La clave de la respuesta llegó en 1676, cuando un físico francés, Edmé Mariotte (1620-1684), observó que el aire se expande cuando se calienta. Si una cantidad dada de aire se expande, su cantidad fija de masa se extiende en un volumen más grande, lo cual es otra forma de decir que su densidad disminuye. En otras palabras, el aire caliente es menos denso que el aire frío, y posee un efecto flotabilidad. Cuanto más cálido sea el aire, mayor será el efecto de flotabilidad. Esto se hizo patente en 1699 mediante los estudios acerca de los gases realizados por un físico francés, Guillaume Amontons (1663-1705).
Una fogata ordinaria de madera calienta el aire a su alrededor a una temperatura de hasta 700ºC, y la densidad del aire a dicha temperatura es de sólo la mitad de la del aire ordinario. Este aire caliente posee la mitad del efecto de flotabilidad del hidrógeno (o del vacío, pongamos por caso). La columna de aire caliente se eleva vigorosamente y lleva consigo otros gases y los materiales ligeros que constituyen el humo.
Existen ventajas del aire caliente sobre el hidrógeno que compensan el que aquél no tenga tanta flotabilidad. El aire caliente se obtiene con facilidad, todo lo que se necesita es fuego. Por otra parte, el hidrógeno es comparativamente difícil de reunir en cantidad. Además, el aire caliente no es inflamable, mientras que el hidrógeno es en realidad explosivo. Por otro lado, la flotabilidad del hidrógeno es permanente, mientras que el aire caliente pierde flotabilidad con rapidez al enfriarse, por lo que no simplemente se ha de tener fuego al principio, sino que hay que mantenerlo mientras se desee permanecer en el aire.
Uno podría suponer que, tan pronto como se conoció la baja densidad y por lo tanto, la flotabilidad del aire calentado, alguien pensaría en un globo y trataría de construirlo, pero esto es visión retrospectiva. Pasó un siglo antes de que esta idea se le ocurriera a alguien.
Los hermanos Joseph Michel Montgolfier (1740-1810) y Jacques Étienne Montgolfier (1745-1799) fueron dos de los dieciséis hijos de un acaudalado fabricante de papel. Uno de sus antepasados (según la tradición familiar) había aprendido la técnica de la fabricación del papel en una prisión de Damasco en la época de las cruzadas, y la había traído de Oriente.
Los hermanos habían observado cómo se elevaban objetos en el aire caliente producido por los fuegos, y el hermano mayor había estado leyendo cosas acerca de los nuevos descubrimientos de los gases y, de alguna forma, tuvo la idea del globo lleno de aire caliente.
Primero lo intentaron en casa. En noviembre de 1782, quemaron papel debajo de una bolsa de seda con una abertura en la parte inferior. El aire del interior de la bolsa se calentó y ésta se elevó hasta el techo. Repitieron el experimento al aire libre, y la bolsa subió hasta una altura de 20 metros (es decir, la altura de una casa de seis pisos). Lo intentaron con bolsas cada vez más grandes y, finalmente, decidieron hacer una demostración pública.
El 5 de junio de 1783, en la plaza del mercado de su ciudad natal, los hermanos emplearon una gran bolsa de lino, de 10,5 metros de diámetro, y la llenaron con aire caliente. Habían invitado a todos los de la ciudad a presenciar el experimento, y la multitud vio cómo el globo se elevaba 2 kilómetros en el aire y permanecía en el mismo por espacio de diez minutos, durante los cuales descendió con lentitud a medida que el aire contenido se enfriaba. Recorrió 2,5 kilómetros durante su descenso. Fue una demostración electrizante y creó una auténtica sensación.
La noticia viajó hasta París, y allí un físico francés, Jacques Alexandre César Charles (1746-1823), se enteró de ello. Al instante pensó en el hidrógeno.
El 27 de agosto de 1783, preparó una demostración propia en París. Empleó 225 kilogramos de ácido y 450 kilogramos de bolitas de hierro para producir el hidrógeno. El gas brotó y entró por la abertura de la bolsa que había encima, desplazando la mayor parte del aire. Cuando se soltó el globo, se elevó 1 kilómetro en el aire. El hidrógeno fue saliendo lentamente de la bolsa, pero mientras perdía altura viajó 25 kilómetros en 45 minutos antes de alcanzar el suelo.
Cuando lo hizo, los campesinos de los alrededores, que no sabían nada acerca de globos, y que sólo podían suponer que se trataba de un vehículo que volaba a través del aire (hoy lo llamaríamos un ovni) transportando invasores de algún otro mundo, lo atacaron valientemente con guadañas y horcas y lo destruyeron.
Esos globos eran simples bolsas. No obstante, quedó claro que se podían colgar pesos en los globos, que harían más lenta su ascensión y limitarían su altura, pero que, de todos modos, no destruirían el efecto de flotabilidad. Los Montgolfier, que ya tenían esto en mente, planearon la demostración más sensacional ante la Corte francesa en Versalles.
El 19 de setiembre de 1783, emplearon un globo de un tamaño récord, pues tenía un diámetro de 13 metros. Bajo el mismo había una cesta de mimbre en donde se había colocado un gallo, un pato y una oveja. La cestilla también contenía un brasero de metal donde se alojaba el combustible. Este se encendió y el globo se llenó de aire caliente. Lo soltaron y se elevó en el aire ante los ojos de una multitud de 300.000 personas (entre las que se incluían el rey y la reina de Francia y Benjamín Franklin). El globo, con su carga de animales, recorrió tres kilómetros antes de caer una vez consumido el combustible y enfriado su contenido de aire. La primera persona presente cuando el globo aterrizó fue un joven físico francés, Jean Francois Pilátre de Rozier (1756-1785).
Los animales no sufrieron el menor daño, y fueron los primeros seres vivos transportados por el aire gracias a un mecanismo realizado por el hombre.
Pero si lo había hecho una oveja, ¿por qué no también un hombre? Este era claramente el siguiente paso. El rey Luis XVI, que había quedado fascinado por la demostración, se mostró inquieto acerca de los vuelos tripulados. Parecía algo demasiado peligroso, y sugirió que se podía pedir a los criminales condenados que se presentasen voluntarios para ello, con la promesa del perdón si sobrevivían.
Sin embarco, Pilátre de Rozier pidió este honor. Él y un noble francés, Francois Laurent, marqués de Arlandes, discutieron su caso con la reina Maria Antonieta, la convencieron y ella convenció al rey.
El 20 de noviembre de 1783, Pilátre de Rozier y el marqués de Arlandes subieron a una cesta de mimbre y ascendieron en un globo lleno de aire caliente. Fueron transportados 8 kilómetros en 23 minutos, y aterrizaron sanos y salvos.
Ellos fueron los primeros aeronautas,120 años antes de los hermanos Wright y 108 años antes de Lilienthal.
Pilátre de Rozier fue otra vez el primero en realizar algo notable un año y medio después.
El 7 de enero de 1785, se cruzó el canal de la Mancha por primera vez en globo. A bordo iban un francés Jean Pierre Francois Blanchard (1750-1809), que fue el inventor del paracaídas, y un norteamericano, John Jeffries (1744-1819).
El 15 de junio de 1785, Pilátre de Rozier y otro francés, Jules Romain, trataron de repetir la proeza en sentido contrario. Sin embargo, el fuego empleado para calentar el aire del globo prendió en el tejido del globo, incendiándolo, y los dos aeronautas murieron tras caer desde 1.500 metros de altura.
Así que el primer aeronauta, como una especie de Icaro real, murió en el primer desastre aeronáutico.
CRONOLOGÍA
Una anécdota más acerca de mi operación de
bypass
y no volveré a hablar de ella. (Por lo menos, lo
intentaré.)
Cuando me enteré de que, durante un período de tiempo, estaría conectado a una máquina corazón-pulmón, me inquietaba el hecho de si el anestesista tendría el debido cuidado de que mi cerebro, en particular, recibiese un abundante suministro de oxígeno. El cerebro consume una cuarta parte del oxígeno que usa el cuerpo, y me pareció que si le faltaba, aunque fuese por poco tiempo, podría resultar dañado.
Yo no deseaba que sufriera ningún daño, ni siquiera el más marginal. Había logrado una vida muy agradable aprovechando mi excelentemente aguzado cerebro, y no deseaba que éste se embotase.
Expresé mis temores al internista de mi familia, el bueno de Paul, el médico más atento del mundo.
—No te preocupes, Isaac —me dijo. —Cuidaré de que todos comprendan la situación, y yo mismo haré pruebas.
Y así lo hizo. No lo recuerdo, pero me contó lo sucedido. Aunque realmente no recobré del todo el conocimiento hasta las diez de la mañana siguiente, me revolví de vez en cuando ya desde los primeros momentos, de modo que hubo conatos de respuesta, seguidos de un regreso al semicoma provocado por la anestesia.
A las diez de la mañana, unas horas después de que se terminara la operación, mis ojos al fin se abrieron y Paul estaba allí de pie.
—Hola, Paul… —susurré roncamente, según me contó. Se inclinó hacia mí.
—Hola, Isaac. Inventa una quintilla que hable de mí.
Parpadeé un par de veces, susurré:
Con un pene sobremanera pequeñito…
A lo cual, Paul respondió con austeridad:
—No sigas. Isaac. Estás bien.
Cuando me lo contó al día siguiente, quedé en extremo aliviado, puesto que ello significaba que podría continuar escribiendo. Y aquí está…
Probablemente, se habrán encontrado varias veces con un pequeño instrumento pedagógico que permite que la historia de la Tierra se comprima en un año, y luego indique en qué momento del año han tenido lugar los distintos acontecimientos ocurridos en la historia de la Tierra. Esto da una visión más fácil de captar del paso del tiempo y de la relativa posición cronológica de los diferentes fragmentos y aspectos del mismo.
Naturalmente, se descubre que la Humanidad nació bastante tarde, el último día del año, y se comprende nuestra insignificancia en la cronología del planeta.
Esto no es una peculiaridad sólo de la historia de la Tierra, sino de todas las facetas de cualquier clase de historia. Siempre vemos las cosas cercanas a nosotros con gran detalle, mientras que cuanto más lejos miramos, más borrosas vemos las cosas y con menos interés. Los tiempos contemporáneos siempre parecen muy largos y detallados, mientras que los lejanos tiempos pasados nos parecen breves y poco interesantes.
Por ejemplo, cojamos una historia escolar de los Estados Unidos que trate del periodo de tiempo que va desde el viaje de Colón, en 1492 hasta la actualidad. Dividamos el libro en la Declaración de Independencia y observemos cuántas páginas se dedican a los períodos de exploraciones y coloniales, y cuántas páginas se destinan al periodo de los Estados Unidos como nación independiente. No tengo un libro así para comprobarlo, pero supongo que se dividiría en una proporción de 1 a 6.
Esto parece correcto por un buen número de razones y no lo discuto, pero el escolar medio (o el adulto, pongamos por caso) que hojee un libro así, no podría evitar el tener la vaga noción que la división estrictamente cronológica es similar: que los Estados Unidos como nación independiente ha durado mucho más que el relativamente breve período colonial que le precedió.
Para ver cuál era realmente la situación, empleemos el truco de comprimir un período de tiempo en un año arbitrario, y comprimamos también la cronología, sin distorsión, en los días de ese año.
Así, el primer asentamiento permanente de los ingleses en lo que ahora es el territorio de los Estados Unidos tuvo lugar en Jamestown, Virginia, el 14 de mayo de 1607. Llamémosle a eso Minuto del Nuevo Año: 12:01,1 de enero. Llamemos al momento actual Minuto del Viejo Año: 11:59, 31 de diciembre. El tiempo transcurrido desde el establecimiento de Jamestown hasta ahora (en el momento en que escribo) es de 377 años. Esto significa que cada día de nuestro «Año Estados Unidos» es igual a 1,03 años reales.
Establecimiento de Jamestown | 01 de enero |
Desembarco en Plymouth Rock | 13 de enero |
Toma de Nueva Amsterdam por los británicos | 25 de febrero |
Fundación de Filadelfia | 02 de marzo |
Fundación de Georgia (la última de las 13 colonias) | 03 de mayo |
Expulsión de los franceses de Norteamérica | 01 de junio |
Declaración de Independencia | 14 de junio |
Los británicos reconocen la independencia de Estados Unidos | 21 de junio |
Compra de Luisiana | 10 de julio |
Compromiso de Missouri | 01 de Agosto |
Descubrimientos de oro en California | 22 de agosto |
Comienza la guerra civil | 04 de septiembre |
Estados Unidos entra en la Primera Guerra Mundial | 26 de octubre |
Quiebra de la bolsa | 09 de noviembre |
Pearl Harbor | 21 de noviembre |
Día V-J | 25 de noviembre |
Asesinato de Kennedy | 12 de diciembre |
Dimisión de Nixon | 23 de diciembre |
Estados Unidos conquista Granada | 31 de diciembre |
Si estudian esta tabla, puede sorprenderles el que durante casi la mitad del tiempo en que los descendientes de los ingleses vivieron en lo que es ahora territorio estadounidense no existieran los Estados Unidos. No fue hasta casi la mitad del año cuando los Estados Unidos fueron legalmente independientes por un tratado con Gran Bretaña.
Sin embargo, lo que encuentro más sorprendente es que cuando llegó el día V-J aún no era diciembre. A fin de cuentas, yo recuerdo el día V-J como si hubiese sido ayer. ¿Cómo puede haber pasado todo un Mes de Estados Unidos desde entonces? Bueno, así es. Han pasado ahora casi treinta y nueve años desde el día V-J, y esto es casi una quinta parte de la duración total de la independencia estadounidense.