Sin embargo, deberán transcurrir al menos cinco mil o seis mil millones de años antes de que ese calor realmente se produzca y habría que tener un optimismo incurable para suponer que no habremos conseguido encontrar algo diferente como medio de eliminarnos nosotros mismos. No tendremos que esperar a que el Sol nos abrase.
Aun cuando sobrevivamos, para el tiempo en que el helio comience a arder, habremos evolucionado hacia algo del todo irreconocible como humano (aunque siempre podemos, de algún modo, confiar en que sea algo mejor que lo humano).
Si nosotros, o una especie sucesora, existimos cuando el Sol se encuentre en la ignición del helio, es inconcebible que nuestro nivel técnico no haya alcanzado el punto en que nos permita abandonar la Tierra con facilidad y retirarnos al sistema extrasolar, donde el nuevo y enorme calor total del Sol será algo beneficioso en lugar de todo lo contrario. En realidad, podemos estar seguros de que, mucho antes de que el calor del Sol se convierta en un problema, la Humanidad o sus descendientes habrán trasladado los escenarios de su actividad a planetas que giren en torno a otras estrellas más jóvenes, o a mundos artificiales independientes.
A propósito, se les podría ocurrir que, si una estrella como Beta del Centauro se abre camino a través de su secuencia principal en sólo cinco Horas Solares y media y desaparece, por así decirlo, antes de la salida del Sol del primer día del año, ¿cómo puede Beta del Centauro brillar serenamente en los cielos del hemisferio meridional exactamente ahora mismo?
Ah… La Tabla 11 se basa en la suposición de que todo un grupo de estrellas de diversas masas (pero todas con más masa que el Sol) entrara en ignición al mismo tiempo. Este no es el caso de las estrellas reales de la galaxia en la que nos encontramos. Beta del Centauro tiene una vida total en la secuencia principal de no más de 10 millones de años. y brilla ahora en el firmamento porque se formó hace
menos
de 10 millones de años.
Todas las estrellas con más masa que el Sol son unos relativos recién llegados a escena. De otro modo, todas se habrían convertido ya en gigantes rojas y se encontrarían en la actualidad en estado de colapso. Numerosas galaxias en espiral (incluida la Vía Láctea) están aún sembradas de nubes de polvo y gas, y éstas pueden, en las condiciones apropiadas, condensarse en muchedumbres de estrellas. Existen extensiones pequeñas e intensamente oscuras, llamadas «glóbulos Bok» (por el astrónomo Bart J. Bok, que fue el primero en llamar la atención sobre ellas. y pueden ser estrellas que se encuentren en proceso de formación mientras las observamos.
Igual que existen estrellas con más masa que el Sol, y que, por lo tanto, son más grandes, más luminosas, más calientes y de vida más breve, también existen estrellas con menos masa que el Sol y que, por tanto, son más pequeñas, menos luminosas y de vida más larga.
Las estrellas pequeñas no salpican mucho el firmamento, nos damos mucha más cuenta de las más grandes y brillantes. Sin embargo, en el caso de las estrellas, como en casi cualquier grupo grande de sustancias similares, ya sean galaxias, guijarros o insectos, las más pequeñas son más numerosas que las más grandes. Por cada estrella con tanta masa como, o incluso con más masa que el Sol, existen seis o siete estrellas que tienen menos masa que el Sol.
Las estrellas más pequeñas son lo suficientemente frías para estar sólo al rojo vivo. A diferencia de las gigantes rojas, las estrellas pequeñas no tienen el suficiente tamaño para compensar la oscuridad de sus partes. Las estrellas pequeñas son, por tanto, apagadas, tan apagadas que, por cerca que se encuentren de nosotros, incluso en este caso sólo pueden verse con telescopio.
Esas estrellas pequeñas se denominan enanas rojas. y son tan tacañas con su energía. que duran sorprendentemente mucho tiempo. Una enana roja muy pequeña, una sólo lo bastante grande para mantener una débil fusión nuclear, puede conseguir que su relativamente escaso suministro de combustible le dure 200 mil millones de años en la secuencia principal. Esto significa que ninguna enana roja ha abandonado nunca la secuencia principal. El Universo, simplemente, no es lo bastante viejo para que alguna de ellas haya dejado de existir.
Vamos a establecer ahora un «Año de Enana roja», con lo que quiero decir 200 mil millones de años comprimidos en un solo año (lo cual nos da una cifra mayor que toda la vida presente del Universo, mucho mayor), y veremos qué aspecto tienen las estrellas desde este punto de observación. Cada Día de Enana Roja, con este sistema, tendría una duración de 548.000.000 de años.
Ignición de la estrella | 01 de enero |
Una estrella como Sirio se convierte en gigante roja | 01 de enero 22:00 horas |
Una estrella como Altair se convierte en gigante roja | 02 de enero 20:00 horas |
Una estrella como Canope se convierte en gigante roja | 03 de enero 15:00 horas |
Una estrella como Proción se convierte en gigante roja | 07 de enero 07:00 horas |
Una estrella como el Sol se convierte en gigante roja | 21 de enero |
Una estrella como Alfa del Centauro B se convierte en gigante roja | 24 de febrero |
Una estrella como Alfa del Centauro C se convierte en gigante roja | 31 de diciembre |
Si pudiéramos imaginar que una enana roja tiene conciencia y observa el Universo, ésta vería, más bien sardónicamente, que todos los grandes petardos, van y vienen con rápidos destellos, mientras que ella y sus compañeras enanas rojas arden constantemente en su forma apagada y tranquila.
Con seguridad, surgirían nuevos petardos, pero es del todo probable que las enanas rojas continuarían brillando después de ellos también. En realidad, cuando el gas y el polvo de esas diversas galaxias que poseen tales nubes (muchas galaxias están exentas de polvo) hayan llegado a consumirse, y todas las estrellas brillantes hayan pasado al estadio de gigante roja y se hayan derrumbado y apagado, entonces el Universo brillará débilmente a la luz de las únicas estrellas normales que queden, es decir, las enanas rojas.
Pero finalmente, si el Universo es abierto y se sigue expandiendo eternamente, la última enana roja también se apagará. y no quedará absolutamente ninguna estrella en su secuencia principal.
[1]
Estoy resistiéndome al impulso de explicar las distintas unidades eléctricas. Eso quedará para otro ensayo en otra ocasión. <<
[2]
Nunca he negado dicho permiso. ¡Sería descortés! <<
[3]
Adrastea es el nombre de una ninfa que cuidó a Zeus niño, junto con Amaltea. Tebes era una niña que fue hija de un dios-río y, como ya han adivinado ustedes, Zeus la vio una vez y lo que siguió era inevitable. Metis es la más interesante de las tres, puesto que fue una titanesa, perteneciente a la generación más antigua de deidades y que, según su nombre, personificaba la sabiduría. Se la considera la primera esposa de Zeus, pero Zeus temió que pudiese alumbrar a un hijo que le derrocase, igual que él había hecho con su padre
,
Cronos. Por lo tanto, Zeus se tragó a Metis, que desde entonces le aconsejó desde su estómago (una forma de conseguir educación). Nueve meses después irrumpió Atenea por la cabeza de Júpiter, armada por completo y profiriendo su grito de guerra.<<
[4]
Los nombres de los satélites saturnianos figuran y se explican en «Rolicall» en
Of time and Space and Other things
(Doubleday, 1965). Los nombres de los satélites de los planetas más allá de Saturno se dan también allí con una excepción.<<
[5]
Descartemos el caer o saltar de un acantilado, ser llevado por un tornado u otros sucesos destructivos de este tipo.<<