Metafísica 4 en 1 Vol.1 (21 page)

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Authors: Conny Méndez

Tags: #Autoayuda, Esoterismo.

Estos siete Aspectos de Dios son, cada uno, un elemento. Dios los contiene todos a la vez así como una flor presenta a la vez fragancia, color, forma y textura. Sin embargo, podemos hablar de cada aspecto por separado.

Dios es el nombre que le da la religión al Creador. Mente es el nombre metafísico y Causa es el nombre que le da la Ciencia. El universo es el efecto de la Causa, o Dios. Dios es Bueno, es el Bien, luego el universo tiene que ser bueno.

El Dr. Fox recomienda hacer el tratamiento “Para el Amor Divino” y reemplazar la palabra Amor por la del Aspecto que quieras desarrollar en ti.

La Religión dice AMOR. La Ciencia dice Ley de Generación. La Religión dice VIDA. La Ciencia dice Ley de Mentalismo. La Religión dice Bueno y Malo. La Ciencia dice Positivo y Negativo, o Polaridad. La Religión dice Dios es El Principio de todas las cosas. La Ciencia dice Causa, y los Principios.

En la página siguiente comenzaremos a estudiar Los Principios. Ves tú cómo esta serie de Aspectos que presentan la parte anímica, sentimental o religiosa se empatan con la parte científica o mental que le sigue, formando -como quien dice- un círculo?
EL PRINCIPIO
es uno. Sin embargo, ahora lo vamos a estudiar en un aspecto séptuple.

Los siete principios universales
mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, generación.

Repite esta lista en el orden dado hasta que la sepas de memoria, pero recuerda siempre que la división y enumeración se emplean únicamente para mayor facilidad de comprensión; ya que los siete principios son uno, actúan conjuntamente, en todo y siempre.

En la parte primera (Metafísica al Alcance de Todos, Nº1) estudias el Principio de Mentalismo que es la iniciación a la Verdad detrás de todo lo visible y sensible; o sea, la iniciación superior, a la cual no se llega hasta que el ser humano lo desea intuitivamente, la busca y la acepta gustoso al encontrarla, porque reconoce en ella la respuesta a sus preguntas interiores.

SI TÚ, EN ALGÚN MOMENTO DURANTE EL PROCESO DE ESTOS ESTUDIOS, SIENTES DESEOS DE DISCUTIR Y REBATIR, NO LO HAGAS. SIMPLEMENTE DEJA DE LADO EL PUNTO QUE TE SEA DIFÍCIL ACEPTAR Y CONTINÚA LEYENDO TODO LO DEMÁS. SI ENCUENTRAS QUE EN NADA ESTÁS DE ACUERDO, ES INÚTIL QUE SIGAS LEYENDO; TE FALTAN PASOS O ESCALONES. ESTOS LOS ENCONTRARÁS EN EL CURSO DE TU VIDA CORRIENTE.
Estos estudios producen paz y serenidad, y si a ti lo que te producen es deseo de entrar en polémica, está claro que aún no te ha llegado el momento de desear la paz. Aún quieres guerra.

Hasta ahora, y a través de las dos partes anteriores, has tenido vislumbres de los siete principios. En esta tercera parte entramos a detallar un poco más cada uno de los seis principios restantes, a partir del Principio de Mentalismo que ya tú conoces; y he dicho sólo “un poco más” y no “a fondo” porque la amplitud se adquiere meditándolos. Es tu propio espíritu el que te instruye. Yo sólo dirijo tu atención. “El reino de los cielos está dentro de tí”, dijo el Maestro Jesús, y también dijo: “El Reino de Dios está a mano”.

Aquello que llamamos “Dios” es infinito. Sin limitaciones. Si decimos que Dios es “esto”, o que no es “aquello”, lo estamos definiendo, y por consiguiente limitándolo. Dios no puede ser definido por nosotros. La mente finita no puede contener el infinito. Equivaldría a tratar de introducir el mar en un bote. Ahora, que nada impide llenar y vaciar el mismo bote tantas veces como se desee, o tantas veces como sean necesarias. Así, nosotros estudiamos a Dios por partes. Cada parte nos va dando un poco más de comprensión, al tiempo que vamos mejorando en calidad, ya que cuanto más se contempla el Bien, tanto más mejora el ser.

Ya tú has visto siete partes o aspectos de Dios: Dios es Amor, Vida, Verdad, Inteligencia, Unidad, Espíritu y Principio. Al analizar esta última de las siete partes (el aspecto Principio) encontramos que se subdivide también en siete. Es porque consiste en un Principio único que tiene siete caras, ya enumeradas más arriba.

Nuestro universo funciona sobre una base séptuple: siete aspectos de Dios, siete Principios universales, siete años en cada etapa del hombre, siete planetas alrededor del sol, siete notas musicales, siete meses de gestación antes que un ser humano pueda sobrevivir al aire, y así sucesivamente. A medida que el hombre se va haciendo consciente, va descubriendo mayores dimensiones en todo.

En el sector de los Principios universales, algunos, como Generación, Polaridad primero, y más tarde Ritmo y Vibración, iban siendo reconocidos y aplicados científicamente en ciertos y determinados estudios como la Biología, la Botánica, la Electricidad, la Música, etc., pero se ignoraba que podían funcionar en toda la creación, subjetiva y objetiva.

Siempre ha habido Maestros y Avatares, seres más avanzados que el resto de la humanidad, quienes han sabido todo lo relacionado con los Principios. Hoy la gran masa humana ha adquirido la capacidad de comprender siete, y el conocimiento es accesible a todos. Ya no son necesarias aquellas organizaciones llamadas “ocultistas”, únicas conocedoras de la manera de practicar y aplicar las leyes inmutables.

El principio de mentalismo

Primer Principio de Hermes, o sea el más importante de todos Los Principios de la Creación.

Este Principio ya lo aprendiste en el librito de texto: METAFÍSICA AL ALCANCE DE TODOS Nº1. Tiene por lema “TODO ES MENTE”. Ya tú sabes que todo es mente y lo has comprobado, y te repito aquí:
no aceptes nada que no puedas comprobar.
Lo que te sepa a cosa que no puedas saborear déjalo para más tarde. Ya sentirás lo que yo llamo “el tiro”, sin que tengas necesidad de consultar siquiera con otros más adelantados.

Ya tú sabes que los pensamientos son “cosas”. Son materia. Se manifiestan en lo exterior. Se convierten en sucesos, enfermedades, tropiezos o premios, desgracias o felicidades, dependiendo de si son negativos o positivos, y que nadie tiene la culpa de lo que a ti pueda ocurrirte en tu vida. Sólo tú eres el productor de todo lo que te venga o te suceda. Todo depende del clima mental en que tú vives. Si eres constantemente malhumorado, no te extrañe que te traten mal. Si eres contento, risueño, feliz, optimista, no te extrañe que seas popular, amado, bienvenido en todas partes y que todo lo que te ocurre es bueno.

TENEMOS LIBRE ALBEDRÍO DE ESCOGER EL BIEN O EL MAL, LO NEGATIVO O LO POSITIVO. ¡HÁGASE SEGÚN TU PALABRA! LO QUE TÚ ESPERAS QUE SUCEDA, LO QUE TÚ DECRETES QUE SUCEDE, SUCEDERÁ. LO QUE NIEGUES, NO OCURRIRÁ. CUANDO CAMBIAS TU MODO DE PENSAR, SE TRANSFORMA LA MANIFESTACIÓN EXTERIOR.
San Pablo el Apóstol lo expresó: “Somos transformados por la renovación de nuestras mentes”.

Si alimentas ciertas ideas no tienes poder ni manera de cambiar las consecuencias. Estas son las cosas que verás suceder en lo exterior. Cada condición y situación de tu vida es la encarnación de una creencia que tienes en el subconsciente. Está alojada allí y produciendo su igual en lo exterior.

Tus verdaderas creencias son lo que ves manifestadas. Pero hay una gran diferencia entre lo que tú verdaderamente crees; lo que tú crees que crees y lo que crees que debes creer. No es difícil distinguir entre estas tres cosas, porque como no verás suceder sino lo que tú realmente crees, puedes juzgar tú mismo.

Has oído decir muchas veces que somos hechos a imagen y semejanza de Dios. Eso significa que somos creadores como Él. Dios creó los Universos con su Mente. Nosotros creamos nuestro mundo con nuestra mente. El mundo en que vivimos no es ni malo ni bueno. Todo se juzga con el cristal que lo vemos. Te lo voy a dar con el ejemplo siguiente: Piensa en una lámpara. Piénsala con un bombillo de cien bujías. Ahora colócale una pantalla de color verde. La habitación y todos los objetos que en ella hay se han afectado. Todos tienen un tinte verdoso. Los colores limpios se han ensuciado. Los ojos se han ennegrecido. Todo se ha oscurecido.

Ahora cambia esa pantalla y coloca una de color rojo. Todo se ha transformado. Los verdes se han ensuciado, los rojos se han avivado. Son los mismos objetos pero vistos con otro par de ojos.

Tú sabes que detrás de esa pantalla siempre está el bombillo blanco de cien bujías. Lo que estás viendo no es mentira. Está allí el color, pero es sólo una apariencia. El color verdadero es otro. Tú puedes quitar ese color en el momento que quieras.

Exactamente ocurre en tu vida.
CAMBIA TU CREENCIA, CAMBIA LA POSICIÓN MENTAL QUE ESTÁS MANTENIENDO Y TODO SE TRANSFORMARÁ.

¿Y por qué no se ha sabido antes? ¿Por qué no lo enseñan las religiones ni las sectas, ni otras organizaciones ocultistas? Eso preguntan los discípulos de esta Nueva Enseñanza.

Porque todas las demás organizaciones que buscan la Verdad, son los pasos que hemos ido dando en nuestra evolución. Esos pasos han ido apareciendo en la Tierra a medida que los humanos podían soportarlos, comprenderlos, absorberlos. Todas las personas que están adheridas a esas sectas y religiones es porque aún las necesitan. Todas las que están estudiando la Nueva Enseñanza para la Era, ya superaron las demás. Esta instrucción es la de los Iluminados e Iniciados. Es la que estudiaban los Sabios Astrólogos, los llamados “Magos” Reyes que visitaron al Niño Jesús en Belén, los Altos Sacerdotes compañeros de Moisés; en fin, lo que instruía Hermes Trismegisto, lo cual jamás ha estado “oculto” sino para las mentes que aún no podían asimilarlo. Ya hoy la mayoría de la humanidad está lo suficientemente adulta para poder digerir las enseñanzas superiores que comienzan por la Psicología, Metafísica, Principios herméticos y luego lo que iremos dando en su momento, en esta forma clara y sencilla.

Principio de correspondencia

La primera frase de la Biblia dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra empero estaba sin forma y vacía...”.

En la segunda parte del librito Nº1 (Significado Metafísico de los Diez Mandamientos) aprendiste el simbolismo triple que emplea la Biblia, y también obtuviste una idea de la forma en que actúa el principio de Correspondencia, cuyo lema es “Como abajo es arriba, como arriba es abajo”, lo que equivale a decir que en nuestro propio ambiente terreno y en todo lo que nos rodea, podemos leer, descifrar, traducir como ocurren esas mismas cosas en otros planos. Que toda acción y toda condición tienen su analogía o su
correspondencia
en todos los demás planos de existencia, siempre tomando en cuenta que, a medida que la vida se eleva, se van ampliando las experiencias y los poderes. Y veámoslo.

Vamos a tomar un ejemplo terreno, y de acuerdo con el principio de Correspondencia vamos a deducir cómo es realmente ese “Dios” a quien nos instan a amar, a pesar de la imagen inconcebible de crueldad que de Él han dado las enseñanzas.

¿Cuántas veces te has sentido inconforme, molesto, ante el “gran misterio” de que los seres humanos nacen en pecado original por una culpa de Adán y Eva?

¿Qué te ha soplado en el oído tu sentido común? ¿No te has dicho acaso: “Pero qué demonios tendré yo que ver con una pareja que existió – si es que existió – millares de siglos atrás, y hasta cuándo estaremos pagando la deuda? ¿No te ha dicho eso tu sentido común? ¿Y no lo has obligado tú a callar por el simple hecho de que tus mayores te enseñaron a no analizar “los misterios divinos”, so pena de algún castigo terrible?

¿Y frente a aquel otro “gran misterio” que te ha perplejado siempre: “Dios todo lo sabe”, no te has preguntado: “¿Quiere decir que sabe antes de nacer una criatura si ésta se va a condenar o no al fuego eterno? Y antes de atreverte a saber la pregunta que se desprende, alguien te dijo: “¡Calla!¡No nos es permitido sondear los designios de Dios!” Y ¿no te dijo tu sentido común que a semejante imagen de bestial crueldad, no es posible amar?

El sentido común; ese que alguien clasificó “el más común de los sentidos” es la expresión de la Sabiduría divina en este nuestro plano humano. Ya lo aprendiste en la parte segunda. Si notas que algunos de los que te rodean carecen de sentido común, puedes estar seguro de que, si no es retardo mental, ha sido tan frenada y reprimida su mente por los que lo han rodeado, que no se atreve a confiar en su propio discernimiento y siempre sale a consultar la opinión ajena. ¿Qué manifiesta en su vida común? Confusión y disparates.

La Biblia dice que el hombre es hecho a imagen y semejanza de Dios. ¿Qué hace un hombre corriente que va manejando su auto y se le atraviesa un niño? ¿No hace un esfuerzo sobrehumano, frenando con todo su cuerpo, sus sentidos y sus reflejos? ¿No olvida su propia vida, echando a un lado el auto para salvar la vida del niño?

De acuerdo con el gran misterio citado arriba, el hombre debería emular la insensible deidad que él conoce y continuando glacialmente su camino, pasar por encima del niño y dejarlo destripado en medio de la calle!!!

Pues si el hombre, que es apenas un átomo en la Creación, pone todos sus pobres recursos a favor de un niño extraño, el Dios infinito, Todopoderoso, nuestro Padre, cuya esencia ha formado a aquel hombre, tiene infinitos recursos para redimir, proteger y salvar a su infinita creación.

Esta es la forma de aplicar en la práctica el Principio de Correspondencia que dice: “Como es Arriba es Abajo, como es Abajo es Arriba”. Estudiando la mónada se llega al ángel, dijo Hermes.

No podemos juzgar y apreciar exactamente cómo es una condición de vida superior a aquélla que estamos viviendo. Un pobre piensa de un rico “¿Cómo será de agradable el tenerlo todo?” No lo está experimentando y no lo podrá apreciar totalmente hasta que se encuentre rico, aunque sí puede anticipar el agrado juzgando por lo que él mismo siente cuando logra satisfacciones, de acuerdo con su nivel económico.

Eso mismo ocurre entre planos o dimensiones. La hormiga vive en primera dimensión. La mente en ella no pasa de ser un instinto. No le es posible, pues ni calcular, siquiera la vida de un hombre. A esto he querido llegar para explicar el término “conciencia” que tanto usamos en Metafísica y cuando mencionamos la “conciencia” espiritual y la “conciencia material”, “el derecho de conciencia”, etc. Es el estado de adelanto o de atraso. Es el estar consciente de algo, en pleno conocimiento de algo por el hecho de estar experimentándolo en carne propia o en mente propia.

Si a la hormiga le fuere posible meditar sobre el hombre y si se le pudiera enseñar a aplicar el principio de Correspondencia, habría que decirle aproximadamente: “Un hombre es un ser como tú, que fabrica su casa como tú, que busca alimento como tú, que tiene su gobierno como tú y reglas de buen convivir, como tú”. Nada de lo demás lo puede captar porque nada de lo demás ha entrado en su plano de conciencia.

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