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Authors: Mario Benedetti

Tags: #Drama, Poesía

Vivir adrede (10 page)

Los cables informaron que las últimas palabras de Kenneth Boyd, el ejecutado en Carolina del Norte, fueron: «Dios bendiga a todos los presentes». Tengo la impresión de que la frase tiene su sesgo irónico ya que por algo excluye de la supuesta bendición a los ausentes, que son unos cuantos millones, ¿no? Quizás el pícaro Boyd estaba convencido de que Dios no sólo es sordo sino que además es ateo y por eso lo desafió con esa postrera discriminación. Yo creo que cuando nos crearon (¿quién habrá sido?) nadie midió las tremendas consecuencias del invento.

32. Personajes

Uno lee y relee. Cuando lee mucho, suele olvidarse de los títulos pero no de los personajes. Éstos perduran más que la trama novelesca o el ritmo de los poemas. En ocasiones, el nombre del personaje no siempre queda en la memoria, pero en cambio su soplo vital sí penetra en el alma del lector.

Hay personajes literarios a los que uno propina un abrazo que se llena de adjetivos y también hay atractivas bocas femeninas de las que uno recibe un beso de papel.

Los personajes vibran, avanzan, se detienen, vuelan, se sumergen, se dejan elegir, y uno los acomoda en el archivo de las remembranzas. Algunos son como espejos y otros son como aliados o acusadores.

Hay personajes jubilosos y otros con un pozo de tristezas. Los hay tan melancólicos que nos contagian su melancolía; tan prometedores que los aplaudimos en los sueños. Tan santos que los miramos con escepticismo, y tan demoníacos que nos espantan el corazón.

Hay personajes ciegos que nos miran con las manos y otros delirantes que nos envenenan la costumbre. Hay personajes transparentes y otros irremediablemente opacos. Hay los que cavilan en verso y los que se lavan en la lluvia. Los que mendigan y los que derrochan.

Hay personajes viudos que lloran sin lágrimas y cuando terminan con su liturgia impresa, se evaden del papel y lo celebran con su cónyuge de carne y hueso, beaujolais mediante.

Finalmente hay personajes que casi casi somos nosotros. Y los queremos, a pesar de todo.

Cachivaches

Para Ariel Silva, buen cachivachero

 

1

La más notoria virtud de la poesía es que no es prosa.

2

Cuando uno se lava la cabeza los pensamientos se purifican.

3

Si rememoro que cuando niño viajé en el último tranvía con trole, me siento casi centenario.

4

Hay papeles en blanco que se enamoran de una lapicera.

5

Para sacar provecho de la ruleta, hay que concurrir al casino con muy poca plata y salir corriendo cuando se gana.

6

El semáforo rojo es formidable, porque allí se frena el que me persigue.

7

«Salud y libertad» fue la contraseña de nuestro Artigas. En ciertos brindis de Hamburgo y de Bremen, yo la usé a veces en alemán («Gesundheit und Freiheit») y sonaba bien.

8

Nunca fui fumador, salvo en una ocasión, en Cuba. Habíamos ido a visitar una fabrica de habanos y a toda costa querían que yo me estrenara con uno de esos tremendos charutos. Por fin accedí, y como buen inexperto, tragué el humo y por supuesto me desmayé. Estuve más de una hora inconsciente. Cuando empecé a recuperar el sentido, pero todavía sin abrir los ojos, lo primero que oí fue el comentario preocupado de uno de los cubanos: «Parece que el compañero se nos murió».

9

Hay callos que son una zapatilla.

10

Los dolores de barriga son formas del desaliento.

11

En pleno horizonte, las ballenas exhiben sus desfiles de modelos.

12

Trabajé 15 años en una inmobiliaria y uno de los patrones me llevaba en ciertas ocasiones a su casa para que lo ayudara en algunas traducciones. Luego me devolvía en su auto a la oficina. Una vez, desde la rambla costanera, se metió en una calle que subía y me dijo: «Mira, muchacho, cómo la gente me conoce y me saluda». No tuve más remedio que decirle: «No, don Gastón, no lo saludan, sólo le hacen señas porque usted va a contramano».

13

Los médicos cubanos han curado tantas cataratas, que deberían ocuparse de las del Niágara.

14

Cuando tenemos sueño, los bostezos salen a pedir de boca.

15

Se dice que aquellos pontífices que bendecían cañones, padecían después insomnios evangélicos.

16

Lo consuetudinario es la forma más larga de la costumbre,

17

En el silencio caben todos los ruidos.

18

Los presos saben de memoria las arruguitas de la pared.

19

Las ventanas son los ojos del mundo y las cortinas son sus párpados.

20

Cuando un soneto se queja es porque le falla la rima de un cuarteto.

21

Los pordioseros piden por Dios y por Eros.

22

Desgraciadamente, la usura, al igual que las viejas iglesias, no tiene cura.

23

Cada vez que el oso ha menester de algo, se vuelve un menesteroso.

24

Cuando se ama con pasión, surge la compasión.

25

Si uno se mira en el río, ya no se encuentra en el lloro.

26

Lo contrario del aire es el desaire.

27

Cuando las elecciones políticas dan resultados muy parejos, deberían definirse por penales.

28

En los interrogatorios, hay que sacar del cajón las respuestas de cajón.

29

Hay cuerdas vocales, pero no hay cuerdas consonantes.

30

El gonfalón y el lábaro son banderas para exquisitos.

31

La gran Ventaja de las estatuas es que no tienen hígado.

32

En tauromaquia, el toro es desgraciado como cualquier cornudo.

33

Cierto deporte llamado rugby es la escuela primaria del suicidio.

34

Las estrellas errantes no tienen brújula.

35

Mi economía es lo contrario de la econotuya.

36

En el lago de Constanza tuve otra experiencia lingüística. Yo estaba en Friedrichshafen, del lado alemán, y recordé que en la ciudad suiza de Constanza vivía una buena amiga uruguaya, casada y con un hijo, nacido allí, y que por supuesto hablaba alemán. Me decidí y en una confortable lancha pasé del lado alemán al lado suizo y allí busqué el domicilio de mi amiga. Toqué el timbre y vino a atenderme un niño de siete u ocho años que, en correcto alemán, me preguntó qué quería. Le respondí, también en alemán, que quería hablar con su mamá. Entonces el chico se metió en la casa y lo escuché llamar a gritos, en clarísimo español rioplatense: «Mami, aquí hay un hombre que pregunta por vos».

37

El calvario es el, destino de los calvos.

38

En materia de drogas, si uno abusa del kif hace puf.

39

A los antropófagos no siempre les cae bien la comida.

40

No sé por qué, pero las azafatas tienen cara de avión.

41

En la civilización occidental, el eructo es una opinión desfavorable.

42

El mago Gardel y yo somos de Tacuarembó.

43

Cuando un asesino se entrega y confiesa, sólo hay que creerle la mitad.

44

En el fútbol, si el puntero ejecuta un córner, el golero se pone bizco.

45

Cada vez que el campanil se une a la campana, nace una campanilla.

46

Si pasa una ambulancia sonando su sirena, aunó le duele el marcapasos.

47

Cuando los sobrevivientes de mi generación nos encontramos somos una enfermería.

48

Cuando uno acude al odontólogo, queda estupefacto, vale decir boquiabierto.

49

Las buenas axilas siempre añoran a su antisudoral.

50

Es sabido que muchos gallegos, para escapar de. la guerra civil, huyeron a países de América Latina, entre otros a Uruguay, donde fueron bien recibidos y formaron familia. Luego la situación se invirtió. En nuestro país hubo dictadura y en España volvió la paz. Tengo un recuerdo muy particular de La Coruña. Una tarde entré en una cafetería, por supuesto de gallegos, y para mi sorpresa vi que allí estaban colgadas banderas de Nacional y Peñarol y además tenían un buen aparato de radio para escuchar noticias de nuestro país. Evidentemente, se habían llevado a su Galicia un buen trozo de nuestro Uruguay. Lindo puente sobre el Atlántico, ¿no?

51

En los perdones, siempre hay una pizca de hipocresía.

52

A la gente demasiado desenvuelta, de vez en cuando conviene envolverla.

53

Los ascomicetos son los hongos más refinados.

54

En ciertas zonas de Italia existe (o al menos existía hace un siglo) la costumbre de adjudicarle muchos nombres a cada niño. Mencionaré un caso que me es cercano. Mi padre, que fue químico y enólogo, y era hijo de italianos se llamaba nada menos que: Brenno Mario Edmundo Renato Nazareno Rafael Armando. Muy joven aún, emigró a Uruguay y aquí trabajó con dedicación y esmero. Hay quienes cuentan que los amigos uruguayos, burlándose de sus siete nombres, lo llamaban: Brenno Etcétera.

55

El hormigón no es una hormiga gigante.

56

El signo ortográfico de la corrupción es el punto y coima.

57

La gente de Rocha no derrocha.

58

Al cachalote le gusta el chocolate.

59

Cuando se acaba el concierto, yo me desconcierto.

60

Las ubres de las señoras se llaman tetas.

61

Con motivo del célebre Diluvio, se crearon el Arca de Noé y el paraguas.

62

Aquel astuto sacerdote, cuando decidió jubilarse, escribió una obra en tres volúmenes con los incontables pecados que desfilaron por su confesionario.

63

No hay papel secante para los cagatintas.

64

El ginecólogo suspiró al fin de su jornada: «Estoy harto de tanto parto».

65

En la naturaleza hay paisajes tan hermosos, que uno corre a comprarles un marco.

66

El carnaval es el despliegue de la engañapichanga.

67

¿Por qué será que el Año Nuevo está cada vez más viejo?

68

La vocación suele estar a pocos centímetros de la equivocación.

69

No conviene emitir un juicio cuando se está en off-side.

70

Lo expulsaron de la plaza, o sea que es un desplazado.

71

Cuando se comen cacahuetes, no se usan servilletas sino papel higiénico.

72

Según Adán, Eva era muy evasiva.

73

Cuando el calor es bochornoso, la mejilla se convierte en moflete.

74

En la cabeza tenemos dos sienes. Sien más sien suman doscientos.

75

Kali, Abrimán, Hades y Caronte han sido desde siempre seres malignos. Últimamente se incorporó Bush.

76

Hay sastres que son un desastre.

77

El mamarracho y la paparrucha no son una buena pareja.

78

Los ascensores suben al décimo piso y luego vuelven a planta baja, pero nadie los llama descensores.

79

Lo más estimulante de la burocracia es el final del horario.

80

El matagatos también puede matar ratas.

81

Cuando pienso en el abismo, me mareo.

82

Hay dos clases de tímpanos: el del arco arquitectónico y el de tu orejita.

83

El proxeneta es, después de todo, un empresario de porquería.

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