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Authors: José Zorrilla

Tags: #Clásico, Drama, Teatro

Don Juan Tenorio

 

Don Juan Tenorio es un drama romántico en dos partes publicado en 1844 por José Zorrilla. Constituye, junto con El burlador de Sevilla y convidado de piedra, atribuida a Tirso de Molina y de la que Don Juan Tenorio es deudora, una de las dos principales materializaciones literarias en lengua española del mito de Don Juan.

José Zorrilla

Don Juan Tenorio

ePUB v1.0

Smoit
07.08.12

Título original:
Don Juan Tenorio

José Zorrilla, 1844

Diseño portada: Orkelyon

Editor original: Smoit (v1.0 a v1.x)

ePub base v2.0

AL SEÑOR

DON FRANCISCO LUIS DE VALLEJO

EN PRENDA DE BUENA MEMORIA

Su mejor amigo,

JOSÉ ZORRILLA.

PERSONAJES

DON JUAN TENORIO.

DON LUIS MEJÍA.

DON GONZALO DE ULLOA,
comendador de Calatrava
.

DON DIEGO TENORIO.

DOÑA INÉS DE ULLOA.

DOÑA ANA DE PANTOJA.

CRISTÓFANO BUTTARELLI.

MARCOS CIUTTI.

BRÍGIDA.

PASCUAL.

EL CAPITÁN CENTELLAS.

DON RAFAEL DE AVELLANEDA.

LUCÍA.

LA ABADESA DE LAS CALATRAVAS DE SEVILLA.

LA TORNERA DE ÍDEM.

GASTÓN.

MIGUEL.

UN ESCULTOR.

ALGUACIL 1º.

ALGUACIL 2º.

UN PAJE (
que no habla
).

LA ESTATUA DE DON GONZALO (
él mismo
).

LA SOMBRA DE DOÑA INÉS (
ella misma
).

Caballeros, sevillanos, encubiertos, curiosos, esqueletos, estatuas, ángeles, sombras, justicia y pueblo.

La acción en Sevilla, por los años de 1545, últimos del emperador Carlos V. Los cuatro primeros actos pasan en una sola noche. Los tres restantes, cinco años después y en otra noche.

Parte I
Acto I

DON JUAN, DON LUIS, DON DIEGO, DON GONZALO, BUTTARELLI, CIUTTI, CENTELLAS, AVELLANEDA, GASTÓN, MIGUEL.
Caballeros, curiosos, enmascarados, rondas
.

Hostería de Cristófano
BUTTARELLI.
Puerta en el fondo que da a la calle; mesas, jarros y demás utensilios propios de semejante lugar
.

Escena I

DON JUAN,
con antifaz, sentado a una mesa escribiendo
, CIUTTI y BUTTARELLI,
a un lado esperando. Al levantarse el telón, se ven pasar por la puerta del fondo máscaras, estudiantes y pueblo con hachones, músicas, etc
.

DON JUAN.—¡Cuál gritan esos malditos!

¡Pero mal rayo me parta

si en concluyendo la carta

no pagan caros sus gritos!

(Sigue escribiendo.)

BUTTARELLI (
A
CIUTTI.).—Buen Carnaval.

CIUTTI (
A
BUTTARELLI.).—Buen agosto

para rellenar la arquilla.

BUTTARELLI.—¡Quiá! Corre ahora por Sevilla

poco gusto y mucho mosto.

Ni caen aquí buenos peces,

que son casas mal miradas

por gentes acomodadas,

y atropelladas a veces.

CIUTTI.—Pero hoy…

BUTTARELLI.—Hoy no entra en la cuenta,

Ciutti; se ha hecho buen trabajo.

CIUTTI.—¡Chist! habla un poco más bajo,

que mi señor se impacienta

pronto.

BUTTARELLI.—¿A su servicio estás?

CIUTTI.—Ya ha un año.

BUTTARELLI.—¿Y qué tal te sale?

CIUTTI.—No hay prior que se me iguale;

tengo cuanto quiero, y más.

Tiempo libre, bolsa llena,

buenas mozas y buen vino.

BUTTARELLI.—Cuerpo de tal, ¡qué destino!

CIUTTI.—(
Señalando a
DON JUAN.) Y todo ello a costa ajena.

BUTTARELLI.—Rico, ¿eh?

CIUTTI.—Varea la plata.

BUTTARELLI.—¿Franco?

CIUTTI.—Como un estudiante.

BUTTARELLI.—¿Y noble?

CIUTTI.—Como un infante.

BUTTARELLI.—¿Y bravo?

CIUTTI.—Como un pirata.

BUTTARELLI.—¿Español?

CIUTTI.—Creo que sí.

BUTTARELLI.—¿Su nombre?

CIUTTI.—Lo ignoro en suma.

BUTTARELLI.—¡Bribón! ¿Y dónde va?

CIUTTI.—Aquí.

BUTTARELLI.—Largo plumea.

CIUTTI.—Es gran pluma.

BUTTARELLI.—¿Y a quién mil diablos escribe

tan cuidadoso y prolijo?

CIUTTI.—A su padre.

BUTTARELLI.—¡Vaya un hijo!

CIUTTI.—Para el tiempo en que se vive,

es un hombre extraordinario.

Pero calla.

DON JUAN.—(
Cerrando la carta.
) Firmo y plego.

¡Ciutti!

CIUTTI.—Señor.

DON JUAN.—Este pliego

irá, dentro del Horario

en que reza doña Inés,

a sus manos a parar.

CIUTTI.—¿Hay respuesta que aguardar?

DON JUAN.—Del diablo con guardapiés

que la asiste, de su dueña,

que mis intenciones sabe,

recogerás una llave,

una hora y una seña;

y más ligero que el viento,

aquí otra vez.

CIUTTI.—Bien está.

(
Vase.
)

Escena II

DON JUAN
y
BUTTARELLI.

DON JUAN.—
Cristófano, vieni quá.

BUTTARELLI.—
Eccellenza!

DON JUAN.—
Senti.

BUTTARELLI.—
Sento.

Ma ho imparato il castigliano,

se è più facile al signor

la sua lingua…

DON JUAN.—Sí, es mejor:

lascia dunque il tuo toscano,

y dime: don Luis Mejía

¿ha venido hoy?

BUTTARELLI.—Excelencia,

no está en Sevilla.

DON JUAN.—¿Su ausencia

dura en verdad todavía?

BUTTARELLI.—Tal creo.

DON JUAN.—¿Y noticia alguna

no tienes de él?

BUTTARELLI.—¡Ah! Una historia

me viene ahora a la memoria

que os podrá dar…

DON JUAN.—¿Oportuna

luz sobre el caso?

BUTTARELLI.—Tal vez.

DON JUAN.—Habla, pues.

BUTTARELLI.—(
Hablando consigo mismo.
) No, no me engaño;

esta noche cumple el año,

lo había olvidado.

DON JUAN.—¡Pardiez!

¿Acabarás con tu cuento?

BUTTARELLI.—Perdonad, señor; estaba

recordando el hecho.

DON JUAN.—Acaba,

¡vive Dios! que me impaciento.

BUTTARELLI.—Pues es el caso, señor,

que el caballero Mejía,

por quien preguntáis, dio un día

en la ocurrencia peor

que ocurrírsele podía.

DON JUAN.—Suprime lo al hecho extraño;

que apostaron me es notorio

a quién haría en un año,

con más fortuna, más daño,

Luis Mejía y Juan Tenorio.

BUTTARELLI.—¿La historia sabéis?

DON JUAN.—Entera;

por eso te he preguntado

por Mejía.

BUTTARELLI.—¡Oh! me pluguiera

que la apuesta se cumpliera,

que pagan bien y al contado.

DON JUAN.—¿Y no tienes confianza

en que don Luis a esta cita

acuda?

BUTTARELLI.—¡Quiá! ni esperanza;

el fin del plazo se avanza,

y estoy cierto que maldita

la memoria que ninguno

guarda de ello.

DON JUAN.—Basta ya.

Toma.

BUTTARELLI.—Excelencia, ¿y de alguno

de ellos sabéis vos?

DON JUAN.—Quizá.

BUTTARELLI.—¿Vendrán, pues?

DON JUAN.—Al menos uno;

mas por si acaso los dos

dirigen aquí sus huellas

el uno del otro en pos,

tus dos mejores botellas

prevenles.

BUTTARELLI.—Mas…

DON JUAN.—¡Chito…!. Adiós.

Escena III

BUTTARELLI.

BUTTARELLI.—¡Santa Madona! De vuelta

Mejía y Tenorio están

sin duda… y recogerán

los dos la palabra suelta.

¡Oh! sí; ese hombre tiene traza

de saberlo a fondo.

(
Ruido adentro.
)

Pero

¿qué es esto?

(
Se asoma a la puerta.
)

¡Anda! el forastero

está riñendo en la plaza.

¡Válgame Dios! ¡Qué bullicio!

¡Cómo se le arremolina

chusma… y cómo la acoquina

él solo! ¡Uf! ¡Qué estropicio!

¡Cuál corren delante de él!

No hay duda, están en Castilla

los dos, y anda ya Sevilla

toda revuelta. ¡Miguel!

Escena IV

BUTTARELLI
y
MIGUEL.

MIGUEL.—
¿Che comanda?

BUTTARELLI.—
Presto, qui

servi una tabola, amico,

e del Lacryma più antico

porta due buttiglie.

MIGUEL.—
Si,

signor padron.

BUTTARELLI.—
Micheletto,

apparechia in carità

lo più ricco, que si fa,

afrettati!

MIGUEL.—
Gia mi afretto,

signor padrone.

(
Vase.
)

Escena V

BUTTARELLI
y
DON GONZALO.

DON GONZALO.—Aquí es.

¿Patrón?

BUTTARELLI.—¿Qué se ofrece?

DON GONZALO.—Quiero

hablar con el hostelero.

BUTTARELLI.—Con él habláis; decid, pues.

DON GONZALO.—¿Sois vos?

BUTTARELLI.—Sí, mas despachad,

que estoy de priesa.

DON GONZALO.—En tal caso,

ved si es cabal y de paso

esa dobla, y contestad.

BUTTARELLI.—¡Oh, excelencia!

DON GONZALO.—¿Conocéis

a don Juan Tenorio?

BUTTARELLI.—Sí.

DON GONZALO.—¿Y es cierto que tiene aquí

hoy una cita?

BUTTARELLI.—¡Oh! ¿seréis

vos el otro?

DON GONZALO.—¿Quién?

BUTTARELLI.—Don Luis.

DON GONZALO.—No; pero estar me interesa

en su entrevista.

BUTTARELLI.—Esta mesa

les preparo; si os servís

en esotra colocaros,

podréis presenciar la cena

que les daré… ¡Oh! será escena

que espero que ha de admiraros.

DON GONZALO.—Lo creo.

BUTTARELLI.—Son, sin disputa,

los dos mozos más gentiles

de España.

DON GONZALO.—Sí, y los más viles

también.

BUTTARELLI.—¡Bah! Se les imputa

cuanto malo se hace hoy día;

mas la malicia lo inventa,

pues nadie paga su cuenta

como Tenorio y Mejía.

DON GONZALO.—¡Ya!

BUTTARELLI.—Es afán de murmurar,

porque conmigo, señor,

ninguno lo hace mejor,

y bien lo puedo jurar.

DON GONZALO.—No es necesario más…

BUTTARELLI.—¿Qué?

DON GONZALO.—Quisiera yo ocultamente

verlos, y sin que la gente

me reconociera.

BUTTARELLI.—A fe

que eso es muy fácil, señor.

Las fiestas de Carnaval,

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