Rama Revelada (82 page)

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Authors: Arthur C. Clarke & Gentry Lee

Tags: #Ciencia ficción

—No sabía que podías leer colores, María —señaló Nicole, en tono claramente elogioso.

—Nada más que un poco —dijo la muchacha, ligeramente avergonzada por la atención—. Ellie estuvo enseñándome.

—Eso es grandioso —comentó Nicole.

—Claro que el verdadero lingüista de este grupo —dijo Max— es ese extraño hombre pájaro que está en el extremo de la mesa… Ayer hasta lo vimos hablando con las iguanas, usando extrañísimos chasquidos y chirridos.

—Puajj —dijo Nikki—. No querría hablar con uno de esos detestables seres…

—Tienen una forma de mirar el mundo por completo diferente —informó El Águila—. Muy simple, muy primitivo.

—Lo que quiero saber —intervino Eponine, inclinándose hacia adelante y dirigiéndose directamente a El Águila— es qué tengo que hacer para conseguir un compañero robot alienígena para mí sola. Tomaré uno que se parezca a Max, aquí presente, pero con la salvedad de que no sea terco y que posea algunos otros atributos mejorados…

Todos rieron. Nicole sonrió para sus adentros mientras recorría la mesa con la mirada.

Esto es perfecto
, pensó.
No pude haber pedido una despedida mejor
.

Doctora Azul y El Águila le dieron una última dosis del líquido azul, mientras ella arreglaba su bolso. Se sintió contenta de tener un momento a solas para decirle adiós a Doctora Azul.

—Gracias por todo —dijo simplemente, abrazando con fuerza a su colega octoaraña.

—Todos te vamos a extrañar —declaró con colores Doctora Azul—. La nueva Optimizadora Principal quiso organizar una despedida grandiosa, pero le dije que no consideraba que fuese apropiado… Me pidió que te dijera adiós en nombre de toda nuestra especie.

Todos la acompañaron hasta la esclusa de aire. Hubo una serie final de abrazos acompañados de sonrisas, en el nivel de la silla de ruedas, y, después, El Águila y Nicole pasaron por la esclusa.

Nicole suspiró cuando El Águila la levantó, poniéndola en el asiento que le correspondía del trasbordador, y plegó la silla de ruedas.

—Estuvieron fantásticos, ¿no? —dijo Nicole.

—Te aman y respetan mucho —contestó El Águila.

Una vez que salieron de la estrella de mar, tuvieron otra vez ante la vista el gran tetraedro de luz, que rotaba lentamente.

—¿Cómo te sientes? —preguntó El Águila.

—Aliviada… y un poco asustada.

—Cabía esperar eso.

—¿Cuánto tiempo crees que tengo —preguntó Nicole varios segundos después— antes que mi corazón se agote?

—Entre seis y ocho horas —fue la respuesta.

Dentro de seis a ocho horas estaré muerta
, pensó Nicole. El miedo era más palpable ahora. No lo pudo aventar por completo.

—¿Cómo es estar muerto? —preguntó.

—Supusimos que harías esa pregunta —contestó El Águila—. Se nos dijo que es similar a quedar desenergizado.

—¿La nada, para siempre?

—Creo que sí.

—Y el acto de morir en sí, ¿hay algo de especial en eso?

—No lo sabemos. Estábamos esperando que compartieras con nosotros tanto como te fuera posible.

Volaron en silencio durante bastante rato. Delante de ellos, El Nodo aumentaba rápidamente de tamaño. En un momento dado, la espacionave alteró levemente su orientación y el módulo de conocimientos se desplazó hasta el centro de la ventanilla. Durante la aproximación final, los otros tres vértices de El Nodo quedaron por debajo de ellos.

—¿Te importa si te hago una pregunta? —dijo El Águila.

—En absoluto —contestó Nicole. Se dio media vuelta y le sonrió a través de su casco espacial—. Espero que no te estés volviendo tímido cuando ya estamos sobre la hora.

—No quise perturbar tus pensamientos.

—En realidad, en estos momentos no estaba pensando en algo específico; mi mente simplemente estaba yendo a la deriva.

—¿Por qué deseas pasar tus últimos momentos en el módulo de conocimientos?

Nicole rió.

—¡Si hay preguntas preprogramadas, esta sí que lo es! Ya puedo ver mi respuesta conservada en algún archivo interminable, bajo la denominación “Muerte: Seres Humanos”, y otras categorías relacionadas.

El Águila no dijo nada.

—Cuando Richard y yo estuvimos varados en Nueva York, años atrás —dijo Nicole—, y no creíamos tener muchas posibilidades de escapar, hablamos respecto de lo que nos gustaría estar haciendo durante los últimos momentos previos a nuestra muerte. Estuvimos de acuerdo en que nuestra primera opción sería estar haciéndonos el amor. La segunda fue la de aprender algo nuevo, experimentar la emoción del descubrimiento una última vez…

—Ese es un concepto muy evolucionado —señaló El Águila.

—Y práctico también —dijo Nicole—. A menos que yerre en mi conjetura, este módulo de conocimientos tuyo será tan tremendamente interesante que ni siquiera me voy a dar cuenta de que están transcurriendo los últimos segundos de mi vida… Comprometida como estoy con esta actitud, creo que el miedo me avasallaría si no estuviera activamente concentrada durante mis horas finales.

El módulo de conocimientos ahora llenaba toda la ventanilla.

—Antes de que ingresemos —dijo El Águila—, deseo brindarte algo de información sobre este sitio. El módulo esférico es, en realidad, tres dominios concéntricos separados, cada uno con un propósito específico. La región que está más afuera, y que es la más pequeña, se concentra en los conocimientos relacionados con lo presente, o cuasipresente. La siguiente región, yendo hacia adentro, es donde se conservó toda la información histórica sobre esta parte de la galaxia. La esfera interior grande contiene todos los modelos para predecir el futuro, así como sinopsis estocásticas para los próximos eones…

—Creía que nunca habías estado adentro —interrumpió Nicole.

—No estuve, pero mi base de datos sobre el módulo de conocimientos fue puesta al día y se la amplió anoche…

Se abrió una puerta en la superficie externa de la puerta y el trasbordador empezó a ingresar.

—Espera un momento. ¿Entendí bien que casi con toda seguridad no voy a salir viva de este módulo?

—Así es.

—Entonces, ¿tendrías la gentileza de hacer que este vehículo haga una circunvalación, despacio, y me permita echarle un último vistazo al mundo de afuera?

El trasbordador ejecutó una lenta maniobra de guiñada y Nicole, ubicada adelante en su asiento, miró con fijeza por la ventanilla. Vio los demás módulos esféricos de El Nodo, los corredores de transporte y, en la distancia, la estrella de mar, donde su familia y amigos estaban empacando los bolsos para la transferencia. En una de las orientaciones, la estrella amarilla Tau de la Ballena, tan parecida al Sol, fue el único objeto grande que había en la ventanilla y, a pesar de su resplandor y de la luz que El Nodo esparcía, Nicole pudo discernir aún algunas otras estrellas contra la negrura del espacio.

Nada de esta escena va a cambiar por mi muerte
, pensó.
Tan sólo habrá un par menos de ojos para observar su esplendor, y un conjunto menos de compuestos químicos que evolucionó hasta adquirir conciencia para preguntarse por el significado que tiene todo esto
.

—Gracias —dijo, después que se completó todo el giro—. Ahora podemos continuar.

11

Los vehículos que ingresaban en el módulo de conocimientos desde el espacio, así como los trenes que llegaban desde los otros tres módulos, terminaban en una larga y esbelta estación situada en uno de los lados del anillo de nivel medio que circuía la enorme esfera.

—Sólo hay dos accesos, diametralmente opuestos, a cada uno de los dominios concéntricos del módulo de conocimientos —dijo El Águila, mientras una acera rodante los trasladaba velozmente por el anillo. Hacia la derecha tenían la superficie externa transparente del módulo; hacia la izquierda, una pared color crema, desprovista de ventanas.

—¿Podré quitarme pronto el traje y el casco? —preguntó Nicole desde su silla de ruedas.

—Sí, después que ingresemos en las exposiciones —contestó El Águila—. Tuve que especificar una especie de gira. De la noche a la mañana no podían alterar la atmósfera de todo el módulo, y aquellos lugares en los que no vas a necesitar tu traje espacial.

—¿Así que elegiste lo que vamos a ver?

—Fue inevitable; este sitio es inmenso, mucho más grande que alguno de los hemicilindros de Rama, y está lleno hasta el tope con información… Traté de diseñar nuestra visita sobre la base de lo que sé que te interesa y del tiempo que te está asignado… Si resultara que hay otras cosas…

—No, no. Yo no tendría la menor idea de qué solicitar. Estoy segura de que lo que hiciste está muy bien…

Estaban acercándose a un lugar en el que la acera rodante se detuvo y del que salía, hacia la izquierda, un amplio corredor.

—A propósito —dijo El Águila—, no te expliqué que nuestra visita se limita a las regiones exteriores. El dominio de predicciones está restringido para nosotros.

—¿Por qué? —preguntó Nicole, poniendo en funcionamiento la silla de ruedas y desplazándose por el corredor, al lado de El Águila.

—No lo sé con certeza —repuso el alienígena—, pero verdaderamente no importa, si es que entiendo el propósito de tu visita acá. En los dos dominios permitidos habrá más que suficiente como para mantenerte ocupada.

Adelante de ellos había una alta pared blanca. Cuando El Águila y Nicole se acercaron, se abrió hacia adentro una puerta amplia, revelando una sala circular alta con una esfera de diez metros de diámetro en el centro. Tanto la pared como el techo de la sala estaban totalmente cubiertos con pequeños dispositivos o equipos y con muchas inscripciones extrañas. El Águila le aseguró a Nicole que no tenía la menor idea de qué significaba todo eso.

—Lo que

te dije, Nicole, es que se supone que la orientación de tu visita a este dominio transcurra dentro de esa esfera que tenemos adelante.

La rutilante esfera se dividió por la mitad en sentido transversal. La mitad superior se elevó apenas lo suficiente como para que El Águila y Nicole pasaran por debajo y penetraran en la esfera. Una vez que estuvieron adentro, la mitad superior regresó a su posición original, y los dos visitantes quedaron completamente encerrados.

Estuvo a oscuras por un segundo o dos. Después, luces pequeñas, dispersas, iluminaron algo del lado de la esfera que daba a los visitantes.

—Está ornamentada con mucho detalle —comentó Nicole.

—Lo que estamos mirando —explicó El Águila— es el modelo de todo este dominio. Nuestra perspectiva es desde el interior, como si nos halláramos en el centro mismo del módulo de conocimientos y ninguno de los dos dominios internos existiera… Observarás que, de la manera en que los objetos están dispuestos a lo largo de la superficie y adosados contra ella, no sólo delante y detrás de nosotros sino, también, por encima y por debajo, nada invade el espacio central vacío más que una distancia fija. La pared exterior del dominio concéntrico siguiente está situada en ese punto del módulo
real
… Ahora, las luces te van a mostrar, en el modelo, adónde iremos durante las próximas horas.

Un gran sector de la cara interna de la esfera que daba a los visitantes, alrededor del treinta por ciento de la superficie total, fue repentinamente visible bajo una luz suave.

—Todo lo que aparece en la región iluminada —dijo El Águila, haciendo un ademán circular con la mano— se relaciona con los viajeros por el espacio. Limitaremos nuestra gira a esta parte del dominio… La luz roja que parpadea en la superficie que tenemos delante de nosotros indica dónde estamos en este momento…

Mientras Nicole observaba, una línea roja de luces se desplazaba con rapidez por la superficie, deteniéndose en un punto que estaba sobre su cabeza, donde se veía una imagen de la galaxia Vía Láctea.

—Primero iremos a la sección sobre geografía —continuó El Águila, señalando un lugar en el que la línea de luces se había detenido—, después, a ingeniería y, finalmente, a biología… Tomaremos un breve descanso y proseguiremos hacia el segundo dominio… ¿Alguna pregunta más antes que empecemos?

Se desplazaron por lo que parecía ser una rampa ascendente hasta un pequeño coche, similar al que habían usado en el módulo de habitación, durante la visita a Michael y Simone. Aunque el sendero que tenían delante y detrás de ellos estaba iluminado, lo que fuere que hubiera al lado del coche siempre estaba en la oscuridad.

—¿Qué es lo que hay alrededor de nosotros? —preguntó Nicole, después que hubieron estado viajando durante casi diez minutos.

—Almacenamiento de datos, principalmente, amén de algunas exposiciones. Está oscuro para que no te distraigas innecesariamente.

Finalmente se detuvieron al lado de otra puerta alta.

—La sala en la que estás a punto de ingresar —dijo El Águila, desplegando la silla de Nicole— es la sala individual más grande de este dominio. Tiene medio kilómetro en sentido transversal, en su parte más ancha. En su interior hay, en estos momentos, un modelo de la galaxia Vía Láctea. Una vez que entremos, estaremos parados sobre una plataforma móvil a la que podemos dirigir para que nos lleve a cualquier parte de la sala… Adentro estará a oscuras principalmente, y habrá representaciones y estructuras arriba y debajo de nosotros. Podrías experimentar la sensación de que te vas a caer, pero recuerda que careces de peso…

La vista desde la plataforma era espectacular. Aun antes de que empezaran a desplazarse hacia el centro de la vasta sala, Nicole se sentía abrumada. Luces que representaban estrellas aparecían por doquier en la negrura que los rodeaba. Estrellas simples, binarias, tripletes; estrellas amarillas pequeñas y estables, gigantes rojas, enanas blancas… hasta pasaron directamente sobre una supernova que, estaba estallando. En cada sitio, en cada dirección, había algo diferente y fascinante para ver.

Al cabo de unos minutos, El Águila detuvo la plataforma.

—Pensé que íbamos a empezar aquí, donde estás familiarizada con el territorio.

Mediante un señalador con muchos haces de luz, El Águila indicó una estrella amarilla cercana.

—¿Reconoces este lugar?

Nicole todavía tenía la mirada clavada en las interminables luces que había en todas direcciones.

—¿Están todos los centenares de miles de millones de estrellas de la galaxia realmente representados en esta sala? —preguntó.

—No. Lo que estás viendo aquí es nada más que una gran sección de la galaxia… Te explicaré más dentro de unos minutos, cuando vayamos a la parte de arriba de la sala y podamos ver, hacia abajo, el plano galáctico central… Te traje a este sitio en especial con otro propósito.

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