Favoritos de la fortuna (146 page)

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Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

trirreme. Al igual que la birreme, era la más común de las antiguas galeras de combate. Una trirreme contaba con tres órdenes de remos y con su advenimiento, hacia el 600 a. JC., aparece la invención del escálamo en la regala. Los remos de las trirremes solían tener la misma longitud, de unos quince pies o 5 metros, y habitualmente la trirreme tenía una eslora de unos 43 metros y su manga no excedía la anchura de unos 4 metros; por consiguiente la proporción entre longitud y anchura era de 10:1. El remero de la bancada inferior se denominaba en griego talamita y manejaba el remo a través de una porta abierta en el casco, tan cerca de la flotación, que iba dotada de una protección de cuero para que no entrase agua. Había unos 27 talamitas en cada lado; el remero de la bancada del medio se llamaba zygita y accionaba el remo por una tronera inferior a la borda; había igual número de éstos que de talamitas. El remero del orden superior se denominaba tranita e iba acomodado en una bancada especial en el espacio del tolete para los remos que iba montado exterior a la regala y mantenía su longitud de proyección hacia afuera en la más estrecha del casco en popa; había 31 remeros de este orden a cada lado, contra 27 de los otros dos. Por consiguiente, la trirreme tendría unos 170 remeros, y eran los tranitas los que realizaban mayor esfuerzo, dado que su remo incidía en el agua en ángulo más agudo. La trirreme llevaba remos de dos lengüetas, mayores, más fuertes y mejor armados. En el 100 a. JC., era el navío de línea de las escuadras y unía a su velocidad y potencia la maniobrabilidad. Casi todas las trirremes tenían puente y podían transportar una tropa de unos cincuenta hombres. Se construían con madera de pino, y era un navío lo bastante ligero para ser varado por la noche y a veces transportado por la tripulación en largas distancias sobre rodillos. Para limitar al máximo el agua de la sentina, se varaba todas las noches. Era un navío de guerra que, bien cuidado, tendría una vida al menos de veinte años; la isla de Rodas, por ejemplo, que contaba con marina permanente, disponía de varaderos para dejar las flotas en tierra. Por estos varaderos descubiertos por los arqueólogos, sabemos que, independientemente del número de remos, las galeras nunca superaban los 30 metros de eslora y los siete de manga.

trofeo. Los trofeos eran objetos de llamativo aspecto o famosos capturados al enemigo. Los generales romanos tenían costumbre de erigir trofeos (armaduras, estandartes) cuando ganaban una victoria señalada; se hacía en el mismo campo de batalla o, como hizo Pompeyo en los Pirineos, en un paso montañoso o en un templo que mandó construir en Roma.

trogloditas. Gentes de la antigüedad que vivían en viviendas excavadas en la roca. La franja egipcia del Sinus Arabicus (el mar Rojo) tenía fama por sus núcleos de trogloditas, y en Capadocia la blanda toba de sus formaciones pétreas ha facilitado vivienda a sus pobladores desde tiempos inmemoriales.

túnica. Era la prenda básica de casi todos los pueblos antiguos mediterráneos, incluidos griegos y romanos. La túnica romana solía ser bastante suelta, y sin sisas en la cintura; cubría el cuerpo desde los hombros a las rodillas, el cuello seguramente estaba cortado en curva para mayor comodidad en lugar de continuar en línea recta desde los hombros; solía ceñirse con un cíngulo o un cinturón con hebilla y la que usaban los romanos era unos ocho centímetros más larga en su parte delantera. Los romanos de las clases altas solían usar la toga fuera de casa, pero no cabe duda que los de clases inferiores no usaban la toga más que en contadas ocasiones, como eran los juegos o las elecciones. En caso de lluvia usaban una capa de preferencia a la toga. Los caballeros llevaban sobre la túnica una franja estrecha púrpura en el hombro derecho (que era el que descubría la toga) llamada angustus clavus, y los senadores una más ancha, también púrpura, llamada latus clavus (la laticlavia). Los que no figurasen en el censo con una renta mínima de 300.000 sestercios no llevaban ninguna clase de franja. La túnica solía ser de lana.

Venus Erucina. Era la Venus inductora del acto del amor, particularmente en su sentido más libre y menos moral. En la fiesta de Venus Erucina, las prostitutas le hacían ofrendas y su templo, situado fuera de la puerta Colina, recibía donativos en dinero de las prostitutas pudientes.

Venus Libitina. Diosa de la fuerza vital; Venus tenía muchas advocaciones y la Libitina estaba relacionada con la extinción de la fuerza vital. Era una deidad de gran importancia en Roma y su templo se hallaba fuera de las murallas servianas, aproximadamente en el centro de la vasta necrópolis de la ciudad en el Campus Esquilinus. No se sabe su ubicación exacta. El recinto del templo era espacioso, contaba con una arboleda, seguramente de cipreses (por su simbolismo funerario) y dentro de él actuaba el gremio de sepultureros y empresas funerarias, probablemente asentados en casetas o tenderetes. En el templo se guardaba el registro obituario de Roma; era un templo rico, en virtud de las tasas que cobraba por registrar las defunciones. Si no había un cónsul que los necesitase, los fasces de los lictores quedaban depositados en el templo, así como las hachas que en ellos se insertaban cuando el magistrado salía de la ciudad.

verpa. Obscenidad latina, empleada más como interjección que como ofensa. Se refería al pene -por lo visto al pene erecto con el prepucio retraído- y poseía connotaciones homosexuales.

Vesta. Diosa romana muy antigua de naturaleza incorpórea, sin mitología ni imagen. Era el fuego del hogar y de ahí su importancia en la casa y en la familia. Su culto público oficial era también importante y lo dirigía personalmente el pontífice máximo y contaba con su propio colegio sacerdotal constituido por las seis vestales.

vestales, vírgenes. Las sacerdotisas de Vesta; ingresaban a los seis u ocho años de edad, hacían sus votos de castidad y servían a la diosa durante treinta años, tras los cuales quedaban eximidas de sus votos y se integraban en la sociedad, pudiendo casarse, aunque pocas lo hacían por considerarlo nefasto. Su castidad procuraba suerte a Roma, es decir, al Estado. Cuando se creía que una vestal había roto el voto de castidad, no se la juzgaba y castigaba en seguida, sino que se le seguía proceso ante un tribunal especial y también se juzgaba a sus supuestos amantes ante otro tribunal. Si se la declaraba culpable, quedaba encerrada en una cámara subterránea tapiada, donde perecía. En tiempos de la república, las vírgenes vestales vivían en el mismo domus publicus que el pontífice máximo, aunque aparte. Cerca de esta residencia (la Regia del pontífice máximo) estaba el templo de Vesta, que era pequeño, redondo y muy antiguo, y junto a su escalinata se hallaba el pozo de Yuturna del que extraían en origen el agua las vestales para sus necesidades, hecho que a finales de la república perduraba como ritual únicamente. Dentro del templo de Vesta había constantemente un fuego que simbolizaba la tierra; lo atendían las vestales y por ningún motivo podía salir del templo.

vexillum. Vexilo; bandera o estandarte.

ida. Calle o carretera.

vicus. Bocacalle, no necesariamente corta.

Villa Publica. Trozo ajardinado del campo de Marte, frente al Vicus Pallacinae, en el que los que celebraban el desfile triunfal se concentraban antes de iniciarlo.

viri capitales. Eran tres jóvenes de edad presenatorial a quienes estaba encomendado el cuidado de las cárceles y asilos de Roma. En la sociedad romana sólo se encarcelaba a alguien provisionalmente y no era un cargo muy premioso. De todos modos, parece ser que los viri capitales andaban por el bajo Foro en los días en que no había reuniones públicas ni sesiones del Senado y se hallaban cerrados los tribunales de los pretores, de manera que se viera alguna representación de la autoridad caso de que algún ciudadano necesitase protección o ayuda, según explica Cicerón en su pro Cluentio.

vir militaris. Véase militar.

voto. El sistema de votación romano era timocrático, es decir, que en su poder influía mucho la fortuna personal y no era del tipo «un hombre, un voto». Cuando alguien votaba en las asambleas centuriadas o tribales, su voto únicamente tenía valor dentro del veredicto de la centuria o tribu en que lo ejercía. Los resultados de las elecciones estaban determinados por el número de votos de centurias que apoyaran a un candidato. El voto jurídico era distinto; en un jurado, el individuo sí que ejercía influencia directa en el resultado de la votación, dado que el jurado estaba formado por un número impar de miembros y la decisión era mayoritaria, no unánime. No obstante, era también de índole timocrática, ya que un hombre de pocos recursos poca oportunidad tenía de formar parte del jurado.

yugo. Era la pieza de madera con que se uncía a la pareja de bueyes por el pescuezo. Aplicado al ser humano vino a significar el dominio y la sojuzgación. En Roma había un yugo bajo el cual pasaban los jóvenes de ambos sexos, situado en un punto del Carinae, y que se llamaba el Tigillum, quizás como símbolo de sumisión a la vida seria de los adultos. Sin embargo, fue en el ámbito militar en el que el yugo llegó a adquirir su más profundo significado simbólico, pues los primitivos ejércitos romanos (o quizás los etruscos) obligaban al enemigo vencido a pasar bajo el yugo; se clavaban dos lanzas en el suelo y entre ellas se tendía una tercera de modo que no permitiese el paso de un hombre sin agacharse. Lamentablemente, los ejércitos enemigos adoptaron igual criterio y, en consecuencia, de vez en cuando un ejército romano se veía obligado a pasar bajo el yugo. Esto era una humillación intolerable, a tal extremo que el Senado romano prefería que sus ejércitos combatieran hasta que cayera el último hombre antes que manchar el honor y la dignitas de Roma rindiéndose y pasando bajo el yugo.

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