El fantasma de Harlot (115 page)

Read El fantasma de Harlot Online

Authors: Norman Mailer

Tags: #Policíaco

De: Transcripción 21 dic., 1959 (Continuación):

WILLIE: Frank, ¿es tan bueno como dicen?

MODENE: Puede serlo.

WILLIE: No parece tener el físico.

MODENE: No lo necesita.

WILLIE: Supongo que sabrá cómo lograr un estado de ánimo adecuado.

MODENE: Es considerado. Conoce la importancia de los detalles. Bajo su caparazón es un hombre dulce y sensual. Nunca pide que se le devuelva nada. Es activo.

WILLIE: ¿Quién lo diría?

MODENE: Para nada egoísta.

WILLIE: Todo un dechado de virtudes.

Diez días después, Modene pasa el fin de semana del año nuevo en la casa de Sinatra en Palm Springs. Se suceden conversaciones del mismo tipo con Willie: «Lo amo cuando me hace el amor. Es tan delicado». Durante el día, mientras Modene descansa en la sala, Frank ensaya nuevas canciones con un pianista. Sinatra camina por la habitación, repite unos compases, y al pasar junto a Modene le acaricia levemente el hombro o el brazo. Según Modene le explica a Willie: «Frank tiene tantas actuaciones, que le encanta quedarse en su casa cuando puede».

WILLIE: Es la felicidad perfecta.

MODENE: Me encanta Palm Springs.

WILLIE: ¿Cómo está amueblada la casa?

MODENE: Con motivos orientales.

WILLIE: Ese pequeño italiano debe creerse el mismo diablo.

MODENE: Sabe cómo adquirir poder. (4 de enero de 1960.)

Cuando el 17 de enero vuelven a reunirse en Palm Springs, ocurre algo. Extracto de una transcripción del 20 de enero:

MODENE: Ha terminado.

WILLIE: ¿Lo dices en serio?

MODENE: Nunca más correré el riesgo de ser tan positiva con respecto a un hombre.

WILLIE: ¿Qué ocurrió?

MODENE: Lo echó todo a perder.

WILLIE: ¿Cómo?

MODENE: No quiero hablar de eso.

WILLIE: Eres cruel. Excitas mi curiosidad y luego la frustras.

MODENE: Quería que hiciese cosas que no estoy dispuesta a hacer. No con él. Bajo ninguna circunstancia.

WILLIE: Veo que me clavarás alfileres y me atormentarás con ellos.

MODENE: Intentó meter otra chica en la cama.

WILLIE: ¿Qué?

MODENE: Yo había tomado bastante champaña, y me dormí temprano. Cuando desperté, había una muchacha negra, alta, en la cama con nosotros. Y Frank le estaba haciendo ya sabes qué. Me hizo una seña para que me uniera a ellos.

WILLIE: Y ¿qué hiciste?

MODENE: Me eché a llorar.

WILLIE: Claro.

MODENE: No me gusta llorar. Cuando empiezo, no puedo parar. Fui al cuarto de baño y lloré durante media hora. Para cuando salí, la muchacha ya se había ido, y Frank me pidió disculpas. Le dije que era un poco tarde para lamentaciones. Me estaba extralimitando, lo reconozco, pero no me importaba. Nunca en mi vida me sentí tan humillada. Él finalmente se encogió de hombros y me dijo: «Eres magnífica, incluso deslumbrante, pero, querida, podrías resultar demasiado conservadora para mí». «No esperes que te pida perdón», le dije.

WILLIE: Tuviste una reacción muy fuerte.

MODENE: Al menos no pasé por una mojigata. Créeme, jamás he hecho algo así, aunque supongo que podría hacerlo.

WILLIE: ¡
Modene
!

MODENE: Si no amara a un hombre, pero disfrutase de lo terrenal que pudiera haber en él, y pensara que nadie saldría lastimado, bien, en ese caso podría aceptar un
ménage-à-trois
, o quizá no. No lo sé.

WILLIE: ¿Fuiste capaz de decirle eso a Frank?

MODENE: Se lo dije. Esa noche dormí en la habitación de huéspedes, y cerré la puerta con llave. Pero a la mañana siguiente, le expliqué mi punto de vista. Él dijo: «Bien, todavía te queda algo de fuego. No eres tan conservadora». «No has entendido nada», dije. «¿Por qué?», preguntó. «Frank, me encanta lo tierno que eres, pero cometí el error de creer que esa intimidad era para mí. Anoche me di cuenta de que sientes lo mismo por todas las mujeres. Son parte de tu música. Darme cuenta de que no podía ser la única, me destrozó el corazón.»

WILLIE: Modene, siempre he dicho que tú sabes decir las cosas, buenas o malas.

MODENE: Pues reaccionó. Me puso las manos sobre los hombros, y dijo: «Dentro de dos semanas, me mataré cuando me dé cuenta de que eras la mujer para mí». Me eché a reír. Tenía que hacerlo. Era tan gracioso en ese momento. Y tan idiota. Pero actuaba así adrede, trataba de recuperar mi afecto. Dije: «Sigamos siendo amigos, Frank». ¿Y sabes lo que sucedió entonces?

WILLIE: Claro que no.

MODENE: Su rostro adoptó una expresión que yo nunca había visto. Lo he visto enojarse y actuar de manera desagradable con un par de sus acompañantes, y puede ser fatal con los desconocidos que tratan de interferir en su círculo, pero nunca lo había visto en actitud calculadora. Dijo: «Muy bien, seamos amigos. En mí tendrás a un amigo valioso», y sentí como si algo dentro de mi cerebro se hubiera trastocado.

WILLIE: Suena siniestro.

MODENE: Tal vez exagere, pero te aseguro que fue un momento revelador. (20 de enero de 1960.)

No deja de ser significativo que pronto le presenten a IOTA. Ya es la una de la madrugada, de modo que enviaré lo que tengo, y seguiré mañana por la tarde, pues la he reservado para este trabajo.

FlELD

12

SERIAL: J/38, 759, 483

RUTA: LÍNEA/VAMPIRO-DESVÍO ESPECIAL

A: VAMPIRO-A

DE: FIELD 15:11 HORAS, 11 DE JULIO, 1960

TEMA: DESCUIDADO

Dos semanas más tarde, el 5 de febrero, STONEHENGE llama a BARBA AZUL a Miami. ¿Le apetecía ir a Palm Springs? «El hombre estrella me visitará», declara el cantante refiriéndose a IOTA. «¿Y si tu amigo no aparece?» pregunta Modene. «Pues te vuelves a casa en el primer vuelo.»

En conversación con AURAL, Modene describe ese fin de semana en Palm Springs con Sinatra como típico. Celebridades, amigos y socios comerciales vuelan desde Los Angeles, Las Vegas y La Jolla, pero Sinatra aloja a Modene en el Desert Door (que ella considera de segunda), y se pasa las primeras veinticuatro horas tomando taxis a la casa de Sinatra y de regreso al Desert Door. IOTA no ha aparecido, y está lista para regresar a Miami. «¿Acaso no soy lo suficientemente bueno para ti?», se burla Sinatra, y le asegura que está equivocada; Jack Kennedy irá, sin duda. (Al contarle esto a AURAL, Modene confiesa que ese viernes por la noche tuvo un ataque de paranoia; sospechaba que si el senador Kennedy llegaba a ir, Sinatra, en venganza, no se lo presentaría.)

Kennedy aparece al día siguiente con su séquito y se aloja en una suite en el mismo hotel que Modene. «Me había equivocado por completo. Pensaba que el mejor lugar era el Ingleside Inn, pero he descubierto que Frank me había alojado en el lugar más exclusivo de la ciudad, aunque si uno no sabe esto, no lo distinguiría de una chabola», manifiesta.

Esto, y lo que sigue, fue tomado de la transcripción efectuada por el FBI de su conversación telefónica con AURAL del 17 de febrero de 1960, unos días después del fin de semana.

WILLIE: ¿Es Jack tan bien parecido como dicen?

MODENE: Podría haber sido un actor de cine.

WILLIE: ¿Cómo iba vestido?

MODENE: Pantalones de franela gris y una americana azul. Parecía muy acicalado. Tiene un aspecto fabuloso. Dientes blanquísimos, y un tostado que hace resaltar sus ojos irlandeses, que tienen un brillo íntimo, como si sólo nosotros dos supiéramos algo que nadie más sabe.

WILLIE: ¿Tuviste esa reacción con sólo darle la mano?

MODENE: Bien, fue todo lo que tuve por un tiempo. Dos de sus hermanas estaban en el grupo, y una cantidad de hombres y mujeres que no conocía, todos muy hábiles en alejar a cualquier extraño del círculo de amistades. No estaba dispuesta a que me dieran un codazo en las tetas sólo por acercarme a ese hombre, de modo que permanecí apartada. ¿Sabes? Diez minutos después me encontré con él en el salón y fijamos una cita para almorzar juntos al día siguiente. Hasta se disculpó por no poder verme esa noche. Me explicó que se debía a algo relacionado con conseguir fondos para la campaña.

WILLIE: ¿Frank no te invitó para eso?

MODENE: No, sólo fueron invitados los posibles donantes. Aunque la culpa de todo la tiene Frank por su costumbre de presentarte a una persona, luego dejarte a un lado y finalmente hacerte señas para que te acerques otra vez. Te aseguro, Willie, que es mucho más sencillo ser amante de Frank que su amiga.

WILLIE: Por lo que dices, esa noche lo pasaste fatal.

MODENE: Dos de los asistentes políticos del senador trataron de invitarme a cenar, pero preferí hacerlo sola en mi cuarto. Te diré que era menos de lo que esperaba. De no ser por el almuerzo prometido, me habría marchado por la mañana.

WILLIE: Pero ¿conseguiste estar sola con él al día siguiente?

MODENE: Sí. Sugirió que almorzásemos en mi balcón, no en el de él, para que no nos interrumpieran.

WILLIE: ¿No temía a los rumores?

MODENE: Hay tantas mujeres detrás de él que los rumores no tendrían por dónde empezar.

WILLIE: ¿De qué hablaron? Yo en tu caso me habría sentido paralizada.

MODENE: Como estábamos los dos solos, sentados, no puedo decir que me sintiese controlando la situación. Pero en mi opinión es un político soberbio. Hasta me hizo creer que estaba interesado en lo que le decía. Tiene el don de hacerte sentir que eres igual a él. Cuando hace una pregunta, escucha la respuesta atentamente. Quiere saberlo todo acerca de una. Descubrí que, excepto por el tiempo que pasó en la Armada, ha tenido una vida privilegiada, y supongo que busca ponerse en contacto con personas comunes y corrientes; como un modo de compensación, supongo. Le fascinó saber que durante la secundaria había formado parte del grupo que alentaba al equipo de fútbol. También el que fuera hija única. El viene de una familia tan numerosa... Por supuesto, suponía que era católica, aunque le expliqué que sólo por parte de mi padre, y que no íbamos a misa. «¿Votaría por un católico?», me preguntó. Estuve a punto de decirle que me daba igual de la religión que fuera, pero supe que quería otro tipo de respuesta, de modo que respondí que conocía a una persona que había jurado que jamás votaría a un católico porque él había sido católico y ahora odiaba a la Iglesia. ¿Quién era esa persona?, quiso saber Jack. ¿Podía describirla? Por último reconocí que era mi padre. «¿Es republicano?» «Últimamente, quizá, pero solía ser demócrata, y un hombre de sindicato», respondí. Kennedy suspiró, con tristeza, como si allí estuviera perdiendo las elecciones, con esos ex católicos desengañados que votarían en su contra, pero luego sonrió y dijo: «Me pregunto por cuánto habrá que multiplicar a personas como su padre».

WILLIE: En tu lugar, nunca le habría dicho la verdad.

MODENE: Sin embargo, eso rompió el hielo. Sentí que sería tonto darle respuestas idiotas, porque perdería interés. En ese sentido, es como una mujer, Willie. Sentí que para él mi mente era tan importante como mi aspecto. Cuando me preguntó qué me parecía votar por un hombre tan joven como él, respondí que eso podía ser un obstáculo para quienes ya habían tomado una decisión, pero como de todas maneras la mayoría eran republicanos, no importaba. Su juventud sería un punto a favor, le aseguré, siempre y cuando consiguiese que los votantes se diesen cuenta de las ventajas de tener un presidente joven. El presidente es parte integrante de la familia de todos, le dije. Eisenhower, por ejemplo, es el tío de todos. En realidad, es el tío Ike. «Bien, entonces, ¿dónde encajo yo? Debo considerarme como el sobrino?», preguntó. «Ah, no, usted debe ser el joven atractivo que ingresa en la familia por matrimonio. Si piensan que va a encajar, lo aceptarán, pero es mucho mejor si creen que la familia será mejor una vez que usted forme parte de ella.»

WILLIE: ¿Le dijiste todo eso? Me sorprendes. Ni siquiera sabía que pensaras estas cosas.

MODENE: Así era. Pero era él quien provocaba en mí estas ideas. Hizo que me sintiese muy inteligente. Sólo eso habría bastado para que me enamorase de él. Hablamos y hablamos.

WILLIE: Yo me habría retirado mientras estaba delante.

MODENE: Yo no. Me preguntó qué pensaba de Nixon y, como te imaginarás, sólo sé lo que veo en la tele. Pero Jack no deja de alentarte ni por un minuto, de modo que respondí: «Creo que el vicepresidente Nixon es su mayor ventaja. En el fondo, la gente no lo quiere». «¿Por qué?», preguntó. «Porque parece hambriento. A la gente la pone incómoda las personas que siempre tienen hambre», dije. «¿Por qué?», volvió a preguntarme. «Porque la gente con hambre hace que nos preguntemos si existe la paz en alguna parte.» «Si está en lo cierto con respecto a Nixon, acaba de darme una buena noticia, siempre, claro está, que yo gane», dijo. Nos echamos a reír, y agregó: «He disfrutado enormemente de este almuerzo. Ojalá pudiese pasar el resto de la tarde con usted, pero mi avión sale en una hora. Sin embargo, quiero verla otra vez. Conozco mucha gente, pero usted es única».

WILLIE: Yo diría que eso fue un cumplido perfecto.

MODENE: Podría haberle lustrado los zapatos. Me pidió mi número de teléfono y me dijo que me daría el suyo con gusto, pero que ahora no me serviría de nada porque dormía en una ciudad distinta cada noche. Y así seguiría durante varios meses. Dijo que me llamaría muy pronto. (17 feb., 1960.)

IOTA es un hombre de palabra. Desde el 16 de febrero hasta el 3 de marzo de 1960, tenemos transcripciones de ocho llamadas telefónicas a BARBA AZUL. El 25 de febrero, en Denver, le propone que se encuentren la noche del 3 de marzo en el Waldorf-Astoria. Ella acepta, y las transcripciones de las llamadas desde Madison, Chicago, Wheeling y Baltimore (26 y 28 de febrero; 1 y 2 de marzo) ponen de manifiesto expectativas crecientes.

Dadas las exigencias de su tiempo, le ofrezco sólo dos extractos, uno desde Charleston, West Virginia, del 20 de febrero, y el otro desde Baltimore, del 2 de marzo, la noche anterior al Waldorf.

BARBA AZUL: He recibido tus rosas. ¿Cómo supiste que las rosas rojas de tallo largo son mis flores favoritas?

IOTA: ¿Quedan bien en tu jarrón?

BARBA AZUL: Espléndidas.

IOTA: Pues me alegro de que al menos algo salga bien. Hoy, en West Virginia, Hubert nos cogió por sorpresa. Dijo que lo único que hacíamos con nuestra campaña era malgastar el dinero. No tuvimos una respuesta rápida. West Virginia es un Estado muy pobre.

BARBA AZUL: Debe de ser un manicomio.

IOTA: No te imaginas cuánto añoro nuestras conversaciones. Durante todo el día sé que me espera algo bueno. Cuando no contestas, me siento francamente desilusionado. (20 feb., 1960.)

Other books

Bestiary by Robert Masello
Chevon's Mate by April Zyon
Uncharted Fate by Racette, Cynthia
Line Change by W. C. Mack
Chocolate Fever by Robert Kimmel Smith
Wittgenstein's Mistress by David Markson, Steven Moore