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Authors: James Redfield

Tags: #Autoayuda, Aventuras, Filosofía

La décima revelación (24 page)

—¿Qué pasó? —preguntó Maya.

—Es su expectativa —dije—. Si recurre a ellas buscando energía como reemplazo de su propia conexión interior con Dios, se van. No permiten la dependencia. A mí me pasó lo mismo.

Charlene hizo un gesto, asintiendo.

—A mí también me ocurrió. Son como una familia. Estamos conectadas con ellas en pensamiento, pero debemos sostener nuestra propia conexión con la fuente divina independientemente de ellas para poder vincularnos con ellas y absorber lo que saben, que es en realidad nuestra propia memoria superior.

—¿Mantienen la memoria para nosotros? —preguntó Maya.

—Sí —respondió Charlene, mirándome directamente. Empezó a decir algo pero se detuvo, como si la idea se le hubiera escapado por el momento. Luego dijo:

—Empiezo a comprender lo que vi en la otra dimensión. En la Otra Vida, cada uno proviene de un grupo de almas particular, y cada uno de estos grupos tiene un ángulo o una verdad especial para dar al resto de la humanidad.

—Me miró. —Por ejemplo, tú vienes de un grupo de «facilitadoras». ¿Lo sabías? Almas que ayudan a desarrollar nuestra comprensión filosófica respecto de qué es la vida. Todos los que pertenecen a este grupo de almas tratan siempre de encontrar la mejor y más completa forma de describir la realidad espiritual. Tú luchas con información compleja porque eres muy consistente, avanzas y exploras hasta encontrar una manera de expresarlo claramente.

La miré interrogante, lo cual la hizo reír.

—Es un don que tienes —me tranquilizó. Volviéndose a Maya, dijo:

—Y en tu caso. Maya, tu grupo de almas se orienta hacia la salud y el bienestar. Se consideran solidificadoras de la dimensión física, que mantienen a nuestras células funcionando de manera óptima y llena de energía, y rastrean y eliminan los bloqueos emocionales antes de que se manifiesten en enfermedad.

»El grupo de Curtis tiene que ver con la transformación del uso de la tecnología y nuestra comprensión general del comercio. A lo largo de la historia humana, este grupo ha trabajado para espiritualizar nuestros conceptos de dinero y capitalismo, para encontrar la conceptualización ideal.

Charlene hizo una pausa; yo empecé a ver una imagen de luz titilando detrás de ella.

—¿Y tú, Charlene? —pregunté—. ¿Qué hace tu grupo?

—Somos periodistas, investigadoras —respondió—, que trabajamos para ayudar a la gente a apreciar y aprender de los demás. El periodismo consiste en realidad en analizar en profundidad la vida y las creencias de la gente y las organizaciones que abarca, en su verdadera esencia, en su expresión y forma superiores, como estamos viendo ahora en cada uno de nosotros, su mensaje positivo y su contribución al mundo.

Recordé otra vez mi conversación con Joel, sobre todo su cinismo agotado.

—No es fácil ver a los periodistas haciendo eso —dije.

—No estamos haciéndolo —respondió—. No todavía. Pero es el ideal hacia el cual evoluciona la profesión.

»Ése será nuestro verdadero destino una vez que nos sintamos más seguros y nos liberemos de la vieja visión del mundo en la cual necesitamos «ganar» y poner la energía y el estatus de nuestro lado.

»Coincide perfectamente con la razón por la que quise nacer en mi familia. Todos eran muy inquisidores. Absorbí su entusiasmo, su necesidad de información. Por eso fui periodista durante tanto tiempo y después con la empresa de investigaciones. Quería ayudar a elaborar la técnica de informar y después encontrarme con…

Hizo una pausa y volvió a ensimismarse, mirando el piso de la cueva. Luego abrió los ojos y dijo: —Sé cómo estamos trayendo la Visión Global. Al recordar nuestras Visiones del Nacimiento e integrarlas como grupo, fusionamos el poder de nuestros grupos relativos en la otra dimensión, y eso nos ayuda a recordar aún más, de manera que al final obtenemos la Visión general del Mundo.

Todos la miramos, perplejos.

—Miren toda la situación —explicó—. Cada persona en la Tierra pertenece a un grupo de almas, y estos grupos de almas representan a los distintos grupos ocupacionales que existen en el planeta: gente de la medicina, abogados, contadores, programadores informáticos, productores agrícolas, todos los campos de la actividad humana. Una vez que la persona encuentra su trabajo correcto, el trabajo se adecua perfectamente a ella y entonces trabaja con otros miembros de su grupo de almas.

»Cuando despertamos y empezamos a recordar nuestras Visiones del Nacimiento, por qué estamos acá, los grupos ocupacionales a los cuales pertenecemos se armonizan más con los integrantes de nuestro grupo en la otra dimensión y cada grupo ocupacional en la Tierra avanza hacia el verdadero objetivo de su alma, su papel de servicio en la sociedad humana.

Todos seguimos fascinados.

—Como nosotros, los periodistas —prosiguió—. A lo largo de la historia hemos sido los individuos más inquisitivos respecto de lo que hacían otros en la cultura. Y luego, hace unos pocos siglos, tomamos suficiente conciencia de nosotros mismos como para formar una ocupación definida. Desde ese momento nos hemos ocupado de ampliar nuestro uso de los medios de comunicación, llegando cada vez a más personas con nuestros informativos y esa clase de cosas. Pero, como todos los demás, fuimos víctimas de la inseguridad. Pensamos que para atraer la atención y la energía del resto de la humanidad debíamos inventar noticias cada vez más sensacionales, partiendo de la idea de que sólo lo negativo y lo violento vende.

»Sea como fuere, no es ése nuestro verdadero papel, sino el de profundizar y espiritualizar nuestra percepción de los demás. Nosotros vemos y luego transmitimos qué hacen y qué defienden los distintos grupos de almas y los individuos dentro de esos grupos, con lo cual facilitamos el aprendizaje de la verdad que otros suministran.

»Esto vale para cada grupo ocupacional; todos estamos despertando a nuestro verdadero mensaje y a nuestro propósito. Y cuando esto ocurra en todo el planeta, podremos entonces avanzar. Podemos formar asociaciones espirituales cercanas con personas ajenas a nuestro grupo de almas particular, como lo estamos haciendo aquí y ahora. ¿Ven lo que acaba de pasar? Todos compartimos el mensaje que vinimos a dar, el mensaje que nos fue mostrado previamente en nuestras Visiones del Nacimiento y que transforma no sólo la sociedad humana sino también la cultura en la Otra Vida.

»Primero, cada uno de nuestros grupos de almas se aproxima en vibración a nosotros en la Tierra, y nosotros a ellos, con lo cual las dos dimensiones se abren. Gracias a esta proximidad, podemos empezar a tener comunicación entre las dimensiones. Somos capaces de ver a las almas en la Otra Vida y captar su conocimiento y su memoria con mayor rapidez. Eso está ocurriendo cada vez con mayor frecuencia en la Tierra.

Mientras Charlene hablaba, noté que los grupos de almas que estaban detrás de cada uno de nosotros se ampliaban y extendían hasta tocar a los otros y formar un círculo continuo a nuestro alrededor. Me dio la sensación de que la convergencia me catapultaba a un nivel más elevado de conciencia. Charlene también pareció sentirlo. Respiró hondo y luego prosiguió con énfasis:

—La otra cosa que sucede en la Otra Vida es que los grupos mismos se aproximan entre sí en resonancia. Por eso la Tierra es el foco primordial de las almas en el Cielo. No pueden unirse solas. Allí, los grupos de almas se hallan fragmentados y fuera de resonancia entre sí, porque viven en un mundo imaginario de ideas que se manifiestan en forma instantánea y desaparecen con igual rapidez, de modo que la realidad siempre es arbitraria. No hay un mundo natural, una estructura atómica, tal como tenemos aquí, que sirva como plataforma estable, un escenario de fondo, común a todos. Producimos alteraciones en lo que pasa en este escenario, pero las ideas se manifiestan con mucho más lentitud y debemos llegar a algún acuerdo respecto de lo que queremos que pase en el futuro. Este acuerdo, este consenso, esta unidad de visión respecto de la Tierra, es lo que también reúne a los grupos de almas en la dimensión de la Otra Vida. Por eso se considera tan importante la dimensión terrenal. Es la dimensión donde tiene lugar la verdadera unificación de las almas.

»Éste es el proceso que hay detrás del largo viaje histórico que emprendieron los seres humanos. Los grupos de almas de la Otra Vida endeuden la Visión Global, la visión de la manera en que el mundo físico puede evolucionar y las dimensiones pueden acercarse, pero esto sólo pueden llevarlo a cabo individuos nacidos en lo físico, uno por vez, con la esperanza de llevar la realidad consensual de la Tierra en esa dirección. La arena física es el teatro en el cual se ha representado la evolución para ambas dimensiones, y ahora estamos llevándola a su culminación al recordar de manera consciente lo que está ocurriendo.

Hizo con el dedo un movimiento abarcador que nos envolvió a todos.

—Ésa es la conciencia que estamos recordando todos, aquí mismo, y es la conciencia que otros grupos, como nosotros, están recordando en todo el planeta. Todos tenemos una parte de la visión total, y si compartimos lo que sabemos y unificamos nuestros grupos de almas podemos traer toda la situación a la conciencia.

De pronto Charlene fue interrumpida por un leve temblor que sacudió la tierra debajo de la cueva. Del techo cayeron partículas de polvo. Al mismo tiempo, volvimos a oír el sonido inarticulado, pero esta vez la disonancia había desaparecido; resultaba casi armónico.

—Oh, Dios —dijo Curtis—. Ya casi tienen las calibraciones exactas. Debemos volver al bunker. —Hizo un movimiento para levantarse y el nivel de energía del grupo cayó a pique.

—Espere —dije—. ¿Qué vamos a hacer ahí? Convinimos en que esperaríamos hasta que oscureciera; todavía quedan muchas horas de luz. Yo digo que nos quedemos acá. Logramos un nivel alto de energía pero todavía no avanzamos hasta el resto del proceso. Al parecer, eliminamos nuestras emociones residuales, amplificamos nuestra energía y compartimos nuestras Visiones del Nacimiento, pero todavía no vimos la intención detrás de la historia. Creo que podemos lograr más si nos quedamos donde estamos a salvo y tratamos de avanzar más. —Incluso mientras hablaba veía una imagen de todos nosotros nuevamente en el valle, juntos en la oscuridad.

—Es demasiado tarde para eso —dijo Curtis—. Ya están listos para concluir el experimento. Si todavía se puede hacer algo, tenemos que ir ahí y ahora.

Lo miré fijo.

—Usted dijo que era probable que mataran a Charlene. Si nos atrapan, nos harán lo mismo a nosotros.

Maya se tomó la cara entre las manos y Curtis miró para otro lado, tratando de ahuyentar el pánico.

—Bueno, yo voy —dijo al fin Curtis. Charlene se inclinó hacia adelante.

—Creo que deberíamos seguir juntos.

Por un instante, la vi vestida con ropa de americana nativa, otra vez en los bosques vírgenes del siglo XIX. La imagen se desvaneció enseguida.

Maya se puso de pie.

—Charlene tiene razón —dijo—. Debemos seguir juntos y tal vez resulte útil ver qué están haciendo.

Miré hacia afuera por la entrada de la cueva con una sensación de renuencia muy afianzada en mi interior.

—¿Qué vamos a hacer con el… operativo… que está afuera?

—Lo arrastraremos a la cueva y lo dejaremos aquí —dijo Curtis—. Por la mañana enviaremos a alguien, si podemos.

Mis ojos se cruzaron con los de Charlene y asentí.

Recordar el futuro

Nos arrodillamos en la cima de la colina y miramos con atención la base de un cerro más grande. Bajo la luz evanescente, no se veía nada fuera de lo común; ningún movimiento, ningún guardia. El sonido inarticulado, que había persistido durante la mayor parte de nuestra caminata de cuarenta minutos, había desaparecido por completo.

—¿Está seguro de que es el lugar correcto? —le pregunté a Curtis.

—Sí —dijo—. ¿Ve esas cuatro piedras grandes, subiendo la pendiente unos quince metros? La entrada está justo debajo de ellas, oculta entre los arbustos. A la derecha se ve la punta de la antena de proyección. Al parecer está funcionando otra vez.

—La veo —dijo Maya.

—¿Dónde están los guardias? —le pregunté a Curtis—. Tal vez hayan abandonado el lugar.

Observamos la entrada durante casi una hora, esperando alguna señal de actividad, sin movemos ni hablar hasta que la oscuridad cayera del todo sobre el valle. De pronto oímos movimiento a nuestras espaldas. Varias linternas nos encandilaron y cuatro hombres armados se precipitaron sobre nosotros y nos exigieron que levantáramos las manos y nos rindiéramos. Después de pasar diez minutos revisando nuestras pertenencias, nos palparon de armas a todos y nos hicieron bajar por la colina hasta la entrada del bunker.

La puerta del búnker se abrió con violencia y apareció Feyman, vociferando enojado.

—¿Son ellos los que estamos buscando? —gritó—. ¿Dónde los encontraron?

Uno de los guardias explicó lo que había pasado mientras Feyman meneaba la cabeza y nos miraba a través de los haces de luz. Al fin se acercó y preguntó:

—¿Qué hacen acá?

—¡Tiene que detener lo que está haciendo! —lo urgió Curtis.

Feyman hacía esfuerzos por reconocerlo.

—¿Quién es usted?

Las linternas de los guardias se posaron en la cara de Curtis.

—Curtis Ferrell… No lo puedo creer —dijo Feyman—. Tú volaste nuestra antena, ¿no?

—Escúchame —dijo Curtis—. Sabes que este generador es demasiado peligroso para operar en estos niveles. ¡Podrías arruinar todo el valle!

—Siempre fuiste un alarmista, Ferrell. Por eso te dejamos ir de DelTech. Llevo mucho tiempo trabajando en este proyecto, como para abandonarlo a esta altura. Va a funcionar, tal como lo planeé.

—Pero ¿por qué corres el riesgo? Concéntrate en las unidades más pequeñas. ¿Por qué tratas de aumentar tanto la salida?

—No es asunto tuyo. Debes callar. Curtis se le acercó.

—Quieres centralizar el proceso generador para poder controlarlo. ¡Eso no está bien! Feyman sonrió.

—Un nuevo sistema de energía debe ser puesto en fases. ¿Crees que es posible pasar de la noche a la mañana de una energía que constituye una parte considerable de los costos de casas y empresas a prácticamente nada? Los ingresos disponibles de repente en todo el mundo provocarían una hiperinflación y tal vez una reacción masiva que nos llevaría a una depresión.

—Sabes que eso no es cierto —respondió Curtis—. Disminuir en forma marcada los costos energéticos aumentaría muchísimo la eficiencia de la producción y proveería más bienes a costos menores. La gente pagaría la deuda existente o ahorraría. No habría inflación. Estás haciendo esto para ti mismo. Quieres centralizar la producción para poder controlar su disponibilidad y precio, pese a los peligros.

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