Authors: Natsume Soseki
Cuando, gracias a una inquebrantable fuerza de voluntad y a una perseverancia de tigre, logré vaciar el contenido del primer vaso, tuvo lugar en mí un extraño fenómeno. La inicial agonía de mi lengua se suavizó y la sensación de que alguien me estaba apretando las mejillas desapareció. En el momento en que di cuenta del contenido del primer vaso, la cerveza ya no era un problema para mí, así que me tomé el segundo vaso con tanto gusto que después seguí bebiendo los restos de los otros vasos hasta que me lo acabé todo.
Una vez terminé con toda la cerveza, me acosté a fin de estudiar las reacciones de mi cuerpo. Cada vez sentía más calor alrededor de los ojos, y parecía como si las orejas me estuvieran ardiendo. Tenía unas ganas tremendas de cantar y de bailar. Quería levantarme y decirle al maestro, a Meitei y al resto de sus amigos que por mí se podían ir todos al infierno. Tenías ganas de arañar al viejo Kaneda, y de darle un mordisco a la enorme nariz de su mujer, justo en el centro. Me entraron ganas de estirar las piernas un poco. Así que me levanté y me eché a andar dando tumbos. Tenía gracia andar de esa manera. Salí a la calle y le di las buenas noches a la señora Luna. Me sentía maravillosamente bien.
Al fin descubrí cómo se sentía uno cuando estaba borracho. Radiante y glorioso, seguí intentando mover las patas en orden, una delante y otra detrás, lo cual es especialmente difícil cuando se tienen cuatro extremidades. No tenía intención de ir a ningún lugar en concreto, sólo de dar un largo y relajado paseo. De pronto, empecé a tener tanto sueño que, en realidad, ya no sabía si seguía despierto o si ya me había dormido. Traté de abrir los ojos pero los párpados se me habían vuelto insoportablemente pesados, y no había nada que pudiera hacer para volver a ponerlos en su lugar. Tenía tanta confianza en mí mismo que nada en este mundo, ni los océanos ni las montañas, podrían detenerme ni impedir mi avance majestuoso. Eché el paso hacia delante cuando de repente escuché un tremendo estruendo... Algo había sucedido y no tuve tiempo de averiguar cómo. En el mismo momento en que ocurrió, todo empezó a desbaratarse.
Me di cuenta de que estaba flotando en el agua. Sentí pánico y me puse a arañar a diestro y siniestro. Evidentemente, eso hizo que me hundiera cada vez más, y más. Intentaba desesperadamente alcanzar la superficie impulsándome con las patas traseras y con las delanteras a la vez. Mi esfuerzo producía un tremendo escándalo. Logré sacar la cabeza un poco por encima de la superficie y vi que me había caído en una tinaja llena de agua. Durante todo el verano esa tinaja había estado llena de malvarrosas, pero a principios de otoño los cuervos se las habían comido y habían usado el agua para bañarse. Con el calor, el agua se había ido evaporando y los cuervos habían dejado de venir. No podía ni imaginarme que yo sería el siguiente en bañarme en esa maldita tinaja.
Desde la superficie del agua hasta el borde la tina habría, más o menos, un palmo de distancia. Pero, por mucho que estiraba las patas, no conseguía alcanzarlo. Además, el agua no me servía para impulsarme. Si no hacía nada, me ahogaría irremisiblemente. Clavaba las uñas en la superficie de la tinaja, pero lo único que conseguía era arañarla. Es cierto que daba la sensación de que al hacer eso lograba impulsarme un poco, pero tan pronto como me resbalaba volvía a sumergirme de nuevo. Resultaba todo bastante frustrante. Me hundía y me impulsaba, y poco a poco notaba que me iban abandonando las fuerzas. Mis patas cada vez estaban más aletargadas. Al final no sabía si estaba luchando por intentar salir de allí, o por hundirme cada vez más.
Mientras todo esto ocurría, y a pesar del dolor y de la angustia, tuve un momento de lucidez para razonar, y me di cuenta de que estaba agonizando sólo por querer salir de la tinaja. Por mucho que lo intentara nunca lo conseguiría. Mis patas, completamente extendidas, no llegaban a la altura de un palmo, y aunque hubiera podido ponerme de pie sobre la superficie del agua, nunca habría logrado clavar las uñas en ningún sitio para alcanzar el borde de la tinaja. Estaba meridianamente claro que jamás podría salir de allí, y estaba igualmente claro que no tenía ningún sentido seguir intentándolo. Mi absurda insistencia era la que me provocaba tanto sufrimiento. ¡Qué estúpido! ¡Qué estúpido era seguir prolongando por más tiempo esa tortura!
«Es mejor que me esté quieto. Ya veremos qué sucede después. Ya he tenido bastante con esta lucha sin sentido. No puedo luchar contra la naturaleza.» Había tomado una decisión. Me rendí y me relajé. En primer lugar las patas delanteras, luego las traseras, después la cabeza y, finalmente, la piel.
Gradualmente comencé a sentirme mejor. No sabría decir exactamente si estaba sufriendo o si me sentía en paz. Tampoco tenía claro si me estaba ahogando o si estaba durmiendo en una habitación sobre un colchón de plumas. En realidad, poco importaba. No importaba ni dónde estaba ni qué hacía. Cada vez me sentía mejor. Pero no, en realidad tampoco podría decir si me sentía bien. Sentía como si hubiera acabado con el sol y con la luna. Ya no me afectarían más. Había pulverizado la tierra y el cielo, y por fin me quedaba dormido. Me marchaba en un sueño infinito y desconocido de paz. Me estaba muriendo. Muriendo. Entraba lentamente en un reino de paz. Sólo muriendo es posible alcanzar el estado de divina pasividad. Dios me permita descansar. Estaba agradecido. Muy agradecido. Gracias. Gracias.
[1]
Un tatami es una estera rígida de un metro ochenta por noventa centímetros, hecha de paja de arroz, que conforma el piso habitual de una habitación tradicional de estilo japonés. (Todas las notas son de los traductores.)
[2]
El haiku consiste en un poema breve de tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente. Es una de las formas más extendidas de poesía tradicional japonesa.
[3]
Hototogisu (que en japonés significa «cuclillo») fue una revista literaria creada por el poeta Masaoka Shiki. Soseki empezó a publicar, como un relato corto, Soy un gato en esta revista, en 1905.
[4]
Myojo (Estrella de la mañana), fue una conocida revista literaria japonesa especializada en poesía.
[5]
El No es el género teatral japonés por excelencia. Sus orígenes se remontan al siglo XIV. La música tiene una importancia esencial en el desarrollo de las piezas, la mayoría de tema histórico. Cada representación de teatro No dura una jornada entera, y consiste en cinco obras entre las que se intercalan breves piezas humorísticas. Los actores son siempre hombres, frecuentemente tocados con máscaras, que representan personajes de ambos sexos.
[6]
Taira no Munemori es uno de los personajes de
Yuya
, una obra de teatro No debida a Zeami, uno de los más importantes autores de este género. Históricamente, Taira no Munemori (1147-1185) fue uno de los comandantes en jefe del clan Taira en su enfrentamiento contra el clan Minamoto, en lo que se conoce como las guerras Genpei.
[7]
En realidad Edward Gibbon (1737-1794) no es autor siquiera de esa obra, sino de la monumental
Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano
.
Nicholas Nickleby
, de Charles Dickens, fue publicada en 1840
[8]
William Harrison Ainsworth (1805-1882) fue un conocido novelista inglés, que nada tiene que ver con Frederic Harrison (1821-1923), autor, en 1904, de una monografía sobre el siglo X titulada
Theophano
.
[9]
La Guerra Ruso-Japonesa, que abarcó de febrero de 1904 al 5 de septiembre de 1905, y de cuyos ecos está repleta esta novela, fue un conflicto surgido de las ambiciones imperialistas rivales de la Rusia Imperial y el Japón en Manchuria y Corea. La guerra concluyó con la victoria nipona. El oso simboliza a Rusia.
[10]
El
haori
(abrigo corto) es un tipo de
kimono
que se suele utilizar desde el otoño hasta principios de primavera. Suele ser de seda y se utiliza para mantener limpio el
kimono
.
[11]
Lushun es el nombre japonés para la ciudad de Port Arthur, situada en el extremo sur de la punta de la península de Liaodong. Objeto del deseo en la Guerra Ruso-Japonesa, cayó en manos niponas el
2
de enero de 1905.
[12]
Thomas Gray (1716—1771) fue un erudito inglés, poeta de Cambridge, que l'iililieó el famoso poema«On The Death OfA Favourite Cat, Drowned In A 111I1 Of Gold Fishes» («Sobre la muerte de mi gato favorito, ahogado en un í 1 ina llena de peces de colores»).
[13]
El
z
o
ni
es una sopa que se come con palillos, y que se acompaña con
mochi
(pasteles de arroz), y en ocasiones verduras y salsa de soja o miso blanco. Su composición varía según las regiones de Japón. Se suele comer en Año Nuevo.
[14]
Sosuken Yasui, esteta japonés (1799-1876); Ry
o
ma Sakamoto (1836-1867) fue el líder del movimiento que expulsó al shogunato Tokugawa durante el final del período Edo.
[15]
El
hakama
es un pantalón largo con pliegues creado sobre todo para usar sobre el
kimono
cuando se cabalgaba para proteger las piernas.
[16]
Tenmei es el nombre de una era de la historia japonesa que va de 1781 a 1789. Many
o
shu (literalmente «Colección de las Diez mil Hojas») es una recopilación de poesía japonesa, de hecho la más antigua conocida. Fue compilada en el 759 a. C., durante el período Nara.
[17]
Yosa Buson (1716-1784), nació cerca de Osaka (Japón) y fue uno de los grandes maestros del
haiku
en el siglo XVIII.
[18]
Chikamatsu Monzaemon (1653
—1725) fue un dramaturgo japonés especialiado en
j
o
ruri
, un tipo de teatro de marionetas, antecedente del
kabuki
. Se le considera el «Shakespeare Japonés».
[19]
Christian Matthias Theodor Mommsen (1817-1903) fue un jurista, filólogo e historiador alemán que recibió el premio Nobel de Literatura en 1902. Su obra más famosa es una
Historia de Roma
(1854-1856). Goldwin Smith fue un liberal inglés, historiador, que escribió profusamente sobre la antigüedad clásica así como sobre la guerra colonial hispanoamericana.
[20]
El templo Daitokuji es un pequeño edificio localizado en la parte noroeste de Kioto, famoso por su quietud. Fue fundado en el año 1319 a las faldas del monte del mismo nombre.
[21]
K
o
y
o
Ozaki (1868
—1903) fue un escritor japonés, hijo únic
o del conocido grabador Kokusai. El
demonio dorado
(1897-1902), aunque inacabada, es probablemente la novela más leída de los últimos años de la era Meiji, y generó multitud de obras teatrales, canciones e incluso películas.
[22]
Barry Eric Odell Pain (1864-1928) fue un conocido periodista, poeta y escritor inglés. Colaborador de Punch, se hizo famoso por sus piezas satíricas.
[23]
En el antiguo teatro
j
o
ruri,
en donde un actor hace de narrador oculto y está acompañado por un
shamisen
, una especie de guitarra de tres cuerdas que se toca con una uñeta llamada
bachi,
se representaba una obra titulada
Sakuratsubauraminosamezaya,
que versaba sobre los celos. En una de sus escenas aparece un personaje llamado Unagidani Hachibe.
[24]
*. Se trata de un conocido proverbio inglés, formulado por primera vez en el
Pendennis
(1850) de William Thackeray (1811—1863). Significa que, entre que decidimos una cosa y la hacemos, es fácil que se eche a perder.
[25]
Hidari Jingor
o
(1596
—1644) fue un escultor y eb
anista de la era Edo, especializado en deidades budistas. El famoso
nemuri-neko
el Gato Durmiente, se localiza en el mausoleo Toshogu, en Nikk
o
[26]
Théophile Steinlen (1859-1923) fue un pintor
y
litógrafo modernista francosuizo, autor del famoso cartel del cabaret parisino Le Chat Noir.
[27]
Tennen Koji era el apodo de Yoneyama Hosabur
o
, el mejor amigo de S
o
seki hasta la muerte de aquél en 1905. Desde el año 1894, ambos se aficionaron a la practica del budismo Zen, una disciplina cuyos ecos se dejan oír por toda la novela
[28]
Se refiere a
The Visions of William concerning Piers the Plouwman,
de William Langland (ca.1330-1387).
Se trata de un poema alegórico-satírico escrito en versos aliterativos sin rima. El poema da cuenta de tres visiones que tienen lugar cuando el protagonista se duerme
y
cae presa de un profundo sueño cerca de las colinas de Malvern.
[29]
La venganza de los 47 ronin, también conocidos como los 47 samuráis, tuvo lugar a principios del siglo XVIII de nuestra era. Con el tiempo, esta historia, en la que se evidencia el código de honor samurái, o
Bushido,
se convirtió en una de las leyendas más famosas de Japón. Cuenta la historia de un grupo de samuráis cuyo
daimy
o
(señor feudal) es obligado a cometer
sepukku
(suicidio ritual) tras haber asaltado a un oficial de la corte llamado Kira Yoshinaka, cuyo título era Kozukeno suke. Los samuráis, súbitamente convertidos en
ronin
(guerreros sin amo, y por tanto sin derechos y obligados a vagar por los caminos, y a convertirse en proscritos), planean durante años cómo llevar a cabo su venganza. Finalmente, logran acabar con el asesino de su amo, pero luego ellos mismos se ven obligados a cometer
seppuku,
acusados del delito de asesinato. Ecos de esta leyenda están en el famoso cuento de Jorge Luis Borges «El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no suké», recogido en su libro
Historia universal de la infamia
(1935).