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Authors: Michael Foucault

Vigilar y Castigar (52 page)

134
c. E. de Pastoret,
Des lois pénales,
1790, II, p. 21.

135
G. Filangieri,
La science de la législation,
trad. de 1786, t. IV, p. 214.

136
Beccaria,
Des délits et des peines,
1856, p. 87.

137
A. Barnave, "Discours à la Constituante": "La sociedad no ve en los castigos que inflige el bárbaro goce de hacer sufrir a un ser humano; ve en ellos la precaución necesaria para prevenir unos crímenes semejantes, para apartar de la sociedad los males con que la amenaza un atentado."
(Archives parlementaires,
t. xXVII, 6 de junio de 1791, p. 9.)

138
Beccaria,
Traité des délits et des peines,
p. 89.

139
Beccaria, Des délits et des peines, p. 87.

140
J. P. Brissot,
Théories des lois criminelles,
1781, t. I, p. 24.

141
Beccaria, Des délits et des peines, p. 26.

142
Beccaria,
ibid.
Cf. también Brissot: "Si la gracia es equitativa, la ley es mala; allí donde la legislación es buena, las gracias no son otra cosa que crímenes contra la ley"
(Théorie des ¡ois criminelles,
1781, t. I, p. 200).

143
G. de Mably,
De ¡a législation, Oeuvres complètes,
1789, t. IX, p. 327. Cf. también Vattel: "Es menos la atrocidad de las penas que la exactitud en exigirlas lo que mantiene a todo el mundo en el deber"
(Le droit des gens, 1
768, p. 163).

144
A. Duport, "Discours à la Constituante",
Archives parlementaires,
t. xxi, p. 45.

145
G. de Mably,
De la législation, Oeuvres complètes,
1789, t. ix, p. 348.

146
G. Seigneux de Correvon,
Essai sur l'usage de la torture,
1768, p. 49.

147
P. Risi,
Observations de jurisprudence criminelle,
trad. de 1758, p. 53.

148
Sobre este tema, véase entre otros, S. Linguet, Nécessité d'une réforme de l'administration de la justice criminelle, 1764, p. 8.

149
P. L. de Lacretelle,
Discours sur les peines infamantes,
1784, p. 144.

150
J.-P. Marat,
Plan de législation criminelle,
1780, p. 34.

151
Sobre la Índole no individualizante de la casuística, cf. P. Cariou,
Les idéalités casuistiques
(tesis mecanografiada).

152
P. L. de Lacretelle,
Réflexions sur la législation pénale,
en
Discours sur les peines infamantes,
1784, pp. 351-352.

153
En contra de lo que han dicho Carnot o F. Helie y Chauveau, la reincidencia estaba muy claramente sancionada en gran número de leyes del Antiguo Régimen. La ordenanza de 1549 declara que el malhechor que repite es un "ser execrable, infame, eminentemente pernicioso para la cosa pública"; las reincidencias de blasfemia, robo, vagancia, etc., se castigaban con penas especiales.

154
Le Peletier de Saint-Fargeau,
Archives parlementaires,
t. xxvi, pp. 321-322. Al año siguiente, Bellart pronuncia lo que puede considerarse como la primera defensa de un crimen pasional. Se trata del caso Gras. Cf.
Annales du barreau moderne,
1828. III, p. 34.

155
J. M. Servan,
Discours sur l'administration de la justice criminelle,
1767, p. 35.

156
Beccaria,
Des délits et des peines,
éd. de 1856, p. 119.

157
Ibid.

158
J.-P. Marat, Plan de législation criminelle, 1780, p. 33.

159
F. M. Vermeil,
Essai sur les réformes à faire dans notre législation criminelle,
1781, pp. 68-145. Cf. igualmente Ch. E. Dufriche de Valazé,
Des lois pénales,
1784, p. 349.

160
Le Peletier de Saint-Fargeau,
Archives parlementaires,
t. xxvi, pp. 321-322.

161
Beccaria,
Des délits et des peines,
1856, p. 114.

162
Ibid., p. 135.

163
Mably, De la législation. Oeuvres complètes, DC, p. 246.

164
J.-P. Brissot,
Théorie des lois criminelles,
1781, I, p. 258.

165
P. L. de Lacretelle, Réflexions sur la législation pénale, en Discours sur les peines infamantes, 1784, p. 361.

166
Beccaria,
Des délits et des peines,
p. 113.

167
G. E. Pastoret,
Des lois pénales.
1790, I, p. 49.

168
Le Peletier de Saint-Fargeau,
Archives parlementaires,
t. xxvi. Los autores que renuncian a la pena de muerte admiten algunas penas definitivas: J. P. Brissot,
Théorie des lois criminelles.
1781, pp. 29-30. Ch. E. Dufriche de Valazé,
Des lois pénales,
1784, p. 344: prisión perpetua para quienes han sido juzgados "irremediablemente malvados".

169
Le Peletier de Saint-Fargeau,
Archives parlementaires,
t. xxvi, p. 329-330.

170
Ch. E. Dufriche de Valazé,
De lois pénales,
1784, p. 346.

171
A. Boucher d'Argis, Observations sur les lois criminelles, 1781, p. 130.

172
Cf. L. Masson,
La Révolution pénale en
1791, p. 139. Contra el trabajo penal se objetaba, sin embargo, que implicaba el recurso a la violencia (Le Peletier) o la profanación del carácter sagrado del trabajo (Duport). Rabaud Saint-Etienne hace adoptar la expresión "trabajos forzados" por oposición a los "trabajos libres, propios exclusivamente de los hombres libres",
Archives parlementaires,
t. xxvi, pp. 710
ss.

173
J. M. Servan, Discours sur l'administration de la justice criminelle, I767, pp. 35-36.

174
Dufau, "Discours à la Constituante",
Archives parlementaires,
t. xxvi, p. 688.

175
Ibid.,
pp. 329-330.

176
S. Bexon,
Code de sûreté publique,
1807, 2a parte, pp. 24-25. Se trataba de un proyecto presentado al rey de Baviera.

177
J.-P. Brissot, Théorie des lois criminelles, 1781.

178
Archives parlementaires,
t. xxvi, p. 322.

179
J. M. Servan,
Discours sur l'administration de la justice criminelle,
1767, p. 37.

180
F. M. Vermeil, Essai
sur les réformes à faire dans notre législation criminelle,
1781, pp. 148-149.

181
Cf.
Archives parlementaires,
t. xxvi, p. 712.

182
G. de Mably,
De la législation, Oeuvres complètes,
1789, t. ix, p. 338.

183
Ch. E. Dufriche de Valazé,
Des lois pénales,
1784, pp. 344-345.

184
C. F. M. de Rémusat,
Archives parlementaires
t. LXXII, 1 de diciembre de 1831, p. 185.

185
Cf. E. Decazes, "Rapport au roi sur les prisons".
Le Moniteur, 11
de abril de 1819.

186
Ch. Chabroud,
Archives parlementaires,
t. xxvi, p. 618.

187
Catalina II, instrucciones para la comisión encargada de redactar el proyecto del nuevo código de leyes, art. 67.

188
Una parte de este Código se ha traducido en la introducción de P. Col-quhoun,
Traité sur la pólice de Londres,
trad. francesa, 1807. I, p. 84.

189
Cf. por ejemplo Coquille,
Coutume du Nivernais.

Nota:
Costumbres
en el texto, y
coutume
en la nota, se refieren a la costumbre como fuente de derecho. [T.]

190
G. du Rousseaud de la Combe,
Traite des matières criminelles,
1741, p. 3.

191
F. Serpillon,
Code criminel,
1767, t. m, p. 1095. Sin embargo, se encuentra en Serpillon la idea de que el rigor de la prisión es un comienzo de pena.

192
Así es como hay que comprender los numerosos reglamentos referentes a las prisiones, en cuanto a las exacciones de los carceleros, la seguridad de los locales y la imposibilidad para los presos de comunicarse unos con otros. Por ejemplo, la sentencia del parlamento de Dijon del 21 de septiembre de 1706. Cf. igualmente F. Serpillon,
Code criminel,
1761, t. III, pp. 601-647.

193
Es lo que precisa la declaración del 4 de marzo de 1724 sobre las reincidencias de robo, o la del 18 de julio de 1724 referente a la vagancia. Un joven, que no tenía edad de ir a galeras, permanecía en un correccional hasta el momento en que se le podía enviar a aquéllas, a veces para purgar allí la totalidad de su pena. Cf.
Crime et criminalité en France sous l'Ancien Régime,
1971, pp. 266ss.

194
Hospital general:
hay que tener en cuenta que en la Edad Media el concepto de hospital era más amplio, y no sólo se recibían en él enfermos. [T.]

195
Lettre de cachet:
carta cerrada con el sello real, en la que por lo general se ordenaba el encarcelamiento o el destierro de una persona. [T.]

196
F. Serpillon,
Code criminel,
1767, t. III, p. 1095.

197
El toro de Falaris de Agrigento. [T.]

198
J. P. Brissot,
Théorie des lois criminelles,
1781, t. I, p. 173.

199
Paris intra muros (Nobleza) citado en A. Desjardin, Les Cahiers de doléan-ce et la justice criminelle, p. 477.

200
Langres, "Trois Ordres", citado,
ibid.,
p. 483.

201
Briey, "Tiers État", citado,
ibid.,
p. 484. Cf. P. Goubert y M. Denis,
Les Français ont la parole,
1964, p. 203. Se encuentran también en los Cuadernos peticiones para la conservación de casas de detención que las familias podrían utilizar.

202
Cf. Thorsten Sellin,
Pioneering in Penology,
1944, que da un estudio exhaustivo del Rasphuis y del Spinhuis de Amsterdam. Se puede pasar por alto otro "modelo" citado con frecuencia en el siglo XVIII. Es el propuesto por Mabillon en las
Réflexions sur !es prisons des ordres religieux,
reditado on 1845. Parece ser que este texto fue exhumado en el siglo XIX en el momento en que los católicos disputaban a los protestantes el lugar que habían lomado en el movimiento de la filantropía y en algunas administraciones. El opúsculo de Mabillon, que parece haberse mantenido poco conocido y sin influencia, demostraría que "el primer pensamiento del sistema penitenciario norteamericano" es un "pensamiento totalmente monástico y francés, a pesar de todo lo que se haya podido decir para darle un origen ginebrino o pensil-vanio" (L. Faucher).

203
Vilan XIV,
Mémoire sur les moyens de corriger les malfaiteurs,
1773l p. 64. Esta memoria, vinculada a la fundación del correccional de Gante, ha permanecido inédita hasta 1841. La frecuencia de las penas de destierro acentuaba todavía más las relaciones entre delito y vagancia. En 1771, los Estados de Flandes hacían constar que "las penas de destierro pronunciadas contra los mendigos quedan sin efecto, ya que los Estados se devuelven recíprocamente los individuos perniciosos que encuentran en su suelo. Resulta de esto que un mendigo expulsado así de lugar en lugar acabará por hacerse ahorcar, mientras que si se le hubiera habituado al trabajo, no llegaría a este mal camino" (L. Stoobant, en
Annales de la Société d'histoire de Gand,
t. III, 1898, p. 228). Cf. lámina 15.

204
Vilan XIV,
Mémoire,
p. 68.

205
Ibid., p.
107.

206
Ibid.,
pp. 102-103.

207
J. Hanway, The defects of police, 1775.

208
Preámbulo del
Bill
de 1779, citado por Julius,
Leçons sur les prisons,
trad, francesa, 1831, I, p. 299.

209
Los cuáqueros conocían también indudablemente el Rasphuis y el Spin-huis de Amsterdam. Cf. T. Sellin,
Pioneering in penology,
pp. 109-110. De todos modos, la prisión de Walnut Street seguía la línea de la Almhouse abierta en 1767 y de la legislación penal que los cuáqueros habían querido imponer a pesar de la administración inglesa.

210
G. de La Rocliefoncauld-I.iancourt,
Des prisons de Philadelphie,
1796, p. 9.

211
J. Turnbull,
Visite à la prison de Philadelphie,
trad, francesa, 1797, pp. 15-16.

212
Caleb Lownes, en N. K. Teeters,
Cradle of penitentiary,
1955, p. 49.

213
Sobre los desórdenes provocados por esta ley, cf. B. Rush,
An inquiry into the effects of public punishments,
1787, pp. 5-9, y Robert Vaux,
Notices,
p. 45. Hay que advertir que en el informe de J.-L. Siegel que había inspirado el Rasphuis de Amsterdam, estaba previsto que las penas no se proclamarían públicamente, que los presos serían conducidos de noche al correccional, que los guardianes se comprometerían bajo juramento a no revelar la identidad de aquéllos y que no se permitiría visita alguna (T. Sellin,
Pioneering in penology,
pp. 27-28).

214
Primer informe de los inspectores de Walnut Street, citado por Teeters, pp. 53-54.

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