Pantaleón y las visitadoras (30 page)

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Authors: Mario Vargas Llosa

Tags: #Erótico, Humor, Relato

Regreso a la Patria

Avezada en esos indecentes menesteres y más bella que nunca, Olga Arellano Rosaura, a quien la inventiva loretana motejó de inmediato con el seudónimo de Brasileña, regresó hace un par de años a su nativa Iquitos, ingresando casi inmediatamente, a través del conocido enganchador de mujeres de ese lugar, el Chino Porfirio del barrio de Belén, al Servicio de Visitadoras, esa institución que acarrea mujeres de mal vivir, como si fueran piezas de ganado o artículos de primera necesidad, a las guarniciones de la frontera. Pero, poco antes, la incorregible Olguita protagonizó otro ruidoso escándalo, al haber sido sorprendida en la última fila del cine Bolognesi, en función de noche, efectuando malos tocamientos y acciones indecorosas, con un teniente de la Guardia Civil, quien debió ser mutado de Loreto a causa de lo ocurrido. Hubo incluso —recordarán nuestros lectores— un intento de agresión por parte de la esposa del oficial, que arremetió contra la Brasileña, un jueves de retreta, cruzando ambas golpes e insultos sobre el césped de nuestra Plaza de Armas.

Olga Arellano Rosaura se convertiría muy pronto, gracias a sus atractivos físicos, en la visitadora estrella del mal afamado recinto del río Itaya, y en la
amiga dilecta
del administrador gerente del establecimiento, el quien hasta ayer, ingenuamente, suponíamos paisano común y corriente, don Pantaleón Pantoja, y quien había resultado ser, para perplejidad y confusión de muchos, nada menos que
capitán
de nuestro Ejército. Para nadie es un secreto, en esta ciudad, la estrecha e intima relación que existió entre la hermosa finada y el señor (perdón), el capitán
en activo
Pantoja, pareja a la que no era raro ver, paseándose muy acarameladita en la Plaza 28 de Julio o abrazándose con furor, a la caída de la tarde, en el Malecón Tarapacá. Involuntaria sembradora de tragedias, se dice que Alguita Arellano Rosaura, la seductora Brasileña, fue la razón de la partida de Iquitos de la desatendida esposa del capitán Pantoja, sentido drama familiar que fuera revelado por un colega nuestro, destacado comentarista radial de esta ciudad.

Fin trágico

Y así llegamos al desenlace de esta vida, que, todavía en plena juventud, encontró en el atardecer del segundo día del año 1959, en la Quebrada del Cacique Cocama, de las afueras de Nauta, prematuro y espantoso final, debido a balas traicioneras que, acaso hechizadas por su belleza como tantos hombres, la prefirieron a ella en su mortífera trayectoria, y a los clavos de unos degenerados o fanáticos. Las muchas personas que acudieron al mal afamado local del río Itaya, donde la Funeraria «Modus Vivendi» había instalado una capilla ardiente de primera clase, para asistir al velorio de Olga Arellano Rosaura, al acercarse al ataúd admiraban intacta, a través del transparente vidrio, resplandeciendo bajo los cirios fúnebres, ¡la hermosura morenita de la
BRASILEÑA
!

*

Primicia exclusiva de El Oriente

Epístola a los buenos sobre los malos del hermano Francisco

Publicamos a continuación, como primicia exclusiva, un texto llegado a nuestra Redacción anoche, y escrito de puño y letra por el celebérrimo Hermano Francisco, profeta y jefe máximo de la Hermandad del Arca, a quien busca la policía de cuatro países como cerebro pensante agazapado detrás de las crucifixiones que, de un tiempo a esta parte, vienen ensangrentando nuestra querida Amazonía.
El Oriente
está en condiciones de garantizar la autenticidad de, este sensacional documento.

En el nombre del Padre, del Espíritu Santo y del H
IJO QUE MURIÓ EN LA CRUZ
, me vierto a la opinión pública de todo el Perú y el mundo, para, con el permiso y la inspiración de las voces del cielo que espera a los B
UENOS
, desmentir y negar como malvadas, calumniosas y adolescentes de toda verdad, las acusaciones de los
MALOS
que pretenden desposar a las
HERMANAS
y
HERMANOS DEL
A
RCA
con la violación, muerte y posterior
CRUSIFIXIÓN
de la señorita Olga Arellano Rosaura, tristemente ocurridas en la Quebrada del Cacique Cocama de las vecindades de Nauta. Desde mi apartado refugio donde sobrellevo la
CRUZ
que el Señor ha querido destinarme, en su generosa e infinita sabiduría, manteniéndome lejos de las manos impías que no pueden ni podrán nunca atraparme ni alejarme del pueblo creyente, santo,
BUENO
, de las Hermanas y los Hermanos, unidos en cópula divina en el amor a Dios y en el odio al
MALO
, levanto mi mano y, moviéndola enérgicamente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, digo, acompañando el grito al gesto, ¡
NO
! No es verdad que las Hermanas y los Hermanos del Arca, cuyo objetivo es hacer el
BIEN
y prepararse para subir al cielo cuando el Padre, el Espíritu Santo el Hijo
MURIÓ EN LA CRUZ
decidan que este mundo lleno de
MALDAD
y de impiedad se termine por el fuego y por el agua como está anunciado en el libro
BUENO
de la Biblia, lo que ocurrirá muy pronto porque así me lo han dicho las voces que escucho y que no vienen de este mundo, hayan tenido algo que ver con el crimen que cometieron los
MALOS
y que quieren atribuirnos para desviar sus culpas y hacer más gruesos y puntiagudos nuestros
CLAVOS
y más áspera la
MADERA
de nuestras
CRUCES
. Ninguno de los acusados de la muerte de la señorita Arellano ha pertenecido nunca a nuestra
HERMANDAD
de gentes
BUENAS
, y ni siquiera ha asistido ninguno de ellos, en calidad de simple espectador o curioso a las reuniones que han celebrado las
ARCAS
de la región donde han vivido, o sea las de Nauta, Bagazán y Requena, como me lo han confirmado los
BUENOS
Apóstoles de esas Arcas. Nunca se vio a ninguno de esos acusados presente en cuerpo en las reuniones celebradas para rendir alabanza al Padre, al Espíritu Santo y al
HIJO QUE MURIÓ EN LA CRUZ
y pedirles perdón por sus pecados para estar con el alma lavada cuando llegue el
MOMENTO FINAL
. Las Hermanas, los Hermanos no matan, no violan, no asaltan, no roban y sólo odian la violencia del
MAL
, como les ha enseñado el cielo por mi boca. Nunca se nos podrá echar en cara un sólo acto contrario al
BIEN
y no es cierto que prediquemos el crimen como nos imputan los que nos persiguen y nos obligan a escondernos y a vivir como fieras dañinas en el fondo de las espesuras. Pero nosotros los perdonamos porque ellos son simples esclavos obedientes en manos del cielo, que los usa como
CRUCES
que a nosotros nos ganarán la inmortalidad de la gloria eterna. Y a la pobre Olga Arellano, aunque no había escuchado todavía la palabra, desde ya la incorporamos a nuestras oraciones y desde ahora la recordaremos junto con nuestros mártires y santos que nos ven, nos oyen, nos hablan, nos protegen y gozan merecidamente allá arriba de la paz celestial junto al Padre, al Espíritu Santo y al
HIJO QUE MURIÓ EN LA CRUZ
.

H
ERMANO
F
RANCISCO

Nota de la Redacción
. Efectivamente, durante el entierro se vieron circular en el cementerio general de Iquitos estampas con la imagen de Olga Arellano Rosaura, semejantes a las que existen con las de otros crucificados del Arca, como el célebre niño-mártir de Moronacocha y la Santa Ignacia.

*

Atropello contra diarista loretano

(Editorial de
El Oriente
, 6 de enero de 1959)

La publicación, como primicia exclusiva, en nuestra edición de ayer, de la «Epístola a los buenos sobre los malos», enviada a nuestra redacción desde su escondite secreto en algún lugar de la selva, por el Hermano Francisco, líder y conductor espiritual máximo de los cruces o hermanos del Arca, ha sido motivo para que nuestro director, el conocido periodista de prestigio internacional Joaquín Andoa, fuera objeto de un incalificable atropello por parte de las autoridades policiales del departamento de Loreto y viniera a engrosar la adiposa lista de víctimas de la libertad de prensa. En efecto, nuestro director fue convocado ayer en la mañana por el coronel de la Guardia Civil Juan Amézaga RiofrÍo, jefe de la V Región de Policía (Loreto) y por el inspector superior de Loreto de la policía de investigaciones del Perú (
PIP
), Federico Chumpitaz Fernández. Dichas autoridades le exigieron que revelara la manera por la cual el diario El Oriente había obtenido la misiva del Hermano Francisco, sujeto perseguido por la justicia como eminencia gris de los varios casos de crucifixiones ocurridos en la Amazonía. Al responder nuestro director, respetuosa pero firmemente, que las fuentes de información de un periodista constituyen secreto profesional y son por lo mismo tan sagradas e inviolables como las revelaciones habidas en confesión por el sacerdote, los dos jefes policiales se desataron en improperios de una vulgaridad sin precedentes contra el señor Joaquín Andoa, amenazándolo, incluso, con castigos corporales («Te daremos una pateadura» fueron sus palabras textuales) si no respondía a sus preguntas. Como nuestro Director se negara dignamente a faltar a la ética profesional fue encerrado en un calabozo de la comisaría por espacio de ocho horas, es decir hasta las siete de la tarde, en que se le excarceló por gestión del propio prefecto del departamento. La redacción en pleno de
El Oriente
, unida como un solo hombre en la defensa de la libertad de prensa, del secreto profesional y la ética informativa, protesta por este abuso cometido contra un destacado intelectual y periodista loretano y comunica que ha enviado telegramas denunciando el hecho a la Federación Nacional de Periodistas del Perú y a la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, nuestros máximos organismos gremiales en el país.

*

Asesinos de la Quebrada Cacique Cocama no irán tribunal militar

Iquitos, 6 de enero.- Una fuente bien informada y muy próxima a la Comandancia General de la V Región Militar (Amazonía) desmintió esta mañana los tenaces rumores que circulaban en Iquitos en el sentido de que los siete asaltantes de Nauta serían transferidos al fuero castrense para ser juzgados por un tribunal militar, mediante procedimiento sumario. Según dicha fuente, las Fuerzas Armadas no han reclamado en ningún momento que se les confiara la tarea de enjuiciar y sancionar a los delincuentes, de manera que éstos permanecerán sometidos al fuero regular de la justicia civil.

Al parecer, el origen del desmentido rumor, fue una solicitud elevada a las instancias superiores del Ejército por el capitán de Intendencia Pantaleón Pantoja —cuyas funciones son de sobra conocidas en esta ciudad— para que el fuero jurídico castrense exigiera la instrucción procesal y castigo de los responsables del asalto de Nauta, con el argumento de que el barco
Eva
y sus tripulantes pertenecían a la Marina Nacional y de que el convoy de polillas formaba parte de un organismo militarizado cual sería el caso del desprestigiado Servicio de Visitadoras que ese oficial dirige. Las Fuerzas Armadas habrían desestimado como «peregrina» —es el calificativo empleado por nuestro informante— la solicitud del capitán Pantoja, indicando que el transporte
Eva
y sus tripulantes, al ser víctimas del asalto, no efectuaban servicio militar alguno sino tareas estrictamente civiles, y que el llamado Servicio de Visitadoras no es ni podría ser en ningún caso una institución militarizada, sino una empresa comercial civil, que ha tenido eventuales y meramente toleradas, pero nunca auspiciadas ni oficializadas, relaciones con el Ejército. A este respecto, añadió la misma fuente, se lleva a cabo actualmente, con la discreción necesaria, una investigación que habría ordenado el propio Estado Mayor del Ejército sobre dicho Servicio de Visitadoras, a fin de poner en descubierto su origen, composición, funciones y beneficios, determinar su licitud y, si fuera el caso, las responsabilidades y sanciones pertinentes.

X

—A
H, YA ESTÁS
levantado, hijito —pasa la noche sobresaltada, en su sueño una cucaracha es comida por un ratón que es comido por un gato que es comido por un lagarto que es comido por un jaguar que es crucificado y cuyos despojos devoran cucarachas, se levanta al amanecer, pasea por la sala a oscuras retorciéndose las manos, cuando oye seis campanadas toca el dormitorio de Panta la señora Leonor—. Cómo ¿te has puesto el uniforme otra vez?

—Todo Iquitos me ha visto uniformado, mamá —comprueba que la guerrera se ha desteñido y que le baila el pantalón, se mira en distintas poses en el espejo y se llena de melancolía Pantita—. No tiene sentido continuar con esta mentira del señor Pantoja.

—Eso tendría que decidirlo el Ejército, no tú —equivoca las llaves de la cocina, derrama la leche, recuerda que ha olvidado el pan, no puede impedir que la bandeja tiemble en sus manos la señora Leonor—. Ven, siquiera toma un poco de café. No salgas con el estomago vacío, no seas mula.

—Está bien, pero sólo media taza —va muy calmado al comedor, coloca quepí y guantes sobre la mesa, se sienta, bebe a sorbitos Panta—. Anda, dame un beso. No pongas esa cara, mamacita, me contagias tu angustia.

—Toda la noche he tenido pesadillas terribles —se derrumba en el sofá, se lleva la mano a la boca, tiene la voz griposa y torturada la señora Leonor—. ¿Y ahora qué te va a pasar, Panta? ¿Qué va a ser de nosotros?

—No va a pasar nada —saca unos soles de su billetera, los pone en la bata de la señora Leonor, abre una persiana, ve gente yendo al trabajo, al mendigo ciego de la esquina instalado ya con su platillo y su flauta Panta—. Y, además, si pasa, no me importa.

—¿Han oído la radio? —rebota de estupor en el asiento del taxi, oye exclamar al chofer y repite no es posible, que desgracia, paga, baja, entra a Pantilandia dando un portazo, aúlla Iris—. ¡Lo agarraron al Hermano Francisco! Estaba escondido por el río Napo, cerca de Mazán. Me da una pena, que le irán a hacer.

—No lamento nada de lo que he hecho —ve salir de su casa al fabricante de lápidas y al marido de Alicia, ve pasar autos, chiquillos con uniformes y libros, una viejita que ofrece loterías, se siente extraño, se abotona la guerrera Panta—. He actuado según mi conciencia y ése también es el deber de un soldado. Haré frente a lo que venga. Ten confianza en mí, mamá.

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