Nota sobre la construcción de las masasBueno, ellos ya decían que llegaría
esto: viejo, perdido el talento, titubeando con
las palabras.
Escuchando pisadas
sordas, me vuelvo,
miro detrás de mí…
aún no, perro viejo.
Demasiado pronto.
Ahora
ellos están sentados hablando de
mi: «sí, le ha ocurrido, está acabado… es una
pena».
«Nunca fue gran cosa, ¿verdad?».
«Bueno… no, pero ahora…?».
Ahora
están celebrando mi defunción
en tabernas que yo ya no
frecuento.
Ahora
yo bebo solo
dentro de esta máquina
defectuosa
mientras las sombras cobran
formas
peleo en lenta
retirada
ahora
la promesa que fui
mengua
mengua
ahora
enciendo otros cigarrillos
me sirvo otras
copas
ha sido una hermosa
pelea
y aún
lo es.
Los mejores de la razaAlguna gente es joven y nada más
alguna gente es vieja y nada más.
Y alguna gente está en el medio
sólo en el medio.
Y si las moscas usaran ropa
y todos los edificios ardieran en
fuego dorado,
si el cielo se sacudiera como
en la danza del vientre
y todas las bombas atómicas empezaran a
gritar,
alguna gente sería joven y nada más
y alguna gente sería vieja y nada más
y el resto sería lo mismo,
el resto sería lo mismo.
Los pocos diferentes
son eliminados bastante rápido
por la policía, por sus madres, sus
hermanos, y otros
por sí mismos.
Lo que queda es lo que
ves
es duro.
Manejando a través del infiernoNo hay nada que
discutir
no hay nada que
recordar
no hay nada que
olvidar
es triste
y
no es
triste
parece que la
cosa más
sensata
que una persona puede
hacer
es
estar sentada
con una copa en la
mano
mientras las paredes
blanden
sonrisas de
despedida
uno pasa a través de
todo
ello
con una cierta
cantidad de
eficiencia y
valentía
entonces
se va
algunos aceptan
la posibilidad de
Dios
para ayudarles
en su
paso
otros
lo aceptan
como es
y por estos
bebo
esta noche.
Mi colegaLa gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amarga y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo manejo entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de manejar.
Algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
A algunos no les gusta que los pasen, e intentan
evitar que otros lo hagan.
Algunos intentan bloquear los cambios de carril.
Algunos odian los autos más nuevos, más caros.
Otros en esos autos odian los autos más viejos.
La autopista es un circo de emociones
chiquitas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
Las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.
Cuando manejo por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.
TodoPara ser un chico de 21 años en Nueva Orleans yo no valía
mucho la pena: Tenía una pequeña habitación que olía a
orines y muerte
pero quería estar allí, y habían
dos adorables chicas al final del vestíbulo quienes
no paraban de golpear a mi puerta y gritar. «¡Levántate!
¡Hay cosas buenas allá afuera!».
«Largaros», les decía, pero eso solo las
estimulaba más, me dejaban notas bajo la puerta y
pegaban flores con cinta adhesiva al
pomo de la puerta.
Yo estaba metido en vino barato y cerveza verde y
demencia…
Conocí al viejo tío de la habitación de
al lado, de algún modo yo me sentía viejo como
él; sus pies y tobillos estaban hinchados y no podía
atarse los zapatos.
Cada día sobre la una del mediodía salíamos a dar un paseo
juntos y era un paseo muy
lento: cada paso era doloroso para él.
Cuando nos acercábamos al bordillo, yo le ayudaba a
subir y bajar
agarrándole por el codo
y por la parte de atrás de su
cinturón, lo conseguíamos.
Me gustaba: nunca me cuestionó
sobre qué hacia o qué dejaba de
hacer.
Él debería de haber sido mi padre, y lo que más me gustaba
era lo que decían una y
otra vez: “Nada vale la
pena”.
Era un
sabio
aquellas chicas jovenes deberían
de haberle dejado a él
las notas y las
flores.
TreguaLos muertos no necesitan
aspirina o
tristeza
supongo.
Pero quizás necesitan
lluvia.
Zapatos no
pero un lugar donde
caminar.
Cigarrillos no,
nos dicen,
pero un lugar donde
arder.
O nos dicen:
Espacio y un lugar para
volar,
da
igual.
Los muertos no me
necesitan.
Ni los vivos.
Pero quizás los muertos se necesitan
unos a
otros.
En realidad, quizás necesitan
todo lo que nosotros
necesitamos
y
necesitamos tanto.
Si solo supiéramos
qué
es.
Probablemente
es
todo
y probablemente
todos nosotros moriremos
tratando de
conseguirlo
o moriremos
porque no
lo conseguimos.
Espero que
cuando yo esté muerto
comprendáis
que conseguí
tanto como pude.
Necesito pasear por la acera
en algún sitio
en una umbría tarde
encontrar una mesa
en la terraza de un café
sentarme
pedir una copa
y quiero sentarme allá
con esa copa
y quiero que
una mosca aterrice
en esa mesa.
Entonces
quiero ver
una mujer pasar caminando
en un vestido verde.
Quiero ver pasar
un perro gordo
con pelo corto y marrón y
ojos sonrientes.
Quiero morir
sentado allí.
Quiero morir
derecho
mis ojos todavía
abiertos.
Quiero que un avión
pase volando en lo alto.
Quiero que pase
una mujer
en un vestido azul.
Entonces quiero
que ese mismo perro
con pelo corto y marrón y
ojos sonrientes
pase caminando
de nuevo.
Eso será
suficiente
después de todas las
otras cosas
y de todo lo
demás.