—Hazlo. Ahora vete tranquilo.
—¿Cómo puedo agradecértelo?
—No tienes que agradecérmelo.
Se despiden en la puerta de la pensión. Ignacio sale a la calle. Vive una sensación de alivio. Lo tenía todo perdido, porque no había caminos que le acercaran a Dana. Ahora sabe que podrá escribirle unas cartas que no serán malogradas. Tiene todas las palabras del mundo para hacerle entender que la quiere. El tiempo no importa. La esperanza le relaja la tensión del rostro, la fatiga de los días vividos. El sol le ciega por un instante. Se para. Está en el Trastevere romano, donde vive la mujer que se ha convertido en su amiga. Cuando los ojos se le acostumbran a la luz, mira hacia arriba. Se ha entreabierto la cortina de una ventana. Adivina el perfil de Matilde, que le dice adiós. Se han hecho cómplices, porque tiene el corazón grande. Él también la saluda con una sonrisa. Se pregunta si algún día volverá. Hay un tiempo para el regreso, un tiempo para la partida. Ahora es la hora de marcharse. Camina hasta el taxi que le espera en una esquina y que le llevará al aeropuerto. En la piazza della Pigna, Camille Claudel va pasando las hojas de un álbum de fotografías.
MARÍA DE LA PAU JANER
(1966), Hija del también escritor Gabriel Janer Manila y habitual de los medios de comunicación de Cataluña y las islas Baleares, María de la Pau Janer es autora de ocho novelas. Hizo su debut en 1988 con
Els ulls d'ahir
(Los ojos de ayer)
. Antes de ser finalista del Planeta en 2002 por la novela Las mujeres que hay en mí, su primer intento de entrar en el mercado en lengua castellana, se había llevado todos —o casi todos— los premios del territorio catalán.
El trayecto empezó en 1989 con el Premio Andròmina de la editorial valenciana Tres i Quatre, que se llevó por su segunda novela,
L'hora dels eclipsis
(La hora de los eclipses)
; en 1993 fue el Sant Joan, publicado por Edicions 62, por Màrmara; en 1995, el Carlemany, por entonces coeditado por Columna y Proa, por
Natura d'anguila
(Naturaleza de anguila)
, y en 1999, el Ramon Llull, de Planeta, por Lola. Del Premio Sant Jordi, uno de los galardones con más solera de la narrativa en catalán, se quedó a las puertas en 1997 por
Orient, Occident. Dues històries d'amor
(Oriente, Occidente. Dos historias de amor)
a pesar de que había sonado con insistencia en los días anteriores a la concesión del premio como la más que probable ganadora. Ese año lo ganó Alfred Bosch, otro escritor de la órbita de Grupo Planeta. Las dos últimas novelas están traducidas al castellano, al igual que
Ets la meva vida, ets la meva mort
(Eres mi vida, eres mi muerte)
, del año 2001.
Doctora en Filología Catalana y profesora de la Universidad de las Islas Baleares, otra de las facetas de Maria de la Pau Janer es la de compiladora de rondalles mallorquinas.