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[1]
Khar
: medida de volumen que durante la XVIII dinastía equivalía a 73 litros. El
hekat
fue otra de las medidas utilizadas en agricultura y correspondía a 4,78 litros. Un
hekat
de trigo pesaba 3,75 kilos.
<<
[2]
El codo real,
meh
, era una medida de longitud que equivalía a 0,523 metros y se dividía en 7 palmos y 28 dedos.
<<
[3]
De esta forma se referían los antiguos egipcios a la escritura. Aprender las «palabras de Thot», dios de la sabiduría, significaba aprender a leer y escribir.
<<
[4]
Los antiguos egipcios pensaban que en el corazón residía, ademfontcais de las emociones, la capacidad de razonar, y que el cerebro solo producía mucosidades.
<<
[5]
Corresponderían a nuestros meses de marzo y septiembre, en los que tienen lugar los equinoccios. El poder y la gloria.
<<
[6]
Los antiguos egipcios llamaban a este palacio Per Hai, que significaba la «Casa del Regocijo». Este lugar es conocido en la actualidad como Malkata el Bahirat, y en general los egiptólogos utilizan el nombre de Malkata cuando se refieren a él.
<<
[7]
Este obelisco, levantado por Tutmosis III, se encuentra en la actualidad junto a la iglesia de San Juan de Letrán, en Roma.
<<
[8]
Véase N. Reeves, Akhenatón: El falso profeta de Egipto, Oberon, pág. 61.
<<
[9]
Los antiguos egipcios no conocían el dinero, por lo que las transacciones las hacían por medio de intercambios. Para ello utilizaban un valor de referencia en forma de peso, el
deben.
Así, si por ejemplo alguien quería comprar un asno, ofrecía diversas mercancías que en conjunto sumaran el precio del pollino. A su vez, el
deben
se subdividía en
quites
. El peso del
deben
varió a lo largo de la historia de Egipto, pero durante la XVIII dinastía la relación de pesos era como sigue: 1
quite
: 9 gramos; 10
quites
: 90 gramos; 1
deben
: 10
quites
. A su vez, el
deben
podía ser de cobre, plata u oro.
<<
[10]
Esta es una receta médica extraída del Papiro Ebers (la n.º 783) que según decían era muy efectiva para evitar el embarazo, quizá porque la acacia fermentada produce ácido láctico, que mata los espermatozoides. Véase C. Jacq,
Las Egipcias
, Planeta, pág. 204.
<<
[11]
Véase
Diccionario de civilización egipcia
, Larousse, págs. 91-92.
<<
[12]
En la actualidad solo queda una de estas imágenes. Se encuentra en el templo de Karnak, en la esquina noroeste del lago sagrado, y los guías egipcios animan a los sufridos turistas a dar siete vueltas alrededor de dicha estatua, pues aseguran que traerá suerte a quien lo haga, incluso a las mujeres que deseen quedarse embarazadas. Nadie sabe de dónde han podido sacar semejante idea.
<<
[13]
Transcripción literal; véase N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto
, Oberon, págs. 88-89.
<<
[14]
Hoy en día estas estatuas son mundialmente conocidas como los Colosos de Memnón, y fueron muy populares durante la época clásica. Su nombre actual se debe a que en el año 27 a. C. tuvo lugar un terremoto en la zona que agrietó el coloso más septentrional y, de resultas de ello, cada amanecer emitía un lamento quejumbroso que pronto fue definido por los viajeros griegos como el gemido que el príncipe etíope Memnón, tras ser derrotado por Aquiles, alzaba a su madre, Aurora, la diosa del amanecer. Se aseguraba en aquellos tiempos que escuchar dichos lloros traía fortuna, por lo que el lugar se convirtió en centro de peregrinación durante más de doscientos años. El fenómeno ofrecía una explicación que nada tenía de sobrenatural, pues era debido al aumento de temperatura ocasionado por la salida del sol y el cambio de humedad. Los lamentos cesaron para siempre cuando en el año 199 d. C. el emperador Septimio Severo rehabilitó la estatua y selló sus grietas.
<<
[15]
De la corteza del sauce se extraen el ácido salicílico y el ácido acetilsalicílico, más vulgarmente conocido como aspirina. Sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias eran bien conocidas por los antiguos médicos egipcios.
<<
[16]
Esta inscripción forma parte de otra encontrada en una estatua de cuarcita de Amenhotep III en el escondite de Luxor. Véase N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto
, Oberon, pág. 96.
<<
[17]
Véanse N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto
, Oberon, pág. 80, y
The Amarna Letters 1
(EA 1).
<<
[18]
Véase J. Fletcher,
El enigma Nefertiti
, Crítica, pág. 225.
<<
[19]
Véanse F. J. Martín,
Amenhotep III, el esplendor de Egipto
, Aderabán, pág. 203, y EA 4.
<<
[20]
Véase N. Reeves,
Akhenatón: El falso profeta de Egipto
, Oberon, pág. 81.
<<
[21]
Véase J. Fletcher,
El enigma Nefertiti
, Crítica, pág. 224.
<<
[22]
Véase
Diccionario de civilización egipcia
, Larousse, pág. 106.
<<
[23]
Con este nombre se denominaba al lugar en el que se efectuaba el lavado ritual del cadáver del difunto antes de dirigirse hacia el
wabet
, la sala de embalsamamiento.
<<
[24]
Los análisis efectuados por el
JAMA
y el SCA han demostrado que la reina Tiyi padeció la malaria.
<<
[25]
Véase W. L. Moran,
The Amarna Letters
(EA 23), Johns Hopkins University Press, pág. 61.
<<
[26]
Véase J. Fletcher,
El enigma Nefertiti
, Crítica, pág. 307.
<<
[27]
Véase J. Fletcher,
El enigma Nefertiti
, Crítica, pág. 249.
<<
[28]
Véase J. Fletcher,
El enigma Nefertiti
, Crítica, pág. 248.
<<
[29]
Véase W. L. Moran,
The Amarna Letters
(EA 26), Johns Hopkins University Press, pág. 84.
<<
[30]
Véanse EA 26 y J. Fletcher,
El enigma Nefertiti
, Crítica, pág. 244.
<<
[31]
Véase N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto, Oberon, pág. 212.
<<
[32]
Véase N. Reeves,
Akhenatón. El fa$lso profeta de Egipto
, Oberon, págs. 145-146.
<<
[33]
Véase N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto
, Oberon, pág. 146.
<<
[34]
Véanse EA 41 y 42 y N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto
, Oberon, pág. 115.
<<
[35]
En el Antiguo Egipto, el nombre del niño lo elegía la madre, y el de la niña el padre.
<<
[36]
Véase N. Reeves,
Akhenatón. El falso profeta de Egipto
, Oberon, pág. 197.
<<