Nueva York

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Authors: Edward Rutherfurd

Tags: #NOVELA HISTÓRICA. Ficción

 

Novela-río centrada en la historia de la pequeña ciudad que en 1664 los colonos holandeses fundaron con el nombre de Nueva Ámsterdam y que cambió de nombre al pasar a dominio inglés. Abarca hasta el 11 de septiembre de 2001, fecha clave en la historia de los Estados Unidos. El argumento se apoya en las sucesivas generaciones de varias familias de colonos de distintos orígenes —holandés, alemán, inglés, irlandés, etc— y procedentes de sectores sociales y económicos también diferentes, cuyos destinos se entrecruzan para formar la trama humana de la ahora emblemática ciudad.

El autor se muestra muy hábil en la caracterización de los personajes, cada uno de ellos reflejo de unos rasgos que harán de Nueva York un lugar a donde se llega para ser libre, movidos por deseos de prosperidad, económica o intelectual. La extensión de la novela y el gran número de personajes que incorpora exigen una lectura pausada y prolongada, pero los episodios están bien concebidos y se encadenan entre sí de forma fluida y consecuente.

La amplia documentación reunida permite que Rutherfurd, aun dentro del terreno de la ficción, ofrezca una plausible y verosímil versión del proceso histórico que permitió y fomentó la creación de la gran urbe. El estilo, correcto y ameno, y la lograda ambientación logran una fácil y fluida comunicación entre el lector y el texto.

«Los 400 años de Historia de la ciudad de Nueva York se conforman de miles de historias, escenarios y personajes extraordinarios. Partiendo de la vida de los indios que habitaban sus tierras vírgenes y los primeros colonos holandeses hasta llegar a la dramática construcción del Empire State Building o la creación del edificio Dakota en el que vivía John Lennon.

Durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, Nueva York fue territorio británico; tiempo más tarde, los neoyorquinos crearon canales y vías ferroviarias que abrieron las puertas a la America del Oeste.

La ciudad ha estado en el centro del huracán en buenos y malos momentos, como lo fueron el crash del 29 o el ataque del 11 de septiembre. Grandes personajes han poblado su historia: Stuyvesant, el holandés que defendió Nuevo Ámsterdam; Washington, cuya presidencia arrancó en Nueva York; Ben Franklin, que abogó por la América británica; Lincoln, que dio uno de sus mejores discursos en la ciudad… Pero, ante todo, para mí, se trata de la historia de gente ordinaria: indios locales, pobladores holandeses, comerciantes ingleses, esclavos africanos, tenderos alemanes, trabajadores irlandeses, judíos e italianos llegados vía Ellis Island, puertorriqueños, guatemaltecos y chinos, gente de bien y gángsters, mujeres de la calle y damas de alta alcurnia. A estos personajes, la mayoría de ellos anónimos, los descubrí cuando me documentaba para el libro. Eran una milésima parte de todos aquellos que llegaron a Nueva York, a América, en busca de la libertad algo que, la mayoría acabó encontrando».

Edward Rutherfurd

Edward Rutherfurd

Nueva York

ePUB v1.1

Carlos.
27.05.12

Título original:
New York

Edward Rutherfurd, 2009.

Traducción: María Dolores Gallart Iglesias

Ilustraciones de mapas: Mike Morgenfeld

Editor original: Carlos.

Corrección de erratas: Luismi

ePub base v2.0

Este libro está dedicado, con toda mi gratitud,

a Eleanor Janet Wintle

MAPAS

Nueva York en sus inicios

Nueva York en los siglos XIX y XX

Región de Nueva York

Prólogo

Nueva York
es antes que nada una novela. Todas las familias en cuyas peripecias se basa la narración son ficticias, como lo es también su participación en los acontecimientos históricos descritos. No obstante, al desgranar la historia de estas sagas imaginarias en el curso de los siglos, he intentado insertarlas entre las personas y hechos que o bien existieron o bien pudieron haber existido.

Los nombres de las principales familias protagonistas del libro han sido elegidos para representar las tradiciones de sus lugares de origen. Van Dyck es un apellido holandés corriente, fácil de recordar. Master es un apellido bastante habitual en Inglaterra, aunque debo confesar que al plantearme el destino de esta familia, como comerciantes y agentes de Wall Street, la expresión «Master del Universo» surgía de forma automática en mi cabeza. White es otro apellido típicamente inglés. Keller, que significa «bodeguero», es el quincuagésimo apellido más usado en Alemania. O’Donnell es un apellido irlandés muy conocido, Caruso es un famoso apellido originario del sur de Italia y Adler, que significa «águila» en alemán, es frecuente en toda Europa central. En el caso de los personajes que aparecen brevemente, la familia Rivers es inventada; la familia de Albion aparecía en mi libro
El bosque
. Para la elección del nombre de Juan Campos, me inspiré en el famoso compositor puertorriqueño Juan Morel Campos. El apellido Humblay no existe, que yo sepa, pero es una antigua variante de
humbly
(«humildemente») que consta en los libros de oraciones del siglo XVI. En lo tocante a la procedencia de los nombres Vorpal y Bandersnatch, remito al lector al poema «Jabberwocky», de Lewis Carroll.

A lo largo de esta narración apenas he tenido que inventar gran cosa en lo relativo a los acontecimientos históricos. De vez en cuando, a fin de mantener el hilo narrativo, he recurrido a algunas simplificaciones de una compleja secuencia o detalle histórico, pero sin llegar nunca a desvirtuar, o así lo espero, el marco histórico global. Aun así, considero necesarias ciertas puntualizaciones que guíen al lector en la interpretación histórica.

Las tribus indias americanas. He hecho alusión a determinadas tribus locales, como los tappan y los hackensack, cuyos nombres perduran aún en la topografía de la zona. No obstante, en la región de Nueva York había tal multiplicidad de grupos tribales que no he querido confundir al lector mencionando demasiados. En lugar de ello, a menudo he recurrido a una práctica habitual que consiste en designar a dichas tribus con el nombre de su grupo lingüístico común, que era el algonquino. De la misma manera, para referirme a las tribus del norte uso con frecuencia el término iroqués —que era su lengua—, aunque en ocasiones también efectúo distinciones entre tribus concretas, como la de los mohawks. Es posible que más de un lector se sorprenda al ver que en la primera parte de la novela no he utilizado el término
lenape
para aludir a los pueblos indígenas de la zona de Manhattan. En realidad, esta denominación se aplicó a dichos grupos en un periodo histórico posterior y por ello he preferido no usarla en un marco histórico en que no hubiera significado nada para las personas descritas.

Algunos libros de historia, en particular
The Island at the Center of the World
, la admirable obra de Russell Shorto sobre Nueva Ámsterdam, destacan la tradición de libertad personal y cívica que los holandeses legaron a Nueva York. Por mi parte, he tratado de reflejar el contenido de esta obra en mi relato, teniendo en cuenta también que los progresos en el terreno de la independencia cívica se habían iniciado ya en la Edad Media en Inglaterra y en buena parte de Europa.

La visión que reflejaba en mi primer borrador, según la cual los ingleses habrían sido más duros en el trato con los esclavos que los holandeses, se vio modificada a raíz de las conversaciones mantenidas con el profesor Graham Hodges, que trata a fondo dicha cuestión en su libro
Root & Branch
.

He escogido la opción de creer que el gobernador inglés, lord Cornbury, era efectivamente un travesti y varios prestigiosos historiadores han tenido la amabilidad de corroborar que es muy probable que así fuera.

Mi opinión sobre las cambiantes relaciones mantenidas entre ingleses y norteamericanos experimentó una profunda evolución en el curso de la elaboración de esta novela gracias a las conversaciones que mantuve con el profesor Edwin G. Burrows, el destacado coautor de
Gotham
, que publicó hace poco un libro consagrado a esta cuestión titulado
Forgotten Patriots
.

La ciudad de Nueva York, una de las más complejas del mundo, ofrece un vastísimo tema. Cualquier novelista que trate su amplia historia tendrá que realizar elecciones o descartes a cada paso. Mi único deseo es que el lector encuentre que este libro transmite, por lo menos, algo de la historia y el espíritu de este lugar, por el que yo siento tanto afecto.

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