Cerulean Sins (16 page)

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Authors: Laurell K. Hamilton

Tags: #Fantástico, #Erótico

Julianna había sido el puente entre los dos hombres. Nunca hubieran podido estar tan cerca durante tanto tiempo sin ella. Yo tenía los recuerdos, sabía cuántas veces sus necesidades los habían reconciliado, su amor por cada uno de ellos los había vinculado estrechamente. Jean-Claude había sido el cerebro, Asher el encanto, aunque ambos eran encantadores y ambos inteligentes, pero Julianna había sido su corazón. Un viviente corazón latiendo por los tres.

Nunca podría ser Julianna. No tenía su bondad, su amabilidad, su paciencia. Nosotras éramos tan diferentes, pero aquí estaba yo siglos más tarde con los mismos dos hombres. Se me escapó un suspiro, tomé otro, lo deje salir, escuchaba mi agitación.

—¿Hay algo mal,
ma petite
, quiero decir más malo de lo que ya es?

Levanté mi cara de su rodilla.

—Si Asher tuviera realmente un
ménage à trois
con nosotros, entonces Musette tendría que dejarlo solo, ¿verdad?

Alguna expresión pasó por su rostro, rápidamente pasó alejándose, escondida detrás de esa hermosa máscara atenta que llevaba cuando no estaba seguro de que expresión ayudaría, y que le dolería.

—Si hubiéramos sido capaces de contestar con la verdad, que esta noche Asher estaba en nuestra cama, entonces, Musette no podría haberle pedido. Eso es cierto.

—Si él se uniera a nosotros esta noche, mañana estaría a salvo. —Mi voz sonaba sin sustancia de hecho, como si estuviera proponiendo ir de compras, o preparar la cena.

Su voz era aún más cuidadosa que la mía.

—Eso sería cierto.

—Si solo dejara que tú y Asher seáis pareja, cuando no estoy, entonces él estaría seguro, pero no puedo. —Sacudí la cabeza—. En teoría no tengo problemas con él. Me gustan los hombres. Veo a los hombres demasiado atractivos, así que entiendo que todos lo vean atractivo. Que los hombres se sienten atraídos por los hombres tiene mucho sentido para mí. Pero en la práctica no puedo. No me atrevo a compartir a mi hombre con otro hombre. No puedo hacerlo. Si me enterara de que tú y Asher lo habéis estado haciendo a mis espaldas, me caería de culo. Sé que es increíblemente injusto. Estoy durmiendo con Micah, y malditamente cerca de dormir con Nathaniel, y tuve relaciones sexuales con Richard hasta hace unos meses. Sin embargo, tú tienes que ser sólo para mí. Es terriblemente injusto, lo sé.

—No estoy muy lejos de la cama cuando los demás están contigo, a excepción de Richard, que nunca compartimos.

—Lo sé, obtienes sangre de los hombres porque todavía no te dono sangre, pero no es lo mismo.

—No quiero a nadie excepto a ti,
ma petite
. Creo que lo he dejado claro.

Entonces alce la vista y lo miré.

—Lo has dejado claro, pero sé que deseas a otra persona además de mí. He sentido lo que sientes cuando miras a Asher. Veo la forma en que los dos os miráis. Duele a veces, sólo con veros estar en un cuarto juntos.

—Lo siento,
ma petite
.

Me puse las rodillas en el pecho y las abracé allí.

—Permíteme terminar este pensamiento, Jean-Claude, por favor.

Él me hizo señas para que siguiera adelante.

—No puedo dejarte tomar a Asher en tu cama, y no puedo tomar a Asher en la mía. Pero me acuerdo de lo que fue para vosotros tres. Recuerdo cuán seguro se sentía. Hay momentos en que me olvido de que estos no son mis recuerdos y añoro lo que los tres tuvieron. Me parece un infierno mucho más pacífico que lo que estamos haciendo.

Abracé mis piernas tan fuertemente, que mis brazos temblaron por la fuerza de ello.

—No sé si puedo seguir con esto, pero me gustaría intentarlo.

—¿Probar que,
ma petite
? —Su voz fue muy cuidadosa.

—Quiero a Asher a salvo.

Jean-Claude se había quedado muy quieto.

—No entiendo,
ma petite
.

—Sí, lo entiendes.

Sacudió la cabeza.


Non
, no tendré ningún malentendido aquí. Tú debes ser precisa en su significado.

No podía mirarlo mientras lo decía.

—Trae a Asher aquí esta noche. No lo prometo, pero lo quiero caliente y desnudo junto a nosotros. Quiero perseguir esa herida en sus ojos. Quiero mostrarle con mis manos y mi cuerpo que lo encuentro encantador. —Levanté la vista hacia él, entonces, encontré su cara ilegible—. No sé en qué momento voy a gritar asqueroso y escaparme de los dos. Estoy segura de que vamos a llegar a un punto, allí por lo general, pero si lo traemos a nuestra cama esta noche, en cualquier forma, entonces estará seguro por la mañana, ¿verdad?

—¿Qué dirá tu Nimir Raj?

—Él asumió que tú y yo tenemos intimidad con Asher, cuando llegó a la ciudad. Un montón de gente lo cree.

—¿No le has dicho la verdad?

—Sí.

—¿Y no se enfadará contigo por compartirte con otro hombre?

Sacudí la cabeza.

—Micah es más práctico que yo, Jean-Claude. No es sólo amor o lujuria, lo que me lleva con Asher. Esta noche está asegurando nuestra base de poder. Si Asher está seguro, entonces todos estamos más seguros. Su dolor no puede ser utilizado contra nosotros.

—Qué práctico de ti,
ma petite
.

—He aprendido del mejor.

Me dio un vistazo, con una ceja levantada.

—Si yo fuera realmente práctico en los asuntos del corazón, las cosas habrían ido más rápido entre nosotros.

—Quizás, o quizá no, pero sabías que si presionabas demasiado, habría corrido, o tratado de matarte.

Él se encogió de hombros graciosamente.

—Tal vez, pero me gustaría preguntar, para que no haya malentendidos, ¿vas a traer a Asher a nuestra cama sólo por esta noche?

—¿Habría alguna diferencia? —pregunté.

—Puede que para él.

—He tratado de ajustar mi cabeza en torno a todo esto, y fracasé. No sé. Sé que no quiero renunciar al tiempo a solas contigo, sólo contigo. Sé que no quiero tener siempre compañía.

—Julianna y Asher arreglaban tiempo a solas a pesar de que éramos un trío.

—Por primera vez en mucho tiempo, mi vida personal esta tan cerca como nunca lo ha estado del trabajo. No quiero joder encima esto.

—Entiendo.

—Supongo, que quiero a Asher sano y salvo, quiero expulsar esa mueca de dolor de sus ojos, pero en el mundo real sólo podemos correr hasta la bandera. Si funciona, estupendo, pero si no funciona, entonces ¿qué? ¿Asher tendrá que irse? ¿Perderás a tu segundo? ¿Te hará más daño a ti y a Asher? Va a…

Él tocó con la yema de sus dedos mis labios.

—Shhh,
ma petite
. He llamado a Asher. Llega incluso ahora.

Sentí mis ojos agrandarse, congelarse el aliento en mi garganta, mientras que mi pulso golpeaba enloquecido. ¿Qué había hecho? Nada aún. La pregunta de los diez mil dólares era, ¿qué estaba a punto de hacer, y podría vivir con ello más tarde?

ONCE

Asher entro por la puerta, lentamente, mientras su cara se escondía cuidadosamente detrás de un mechón de su dorado cabello. Se había cambiado, ahora llevaba una camisa limpia, sin sangre. Era blanca y el color no le convenía.

—Me llamaste —dijo Asher.

Me quede inmóvil, todavía abrazando mis rodillas, de repente mi pulso daba golpes en mi garganta. Además mi respiración se detuvo durante un segundo o dos.

—Lo hicimos —dijo Jean-Claude con una voz cuidadosa.

Asher nos miró entonces, y pude ver una visión clara de su cara a través de su pelo. Creo que fue eso que hicimos lo que le llevó a mirarnos. Jean-Claude estaba sentado muy recto, antes de que Asher llegara a la puerta. Estaba elegante, preparado, en su traje de cuero y seda. Yo, todavía estaba acurrucada en la alfombra a sus pies, mirando a Asher, él era el zorro y yo el conejo.

Jean-Claude me tocó el hombro, y me dio un vuelco el corazón.

Le miré, mientras él me miraba.

—Debe ser tu decisión,
ma petite
.

—¿Porque siempre tiene que ser mi decisión? —pregunté.

—Porque tú no tolerarás ninguna otra cosa.

Oh, ahora me acordaba.

—Genial —dije en voz baja.

Me apretó el hombro con suavidad.

—Nada se ha decidido todavía. Podemos seguir como estamos.

Sacudí la cabeza.

—No, no voy a ser la responsable de lo que pase mañana por la noche. No lo voy a arriesgar, va en contra de mis principios.

—Como quieras,
ma petite
—dijo Jean-Claude, con una voz que no dejaba nada al descubierto.

—¿Qué ha pasado? —pregunto Asher, y su voz no estaba vacía, no había ningún hilo de temor en él. Estaba durmiendo en el pasillo, no lo podía culpar.

Quité mis brazos de alrededor de mis rodillas. Estaban rígidos por la presión en contra de mis piernas en las cuales estaban muy apretados. Traté de suavizar mis manos entumecidas para tocar la falda y encontré sólo mis bragas. La falda azul marino era demasiado corta y me había sentado de una forma poco conveniente para ella. Si hubiera habido alguien en la habitación para verme, hubiera podido decirle que acertó con mi ropa interior.

Tenía mis rodillas debajo, moviéndome lentamente, muy tiesa, y mi cuerpo se ajustó a la tensión.

—¿Qué ha pasado ahora? —pregunto Asher, y esta vez su voz era más suave.

—Nada,
mon ami
—dijo Jean-Claude—, o más bien, nada más.

—Es culpa mía —dije. Me puse de pie, todavía moviéndome lentamente.

—¿Qué es culpa tuya? —Asher estaba mirando de Jean-Claude a mí buscando, tratando de leer algo en nuestros rostros.

Salí de la piel, y mis zapatos de tacón alto hicieron un sonido agudo en el suelo.

—Estás en peligro por Musette.

—Has hecho todo lo posible para protegerme, Anita, más de lo que jamás había soñado. Nadie desafío a Musette, por temor a Belle Morte. Has hecho lo que muchos miembros del Consejo temen hacer.

—La ignorancia es una bendición —dije.

Asher me dio una rápida mirada a través de su brillante pelo.

—¿Qué significa eso?

Caminé hacia él, porque aún estaba cerca de la puerta.

—Esto significa que tal vez pueda ser valiente, porque no conozco nada mejor. Nunca he visto a Belle Morte en persona. No me malinterpretes, es bastante impresionante desde la distancia, pero nunca la he conocido realmente.

Estaba de pie delante de él. Se había dado media vuelta para que sólo viera la mitad de su rostro, era perfecto. No se había escondido de mí completamente en meses.

Llegué a tocar el lado de la cara que había escondido y se estremeció, alejándose de nuevo lo suficiente para tocar la puerta de cascabel.

—No, no.

—Te he tocado antes —dije, y mi voz era baja, suave, era una voz que se usaba para hablar con un animal asustadizo o un hombre en una cornisa.

Volvió su rostro lejos de mí.

—¿Has visto las pinturas? Viste lo que fui una vez, y ahora has visto lo que parezco, cuando las… heridas son recientes.

Dio la vuelta, con las manos en la puerta, meneando la cabeza.

—Hemos visto lo que vio Belle Morte.

Sacudí la cabeza, me di cuenta de que no podía verme, y le toqué el hombro. Hizo una mueca.

Miré a Jean-Claude, y su rostro estaba vacío, sólo sus ojos mostraban la más elemental visión de un dolor tan profundo que casi había destruido a tres personas.

Apreté mi cuerpo contra la espalda de Asher, movía los brazos en sus costados, abrazándolo desde atrás. Se quedó inmóvil bajo mi tacto, quieto, apartándose a sí mismo, y confíe en que no le haría daño. Apoyé la mejilla en su espalda y la mantuve, mientras que su cuerpo se quedó en silencio bajo mi tacto.

Me tragué las lágrimas que no iba a dejar resbalar por mis mejillas. Mi voz era firme.

—He visto a través de los recuerdos de Jean-Claude mucho antes de esta noche. Me acuerdo de lo bien que se sentían tus manos, en contra de mi cuerpo. —Moldee mi cuerpo contra el suyo, y me aferré a él—. No necesito la pintura para que me muestres tu belleza.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y él intentó girar, para rechazarme, pero me aferré aún más, y él no podía moverse sin hacerme daño.

—Déjame ir, Anita, déjame ir.

—No —dije a Asher—. No, esta noche no.

Hizo pequeños movimientos, luchando, atrapado contra la puerta, como un hombre tratando de escapar de una habitación que era sólo una pulgada más ancha que su propio cuerpo.

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