Read El Hombre Multiorgásmico Online
Authors: Mantak Chia & Douglas Abrams Arava
La filosofía y las prácticas que enseñamos en este libro han sido secretos muy bien guardados durante milenios, siendo transmitidos de maestro a discípulo tras años de preparación. Los ofrecemos aquí porque creemos que la cultura humana como un todo puede beneficiarse de su difusión. La confusión carnal es uno de muchos dilemas a los que nos enfrentamos actualmente, pero a medida que nos sanamos a nosotros mismos y sanamos nuestras relaciones, comenzaremos a sanar el planeta, porque, según el Tao, somos parte de la naturaleza de la misma forma que la naturaleza es parte de nosotros
[11]
. Creemos que esta sanación debe comenzar en el dormitorio, ya que es donde se conciben las nuevas generaciones. La humanidad se perpetúa a través del amor y del sexo, y quizá sea en ellos donde el poder de transformación es mayor.
Estas enseñanzas no deben ser tomadas con menos seriedad ni deben ser valoradas en menor medida porque no hayas tenido que pagar un millón de monedas de oro por ellas, ni hayas tenido que estudiar durante una década con un maestro para aprenderlas. Atesóralas y te recompensarán de muchas maneras. Léelas, reléelas, practícalas y compártelas con otros. Cuanto más placer des, más placer recibirás. Cuanto más sanes, más serás sanado. Éste es el verdadero secreto de la sexualidad taoísta.
MANTAK CHIA es el maestro que lidera la sexualidad taoísta en occidente. Experto en anatomía y fisiología, es autor de varios grandes éxitos, alguno de ellos escrito junto con su esposa, Maneewan Chia, quien además ha colaborado en el capítulo que esta obra dedica a las mujeres.
DOUGLAS ABRAMS ARAVA es, además de escritor y editor, un estudioso de la sexualidad taoísta con una larga experiencia. Su esposa, la Dra. Rachel Carlton Arava, ha contribuido también al capítulo destinado a las mujeres.
Introducción
[1]
Después de leer estos relatos, Herant Katchadourian, M. D., autor del libro de texto
Fundamentals of human sexuality
, concluyó: «Los antiguos chinos comprendían claramente la diferencia entre el orgasmo con y sin eyaculación. Los que dominaron el arte de este último obviaron el período refractario [en otras palabras, no perdieron la erección], lo que les posibilitó la participación en coitos prolongados con múltiples orgasmos sin eyaculación».
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[2]
Mientras dirigía sus famosos estudios sobre sexualidad masculina, Kinsey descubrió que «puede tener lugar el orgasmo sin emisión de semen… Estos hombres no tienen problema en reconocer que experimentan orgasmos reales, a pesar de que no eyaculen». Ver Kinsey y colaboradores,
Sexual behaviour in the human male
.
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[3]
Hartman y Fithian,
Any man can
.
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[4]
Natalie Angier,
New York Times
, 3 de Dic. 1992, portada.
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Capítulo 1, Tienes la Prueba en tus pantalones
[1]
Mucha de la gente que niega que los hombres puedan tener orgasmos múltiples confunde el orgasmo con la eyaculación. Los pioneros de la investigación sexual William Masters y Virginia Johnson dieron el título de «El orgasmo masculino (eyaculación)» a un capítulo de su libro de 1966,
Human sexual response
. En sus investigaciones descubrieron que sólo un pequeño porcentaje de los sujetos examinados parecían capaces de repetir el orgasmo
después de haber eyaculado
. Sin embargo, Katchadourian explica: «Pruebas más recientes sugieren que los orgasmos repetidos no son raros si el hombre experimenta el orgasmo sin eyaculación». Incluso Masters y Johnson acabaron distinguiendo entre el orgasmo como «contracciones musculares repentinas y rítmicas en el área pélvica y otros puntos del cuerpo que liberan la tensión sexual acumulada y las sensaciones mentales que acompañan a esa experiencia» y la eyaculación como simplemente «la liberación del semen». La sexualidad taoísta siempre ha enseñado a los hombres a tener orgasmos múltiples, no múltiples eyaculaciones.
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[2]
La escuela reichiana de psicoterapia hace una distinción entre el
clímax
, las contracciones musculares de los genitales y el
orgasmo
, definiendo este último como «contracciones que se extienden a todo el cuerpo». Aunque esta distinción es útil para distinguir entre clímax (y orgasmo) y eyaculación, resulta excesivamente rígida. Dentro del
continuum
del placer sexual, la línea entre clímax y orgasmo suele ser difusa. Por tanto, para los propósitos de este libro, hablaremos del clímax (o contracciones genitales) como un aspecto del orgasmo.
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[3]
Dunn y Trost, «Male multiple orgasms: a descriptive study»,
Archives of sexual behaviour
.
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[4]
Estos descubrimientos fueron publicados por la revista
Nature
. Voorhies escribe: «El sexo y la muerte son dos aspectos fundamentales de la vida que suelen estar mal comprendidos. A menudo se piensa que están ligados porque la reproducción requiere de la desviación de los limitados recursos del crecimiento y mantenimiento somático [corporal]. Este desvío de recursos en los animales que se aparean, llamado el costo de la reproducción, suele ser expresado como una reducción de su período de vida… La reducción de la duración de la vida en los animales apareados parece estar causada por la producción adicional de esperma y no por la actividad física del apareamiento. Esta conclusión está apoyada en las observaciones de que un cambio que reduzca la producción de esperma aumenta la duración de sus vidas en un 65%, tanto en los machos apareados como en los hermafroditas… Esto contradice la suposición biológica tradicional de que los grandes [óvulos] son mucho más costosos de producir que el pequeño esperma». Wayne A. Van Voorhies, «La producción de esperma reduce el período de vida en los nematodos»,
Nature
360 (3 de diciembre de 1992).
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Capítulo 2, Conócete a tí mismo
[1]
La medicina occidental ha identificado los siguientes estadios: 1) fase latente (de llenado); 2) estadio tumescente (hinchado); 3) fase de la plena erección; y 4) estadio de erección rígida. Los estadios de la pre y posterección (flácido y detumescente, respectivamente) también son añadidos en algunos casos.
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[2]
Algunos estudios recientes han apuntado la posibilidad de que la vasectomía pueda estar ligada al cáncer de próstata. Aunque todavía no hay una sentencia definitiva, el Dr. Stuart S. Howards escribe en el
Western Journal of Medicine
:
«La posible relación entre la vasectomía y el cáncer de próstata debe ser contemplada con escepticismo porque otros dos estudios, uno de ellos con un seguimiento muy largo, no descubrieron ninguna relación. Además, no hay una explicación biológica plausible que explique la relación entre la vasectomía y el cáncer de próstata» (vol. 160, nº 2 [Febrero 1994]. Como los médicos desconocen la causa del cáncer de próstata, a la medicina occidental le cuesta explicar la conexión entre ella y la vasectomía.
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[3]
Muchos observadores y escépticos respecto a la sexualidad oriental han confundido erróneamente la eyaculación retrógrada con la no eyaculación prescrita por los taoístas.
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Capítulo 3, Convertirse en un hombre multiorgásmico
[1]
Génesis 38: 8-10. Según la ley bíblica, cuando un hombre moría sin hijos era responsabilidad de su hermano dejar embarazada a su esposa para que siguiera adelante la línea genética.
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[2]
En Occidente, desgraciadamente, la medicina y la moralidad muchas veces han estado conectadas. Desde 1758 con la publicación de
Onania, or a treatise upon the disorders produced by masturbation
por parte del médico suizo S. A. Tissot, la medicina occidental y particularmente la psiquiatría han afirmado sin ningún fundamento sólido que la masturbación causa la locura. Gran parte del argumento se basa en la observación de que los pacientes mentales se masturban. Nadie se ha molestado en preguntarse si la masturbación no sería una parte natural de la sexualidad humana (desinhibida) y si los cuerdos y los locos podrían masturbarse así como comen y duermen (según el Tao, el exceso de eyaculación tanto en los sanos como en los enfermos puede llevar a un «drenaje cerebral»). Richard von Krafft-Ebing uno de los mejores psiquiatras de su tiempo, en su libro de 1882
Psychopatia sexualis
, llegó a afirmar que todo sexo no reproductivo era anormal y enfermizo.
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[3]
Kinsey descubrió que el 95 por ciento de los hombres americanos con educación secundaria se habían masturbado antes de los veintiún años. El porcentaje entre los licenciados universitarios era aún mayor.
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[4]
M. Hunt,
Sexual behaviour in the 1970
y «Sexual pleasure», de R. Levin y A. Levin, Redbook, (Sept. 1975), citado por Zilbergeld en
The new male sexuality
.
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[5]
Los investigadores concluyeron que: «La masturbación es como usar textos eróticos y tener pensamientos sexuales frecuentes, no un desfogue sino un componente de la vida sexual activa». Ver Michael et al.,
Sex in America
.
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[6]
Con la tecnología moderna, ahora podemos ver el incremento de actividad del esperma que tiene lugar con la excitación sexual. El esperma pasa de un estado de relativa
inmotilidad
a menear las colas a una velocidad fenomenal. Esta energía mecánica es una de la fuentes obvias de energía sexual para los hombres.
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Capítulo 4, Conoce a tu compañera
[1]
Anthony Pietropinto y Jaqueline Simenaut,
Beyond the male myth
(New York: Siguet, 1977), citado en Brauer y Brauer,
The ESO esctasy program
.
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[2]
Barbach,
For each other
. Ver también Belzer, Whipple y Moger, «On female eyaculation».
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[3]
Sigmund Freud, fundador de la psicología moderna y en general un brillante teórico, se equivocó mucho en esto. En 1920, argumentaba que el clítoris era una versión inferior del pene y que, por tanto, las mujeres sufrían la llamada «envidia del pene». Concluyó que las mujeres que tenían orgasmos clitoridianos eran sexualmente inmaduras y que las «mujeres de verdad» tenían orgasmos vaginales. ¿Truculento, eh? Desgraciadamente hasta 1953 Kinsey no rescató los orgasmos clitoridianos del estigma de la inmadurez, demostrando que la mitad de las mujeres entrevistadas tenía orgasmos a través de la estimulación del clítoris y que no había pruebas de que fueran menos maduras que las mujeres que tenían orgasmos a través de la estimulación vaginal.
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Capítulo 5, La pareja multiorgásmica
[1]
Claramente había relaciones de poder en los dormitorios chinos. Entre los nobles, la institución de la poligamia, con sus diversas esposas y concubinas, rebosaba de dinámicas de poder. Además, muchos de los textos taoístas posteriores describen la batalla de los sexos en la cama, pero los primeros estaban más claramente preocupados por el placer (especialmente el femenino) y la salud de ambos participantes.
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[2]
I Ching.
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[3]
«La proporción de infectados entre las personas que no componen los grupos de riesgo y sus parejas se estima actualmente en 1/100.000», Institute for Advanced Study of Human Sexuality,
Complete guide to safer sex
.
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Capítulo 6, Satisfacción garantizada
[1]
En la década de los cincuenta, el investigador sexual Alfred Kinsey declaró que tres cuartas partes de los hombres eyaculaban dos minutos después del comienzo del coito. La mayoría de las mujeres necesitan mucho más de dos minutos para experimentar un orgasmo, por no hablar de muchos. Veinticinco años después, el
Redbook report of female sexuality
informó de que tres cuartas partes de las mujeres entrevistadas tenían orgasmos regulares durante el coito y que la mayoría de ellas necesitaban al menos entre seis y diez minutos de movimientos pélvicos (Tavris y Sadd,
The redbook report on female sexuality
, New York: Delacorte Press, 1977). Según una encuesta sobre sexualidad patrocinada por la Universidad de Chicago, el 79 por ciento de los hombres y el 86 por ciento de las mujeres que la respondieron dijeron que habían estado haciendo el amor durante más de quince minutos la última vez que lo hicieron. El 20 por ciento de los hombres y el 15 por ciento de las mujeres afirmaron haber dedicado más de una
hora
a hacer el amor en la última ocasión (Michael et al.
Sex in America
). Esto no indica la cantidad real de tiempo dedicada al coito, pero, a pesar de ello, estas cifras siguen siendo muy distintas de los descorazonadores hallazgos de Kinsey sobre la brevedad de la sexualidad americana hace cincuenta años.
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