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Authors: Orson Scott Card

Tags: #Ciencia Ficción

La sombra de Ender (58 page)

Así pues, mientras los líderes políticos firmaban el acuerdo, llegaron a un compromiso sencillo y obvio. Todos los niños de la Escuela de Batalla serían repatriados. Excepto Ender Wiggin.

Ender Wiggin no regresaría a casa. Ningún bando de la Tierra podría utilizarlo. Ese fue el compromiso.

Y había sido propuesto por Locke. Por el propio hermano de Ender.

Cuando se enteró de aquello, Bean se rebulló por dentro, como había hecho cuando creyó que Petra había traicionado a Ender. Era un error. No podía tolerarse.

Tal vez Peter Wiggin lo hizo para impedir que Ender se convirtiera en un peón. Para mantenerlo libre. O tal vez lo hizo para que Ender no utilizara su celebridad para conseguir poder político. ¿Acaso Peter Wiggin trataba de salvar a su hermano, o de eliminar a un rival por el poder?

Algún día lo conoceré y lo averiguaré, pensó Bean. Y si traicionó a su hermano, lo destruiré.

Cuando Bean lloró en la habitación de Ender, lloraba por una causa que los otros no conocían. Lloraba porque, igual que los soldados que habían muerto en aquellas naves de combate, Ender no regresaría a casa tras la guerra.

—Bien —dijo Alai, rompiendo el silencio—. ¿Qué hacemos ahora? La guerra con los insectores ha terminado, y también la guerra en la Tierra, e incluso la guerra aquí. ¿Qué hacemos ahora?

—Somos niños —dijo Petra—. Probablemente nos harán ir al colegio. Es la ley. Tienes que ir al colegio hasta los diecisiete años.

Todos se rieron hasta que volvieron a echarse a llorar.

Se vieron algunas veces, durante los días siguientes. Entonces subieron a bordo de diferentes cruceros y destructores para el viaje de regreso a la Tierra. Bean sabía bien por qué viajaban en naves separadas.

De esa forma, nadie podría preguntar por qué Ender no iba a bordo. Si Ender sabía, antes de que se marcharan, que no iba a regresar a la Tierra, no dijo nada al respecto.

Elena apenas pudo contener la alegría cuando sor Carlotta llamó, preguntando si su esposo y ella estarían en casa dentro de una hora.

—Les traigo a su hijo —dijo.

Nikolai, Nikolai, Nikolai. Elena canturreó el nombre una y otra vez con su mente, con sus labios. También Julian, su marido, bailoteaba por la casa, mientras ultimaba los preparativos. Nikolai era tan pequeño cuando se marchó. Ahora sería mucho mayor. Apenas lo conocerían. No comprenderían lo que había vivido. Pero no importaba. Lo amaban. Descubrirían quién era otra vez. No dejarían que los años perdidos se interpusieran en los años por venir.

—¡Veo el coche! — exclamó Julian.

Elena retiró rápidamente las tapas de los platos, para que Nikolai pudiera entrar en una cocina llena de los más frescos y puros olores de la comida de su infancia. Seguro que lo que comían en el espacio no estaba tan bueno como esto.

Entonces corrió hacia la puerta y permaneció junto a su marido, veía cómo sor Carlotta bajaba del asiento delantero.

¿Por qué no viajaba detrás con Nikolai?

No importaba. La puerta trasera salió, y Nikolai emergió, desplegando su cuerpo joven y grácil. ¡Qué alto estaba! Sin embargo, seguía siendo un niño. Todavía le quedaba un poco de infancia por vivir.

¡Ven corriendo a mis brazos, hijo mío!

Pero él no corrió. Le dio la espalda a sus padres.

Ah. Buscaba algo en el asiento de atrás. ¿Un regalo, tal vez?

No. Otro niño.

Un niño más pequeño, pero con la misma cara que Nikolai. Quizás demasiado cauteloso para tratarse de un niño tan pequeño, pero con la misma bondad descubierta que Nikolai había tenido siempre. Nikolai sonreía de oreja a oreja, henchido de felicidad. Pero el pequeño no sonreía. Parecía inseguro. Vacilante.

—Julian —dijo su marido.

¿Por qué pronunciaba su propio nombre?

—Nuestro segundo hijo —dijo él—. No murieron todos, Elena. Vivió uno.

Toda esperanza por aquellos pequeños se había enterrado en su corazón. Casi le dolió abrir aquel lugar oculto. Se quedó boquiabierta, abrumada por la intensidad del momento.

—Nikolai lo conoció en la Escuela de Batalla—continuó él—. Le dije a sor Carlotta que, si teníamos otro hijo, querías llamarlo Julian.

—Lo sabías —dijo Elena.

—Perdóname, mi amor. Pero sor Carlotta no estaba segura entonces de que fuera nuestro. O de que pudiera regresar a casa alguna vez. Y yo no podría soportar hablarte de esperanza, sólo para romperte el corazón más tarde.

—Tengo dos hijos —dijo ella.

—Si lo quieres —dijo Julian—. Su vida ha sido dura. Pero aquí es un extranjero. No habla griego. Le han dicho que viene sólo de visita. Que legalmente no es nuestro hijo, sino más bien está a custodia del estado. No tenemos que aceptarlo, si tú no quieres, Elena.

—Calla, bobo —dijo ella. Entonces, en voz alta, llamó a los dos niños que se acercaban—. ¡Aquí están mis dos hijos, de vuelta a casa tras la guerra! ¡Venid con vuestra madre! ¡Os he echado tanto de menos, y durante tantos años!

Ellos corrieron a su encuentro, y ella los abrazó. Sus lágrimas los salpicaron a ambos, y las manos de su marido se apoyaron en las cabezas de ambos niños.

Su marido habló. Elena reconoció sus palabras de inmediato, del evangelio de san Lucas. Pero como sólo había memorizado el pasaje en griego, el pequeño no lo entendió. No importaba. Nikolai empezó a traducirlo al Común, el idioma de la flota, y casi de inmediato el pequeño reconoció las palabras, y las dijo correctamente, de memoria, tal como sor Carlotta se las había leído años atrás.

—Comamos, y regocijémonos: pues mi hijo estaba muerto, y vuelve a estar vivo; estaba perdido, y ha sido encontrado.

Entonces el pequeño se echó a llorar y se abrazó a su madre y besó la mano de su padre.

—Bienvenido a casa, hermanito —dijo Nikolai—. Te dije que eran buena gente.

Agradecimientos

En la preparación de esta novela, me resultó especialmente útil el libro
Makers of Modern Strategy: From Machiavelli to the Nuclear Age
, recopilado por Peter Paret (Princeton University Press, 1986). No todos los ensayos tienen la misma calidad, pero gracias a ellos pude formarme una buena idea de cómo podrían ser los escritos que pudiera haber en la biblioteca de la Escuela de Batalla.

De Rotterdam, una ciudad de gente amable y generosa, no conservo más que buenos recuerdos. La dureza con la que se trata a los pobres en la presente novela es algo impensable hoy día, pero la misión de la ciencia ficción es a veces mostrar pesadillas imposibles.

Agradezco especialmente la colaboración de:

Erin y Philip Absher, por, entre otras cosas, la falta de vómito en la lanzadera, el tamaño del depósito de agua, y el peso de la tapa.

Jane Brady, Laura Morefield, Oliver Withstandley, Matt Tolton, Kathryn H. Kidd, Krístine A. Card, y otros que leyeron el manuscrito e hicieron sugerencias y correcciones. De este modo, se lograron algunas molestas contradicciones entre
El juego de Ender
y este libro; los que quedan no son errores, sino simplemente sutiles efectos literarios diseñados para mostrar la diferencia de percepción y memoria entre los dos relatos del mismo acontecimiento. Como dirían mis amigos programadores, no son defectos, sólo funcionalidades.

Tom Doherty, mi editor; Beth Meacham, mi coordinadora editorial; y Barbara Bova, mi agente, por responder de un modo tan positivo a la idea de concebir este libro cuando lo propuse como un proyecto en colaboración y luego me di cuenta de que quería escribirlo por completo yo solo. Y si sigo pensando que Pilluelo era el mejor título para este libro, eso no significa que no esté de acuerdo en que mi segundo título,
La sombra de Ender
, no sea el más comercial.

Mis ayudantes, Scott Alien y Kathleen Bellamy, quienes en diversas ocasiones desafían la gravedad y realizan otros útiles milagros.

Mi hijo Geoff que, aunque ya no es el niño de cinco años que era cuando escribí la novela
El juego de Ender
, sigue siendo el modelo para Ender Wiggin.

Mi esposa, Kristine, y los hijos que estaban en casa durante la redacción de este libro, Emily, Charlie Ben y Zina. La paciencia que tuvieron conmigo cuando me debatía para encontrar la forma adecuada de abordar esta novela sólo fue superada por su paciencia cuando finalmente la encontré y me dejé poseer por la historia. Cuando entregué a Bean a una familia amorosa, sabía cómo debía ser, porque la veo todos los días.

El autor

Originario de Richland (Washington) y residente hoy en Greenboro (California), Orson Scott Card es mormón practicante y sirvió a su iglesia en Brasil entre 1971 y 2973. Ben Bova, editor de
Analog
, le descubrió para la ciencia ficción en 1977. Card obtuvo el
Campbell Award
de 1978 al mejor autor novel y, a partir del éxito de la novela corta
ENDER'S GAME
y de su experiencia como autor dramático, decidió en 1977 pasar a vivir de su actividad como escritor. En 1997 acudió como invitado de honor a
HISPACON
, la convención anual de la ciencia ficción española, celebrada en Matará (Barcelona).

Su obra se caracteriza por la importancia que concede a los sentimientos y las emociones, y sus historias tienen también gran fuerza emotiva. Sin llegar a predicar, Card es un autor que aborda los temas de tipo ético y moral con una intensa poesía lírica.

La antología de relatos
CAPITOL
(1983) trata temas cercanos a los que desarrolla en su primera novela
HOT SLEEP
(1979), que después fue reescrita como
THE WORTHING CHRONICLE
(1982). Más recientemente ha unificado todos esos argumentos en una magna obra en torno a una estirpe de telépatas en
LA SAGA DE WORTHING
(1990,
NOVA
, núm. 51). El ambiente general de esos libros se emparenta con el universo reflejado en
UN PLANETA LLAMADO TRAICIÓN
(1979), reeditada en 1985 con el título
TRAICIÓN
y cuya nueva versión ha aparecido recientemente en España (
Libros de bolsillo
VIB
, Ediciones B).

Una de sus más famosas novelas antes del gran éxito de
EL JUEGO DE ENDER
(1985), es
MAESTRO CANTOR
(1980,
NOVA
, núm. 13), que incluye temas de relatos anteriores que habían sido finalistas tanto del premio Nébula como del Hugo.

La fantasía, uno de sus temas favoritos, es el eje central de
KlNGS-MEAT
, y sobre todo de su excelente novela
ESPERANZA DEL VENADO
(1983,
NOVA
fantasía, núm. 3) que fue recibida por la crítica como una importante renovación en el campo de la fantasía. También es autor de
A WOMAN OF DESTINY
(1984), reeditada como
SAINTS
en 1988. Se trata de una novela histórica sobre temas y personajes mormones. Card ha abordado también la narración de terror (o mejor «de espanto» según su propia denominación), al estilo de Stephen King. Como ya hiciera antes con
EL JUEGO DE ENDER
, Card convirtió en novela una anterior narración corta galardonada esta vez con el premio Hugo y el Locus, El resultado ha sido
NIÑOS PERDIDOS
(1992,
NOVA
Scott Card, núm. 4) con la que ha obtenido un éxito parecido al de
EL JUEGO DE ENDER
, aunque esta vez en un género distinto que mezcla acertadamente la fantasía con el terror.

Card obtuvo el Hugo 1986 y el Nébula 1985 con
EL JUEGO DE ENDER
(1985,
NOVA
, núm. 0) cuya continuación,
LA VOZ DE LOS MUERTOS
(1986,
NOVA
, núm. 1), obtuvo de nuevo dichos premios (y también el Locus), siendo la primera vez en toda la historia de la ciencia ficción que un autor los recibía dos años consecutivos. La serie continúa con
ENDER EL XENOCIDA
(1991,
NOVA
, núm. 50) y finaliza con el cuarto volumen,
HIJOS DE LA MENTE
(1996,
NOVA
, núm. 100). En

1999 apareció un nuevo título,
LA SOMBRA DE ENDER
(1999, NOVA, núm. 137) que retorna, en estilo e intención, a los hechos que se narraban en el título original de la serie:
EL JUEGO DE ENDER
(1985), esta vez en torno a la versión de un compañero del primer protagonista, Bean. La nueva serie continuará con
LA SOMBRA DEL HEGEMÓN
, que ha de aparecer en inglés en enero de 2001.

La última noticia sobre la famosa Saga de Ender es que se va a realizar la versión cinematográfica de
EL JUEGO DE ENDER
. Orson Scott Card ha escrito el guión de la nueva película y, metido ya en el tema, parece que está trabajando en una nueva novela centrada en lo que sucede «antes» de la primera. El futuro lo dirá, 1987 fue el año de su redescubrimiento en Norteamérica con la reedición de
MAESTRO CANTOR
, la publicación de
WYRMS
y el inicio de una magna obra de fantasía:
THE TALES OF ALVIN MAKER. LA HISTORIA DE ÁLVIN, EL «HACEDOR»
, está prevista como una serie de libros en los que se recrea el pasado de unos Estados Unidos alternativos en los que predomina la magia y se reconstruye el folklore norteamericano. El primer libro de la serie,
EL SÉPTIMO HIJO
(1987,
NOVA
fantasía, núm. 6), obtuvo el premio Mundial de Fantasía de 1988, el premio Locus de fantasía de 1988 y el Ditmar australiano de 1989, y fue finalista en los premios Hugo y Nébula. El segundo,
EL PROFETA ROJO
(1988,
NOVA
fantasía, núm. 12), fue premio Locas de fantasía 1989 y finalista del Hugo y el Nébula. El tercero,
ALVIN, EL APRENDIZ
(1989,
NOVA
fantasía, núm. 21) ha sido, de nuevo, premio Locus de fantasía 1990 y finalista del Hugo y el Nébula. Tras seis años de espera ha aparecido ya el cuarto libro de la serie,
ALVIN, EL OFICIAL
(1995,
NOVA
Scott Card, núm. 9), de nuevo premio Locus de fantasía en 1996. Por la información hoy disponible, los demás títulos previstos para finalizar la serie son:

MASTER ALVIN
y
THE CRYSTAL CITY.

Algunas de sus más recientes narraciones se han unificado en un libro sobre la recuperación de la civilización tras un holocausto nuclear:
LA GENTE DEL MARGEN
(1989,
NOVA
, núm. 44). El conjunto de los mejores relatos de su primera época se encuentra recopilado en
UNACCOMPANIED SONATA
(1980). Cabe destacar una voluminosa antología de sus narraciones cortas:
MAPAS EN UN ESPEJO
(1990,
NOVA
Scott Card
, núm. 1), que se complementa con las ricas y variadas informaciones que sobre sí mismo y sobre el arte de escribir y de narrar expone Card en sus presentaciones.

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