Los doze trabajos de Hércules (4 page)

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Authors: Enrique de Villena

Fasta aquí es esta historia parabólica y metaphórica. E el razonamiento, de aquí adelante, es fabuloso, deziendo que los dioses privaron la vista a Fineo. E esto se entiende que las verdades de la razón se ascondieron y apartaron del su entender alongándose del su conoscimiento, ya cegado de vicios. E dieron a la su mesa por acrescentamiento de pena la quexación de las arpías, que son las tomas y resentimientos injustos, que son a nosotros infernales aves, [porque]
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bolan faziendo aýna sus obras infernales por la grand malicia que en ellas ha. E son propiamente mañas del infierno y vías que lievan al ombre a él. Han la faz humana a demostrar que [todavía]
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coloran con alguna paresciente razón los no devidos tomar y retener, afinado caso que paresce razonado y no lo es. Tienen alas, mostrando que, sin acuerdo, muy prestamente a la rapacidad o tomar del más justo se da el ombre vicioso. Tiene plumas en su cuerpo a mostrar que con entricadas razones, engaños y encubiertas asconden, encelan lo mal ganado. Tienen las manos articuladas y guarnidas de agudas uñas a demostrar que los cobdiciosos que retienen lo ageno sin voluntad de restituyr o tomarlo con uñas endurecidas de abstinencia. Tienen la boca amarilla y fambrienta y jamás no se fartan a demostrar los cobdiciosos siempre son nuevos y rezientes en el tomar y tirar y encubrir y guardan quantas partes pueden jamás el su deseo en alguna manera no es farto. Ensuzian y envilescen la mesa real. E esto significa el estado del virtuoso, que es y devría ser así como rey, recogiendo o señoreando sus passiones. E quando pierde el juyzio y vista de razón, las arpías dichas envilescen la su mesa quando el cimiento o fructo que deviera o podiera aver el ábito virtuoso o constante segura o de buena fabla y quitándole la buena nombradía, que son así como viandas preciosas.

Contra estas arpías el ombre virtuoso y constante y seguro de buena fabla, entiendo por Hércules con el arco de la su do-
/fo. VII v/
-trina y con las saetas de la reprehensión refrenando la rapacidad de los viciosamente cobdiciosos, fricándolos a las islas de potencia significadas por las estrofadas estropheas, onde las falló Eneas. En esto se entiende por el investigable buscador así desear y reprehender aquellas.

Verdad.

Este dicho es alegóricamente entendido por la historia ya puesta. Enpero la verdad de aquella fue de aquesta guisa: Fineo fue un rey en Grecia que uvo dos mugeres; de la primera uvo dos fijos a los quales encomendó grand parte de la administración de sus bienes y riquezas. E, muerta la primera, tomó otra. E por quanto era ya llegado a la vejedad y con menos de entendimiento, se dio a las avaricia y cudicia. E a esto le enclinava y bolvía aquella muger segunda, que era muy cobdiciosa, veyendo que los fijos contra consejo y voluntad de la madrastra usavan de franqueza y fazían despender a su padre magníficamente según al su real estado convenía. E, por esto, a consejo y induzimiento de la dicha madrastra, el dicho rey Fineo quitó la administración de los dichos bienes a los dichos sus fijos. E por esto dizen que los cegó, quitándoles el uso de las riquezas, ca la vista del estado corporal son los bienes temporales, que son los bienes y riquezas. Entonce quitaron los dioses a él las riquezas mayores, que son las virtudes dichas eroycas y quitáronle la vergüenza y el refrenamiento que es la vida d’él. E empobrecieron el su estado, no dexándole vevir en manera real sino mendigando por tesaurizar o allegar tesoros. E ansí era ensuziada la su mesa, quitándole las viandas delante que de buena razón, según su estado, le devieran ser traídas e delante puestas.

Oyendo esto, Hércules, que tan grand rey como Fineo en vituperio y mengua de toda la Grecia y aun de los reyes de cuyo número era biviese tan escasa y encogidamente, fue allá y reprehendiendo al dicho rey, saetándolo con las sus pungintivas palabras la cobdicia de Fineo fasta que le fizo dexar todas las maneras de rapacidad y avarientez y lo reduxo a bevir en aquella abundancia que al estado real conviene. E por el conoscimiento que uvo de sus errores es dicho que cobró la vista. E cobráronla esso mesmo los fijos temporalmente porque les tornó la administración que primera tenían. E dexó así las obras cobdiciosas y avarientas al uso de los ombres apartadas de bien. E ay algunos ombres no conocidos y de vil condición que son así como yslas desiertas en el mar de aqueste mundo, do no nacen frutos de buenas obras ni mora la compañía de las virtudes. Allí las falló Eneas. Ca partiendo de Troya veniendo en Ytalia, escodriñó y fizo busquedad en las condiciones de los onbres por muchas tierras fasta entender su condición, mas yva ya aviendo conoscimiento como se davan a la miserable rapacidad. Esto fue escrito de aqueste trabajo en las reales y duraderas historias a loor de Hércules y exemplo de los que querían en esto parar mientes.

Aplicación

Es aqueste trabajo muy bueno para quien quisiere reglar la vida de [qualquier]
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de los dichos estados; ma-
/fo. VIII r/
-yormente el estado de cavallero, que fue fallado por mantener nobleza y conservar y multiplicar virtuosas costumbres y desechar vicios mayormente aquel que es raíz de todos los males, es a saber, la cobdicia y avaricia, por la qual muchos reyes y señores amenguan sus estados y tractan mal sus subditos y vasallos. E aun sacan los ojos a sus proprios fijos negándoles las honras a ellos devidas y las administraciones que merescen. E a la fin por esto son cegados cayendo en errores y dubdas que son guerreados por enemigos, que así como arpías roban y gastan las regiones ocupando lo que suyo no es.

En tal caso como éste conviene y paresce bien al valiente y magnífico cavallero consejar a su príncipe que use de franqueza y no maltrate sus súbditos y vasallos y servidores que deve tener en cuenta de fijos, nin los ciegue por pechos desaguisados siquiera no ministrando lo que han necesario. No debe dubdar el coraçón cavalleril con la humildad que deve [todavía]
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reprehender al rey o a otro señor a quien sirva en tan razonable cosa con aquellas palabras reverenciales que se conservan a grado del señorío. E por esto, por zelo de virtud y de bien común siquiera conservación de buenas costumbres, menbrándose de Hércules que no dubdó de reprehender al rey Fineo a él estraño y apartado a quien no era tanto tenudo. Conozca el cavallero que lisonja y complazimiento de vicios, disimulación de aquellos y temor de bien consejar es cosa muy contraria al su estado. Aun de otra guisa puede aqueste exemplo aprovechar quien se disponga si menester será en el oficio de las armas por defendimiento de la fee catholica, de su príncipe, de su tierra, de su ley y de la cosa pública y aun de la justicia particular y manifiesta. No dubde poner su persona en peligro fasta la muerte inclusivamente contrariando a los reprendadores o robadores que así como las arpías ensuzian y desordenan la mesa del estado común y lançan las tales a parte en yslas no abitables, es a saber, acabadamente tire y quite tal enbargo y amate la recordación de los tales fechos malos. Ca los cavalleros son braços del cuerpo místico y cevil de todas siquier ordenador a defendimiento, guarda o reposo de los otros miembros. Considere el cavallero que pueblos mayores de sí debe reprehender de vicios. Él debe de ser del todo apartado de aquellos y si a los enemigos vesibles ha de contradezir no le conviene a los invesibles sojuzgarle. E pues quiere gozar de la honrra y previlegio de cavallero sepa llevar las cargas a que es obligado. Sea exemplo, así como Hércules, en su estado persevere en crescimiento de bien en mejor segund se requiere a la virtuosa y cavalleril vida. E así faziendo los sucessores avrán desto fazaña y serán movidos a loor y seguirlos, sabiendo de sus virtudes y vitorias. Si bien quieres catar las costumbres pertenescientes al estado de cavallero todas las podrías fallar con semejanças y con respondencias. E los misterios de aqueste trabajo ygualmente fazen y se convienen a estado virtuoso, que deve toda cobdicia arredrar de sí y mortificar en los otros por sancta dotri-
/fol. VIII v/
-na, predicación y verdadero exemplo. Esto podrés y mejor de mí creo sabés artificiosamente explicar por la introducción dada ruda y sumariamente en este capítulo.

Capítulo cuatro. Cómo fue ganada la mançana de oro que guardava el dragón.

Estado de religioso.

ue el quarto trabajo quando Hércules ganó la mançana guardada por el valiente dragón. Aquesta es una fictión o figura por los poetas puesta y mucho encomendada a tal.

Historia nuda.

Fue un rey en las partes de Libia al qual dezían Atalante, que por abundancia de riquezas ordenó a su deleyte un vergel, cuyos árboles y fructos todos eran de oro, encerrado de cerca muy artificiosa y fermosa. En el medio deste veregel era un árbol más alto y mejor paresciente que los otros. Allí era la más fermosa y de mejor valía mançana, a cuyo defendimiento un dragón grande de cuerpo y fiero en vista estava embuelto en aquel tronco de aquel árbol. Éste siempre velava por que alguno la mançana coger no pudiese, que con él no pelease. Todo este veregel a tres donzellas era encomendado. E ellas guardavan la puerta deziéndoles espéridas, por ser fijas de Espero, hermano que fue de Atalante. Estas cosas sabiendo Hércules, oyendo por certidumbre, fue a Libia al lugar do era el dicho vergel. E contentadas y bueltas a su voluntad por continuados ruegos y dulces palabras las espéridas, entró en el maravilloso vergel no deteniéndose en los menores árboles fasta que llegó al medio onde vido el muy alto árbol y precioso, no espantándose ni dudando del valiente dragón. Antes aquel derribando y peleando con él lo venció y tomó del árbol la rica mançana y presentóla a Eurestes, rey de los argólicos, nobleciendo del todo aquella región. De aqueste trabajo faze mención Lucano en el su nono libro y muchos poetas han alabado aquesta fictión.

Declaración.

La alegórica desta historia se entiende así: esta tierra de Libia entiéndese por la nuestra humanidad seca y arenosa pero dispuesta a produzir maravillosos frutos. E el ombre sabio es entendido por Atalante que es señor della. Plantó la dicha huerta de diversas o de partidas sciencias [siquier]
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sabréys que produzen fructos por excelencia y memoria. En el medio de aquellos es el alto árbol de filosophía,
/fo. VIIII r/
en el qual se da el mayor y el mejor fructo guardando por la intricación y sotileza entendida por el dragón velando todo el día. Ca en alguna cosa no puede ser fallado ay negligencia entendida por el dormir. Es guardada la puerta de las tres donzellas espéridas, que son inteligencia, memoria [y] eloquencia. Es cercado de muro o cerca este vergel a mostrar que la ordenación y ciertas reglas lo cercan. En él no pueden entrar sino por la puerta, que se entende por los ciertos principios y propios que dan entrada y son puerta de saber. Oyendo esto Hércules, que es deseoso de saber, va en aquellas partes, es a saber, sigue los estudios, esto es, apaziguando las dichas donzellas, dándose al entender, membrar y demostrar lo aprendido. Así entra en el cercado y nombrado vergel y no queda ni se detiene en los menores árboles, que son los menores saberes, fasta que viene al medio onde es el nascimiento del saber y comienço d’él. En esta guisa, con trabajo continuado, vence la rudidad suya que le embarga y vieda coger la mançana de tanto precio. Así toma los verdaderos principios y conoscer los ciertos fines. Después presenta esta mançana a su señor o maestro que tiene lugar de rey cerca d’él regiéndolo. E esto le faze [porque]
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lo certifique o prueve al nombrado o esclarecido, porende toda la región de los aprendientes, faziendo crescer el su deseo y asegurando la su esperança.

Verdad.

Este fablar segund la alegórica ha declarado fue fabulosa y fictión pohética. Empero la verdad desta historia es que fue un rey en Libia, dicho Atalante. E este Atalante no fue aquél que las historias ponen marido de Aletra. Ca éste fue en Ytalia y el de quien aquí faze mención fue ante rey en la parte dicha Libia. Era muy sabio en todos saberes, onde veyendo que la sciencia en aquellas partes en su tiempo no era ordenada, púsola en orden por ciertas reglas y sabidos principios. E así fizo de todas un cuerpo que fuese vergel del entendimiento, plantando en las verdades apuradas y artes ciertas, que son así como oro pasado por toque. E estas produzen perdurables y sanos fructos. Cercólo de reglas invariables y términos seguros encomendándolos a las tres donzellas: inteligencia, memoria y eloquencia, sin cuya concordia y consentimiento alguno en el tal vergel entrar no puede. Plantó en el medio la philosophía, la qual por el maestro que la mostrase fue defendida despierta y disputativamente, así que la ganase con y por proprio trabajo.

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