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Authors: Bernardo Stamateas

Tags: #Divulgación, Autoayuda

Gente Tóxica (3 page)

La persona con más de 13 "verdaderos", no reconoce que posee necesidades; a esta altura se ha convertido en una máquina de trabajar, dejando de sentir, de pensar, y de decidir lo mejor para sí misma. En este punto, su vida ya no tiene sentido, carece de sueños y de expectativas; en su interior sólo queda espacio para broncas y frustraciones extremas.

Sólo a ti te compete marcar la diferencia. Habrá un momento determinado en la vida en el que necesitarás darte cuenta de que si tú mismo no satisfaces tus propias necesidades, nadie lo hará. Lo que deseas que te suceda, dibújalo en tu mente y comienza a diseñarlo, detalla las metas y los pasos que necesitas dar y luego prosigue hasta el final.

Michael Jordan dijo: "
Visualicé adónde quería ir, qué tipo de jugador quería ser; sabía con exactitud adónde llegar, qué quería obtener, me concentré en conseguirlo y lo logré.
"

Si algo sucede en tu vida será por ti.

6. Libre de culpa y cargo

Todos los seres huma. nos tenemos derecho a ser felices y a vivir sin culpas. Todos tenemos cosas buenas y otras que no lo son tanto; sin embargo necesitamos conectamos con lo bueno, con lo mejor que tenemos y seguir adelante.

"El objeto ha tomado forma en mi mente antes de empezar a pintar."
Van Gogh

Sin darnos cuenta nos hemos llenado de culpas, de circunstancias difíciles que debimos pasar y que decidimos cargar sobre nuestros hombros, de mensajes que hemos aceptado e incorporado sin cuestionar y que asumimos como propios.

Obsesionarte con la culpa sólo traerá dolor y heridas a tu alma y a tu cuerpo. Tú eres tu propio tóxico. Ya es tiempo de aprender a ser libre de todos los paradigmas falsos que hasta hoy te dirigían y de disfrutar sin culpa. El cordón umbilical se ha roto y ahora te toca decidir a ti. Simplemente sé tú mismo, limpia el polvo de tus zapatos y sigue adelante. Vacíate de culpas propias y ajenas y comienza a vivir con convicción.

La convicción te permitirá rever, modificar, cambiar lo que sea necesario cambiar y seguir adelante.

  • Si te equivocaste, pide perdón.
    Saber disculparse es un acto de grandeza, implica reconocer nuestros errores y cambiar la actitud. Si está a tu alcance, repara tu equivocación y a tu grandeza se le sumará paz.

"La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento."
San Bernardo de Claraval, Eclesiástico francés

  • Mereces ser feliz.
    Proponte disfrutar de todo lo que tienes, sabiendo que eres merecedor de todas las cosas buenas de la vida. Deshazte de las culpas falsas. Sólo eres responsable de tus decisiones, no de las ajenas.
  • No quieras cambiar a nadie, sólo cambia quien decide cambiar.
    La mejor manera de que el otro cambie es no queriéndolo cambiar.

Cada vez que tomes una decisión pregúntate si te ayudará a ser la mejor versión de ti mismo.

Cada vez que elijas quién te va a acompañar en un proyecto, piensa si esa persona sumará valor y te permitirá ser la mejor versión de ti mismo.

"Somos víctimas de nuestras elecciones."
Anónimo

Cuando leas, investigues, aprendas y crezcas serás tu mejor versión lograda en el plano intelectual.

Cuando proyectes con toda tu fuerza tus sueños y pongas en marcha tus objetivos, conocerás tu propia esencia, tu valor, y el dominio propio, ese que está dentro tuyo. Entonces tu verdadero
yo
emergerá y sabrá reconocerse a sí mismo. Vivir, gozar y disfrutar son derechos que tenemos todos los seres humanos, no privilegios. Nos corresponden por ley.

Capítulo 2:
El envidioso

Una serpiente estaba persiguiendo a una luciérnaga. Cuando estaba a punto de comerla, ésta le dijo: "¿ Puedo hacerte una pregunta?". La serpiente respondió "En realidad nunca contesto preguntas de mis víctimas, pero por ser tú te lo voy a permitir". Entonces la luciérnaga preguntó: "¿Yo te hice algo?", "No" respondió la serpiente. " ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?" preguntó la luciérnaga., "No" volvió a responder la serpiente. " Entonces, ¿por qué me quieres comer?" inquirió el insecto. "Porque no soporto vérte brillar", respondió la serpiente.

1. Lo tuyo … ¿mejor que lo mío? ¿quién lo dijo?

Envidiar es una emoción que no sólo implica anhelar lo que la otra persona tiene, querer estar pasando por la misma circunstancia que el otro; el acto de envidiar implica mucho más: te coloca en un plano de continua insatisfacción y de queja permanente. La envidia nace de la sensación o de la creencia de que nunca voy a tener lo que el otro posee.

Sin embargo, ésto puede modificarse: si lo que te despierta envidia son los kilos que perdió tu compañera de oficina y tú estuvieras segura y convencida de que también podrías bajarlos si te lo propusieras, ¿tendrías envidia de ella? Si tu amigo consiguió un ascenso en el trabajo y tú supieras que haciendo tal o cual entrenamiento también llegarías a ese mismo nivel, ¿sentirías envidia de él? Como puedes ver, se trata de emociones evitables que terminan lastimándonos y desenfocándonos de nuestros propios objetivos.

Son emociones que lentamente nos destruyen, sin darnos cuenta de
que la procesión va por dentro
, como dice un viejo refrán. Bronca, dolor, ira y tristeza son sentimientos con los que nos encontramos al pensar que no hemos alcanzado lo que otros sí tienen.

Podemos envidiar un buen coche, un cuerpo espectacular, una casa maravillosa, una salud de hierro, un cargo jerárquico, un buen esposo, una mujer inteligente, el carisma de un amigo, etc. La envidia puede originarse en aquello que pensamos que no tenemos y necesitamos obtener para ser felices y en una estima pobre y lastimada que siente que si tuviera lo que el otro ha logrado, entonces sí sería feliz.

"Envidia es la tristeza por el bien ajeno y pesar por la felicidad de otro."
Meritxell Hemández

Envidiar es desear lo que el otro tiene.

La excelencia y el triunfo siempre traen envidia. Nadie envidia a un miserable o a un linyera. Se envidian los logros, el reconocimiento, la casa, el dinero, la familia, la pareja, los amigos.

Había un rey que quería saber qué era peor, si ser tacaño o ser envidioso; entonces tomó a dos personas y les dijo: "A uno le daré todo lo que me pida pero al otro le daré el doble." Entonces el envidioso dijo: "A ver si entendí bien rey, ¿todo lo que te pida me lo darás pero al otro le darás el doble?", "Sí", dijo el rey. Entonces le dijo el envidioso al avaro: "Pida usted primero"; "Faltaba más ", dijo el avaro, "primero están los caballeros." Que sí, que no; entonces el envidioso dijo: "Ok, yo pido primero, que me saquen un ojo.
"

La envidia es un sentimiento destructivo de alguien que pretende quitarte lo que has logrado. Si eres un hombre de éxito, siempre te perseguirán.

Presta atención a este cuento:

Había un hombre vendiendo cangrejos en la playa. Tenía dos cubos llenos de animales vivos: uno estaba cubierto con una malla y el otro tapado. Una mujer le preguntó: "¿Por qué tapó un cubo y el otro no?" entonces el vendedor respondió: "Porque vendo dos tipos de cangrejos: japoneses y argentinos. El cangrejo japonés siempre trata de salirse del cubo; cuando no lo consigue, los demás hacen una cadena, se apoyan unos a otros y así todos logran salir, por eso tuve que ponerle una tapa. Los cangrejos argentinos también tratan de escaparse, pero cuando uno intenta saltar, los de más abajo lo agarran y así ninguno escapa.
"

La envidia es una profunda bronca producida por el logro de otros.

"La envidia es una declaración de inferioridad."
Napoleón Bonaparte

La envidia es un deseo de venganza; tu brillo opaca al envidioso.

La envidia acortará tu visibilidad y ejercerá la misma función que la neblina: no te permitirá ver más allá de lo que sólo está al alcance de tus ojos. La persona que envidia pasa tiempo opinando y juzgando todo lo que el otro tiene, en lugar de orientarse a alcanzar sus propios sueños, por lo cual, termina convirtiéndose en verdugo en vez de ser protagonista de su propia vida.

La envidia es un deseo de destrucción, de odio. Las muertes, las violaciones, las estafas, los engaños, los maltratos nacen por la envidia, por ambicionar Jo que el otro tiene.

La envidia tratará de destruirte a través de la persecución abierta o de la descalificación, de la calumnia. Su objetivo será siempre el mismo: perseguirte. Cuando te digan: "Lo que yo te digo no es para criticarte", "Te lo digo, pero no para destruirte", es porque te quieren eliminar. La afirmación de alguien en una conversación denota lo que esa persona tiene en su mente (de lo contrario no necesitaría aclararlo).

El envidioso dirá: "¡Ojo! No lo digo para que te vaya mal", pero tú y yo sabemos que en el fondo su intención es que no logres tus objetivos.

"La envidia es la ira de los pusilánimes."
Antonio de Solís

La envidia nos desenfoca y conduce nuestra energía hacia el flanco equivocado, hacia "el otro", en lugar de buscar dentro de nosotros mismos las mejores oportunidades. Es un sentimiento tan completo y cegador que no te permite ver lo que está delante ni aquello que sólo a ti te pertenece.

Recién cuando tu estima y tu
yo
estén seguros de sus capacidades y habilidades, cuando hayas determinado que nada te moverá del objetivo a seguir, nunca nadie más te despertará "envidia."

"La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde Y no come."
Francisco de Quevedo y Villegas

2. Yo me pregunto: La envidia tiene sexo?

Algunos podrán decir que la envidia es un sentimiento propio de las mujeres, el producto de largas horas telefónicas opinando acerca de qué es lo que su puso la otra, con qué hombre salió, qu~ habrá hecho para conseguirlo, la cirugía que se hizo y no quiere contar, etc., etc., etc. Las compañías telefónicas, agradecidas, pero ésta creencia de que la envidia es exclusivamente femenina es falsa. Tal vez las mujeres son más expresivas, o quizá más libremente se animan a verbalizar lo que piensan de las otras mujeres, pero la envidia, debo decirte, no tiene sexo.

Muchos hombres también la padecen, quizás en voz baja o en susurro. Muchos llegan a sus casas y le comentan a su mujer con bronca el puesto que consiguió su compañero en el trabajo, o la camioneta 4x4 que se compró el vecino.

En fin, envidia y nada más que envidia. Ahora bien, analicemos qué temperatura tienen nuestras emociones.

Toma un lápiz y responde sinceramente "sí" o "no" a cada pregunta del siguiente test. Si la suma de los "sí" da como resultado más de cuatro, tengo que decirte que …

Primero anímate a hacerlo y después seguimos hablando

  • Si un amigo cercano cosecha un éxito profesional, ¿te sientes mal?
  • Cuando alguien cercano a tu entorno de trabajo o vida privada actúa de forma acertada e incluso loable, ¿te cuesta felicitarlo?
  • ¿Te sientes mal cuando alguien importante habla maravillas de otro que conoces?
  • ¿Te sientes mal cuando en el trabajo alguien le dedica más tiempo a uno de tus compañeros que a ti?
  • ¿Sientes que no recibes el mismo afecto que muchos de tus amigos?
  • En las reuniones sociales ¿te gusta destacarte y ser el centro de atención?
  • ¿Criticas a gente famosa o a personas que no conoces?
  • ¿Te anima que alguien que ha triunfado esté pasando ahora un mal momento?
  • ¿Te sientes mal si te tratan de la misma manera que a otra gente?
  • ¿Alguna vez pensaste que tus amigos no saben lo que vales?

Si te dio más de 4 "sí", tienes envidia. Envidia sana o enfermiza, podrás tratar de buscarle una justificación, pero sea cual fuere el caso, es necesario que mires hacia tu propia vida y observes: ¿qué es lo que hizo el otro para llegar a determinado lugar que yo no hice? Esta reflexión no tiene como fin cargarte de culpas y reproches, sino ponerte ante un nuevo planteo acerca de la forma y las estrategias que debes accionar para llegar a tus objetivos. Lo que el resto de las personas adquirieron no es casualidad ni suerte, sino acción, decisión y ejecución de lo dispuesto.

La envidia no vive sola sino que convive con la crítica, la murmuración, el chisme, la dependencia, el desgano, todas actitudes que consumen nuestras fuerzas, convirtiéndonos en excelentes
opinólogos
pero enc pobres constructores de nuestra propia vida.

"El silencio del envidioso está lleno de ruidos."
Khalil Gibran

Desperdiciamos tanto tiempo en los otros que cuando tenemos que ocuparnos de nosotros mismos ya estamos desganad os, y entonces decimos: "Se me pasó·el tiempo, lo hago mañana", pero mañana tendrá el mismo resulta.do si no rompes el circuito de la crítica y el enjuiciamiento.

3. Envidia: ¿sana o enfermiza?

La envidia nos transforma en seres intolerantes respecto del éxito de los demás. Se sufre por tener menos dinero, menos felicidad que el otro. El objetivo es siempre tener "mayor cantid ad" que la que el otro tiene, aún a costa del dolor y la infelicidad. Quien vive bajo estos conceptos sólo podrá ocupar el lugar de víctima, malgastando tiempo, en vez de vivir bien y permitir que el otro viva como mejor le parezca.

Cuando se les pregunta a las personas si son envidiosas, suelen responder que sí, que algo de envidia padecen, pero que en realidad lo que sienten es una envidia sana y no enfermiza.

"La envidia es de una esencia tan etérea que no es más que la sombra de una sombra."
William Shakespeare

Muchos describen a la envidia sana como aquella emoción que reconoce que el otro tiene algo que ellos mismos desean y que aún no obtuvieron. pero que harán todo lo posible por conseguir. En este acto se reconoce que alguien accionó, que trabajó la
milla extra
que a otro le falta recorrer para llegar al mismo lugar. Esa envidia que no acarrea ni dolor ni frustración.

Sin embargo, muchas otras personas se enfrentan a diario a una envidia enfermiza, que sólo genera una continua desazón, infelicidad, frustración y dolor por no poder tener lo que el otro tiene o ha logrado, de forma tal que las inhabilita a ocuparse de lo que realmente merece importancia: nosotros mismos y nuestras acciones.

Envidias sanas o enfermizas, envidias ocultas o expuestas, envidias controladas o descontroladas, son envidias al fin, envidias que afectan nuestra estima y emociones y, en consecuencia, nuestros resultados.

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