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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

Descubrimiento (12 page)

Entonces, siempre de la mano, echaron a correr en dirección al colegio y se despidieron con un rápido beso en la puerta del desierto pasillo que llevaba al dormitorio de Tommy.

7

Sasha entró a su habitación y se tumbó sobre la cama, sonriendo aún. Abrió la mochila y se puso a acariciar con ternura los libros que Tommy le había obsequiado. Se sentía eufórico, invencible, inmortal… Se sentía el amo del mundo y sabía que era a causa de Tommy.

Unos ligeros golpes en la puerta lo hicieron levantarse de golpe y abrir, pensando que sería su joven amante, pero se quedó inmóvil al ver el enfadado rostro de Edward Grant.

—Os vi, Ivanov —dijo el prefecto.

—No sé de qué me hablas, Grant —replicó el ruso fríamente.

—Oh, sí que lo sabes. Os vi en los establos. Vi lo que le hacías a Stoker, os escuché gemir.

Sasha empalideció y su pulso comenzó a latir rápidamente. Se obligó a tener calma. Si Grant pensara denunciarlo, ya lo habría hecho, de manera que quizá quisiera otra cosa. Sabía que eso podría acarrearles la expulsión, pero logró que su voz sonara serena.

—¿Qué es lo que quieres?

—Ve a la Sala de Proyecciones en media hora. Y ni se te ocurra decírselo a Stoker o estás acabado —sentenció y sin esperar respuesta, se fue por el pasillo.

Capítulo 5
1

Sasha respiró hondo antes de entrar a la Sala de Proyecciones. Se había dado una larga ducha, cosa que siempre conseguía calmarlo, y se había cambiado de ropa, pero aún guardaba el recuerdo de los besos de Tommy sobre su piel y no se arrepentía.

Ese recuerdo hizo que se decidiera y empujara la puerta con aire desafiante. Grant lo esperaba allí, con una sonrisa que no le agradó demasiado.

—Estoy aquí. Di lo que tengas que decir de una vez, Grant.

El prefecto cerró la puerta con llave y caminó, rodeándolo como un ave de presa. Luego susurró, con voz ronca:

—Quiero que me hagas lo mismo que le hacías a Stoker.

—¿Qué? —Sasha no pudo ocultar su sorpresa. Por su mente había pasado la posibilidad del chantaje, sin embargo había creído que sería a él a quien el boxeador querría tomar y no estaba dispuesto a aceptarlo; la propuesta de Grant le rompió los esquemas.

—Lo oíste. Quiero que me folles. Y que me folles ya.

Sasha pensó rápidamente, sabiendo que no tenía muchas opciones. Evaluó al joven con ojo crítico y esbozó una sonrisa despiadada.

—Tú ordenas, yo obedezco.

No hubo ternura alguna. Prácticamente le arrancó la ropa, estudiando ese cuerpo macizo y fuerte con un descaro que no había sido capaz de usar con Tommy. Tocó, lamió y mordió sin piedad, haciendo que Grant se volviese arcilla en sus manos. No tuvo reservas ni inhibiciones: era como lo que había visto en la película, puro instinto desprovisto de sentimientos.

Lo penetró sin miramiento alguno, duro y fuerte, sin preocuparse de si le dolía o no. Lo insultó en ruso mientras se lo follaba y lo despreció por sus gritos de gata en celo. El condenado lo estaba disfrutando como una ramera, tanto que comenzó a eyacular sin parar sobre la moqueta de la Sala de Proyección.

Le sujetó las caderas con firmeza y lo montó como Tommy había hecho, sólo que sin delicadeza. Cuando por fin eyaculó dentro de él, y Grant se retiró gateando, dolorido, Sasha acomodó sus ropas con total indiferencia, mientras el boxeador gemía bajito, presa aún de un espectacular orgasmo.

Lo miró fríamente. Se había dado cuenta de que el sexo le daba gran poder y, aunque un poco asustado, decidió aprovechar su ventaja para sacar inmediato partido a la situación.

—Si quieres otro polvo como este, simplemente déjanos en paz. No interfieras, no espíes y no te atrevas a delatarnos o estarás acabado. ¿Trato hecho?

—Tú ordenas, yo obedezco —jadeó un todavía tembloroso Grant y le lanzó un bote que logró sacar de su chaqueta—. La próxima vez, usa esto.

Sasha tomó el bote de lubricante y, con una sonrisita despectiva, salió de allí.

2

—¿Estás seguro de que nadie nos ha seguido? —Tommy miró hacia el pasillo antes de entrar a la Sala de Proyecciones la víspera de Año Nuevo.

—Descuida, nadie nos molestará aquí —respondió Sasha y cerró la puerta con llave, abrazándolo luego por detrás. La oscuridad los engulló entre sus sombras hasta que la tenue luz de la linterna dibujó sus rostros ansiosos—. ¿Te sientes listo para el segundo intento? —susurró, mordisqueándole suavemente la oreja.

Durante esos días, a pesar de que Grant había cumplido su promesa de dejarlos en paz, habían estado un poco doloridos, en especial Tommy. Pero luego de una semana, el ruso consideró que podrían repetir la experiencia y utilizar el lubricante que tan gentilmente le había obsequiado el prefecto.

—Estoy listo, pero espero que esta vez duela menos. —Tommy sonrió con picardía, recordando las extrañas posturas en las que se había tenido que sentar durante toda la semana para evitar el dolor—. Aún sigo sin entender cómo podían hacerlo tan fácil en la película, la fricción escuece horrores.

Sasha soltó una risita.

—¿Será que usan algo como esto? —Sacó el bote de lubricante de la chaqueta.

—¿Qué es eso? —Tommy tomó el bote en sus manos y lo abrió. Lo olisqueó pero no olía a nada. Lo tocó y era suave. Miró a Sasha con cara interrogante.

—Es lubricante… como en los autos. Se usa para que no roce y se deslice mejor. Y eso que sentiste fue tu próstata. Bien estimulada produce los más profundos placeres en el sexo gay. He averiguado algunas cosas… y he estado esperando toda la semana a que te sientas bien para probar de nuevo. —Hizo un guiño cómplice.

—¿Pues a qué esperamos? —exclamó Tommy y sin perder el tiempo, comenzó a devorarle la boca y a tocarlo por todos lados. Apartó la linterna que cayó con un ruido sordo en la moqueta y tiró sus gafas al lado. Sus manos estaban en todas partes. Sin dejar de besarlo, le quitó la chaqueta y le abrió la camisa, le soltó el pantalón, le acarició la espalda. Necesitaba desesperadamente ese contacto y sólo se detuvo cuando Sasha lo apartó con suavidad.

—Espera. Despacio, que tenemos mucho tiempo. —Cogió la linterna y lo llevó hacia un rincón semioculto por los cortinajes, en el que había dispuesto una manta sobre la moqueta del piso—. Quise conseguir una colchoneta para que estuvieras más cómodo, pero no pude traerla hasta aquí. —Su chaqueta había caído al piso y su camisa y pantalón estaban desabotonados. Terminó de desnudarse mientras Tommy hacía lo propio. Dejó la linterna apuntando hacia una pared blanca para que diera un efecto de iluminación más suave y se volvió hacia su amante, que avanzó hacia él con la tenue luz jugando sobre su piel dorada, sonriendo con la confianza que da el haber compartido el sexo—. Ven.

Tommy se tumbó a su lado. Como Sasha le había dicho que fueran despacio, se dejó hacer, permitiéndose solamente responder con ardor al beso.

Las manos de Sasha fueron palpando el cuerpo que ardía bajo sus caricias, tocándolo con mayor audacia de la que había tenido hasta entonces. Masajeó las nalgas de Tommy con lujuria, deleitándose de su firmeza y con los quedos gemidos que brotaban de su garganta. Lo besó hasta quitarle la respiración, mientras sus dedos se deslizaban dentro del bote de lubricante y los insertó delicadamente en su interior. Tommy suspiró, sonriendo con las mejillas coloreadas. Era hermoso y Sasha se alegró en ese momento de haberlo conocido.

—¿Ves? No duele…

—¡No duele! —dijo Tommy con cierta sorpresa—. Está suave —añadió con una sonrisa—. Me gusta, sigue… sigue más adentro. ¡Aaah! —Ahogó un gemido.

Un segundo dedo se unió al primero, deslizándose sin problemas. Sasha los movió suavemente y cuando notó que Tommy se relajaba, insertó un tercero. El silencio de la sala era roto ocasionalmente por los gemidos apenas contenidos de su amante, sonrojado y sudoroso en la penumbra llena de sombras. Besando su pecho, fue bajando poco a poco hasta tomar su erección en la boca y jugar con ella, sin dejar de mover los dedos.

Era increíble lo que un poco de lubricante podía hacer. Sasha siguió saboreando la erección en su boca, mientras Tommy movía las caderas imprimiéndoles un delicioso vaivén. Pero no quería apresurarse, tenía la certeza de que nadie los interrumpiría y deseaba disfrutar de las caricias preliminares antes de penetrarlo.

—Sasha… Sasha… más. —Los dedos dilataban su entrada, causándole deliciosos estremecimientos que vocalizaba con jadeos—. Ahí… ahí… Sasha...

El rubio jugueteó un poco más con los dedos, con el deseo palpitando en su virilidad. Con Tommy quería de dominar y proteger a la vez, excitaba todos sus sentidos hasta extremos inimaginables, pero había algo más que sólo placer. Los sentimientos de Sasha se desbordaban al mirar a su compañero gimiendo por su causa.


Te amo
—susurró varias veces en ruso, dejando fluir palabras y sentimientos en esos momentos que eran sólo de ellos dos—. Ven… acomódate así. —Le levantó las piernas e hizo que doblara las rodillas, retirando los dedos. Desde ese ángulo la perspectiva era demasiado irresistible para que pudiera esperar más. Arrodillado, lo comenzó a penetrar.

Tommy sintió cómo se abría paso y un sonoro y placentero gemido escapó de sus labios. Clavó las uñas en los hombros de Sasha y cerró los ojos con fuerza, sintiéndose completamente lleno.

—Muévete… Muévete fuerte y rápido —pidió con voz agónica.

La petición hizo que algo se activara al interior de Sasha, haciendo más fuerte el deseo de dominio, y comenzó a moverse con fuerza, en un ritmo un tanto violento, mientras sus labios buscaban con ansia los de su amante, para ahogar allí sus sollozos de placer.

—Delicioso, eres una delicia —dijo entre suspiros, y aunque esa declaración lo hacía vulnerable, necesitaba decirlo del mismo modo que necesitaba del cuerpo tembloroso que yacía debajo de él.

Tommy jadeó con fuerza. Tenía los ojos fuertemente cerrados y el cuerpo arqueado contra el de Sasha, como si quisiera fundirse con él, apresándole la cintura con las piernas. Ya no había dolor, le parecía increíble que alguna vez lo hubiera habido. Sólo quería seguir sintiendo ese fuego en las entrañas.

La forma en la Tommy se aferraba a él hizo que Sasha no pudiera controlar más su cuerpo, devorado por el mismo fuego que consumía a su compañero, moviéndose cada vez más rápido en su carrera por conquistar el intenso placer del orgasmo.

—¡Ya voy a acabar! —gimió, masturbando con fuerza a Tommy, tratando de contenerse para que se corriera primero.

El orgasmo sacudió con fuerza el delgado cuerpo de Tommy y fue el detonante para que Sasha se dejara ir también, gimiendo sin parar en los brazos de su joven amante; y fue calmándose poco a poco, hasta convertirse en una respiración entrecortada.

La linterna, que se había deslizado proyectaba una tenue luz que bañaba de bronce la húmeda piel de Tommy. Sasha se recostó en su pecho, relajado y feliz, tanto que ni siquiera pensó en la hora.

—Feliz Año Nuevo —susurró Tommy lanzando un quejido al sentir cómo la naturaleza hacía salir a Sasha de su interior—. Aunque estoy en el mejor sitio del mundo, creo que es tarde y deberíamos volver antes de que nos echen en falta… Seguro que Grant hace ronda por los dormitorios.

Sasha sonrió y lo besó en los labios.

—Feliz Año Nuevo —susurró—. No hay problema con Grant, podemos quedarnos un rato más.

—¿No hay problema? No entiendo...

—Hablé con él —dijo Sasha, posando sus labios sobre la boca de Tommy para hacerle olvidar el tema, pero él no cedió.

—¿Qué le dijiste para que dejara de fastidiarnos?

—Soy convincente cuando quiero —replicó el ruso y Tommy supo que no le sacaría palabra sobre lo ocurrido. Pero no se quedaría con la duda. Allí había gato encerrado y aunque había pasado la semana más deliciosa con Sasha, sin que Grant los siguiera o les tocara la puerta de la habitación, quería saber qué era lo que había ocurrido.

Reflexionó brevemente. La semana anterior el prefecto había sido su sombra y luego del incidente del establo, los había dejado en paz, como si no existieran; pero había sorprendido más de una mirada cómplice que Grant le había dirigido a Sasha. Algo estaba pasando.

3

El 1 de enero de 1984 fue el estreno de Dune, la película basada en los libros de Frank Herbert. El cine Trocadero estaba lleno de gente. Por todos lados llegaban fragmentos de conversaciones de personas que habían leído los libros de
Dune
y se preguntaban cómo sería la película. Sin duda el mayor atractivo de la cinta era la presencia de Sting en el papel de villano. Sasha oprimió con suavidad el brazo de Tommy y lo hizo avanzar.

Había conseguido dinero extra dando clases de matemáticas a algunos de sus compañeros y con eso había decidido darle a su joven amante un complemento de regalo de cumpleaños: invitarlo al estreno de
Dune
. Era domingo y habían ido a Londres para ver la película, completamente emocionados.

Sasha trató de avanzar por el pasillo para sentarse adelante, pero Tommy lo arrastró a la última fila con un guiño. Se acomodaron allí con un enorme bote de palomitas de maíz y otro enorme vaso de coca-cola con dos pajitas. Cuando por fin se sentaron, las luces estaban a punto de ser apagadas.

—¡Es increíble! —Los asombrados ojos del ruso contemplaron uno de los más grandes cines de Londres, comparándolo inevitablemente con las salas que había visto en Moscú. Sus palabras mostraban su admiración tanto hacia la infraestructura como hacia el hecho de estar a punto de contemplar lo que el director David Lynch había hecho con la novela de Frank Herbert.

Aprovecharon los anuncios para acomodarse en las butacas. Cuando finalmente se apagaron todas las luces, comenzaron los avances de los próximos estrenos.

La pantalla se puso negra y una voz macabra comenzó a contar que hay un balance en el universo. Tommy comía palomitas del bote que había encima de sus piernas pero su mano se quedó a mitad de camino cuando en la enorme pantalla salió un primerísimo plano de Tom Cruise. Sasha le dio un pellizco en el costado y Tommy le soltó un gruñido y puso su eterno puchero. La película era
Legend
.

—Parece un ángel.

—Yo soy más guapo que ése —dijo Sasha sin una pizca de modestia, pero enmudeció al iniciarse el
trailer
de
Mad Max III.

El tiempo de morir ha llegado.

Sasha se irguió en su asiento, totalmente absorto en las imágenes. Un pueblo oprimido bajo el yugo de un tirano, un salvador que los liberaría. La idea era tan vieja como la historia de la Tierra, pero personificada por Mel Gibson tenía un atractivo especial. Oprimió con fuerza la mano de Tommy. A pesar de lo alejado que estaba de su país, siempre se mantenía informado de su situación política y en ese momento lo asoció inevitablemente a lo que veía en la película y dejó vagar su mente pensando en el modo de liberarlo. Sonrió tristemente. No… él no era ningún héroe salvador. Su único modo de demostrar cuán equivocados estaban sus líderes era triunfar y encontrar un lugar en la sociedad que lo había acogido.

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