus enemigos».

M
OYERS
: ¿Cómo puedes amar a tu enemigo sin aceptar lo que hace tu enemigo, sin aceptar su agresión?

C
AMPBELL
: Te diré cómo hacerlo: no señales la mota en el ojo de tu enemigo, sino la viga en el tuyo. Nadie está en posición de descalificar el modo de vida de su enemigo.

M
OYERS
: ¿Crees que hoy Jesús sería cristiano?

C
AMPBELL
: No la clase de cristiano que conocemos. Quizás algunos de los monjes y monjas que están realmente en contacto con los altos misterios espirituales se parezcan a lo que fue Jesús.

M
OYERS
: Entonces, ¿Jesús podría no haber pertenecido a la Iglesia militante?

C
AMPBELL
: No hubo nada de militante en Jesús. No encuentro nada en ese sentido en ninguno de los evangelios. Pedro sacó su espada y le cortó una oreja al sirviente, y Jesús le dijo: «Envaina tu espada, Pedro». Pero Pedro ya había desenvainado la espada y la mantuvo en alto desde entonces.

He vivido a lo largo de buena parte del siglo XX y recuerdo lo que me decían de niño sobre un pueblo que nunca fue ni ha sido nuestro enemigo. Para representarlo como un enemigo potencial, y para justificar nuestro ataque, se lanzó una campaña de odio, mentiras y denigración, cuyos ecos siguen sonando hasta hoy.

M
OYERS
: Y, sin embargo, se nos dice que Dios es amor. Una vez tú citaste las palabras de Jesús: «Amad a vuestros enemigos y rezad por quienes os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en el cielo. Pues él hace salir el sol sobre lo bueno y lo malo, y envía la lluvia tanto al justo como al injusto». Dijiste que ésta era la más alta, la más noble, la más audaz de las enseñanzas cristianas. ¿Sigues pensándolo?

C
AMPBELL
: Creo que la compasión es la experiencia religiosa fundamental, y sin ella no tienes nada.

M
OYERS
: Te diré cuál es para mí el pasaje más importante del Nuevo Testamento: «Creo. Ayúdame en mi incredulidad». Creo en esta realidad última, que puedo experimentar, y lo hago. Pero no tengo respuestas para mis preguntas. Creo en la pregunta, ¿hay un Dios?

C
AMPBELL
: Hace un par de años tuve una experiencia muy divertida. Estaba en la piscina del Club Atlètico de Nueva York, donde me presentaron a un sacerdote que era profesor en una de nuestras universidades católicas. Después de nadar me recosté en una de las tumbonas y el cura, que estaba a mi lado, me preguntó:

«Señor Campbell, ¿es usted sacerdote?»

«No, padre», respondí.

Me preguntó: «¿Es católico?».

Le respondí: «Lo fui, padre».

Entonces me preguntó (y creo que es interesante que haya formulado la pregunta del modo en que lo hizo): «¿Cree en un dios personal?».

«No, padre», dije.

Me respondió: «Bueno, supongo que no hay modo de probar mediante la lógica la existencia de un dios personal».

«Si la hubiera, padre», le dije, «¿de qué valdría la fe?»

«Bueno, señor Campbell», se apresuró a decir el cura, «conocerle ha sido un placer.» Y se marchó. Me sentí como si acabara de hacer una buena presa de jiu-jitsu.

Pero fue una conversación muy clarificadora para mí. El hecho de que un sacerdote católico hubiera preguntado si creía en un dios personal significaba que él también reconocía la posibilidad de un dios impersonal, es decir, un terreno trascendente o una energía en sí. La idea de la conciencia de Buda es la de una conciencia luminosa, inmanente, que da forma a todas las cosas y a todas las vidas. Sin pensarlo, y nosotros vivimos de los fragmentos de esa conciencia, fragmentos de esa energía. Pero el modo religioso de vida es vivir no siguiendo las intenciones egoístas de este cuerpo particular en este momento particular, sino de acuerdo con la visión de esa conciencia más amplia.

Hay un pasaje muy importante en el Evangelio gnóstico según santo Tomás, recientemente descubierto: «"¿Cuándo vendrá el reino?", preguntan los discípulos de Cristo». En Marcos 13, si no me equivoco, leemos que el fin del mundo es inminente. Es decir, una imagen mitológica (la del fin del mundo) se toma allí como si predijera un hecho real, físico, histórico. Pero en la versión de Tomás, Jesús responde: «El reino del Padre no vendrá según lo esperado. El reino del Padre ya está difundido en la tierra, y los hombres no lo ven». Yo te miro ahora en ese sentido, y el resplandor de la presencia de lo divino se me da a conocer a través de ti.

M
OYERS
: ¿A través de mí?

C
AMPBELL
: Sí, de ti. Cuando Jesús dice: «El que beba de mi boca será como soy yo, y yo seré él», está hablando desde el punto de vista de ese ser de seres que llamamos Cristo, que es el ser de todos nosotros. Cualquiera que viva en relación con eso es como Cristo. Cualquiera que traiga a su vida el mensaje del Verbo es equivalente a Jesús, eso es lo que quiere decir.

M
OYERS
: ¿A eso te refieres al decir que te estoy transmitiendo el resplandor de Dios?

C
AMPBELL
: Sí, es lo que estás haciendo.

M
OYERS
: ¿Y tú a mí?

C
AMPBELL
: Y lo digo en serio.

M
OYERS
: Yo lo tomo en serio. Siento de veras que hay divinidad en el otro.

C
AMPBELL
: No sólo eso; lo que tú representas en esta conversación y lo que estás tratando de poner en claro es una comprensión de estos principios espirituales. De modo que eres el vehículo. Estás irradiando espíritu.

M
OYERS
: ¿Todos lo hacemos?

C
AMPBELL
: Lo hacen todos los que en su vida han alcanzado el nivel del corazón.

M
OYERS
: ¿De veras crees que hay una geografía de la psique?

C
AMPBELL
: Es lenguaje metafórico, pero puedes decir que algunas personas viven en el nivel de los órganos sexuales, y que no viven más que para eso. Ese es el sentido de la vida. Es la filosofía de Freud, ¿no? Después pasas a la filosofía adleriana de la voluntad de poder, que dice que toda la vida está centrada en los obstáculos y la superación de esos obstáculos. Bueno, desde luego que es una vida perfectamente buena, y ésas también son formas de la divinidad. Pero están en un nivel animal. Después viene otra especie de vida, que implica darse a otros de una manera u otra. Esto es lo que queda simbolizado en la apertura del corazón.

M
OYERS
: ¿Cuál es la fuente de esa vida?

C
AMPBELL
: Debe ser un reconocimiento de tu vida en el otro, de la vida única en nosotros dos. Dios es una imagen de esa vida única. Nos preguntamos de dónde viene esta vida, y la gente que piensa que todo tiene que haber sido hecho por alguien pensará que Dios la hizo. Así que Dios es la fuente de todo esto.

M
OYERS
: Pero entonces, ¿qué es la religión?

C
AMPBELL
: La palabra viene de
religio
, volver a unir o atar. Si decimos que hay una vida única en nosotros dos, entonces mi vida individual ha estado unida a la vida única,
religio
, reunificada. Esto lo han simbolizado las imágenes de la religión, que representan este enlace.

M
OYERS
: Jung, el famoso psicólogo, dice que uno de los símbolos religiosos más poderosos es el círculo. Dice que el círculo es una de las grandes imágenes primordiales de la humanidad y que, al considerar el símbolo del círculo, estamos analizando el yo. ¿Qué te parece?

C
AMPBELL
: El mundo entero es un círculo. Todas esas imágenes circulares reflejan la psique, por lo que puede haber alguna relación entre estos diseños arquitectónicos y la estructuración real de nuestras funciones espirituales.

Cuando un mago quiere que su magia funcione, dibuja un círculo a su alrededor, y es dentro de este círculo cerrado, esta área herméticamente cerrada, donde pueden ponerse en acción poderes que se pierden fuera del círculo.

M
OYERS
: Recuerdo haber leído sobre un jefe indio que dijo: «Cuando montamos un campamento, montamos el campamento en círculo. Cuando el águila hace un nido, el nido es de forma circular. Cuando miramos el horizonte, el horizonte es un círculo». Para algunos pueblos americanos los círculos son muy importantes, ¿no es así?

C
AMPBELL
: Sí. Pero también están en gran parte de lo que hemos heredado de la mitología sumeria. Hemos heredado el círculo con los cuatro puntos cardinales y los trescientos sesenta grados. El año oficial sumerio tenía trescientos sesenta días, con cinco festivos que no se contaban, que estaban fuera del tiempo y en los cuales realizaban ceremonias que enlazaban a su sociedad con los cielos. Ahora estamos perdiendo ese sentido del círculo en relación con el tiempo, porque tenemos los relojes digitales, que sólo marcan una hora. Con los sistemas digitales no puedes hacerte una idea del correr del tiempo. En la Penn Station de Nueva York hay un reloj con las horas, los minutos, los segundos, las décimas de segundos y las centésimas de segundo. Cuando ves pasar las centésimas de segundo, te das cuenta de cómo se te está escapando el tiempo.

El círculo, por otra parte, representa la totalidad. Todo lo que está dentro del círculo es una sola cosa, es lo que está enmarcado en el círculo. Eso sería el aspecto espacial. Pero el aspecto temporal del círculo consiste en que lo abandonas, vas a algún sitio, y siempre vuelves. Dios es el alfa y el omega, la fuente y el final. El círculo sugiere inmediatamente una totalidad completa, en el tiempo o en el espacio.

M
OYERS
: Sin comienzo, sin final.

C
AMPBELL
: Gira y gira y gira. Piensa en el año, por ejemplo. Cuando llega noviembre, tenemos otra vez el Día de Acción de Gracias. Y después viene diciembre, y otra vez es Navidad. No sólo vuelve el mes, sino también el ciclo lunar, el ciclo diurno. Lo recordamos cuando miramos nuestros relojes y vemos el ciclo del tiempo. Es la misma hora, pero de otro día.

M
OYERS
: Los antiguos chinos se llamaban a sí mismos el Reino del Centro, y los aztecas decían algo semejante sobre su propia cultura. Supongo que toda cultura que use el círculo como orden cosmológico, se propone a sí misma como centro. ¿Por qué crees que el círculo constituye un símbolo tan universal?

C
AMPBELL
: Porque lo experimentamos continuamente: en el día, en el año, al salir de casa en busca de aventuras (una cacería o lo que sea) y volver a casa. Después, hay una experiencia más profunda, también, el misterio del vientre materno y la tumba. Si se entierra a la gente, es para que renazca. Ése es el origen de la idea del entierro. Vuelves a poner a alguien en el vientre de la madre tierra para que vuelva a nacer. Hay imágenes muy tempranas de la Diosa que la muestran como una madre que recibe el alma de vuelta.

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