Vuelo final (63 page)

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Authors: Follett Ken

Tags: #Novela

—Dios mío —dijo Hermia.

—Saldrá en los periódicos de mañana —murmuró Digby.

—¿Y qué piensan hacer ahora nuestros dos jóvenes? — preguntó Churchill.

—Me gustaría unirme a la RAF —respondió Harald inmediatamente—. Aprendería a volar como es debido, y luego ayudaría a liberar a mi país.

Churchill se volvió hacia Karen.

—¿Y usted?

—Algo similar. Estoy segura de que no me dejarán ser piloto, y eso a pesar de que puedo volar mucho mejor que Harald. Pero me gustaría unirme a la fuerza aérea femenina, si es que existe una.

—Bueno —dijo el primer ministro—, tenemos una alternativa que sugerirles.

Harald se sorprendió.

Churchill hizo una seña con la cabeza a Hermia, que dijo:

—Queremos que los dos vuelvan a Dinamarca.

Aquello era lo único que Harald no se había estado esperando.

—¿Volver?

—Primero los mandaríamos a un curso de adiestramiento…, bastante largo, seis meses —siguió diciendo Hermia—. Aprenderían a manejar una radio, el uso de los códigos, la utilización de explosivos y armas de fuego y unas cuantas cosas más.

—¿Con qué propósito? — preguntó Karen.

—Saltarían en paracaídas sobre Dinamarca equipados con radios, armas y documentos falsos. Su tarea consistiría en iniciar un nuevo movimiento de resistencia para sustituir a los Vigilantes Nocturnos.

El corazón de Harald había empezado a latir más deprisa. Era un trabajo notablemente importante.

—Ya estaba decidido a volar —dijo. Pero la nueva idea era todavía más emocionante…, aunque peligrosa.

Churchill intervino.

—Tengo a millares de hombres jóvenes que quieren volar —dijo bruscamente—. Pero de momento no hemos encontrado a nadie que pueda hacer lo que les estoy pidiendo a ustedes dos. Son únicos. Son daneses, conocen el país y hablan el idioma como nativos, que es lo que son. Y han demostrado ser extraordinariamente valientes y estar llenos de recursos. Permítanme expresarlo de esta manera: si no lo hacen ustedes, entonces no se hará.

Resistirse al poder de la voluntad de Churchill era muy difícil, y en realidad Harald no quería hacerlo. Se le estaba ofreciendo la ocasión de hacer lo que tanto anhelaba, y ya se sentía emocionado por la perspectiva. Miró a Karen.

—¿Qué opinas?

—Estaríamos juntos —dijo Karen, como si eso fuese lo más importante para ella.

—¿Entonces irán? — preguntó Hermia.

—Sí —dijo Harald.

—Sí —dijo Karen.

—Excelente —dijo el primer ministro—. Bien, pues eso ya está resuelto.

POSFACIO

La resistencia danesa terminó convirtiéndose en uno de los movimientos clandestinos de más éxito de Europa. Suministró una continua afluencia de datos militares a los Aliados, llevó a cabo miles de actos de sabotaje contra las fuerzas de ocupación, y proporcionó rutas secretas mediante las que casi todos los judíos de Dinamarca huyeron de los nazis.

AGRADECIMIENTOS

Como siempre, fui ayudado en mi investigación por Dan Starer de Research for Writers, de la ciudad de Nueva York ([email protected]). Él me puso en contacto con la mayoría de las personas que se mencionan a continuación. Mark Miller de De Havilland Support Ltd., fue mi asesor sobre los aviones Hornet Moth, lo que puede llegar a ir mal en ellos, y cómo repararlos. Rachel Lloyd de la Northamptonshire Flying School hizo todo lo que pudo para enseñarme a pilotar un Tiger Moth. Peter Gould y Walt Kessler también ayudaron en esa área, al igual que lo hicieron mis amigos pilotos Ken Burrows y David Gilmour. Mi guía para todas las cosas danesas fue Erik Langkjaer. Por los detalles de la vida en Dinamarca durante los tiempos de guerra también les estoy agradecido a Claus Jessen, Bent Jorgensen, Kurt Hartogsen, Dorph Petersen, y Soren Storegaard. Por ayudarme con la vida en un internado danés doy las gracias a Klaus Eusebius Jakobsen de la Helufsholme Skoleog Gods, Erik Jorgensen del Birkerod Gymnasim, y Helle Thune de la Bagsvaerd Kostkole og Gymnasium, todos los cuales me abrieron las puertas de sus escuelas y respondieron pacientemente a mis preguntas.

Agradezco su información a Hanne Harboe de los jardines del Tívoli, Louise Lind del Postmuseum de Estocolmo, Anita Kempe, Jan Garnert y K. V. Tahvanamen del Telemuseum de Estocolmo, Hans Schroder de la Flyvevabnets Bibliotek, Anders Lunde de la Dansk Boldspil—Union, y Henrik Lundbak del Museo de la Resistencia Danesa en Copenhague.

Jack Cunningham me habló del cine en el Almirantazgo, y Neil Cook de HOK Intemational me proporcionó fotografías de él. Candice DeLong y Mike Condon me ayudaron con las armas. Josephine Russell me contó lo que era ser una estudiante de ballet. Titch Allen y Pete Gagan me ayudaron con las motocicletas antiguas. Les estoy agradecido a mis editores y agentes: Amy Berkower, Leslie Gelbman, Phyllis Grann, Neil Nyren, Imogen Tate y Al Zuckerman.

Finalmente, doy las gracias a los siguientes miembros de mi familia por haber leído esbozos y primeras versiones: Barbara Follett, Emanuele Follett, Márie—Claire Follett, Richard Overy, Kim Turner y Jann Turner.

Notas

[1]
Hornet es en castellano «avispa». (N. del T.)

[2]
Free bees: «abejas libres», que le parece raro, pero puede ser tree bees: «abejas de los árboles»

[3] Free beer: «cerveza gratis»

[4]
Es decir, free beer in the canteen: cerveza gratis en la cantina

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