Tratado de ateología (28 page)

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Authors: Michel Onfray

Los diccionarios son de gran interés. Véase el
Dictionnaire de monothéismes,
bajo la dirección de Jacques Potin y Valentine Zubert, Bayar: tres partes, judaismo, cristianismo e islam, entradas en orden alfabético, índice general y otro al final de cada entrada alfabética que resume los tres tiempos: se dispone así de información mínima de un concepto.
Le Dictionnaire de l'Islam. Religión et civilisation,
Encyclopaedia Universalis, Albin Michel, es notable. Malek Chebel logra, en su
Dictionnaire des symboles musulmans,
Albin Michel, su mejor obra, por cierto, y la menos parcial. Referencias útiles a los suras, bibliografía y correlatos útiles.

La lectura del Talmud es en extremo pesada. Los lectores que no se animen a encararla pueden leer los libros de Adin Steinsaltz,
Introduction au Talmud,
Albin Michel, y A. Cohén,
Le Talmud,
trad. de J. Marty, Petite Bibliothéque Payot. Excelentes síntesis históricas en el primero y temática en el segundo, con abundantes citas. Pero es esencial leer el texto del Talmud, por el contenido y las ideas, sin duda, pero también para captar la economía de una lógica, una dialéctica y un pensamiento.

Sobre el islam, preferimos a Rohdy Alili,
Qu'est-ce que l'Islam?,
La Découverte, en el
Dictionnaire amourex de l'Islam
de Mark Chebel, Plon, parcial y fragmentario: el islam, religión de paz y amor (!), que tolera el vino («no se intentó nunca suprimir radicalmente el vino, sino solamente disuadir a los buenos creyentes», p. 617), singular paradoja a la que se llega pues las entradas de
este
diccionario verdaderamente amoroso evitan: Guerra, Razia, Combates, Conquistas, Antisemitismo —lo que ha constituido, no obstante, lo esencial de la vida del Profeta y del Islam a través de los siglos—, pero, en cambio, hay un texto sobre las Cruzadas. Igual observación sobre la ausencia de entradas para Judíos, Antisemitismo... En cuanto a la sexualidad, se puede leer, felizmente: «El islam ha liberado el sexo y ha hecho de él una ocasión de extrema sociabilidad», p. 561. Preguntaremos a las mujeres que padecen la
charia
qué piensan de ello, porque Malek Chebel, véase el artículo Mujer, cree que el maltrato a las mujeres se debe a gobiernos retrógrados, políticas incompetentes, pero nunca al texto mismo del Corán...

3. EL ANTÍDOTO PARA LAS IMPOSTURAS MONOTEÍSTAS

Léase a Raoul Vaneigem:
De l'inhumanité de la religión,
Denoél. También su prefacio a
L'art de ne croire en rien,
seguido del
Livre des trois imposteurs,
Payot-Rivages. Los tres impostores son Moisés, Jesús y Mahoma... Véase igualmente el importante libro, muy minucioso, con conclusiones sorprendentes —los judíos, «ese pueblo mental (como se habla de arte conceptual) es una creación verbal», p. 118—, de Jean Soler,
Aux origines de Dieu unique. L'invention du monothéisme,
ed. de Fallois, 2002; donde el autor muestra cómo los hebreos pasaron del politeísmo al monoteísmo para asegurar su existencia onto-lógica a partir de un libro único. Pero también cómo su mensaje de amor sólo concierne a sus semejantes —«¿Dios de todos, o Dios de los judíos?», pp. 184-186—, y no a su prójimo. Desarrolla este último punto en
La loi de Moise,
el mismo editor, 2003, pp. 66-74 y 106-111, libro que también muestra, capítulo 1, el alcance limitado del imperativo que se pretende universal: «No matarás». (Mi agradecimiento a Jean Soler por sus valiosos consejos de relectura de mi manuscrito.)

4. PREPUCIOS, REFINAMIENTOS Y BIBLIOTECAS

El mismo Malek Chebel ha publicado la
Histoire de la circoncision des origines a nos jours,
Le Nadir, Balland. En la introducción, p. 11, escribe: «Los datos de este libro son exactos y no obedecen a ningún proselitismo». La dedicatoria de este libro, p. 7, precisa la naturaleza de esa objetividad: «Este libro
está
dedicado a los 'cirujanos de la luz': los circuncidadores». Y, p. 30, siempre neutral, después de algunos desarrollos y consideraciones psicológicas —porque Malek Chebel se llama a sí mismo psicoanalista...—, concluye: «¿Se puede verdaderamente considerar la ablación de una piel tan fina como un acto 'traumático' y
afortiori
traumatológico?». Regresa, Sigmund...

Sobre la circuncisión, preferimos los análisis basados en el método utilitarista y pragmático anglosajón —en el mejor sentido de esas palabras—, de Margaret Sommerville,
Le canari éthique. Science, société et esprit humain,
ediciones Liber, en especial, el capítulo 8, titulado: «Intervenir en el cuerpo del niño pequeño. Los desafíos éticos de la circuncisión», pp. 201-216. Estas páginas cambiaron mi opinión sobre este tema anterior a su lectura, y luego reforzaron definitivamente mi convicción. Véase también Moisés Maimónides,
La guía de los descarriados. Tratado de teología y filosofía.

El mismo Malek Chebel, para retornar a él, ha publicado un libro con un bello título:
Traite du raifinement,
Payot, en el que alaba el refinamiento como arte musulmán, cuando, en realidad, éste proviene de la civilización árabe preislámica. El hecho de que algunas cortes hayan insistido en elogiar —Bagdad, Córdoba, o Zagreb, en Egipto—, más allá de las enseñanzas del Corán, los perfumes, las joyas, las piedras preciosas, el vino (¡incluso!), el lujo, la gastronomía, la homosexualidad, no permite deducir la conversión del islam al hedonismo. Sería equivalente a juzgar la naturaleza del marxismo-leninismo únicamente desde la vida cotidiana de los jerarcas del Kremlin durante los años del régimen de Stalin...

Para medir la extensión de la liberalidad hedonista del islam (léase, para sentir escalofríos en todo el cuerpo, a Abd Alá b.' Abd al-Ramán al-Watbán,
Jalons sur le chemin de la chasteté,
seguido del texto de Abd al'Aziz b'.' Abd Alá b. Baz,
Les dangers de la mixité dans le domaine du travail,
ed. al-Hadith) y su tolerancia por los libros que no son el Corán, ni religiosos, se lee con placer a Lucien X. Polastron,
Livres en feu,
Denoél. Incluye también desarrollos sobre la afición cristiana por los autos de fe, desde el origen del Estado totalitario cristiano (siglo IV) hasta el Index, nunca abolido... Los judíos padecieron las quemas de libros durante toda su existencia y nunca realizaron ninguna. Admirable síntesis en Anne-Marie Delcambre,
L'islam des interdits.
Desclée de Brouwer, 2003; le debemos también una excelente biografía del Profeta,
Mahomet,
en la misma editorial, 2003.

Sobre las relaciones entre el Vaticano y la inteligencia —o sea, los libros...—, véase Georges Minois,
L'Église et la science. Histoire d'un malentendu,
Fayard, factual en extremo, se pierde en los detalles (dos volúmenes; con uno hubiera bastado...), sin ninguna teorización ni conceptualización. A este respecto, léase Jean Steiman,
Richard Simón. Les origines de Vexégese biblique,
ediciones d'Aujourdi. Richard Simón (siglo XVIl) introduce la inteligencia en la lectura de textos llamados sagrados y la aplica a Bossuet, el Oratorio, Port-Royale, los benedictinos, los jesuitas, la Sorbonne, los protestantes. Muy buenas razones para hacer de él un héroe... Véase también Jean Rocchi,
L'irréductible. Giordano Bruno face a l'Inquisition,
con un prólogo muy vivificante de Marc Silbernstein, el dinámico propulsor de las ediciones materialistas militantes... Syllepse.

Cristianismo
1. LA CARNE DEL ECTOPLASMA

Obviamente hay miles de historias de Jesús... Pero las que niegan su existencia histórica y reducen esta figura a la materialización de una ficción se cuentan con los dedos de la mano. Por cierto... La más famosa es la de Prosper Alfaric,
A l'école de la raison. Etudes sur les origines chrétiennes,
Publications de l'Union rationaliste. Véanse en particular las pp. 97-200, «El problema de Jesús. ¿Existió Jesús?». Respuesta: No... Hoy, Raoul Vaneigem defiende esta posición de la que se hace cargo en
La résistance au christianisme. Les hérésies des origines au XVllf siécle,
Fayard. Habla, lúcidamente, en la p. 104, de «la fábula católica y romana de un Jesús histórico». Más claro...

Otros creen en su existencia histórica, por cierto, pero señalan en voluminosas obras millares de inverosimilitudes, incertidumbres, probabilidades y antífrasis en la Biblia, y reconocen tantas imposibilidades para llegar a conclusiones firmes que nos preguntamos qué les impide pasarse al campo de los negadores... ¿La prudencia? ¿La incapacidad de hacerse cargo de esa iconoclasia mayor? ¿La imposibilidad de superar su formación intelectual, puesto que se trata a menudo de antiguos seminaristas o de individuos con sólidos estudios teológicos? Puesto que sólo hay una separación muy delgada entre sus conclusiones y las de los ultrarracionalistas.

Véanse Charles Guignebert,
Jésus,
La Renaissance du livre, 1933, y
Le Christ,
mismo editor, 1943, a los que les debo algunos de los ejemplos utilizados por mí para destacar las incongruencias del Nuevo Testamento —
titulus,
idioma de Pilatos, etc.—. Gérard Mordillat y Jéróme Prieur han llevado a cabo una síntesis de este trabajo, completada con algunos raros trabajos recientes, en
Corpus Christi. Enquéte sur l'écriture des Evangiles,
cinco pequeños volúmenes publicados por la editorial Mille et Une Nuits, en 1997:
Crucifixión, Procés, Roi des Juifs, Páque, Resurrection
y
Christos.
El trabajo ha sido utilizado en una serie de doce films difundidos por Arte, cadena televisiva cultural francesa. De Jéróme Prieur,
Jésus illustre et inconnu,
Desclée de Brouwer, 2001, y de Gérard Mordillat,
Jésus contre Jésus,
Seuil.

2. EL ABORTO DE DIOS

Fue él quien lo dijo... San Pablo... en la primera Epístola a los Corintios (15: 8). Para todos los textos de Pablo o sobre él, las Epístolas, Hechos,
etc.,
la Biblia. Bibliografía abundante y no siempre parcial. Las ediciones Fayard son consideradas serias... Cómo entender la obra completa cuando leemos bajo la pluma de Francoise Baslez,
Saint Paul,
1991, este detalle en el capítulo dedicado a la conversión en el camino de Damasco, p. 81, «no hará nunca la menor alusión a una posible ceguera», y cuando leemos en los Hechos de los Apóstoles (9:8), «aunque tenía abiertos los ojos, no veía nada», y así durante tres días...

En su estilo televisual —se lo oye al leerlo...—, Alain Decaux es el autor de
L'avorton de Dieu. Une vie de saint Paul,
Desclée de Brouwer, Perrin, 2003. El historiador no oculta su empatia católica, pero realiza un trabajo honesto de compilación, en especial, sobre las enfermedades atribuidas al tarsiota, p. 101. Útil, porque evita las lecturas necesarias por cuenta propia... No hay crítica, ni dudas, ni interpretaciones, pero es un trabajo introductorio.

Alain Badiou, filósofo, matemático, lacaniano, novelista y dramaturgo, militante de extrema izquierda, expresa en su
Saint Paul. La fondation de l'universalisme,
PUF, 1997, su interés —es comprensible...— por el fundador de la religión y creador del Imperio. Lástima que considere únicamente a Pablo, sin integrar en su reflexión la contribución de Constantino para posibilitar la Iglesia universal. El ectoplasma necesita al histérico para encarnarse, pero fue el dictador el que llevó a cabo la amplificación del cuerpo de Jesús al Imperio.

3. SEMBLANZA DE LA ÉPOCA

Para captar el ambiente psicológico del Bajo Imperio, su creencia en el misterio, lo maravilloso, los magos, la astrología, su religión, sus resquebrajamientos, su afición por lo irracional, cf. E. Dodds,
Paiens et chrétiens dans un age d'angoisse,
trad. de H. D. Saffrey, 1979, La Pensée sauvage. Véase también H. I. Marrou,
Décadence romaine ou Antiquité tardive?,
Seuil, 1977, que demuestra la continuidad del mundo antiguo en el período cristiano primitivo. En esta obra, puede leerse la expresión «Estado totalitario del Bajo Imperio», p. 172. Marrou, cristiano, ha escrito sobre Agustín, Clemente de Alejandría y la historia de la Iglesia, entre otros temas. Sobre el funcionamiento y el contenido del paganismo que persiguen los cristianos, Ramsay Macmullen,
Le paganisme dans l'Empire romain,
trad. de A. Spiquel y A. Rousselle, PUF, 1987. Y A. J. Festugiére,
Hermétisme et mystique paienne,
Aubier-Montaigne, 1967. Gibbon, el Michelet inglés..., describe la Antigüedad con verdadero acierto:
Historia de La decadencia y ruina del Imperio romano.

Para la cantidad menor de víctimas cristianas, mártires y otras persecuciones antes de que los cristianos se convirtieran a su vez en persecutores, véase Claude Lepelley,
L'Empire Romain et le christianisme,
Flammarion, 1969. La historiografía católica ha abultado en forma considerable las cifras con fines de propaganda apologética.

4. SOBRE EL SOLDADO CONVERSO

Semblanza del tirano: Guy Gauthier,
Constantin. Le Triomphe de la croix,
France-Empire, 1999. Explica en detalle y con esmero, y de manera convincente y rigurosamente científica, la propuesta de una lectura astronómica de la aparición. No hace concesiones ni execraciones: una obra que toma todo en cuenta. Curiosamente, la figura del primer emperador convertido al cristianismo no ha estimulado en Francia la escritura sobre su vida... El viejo libro de André Pigagniol,
L'empereur Constantin,
ed. Rieder, 1932, sigue siendo una mina de información que no ha perdido vigencia.

Una síntesis en la colección «Que sais-je?», de Bertrand Lancon,
Constantin,
PUF, 1998; en la misma colección, puede leerse con provecho la continuación del trabajo del emperador tocado por la gracia en la obra de Pierre Maraval,
L'empereur Justinien,
1999.

5. EL VANDALISMO CRISTIANO

He buscado durante largo tiempo las pruebas de la persecución de paganos por los cristianos. Numerosas obras pasan por alto el tema, lo niegan, e incluso transforman a los recién llegados al poder en personajes tolerantes, bondadosos, afables, amantes de los libros, constructores de bibliotecas... Paso por alto las obras que contienen lugares comunes; son las más numerosas. Para encontrar rastros reales de persecuciones, autos de fe, destrucciones de templos, estatuas, árboles sagrados, incendios:

En primer lugar, los autores antiguos: Julián, el héroe del paganismo que resistió la cristianización del Imperio, en vano, por desgracia, escribió
Contre les galiléens: une imprécation contre le christianisme,
trad. de Christophe Gérar, Ousia, 1995. Celso, otro portador del estandarte pagano, publicó
Contre les chrétiens,
trad. de Louis Rougier, Phébus, 1999, obra destruida, pero inmortalizada por Orígenes, quien, al refutarlo y citarlo en abundancia, salvó lo esencial del texto. En Louis Rougier,
Cebe contre les chrétiens,
Le Labyrinthe, 1997, se hace mención al vandalismo cristiano. El
Contre les chrétiens
de Porfirio sucumbió a las llamas. No sabemos cómo era ese texto, una gran pérdida... Libanios, por último,
Contre la destruction des temples paiens adressée á l'empereur Théodore I
er
,
en Pigagniol,
op. cit.

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