Authors: Álvaro Pombo
Tags: #Fiction, #General, #Gay Studies, #Social Science
Todo lo anterior es obviamente una manera muy seria —demasiado seria quizá— y poco lúdica de entrar en el asunto de este libro. Tiene un componente generacional fuerte pero también racional y sigue siendo aún, en gran medida, el eje de mi acercamiento a lo narrado. Ahora bien, esta novela está escrita en el año 2005 y refleja las experiencias vitales de personajes que reflejan situaciones reales de la España del 2005. Aquí es donde mi preocupación por la superficialidad cobra un nuevo impulso. Frente a los años de lucha por los derechos gays hemos llegado a un tiempo —admirable en muchos sentidos— en que lo gay comienza a trivializarse. Hay un proceso trivializador que afecta a nuestras juventudes y que se confunde con el consumismo y con el hedonismo de nuestra sociedad española actual. Oigo con demasiada frecuencia descripciones igualatorias y fáciles de la experiencia homosexual. De la misma manera que en educación se ha tendido a democratizar la escuela igualando por abajo, así también la igualdad de derechos y deberes de los homosexuales, la experiencia homosexual misma, se ha igualado por abajo en cientos de libros, películas, etc. Se olvida que la experiencia homosexual es, tanto numérica como cualitativamente, una experiencia rara. Propia de un tanto por ciento muy reducido de ciudadanos y que se presenta históricamente y también intrínsecamente con aspectos dramáticos, trágicos y absurdos. Decir esto no es excluir del homoerotismo ni la felicidad ni la posible satisfacción ni, sobre todo, una eticidad profunda, un profundo anhelo de universalidad. El objetivo de la ética —como nos recuerda José Antonio Marina en sus libros— es «resolver de la mejor manera posible los conflictos humanos y el afán de vivir feliz y noblemente»: éste es, por supuesto, el objetivo de la nueva eticidad gay. Pero esto no es un logro logrado sino un logro a lograr. Esto es un proyecto moral, no una concesión política o jurídica.
Ahora bien, una novela es una novela y no un ensayo. Lo que aquí se expone son trayectorias vitales imaginarias. A mí me parece que la ficción es capaz de proponer casos individuales que funcionan como universales concretos. Y el interés de la ficción es la solidez con que se especifican los detalles de las relaciones concretas. La ficción se afina en el estudio del detalle. Una novela es así, en cierta medida, una casuística. Pero no es una teoría. La gracia de una narración consistirá en hacer ver al lector las líneas profundas de una manera de vivir y de comportarse. Este libro no es un libro de amores juveniles y no es un libro inocente. No es tampoco un relato pesimista aunque el desarrollo de la acción conduce con frecuencia a la tragedia o al absurdo.
He procurado expresar con vigor y crudeza —quiero decir, con la mínima cantidad posible de sentimentalismo— las relaciones entre homosexuales de distintas generaciones. Así, la tradicional fascinación de los homosexuales masculinos mayores por hombres treinta años más jóvenes aparece aquí con toda su intensidad pero también con todas sus dificultades y contradicciones. La tradicional atracción del homosexual masculino por la belleza física es presentada aquí en toda la ambigüedad y absurdo que en sí misma contiene. También con todo su encanto. Este encanto incluye una dosis de rijosidad. No hay aquí una apología del amor homosexual sino una apología del amor —también del homosexual— que se atiene a la eticidad radical de toda relación personal verdadera y profunda, sea homo u heterosexual. En esta novela, en definitiva, se plantean dos modos radicales de vivir la experiencia amorosa homoerótica masculina. Uno de ellos es válido: el otro, inválido. Dejo a la inteligente decisión del lector decidir cuál de los dos modelos es aceptable.