Inventario Uno 1950-1985 (37 page)

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Authors: Mario Benedetti

Tags: #Poesia

la tarde en que uno escribe de un tirón

los ojos de alguien en un gran silencio

el rato en que uno olvida que hay la muerte.

En el Pasivo consta lo siguiente

odios pesados y livianos

rabias

que son amargas hasta en la saliva

la cara al afeitarse de mañana

cuando uno se reencuentra con su víspera

y se sienten las deudas en la nuca

la corrida del ómnibus

el asma

el estupor frente al primer hipócrita

la envidia que lastima

el desconcierto

el amigo que no era

el que se va

la culpa los rencores los adioses

la presión deshonesta

el menosprecio

de los que tienen la sartén y el mango

los voraces que ganan la partida

la verdad que apabulla y que es verdad

el futuro cerrado y sin la llave

los ojos de alguien en un gran silencio

y todos los momentos menos uno

todas las noches en que está la muerte.

Salvo error u omisión este balance

infortunadamente arroja pérdidas

a enjugar en futuros ejercicios.

CORAZÓN CORAZA

Porque te tengo y no

porque te pienso

porque la noche está de ojos abiertos

porque la noche pasa y digo amor

porque has venido a recoger tu imagen

y eres mejor que todas tus imágenes

porque eres linda desde el pie hasta el alma

porque eres buena desde el alma a mí

porque te escondes dulce en el orgullo

pequeña y dulce

corazón coraza

porque eres mía

porque no eres mía

porque te miro y muero

y peor que muero

si no te miro amor

si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera

pero existes mejor donde te quiero

porque tu boca es sangre

y tienes frío

tengo que amarte amor

tengo que amarte

aunque esta herida duela como dos

aunque te busque y no te encuentre

y aunque

la noche pase y yo te tenga

y no.

A LA IZQUIERDA DEL ROBLE

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero el Jardín Botánico es un parque dormido

en el que uno puede sentirse árbol o prójimo

siempre y cuando se cumpla un requisito previo.

Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

El secreto es apoyarse digamos en un tronco

y oír a través del aire que admite ruidos muertos

cómo en Millán y Reyes galopan los tranvías.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero el Jardín Botánico siempre ha tenido

una agradable propensión a los sueños

a que los insectos suban por las piernas

y la melancolía baje por los brazos

hasta que uno cierra los puños y la atrapa.

Después de todo el secreto es mirar hacia arriba

y ver cómo las nubes se disputan las copas

y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

ah pero las parejas que huyen al Botánico

ya desciendan de un taxi o bajen de una nube

hablan por lo común de temas importantes

y se miran fanáticamente a los ojos

como si el amor fuera un brevísimo túnel

y ellos se contemplaran por dentro de ese amor.

Aquellos dos por ejemplo a la izquierda del roble

(también podría llamarlo almendro o araucaria

gracias a mis lagunas sobre Pan y Linneo)

hablan y por lo visto las palabras

se quedan conmovidas a mirarlos

ya que a mí no me llegan ni siquiera los ecos.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero es lindísimo imaginar qué dicen

sobre todo si él muerde una ramita

y ella deja un zapato sobre el césped

sobre todo si él tiene los huesos tristes

y ella quiere sonreír pero no puede.

Para mí que el muchacho está diciendo

lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

ayer llegó el otoño

el sol de otoño

y me sentí feliz

como hace mucho

qué linda estás

te quiero

en mi sueño

de noche

se escuchan las bocinas

el viento sobre el mar

y sin embargo aquello

también es el silencio

mirame así

te quiero

yo trabajo con ganas

hago números

fichas

discuto con cretinos

me distraigo y blasfemo

dame tu mano

ahora

ya lo sabés

te quiero

pienso a veces en Dios

bueno no tantas veces

no me gusta robar

su tiempo

y además está lejos

vos estás a mi lado

ahora mismo estoy triste

estoy triste y te quiero

ya pasarán las horas

la calle como un río

los árboles que ayudan

el cielo

los amigos

y qué suerte

te quiero

hace mucho era niño

hace mucho y qué importa

el azar era simple

como entrar en tus ojos

dejame entrar

te quiero

menos mal que te quiero.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero puede ocurrir que de pronto uno advierta

que en realidad se trata de algo más desolado

uno de esos amores de tántalo y azar

que Dios no admite porque tiene celos.

Fíjense que él acusa con ternura

y ella se apoya contra la corteza

fíjense que él va tildando recuerdos

y ella se consterna misteriosamente.

Para mí que el muchacho está diciendo

lo que se dice a veces en el Jardín Botánico

vos lo dijiste

nuestro amor

fue desde siempre un niño muerto

sólo de a ratos parecía

que iba a vivir

que iba a vencernos

pero los dos fuimos tan fuertes

que lo dejamos

sin su sangre

sin su futuro

sin su cielo

un niño muerto

sólo eso

maravilloso y condenado

quizá tuviera una sonrisa

como la tuya

dulce y honda

quizá tuviera un alma triste

como mi alma

poca cosa

quizá aprendiera con el tiempo

a desplegarse

a usar el mundo

pero los niños que así vienen

muertos de amor

muertos de miedo

tienen tan grande el corazón

que se destruyen sin saberlo

vos lo dijiste

nuestro amor

fue desde siempre un niño muerto

y qué verdad dura y sin sombra

qué verdad fácil y qué pena

yo imaginaba que era un niño

y era tan sólo un niño muerto

ahora qué queda

sólo queda

medir la fe y que recordemos

lo que pudimos haber sido

para él

que no pudo ser nuestro

qué más

acaso cuando llegue

un veintitrés de abril y abismo

vos donde estés

llevale flores

que yo tam

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero el Jardín Botánico es un parque dormido

que sólo se despierta con la lluvia.

Ahora la última nube ha resuelto quedarse

y nos está mojando como a alegres mendigos.

El secreto está en correr con precauciones

a fin de no matar ningún escarabajo

y no pisar los hongos que aprovechan

para nacer desesperadamente.

Sin prevenciones me doy vuelta y siguen

aquellos dos a la izquierda del roble

eternos y escondidos en la lluvia

diciéndose quién sabe qué silencios.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes

pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico

aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.

Yo me quedo.

POEMAS DEL HOYPORHOY

1958-1961

Hoy me gusta la vida mucho menos,

pero siempre me gusta vivir...

CÉSAR VALLEJO

Ich bleibe dennoch. Es gibt immer

Zuschaun.

RAINER MARÍA RILKE

LA CRISIS

Viene la crisis

ojo

guardabajo

un pan te costará como tres panes

tres panes costarán como tres hijos

y qué barbaridad

todos iremos

a las nubes en busca de un profeta

que nos hable de paz

como quien lava.

Viene la crisis

ojo

quizá te esté subiendo

por la manga

quizá la tengas

ahora

enroscada sin más en el pescuezo

o esté votando con tu credencial

o comprando tu fe con tu dinero.

Oh cuánto cuánto

costará el escrúpulo

y la vergüenza buena

la importada

la que no encoge a la primera lluvia

la vergüenza de nylon

cienporciento.

Oh cuánto cuánto

costará el amor

en la noche sin dólares ni luna

con los perros afónicos

y el sueño

firmando los conformes con rocío.

Oh cuánto cuánto

costará la muerte

ahora que no hay divisas

ni perdón

y no hay repuestos para la conciencia

ni ganas de morir

ni afán

ni nada.

Viene la crisis

ojo

guardabajo

no habrá vino ni azúcar ni zapatos

ni quinielas ni sol ni Dios ni abrigo

ni diputados ni estupefacientes

ni manteca ni fruta ni rameras.

Viene la crisis

Ojo.

Guardarriba.

MONSTRUOS

Qué vergüenza

carezco de monstruos interiores

no fumo en pipa frente al horizonte

en todo caso creo que mis huesos

son importantes para mí y mi sombra

los sábados de noche me lleno de coraje

mi nariz qué vergüenza no es como la de Goethe

no puedo arrepentirme de mi melancolía

y olvido casi siempre que el suicidio es gratuito

qué vergüenza me encantan las mujeres

sobre todo si son consecuentes y flacas

y no confunden sed con paroxismo

qué vergüenza diosmío no me gusta Ionesco

sin embargo estoy falto de monstruos interiores

quisiera prometer como Dios manda

y vacilar como la gente en prosa

qué vergüenza en las tardes qué vergüenza

en las tardes más oscuras de invierno

me gusta acomodarme en la ventana

ver cómo la llovizna corre a mis acreedores

y ponerme a esperar o quizás a esperarte

tal como si la muerte fuera una falsa alarma.

EDITORIAL

La nación es una manzana

una roja invitante manzana

y no sabemos quién la morderá

la nación es una corneta

una ronca gastada corneta

y no sabemos quién la sonará

la nación es una langosta

una atlética horrible langosta

y no sabemos quién la matará

ah nosotros estamos por la Reforma

o sea ahogar las cornetas en su tinta

y comer las manzanas con su cáscara

e invitar las langostas al té de los domingos

claro que estamos por la Reforma

o "en otras palabras" contra la Reforma

y ya que el prestigioso colega nos recuerda

que el once por ciento de nuestros lactantes

son comunistas y útiles cretinos

nuestro próximo slogan tendría que ser

démosles biberones con arsénico

así estaremos moralmente preparados

para regar con método y tal vez con piedad

la tierra de los hombres de buena voluntad.

LOS PITUCOS

Hijo mío

recuérdalo

son éstos los pitucos

tienen un aire

verdad

que es un desaire

tienen la marca

verdad

de su comarca

mira

son los pitucos

nacen junto a la rambla

respiran el salitre

le hacen guiños al sol

se rascan el ombligo

duermen siestas feroces

besan con labios blandos

y en la rambla se mueren

y van al paraíso

y claro

el paraíso

es también una rambla

fíjate bien

son ellos

los pitucos

casi una raza aparte

son nietos de estancieros

primos de senadores

sobrinos de sobrinos

de heroicos industriales

son ágiles

imberbes

deportistas

cornudos

mira cómo te miran

bajo sus lentes negros

pero no te preocupes

en el fondo

son buenos

aman los dividendos

escuchan a Stravinsky

se bañan diariamente

con jabón perfumado

y a la hora del crepúsculo

bajan todos al Centro

hijo mío

prométeme

nunca intentes hacerles

zancadillas

los pitucos son tenues

los pitucos son blandos

una bocina

un grito

a veces una huelga

les arruinan el alma

en ocasiones

raras ocasiones

se hacen los malos

dicen palabrotas

pero después se mueren

de vergüenza

y allá en su diario íntimo

se azotan con metáforas

hijo mío

recuérdalo

son éstos los pitucos

tienen un pelo

verdad

que es terciopelo

una cadencia

verdad

que es decadencia


déjalos pasar

son de otra raza

admíralos

toléralos

apláudelos

escúpelos

tírales caramelos

cualquier cosa

después

cuando seas grande

grande

y tengas un hijo

lo tomas de la mano

lo traes aquí a la rambla

y sin darle importancia

le dices

hijo mío

son éstos los pitucos.

ESE VOTO

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