Peregrinatio (2 page)

Read Peregrinatio Online

Authors: Matilde Asensi

Tags: #Histórico

Debes saber, Jonás, que la Tierra, la
Magna Mater
, vierte su propia energía interna a través de unas estrías que se encuentran bajo del suelo. Estos surcos, o cauces, fueron conocidos como «Serpientes de la Tierra» por ciertas antiguas culturas hoy olvidadas, que las representaban utilizando el color negro. Así pues, las Vírgenes morenas son hitos que señalan —a los que saben comprenderlo— los lugares donde esa energía se encuentra con mayor pujanza, lugares sagrados en los que el hombre absorbe la fuerza que su cuerpo necesita para obtener salud y también mayor espiritualidad. Deja que toda esa fuerza te cale mientras te postras ante la
Mater
negra. Después, sal de Villanúa y cruza el puente de piedra que te llevará hasta Jaca. Te encontrarás ya en plena vía peregrina, de modo que entrarás en la ciudad por la puerta de San Pedro. Síguela hasta que te halles frente al tímpano de la puerta oeste de la catedral. No habrás visto tanta belleza en ninguna otra parte, hijo mío. Observa con atención el soberbio crismón de ocho brazos pero, sobre todo, los dos espléndidos leones que lo flanquean. Espero que conserves buen recuerdo de todas las cosas que te enseñé durante nuestro primer viaje, porque es importante que sepas ver y descifrar las señales de los maestros iniciados que hicieron del Camino su mejor cátedra.

Los leones, Jonás, son animales de significación solar, muy ligados a la noción de luz. Para la tradición simbólica universal, el león es el custodio del Conocimiento mistérico, cuyo símbolo hermético es la serpiente negra de la que antes te hablaba. Como ves, por esos pagos las señales son muchas e importantes. Sin embargo, quiero que te fijes especialmente en la cartela situada al pie del tímpano y que reflexiones sobre ella:
Vivere si queris qui mortis lege teneris. Huc splicando veni renuens fomenta veneni. Cor viciis munda, pereas ne morte secunda
, o lo que es lo mismo: «Si quieres vivir, tú que estás sujeto a la ley de la muerte, ven aquí rechazando venenosos placeres. Limpia el corazón de vicios para no perecer de una segunda muerte». Este es el principio del Camino, Jonás, el auténtico principio del proceso iniciático. A partir de aquí, miles de personas han dado comienzo, desde los albores del mundo, a una peregrinación que sigue la ruta trazada en el cielo por la Vía Láctea y que les conduce, inexorablemente, hasta el «fin de la Tierra», hasta Finisterre.

No podrás encontrar ya resto alguno de la cripta secreta del primero de los tesoros templarios escondido en la capilla de Santa Orosia, patrona de la ciudad de Jaca, pero, si es tu gusto, entra en la catedral y observa la diminuta imagen de Nuestra Señora sedente que sostiene, de manera un tanto orgullosa a mi parecer, la cruz en forma de
Tau
que señalaba el lugar. Como bien sabes, esta cripta fue despojada por la Iglesia y el Hospital de San Juan gracias a mi buen hacer como
perquisitore
; sin embargo, también es cierto que, durante estos últimos años, parte de mi trabajo ha consistido en dirigir una mesnada secreta de Caballeros de Cristo que se ha encargado de vaciar y eliminar todos los antiguos escondites templarios, transportando los contenidos a lugares mucho más seguros.

Tras iniciar mis relaciones con Sara en Portomarín y escapar de la peligrosa codicia de la Iglesia y la Orden del Hospital, ni quería ni podía volver a ser monje sanjuanista, así que me vi obligado a pactar con los templarios, ofreciéndoles mi silencio sobre sus tesoros ocultos a cambio de protección y nuevas identidades. Mi sorpresa fue que ellos no estaban interesados en absoluto en mi silencio, sino en mí, en el
perquisitore
, en el hombre que había dado al traste con sus claves más secretas, que había escapado a todas sus trampas y que había burlado a los más hábiles y astutos de sus caballeros. Querían que recompusiera de principio a fin todas sus reglas de seguridad, pues, ya que las había quebrantado, esperaban que las reparase de manera que nadie, ni ahora ni en los siglos venideros, pudiera tener acceso a sus lugares prohibidos, a sus documentos, a sus vías de comunicación o a sus misiones secretas. Y acepté, por supuesto, pues no sólo ganaba para Sara, para ti y para mí una vida nueva —que empezó y sigue aquí, en Serra d'El-Rei—, sino que el desafío del quehacer que me ofrecían resultaba sumamente interesante. Éste es el motivo de que mi persona valga tanto para la nueva Orden que ha remplazado a la del Temple: soy el artífice que ha creado las intrincadas claves que protegen ahora todos sus bienes.

III

Cuando
frey
Estevão y tú abandonéis Jaca, deberéis seguir el camino que lleva a Santa Cilia y, una vez allí, en lugar de encaminaros hacia Sangüesa, subiréis hasta Berdún, tomando otro de los ramales alternativos del Camino que es mencionado por Aymeric Picaud, autor del
Liber peregrinationis
del
Codex Calixtinus
. Tomando al pie de la letra sus indicaciones, llegaréis hasta un pequeño pueblo llamado Tiermas, donde seguirás cumplidamente las órdenes que entonces te dará
frey
Estevão y aprenderás las palabras e invocaciones que más tarde habrás de repetir. En el
Codex
encontrarás algún indicio de lo que acontecerá esa jornada. Dice Aymeric: «En Tiermas, baños reales que fluyen calientes constantemente». De ahí el nombre de la villa, que deriva del latín
thermae
. Sólo te puedo adelantar que esa noche llevarás a cabo el primer grado de un antiguo ritual que no sólo te acercará al propósito de este viaje sino que, además, como un bautismo, te limpiará por dentro y por fuera, tal y como recomienda la cartela del tímpano de la catedral de Jaca. Te sumergirás en esas aguas calientes a la luz de la luna y allí permanecerás hasta el amanecer, acumulando en tu cuerpo sustancias salutíferas como salitre, azufre y azogue en cantidades adecuadas, pues esas aguas, famosas desde tiempos inmemoriales, son una bendición tanto para enfermos como para sanos. Cuando estés allí recuerda que esas aguas inmortales, regalo de la Tierra, han bañado los cuerpos de cientos de elegidos como tú. Obedece en todo a
frey
Estevão y, al día siguiente, antes de partir, tendrás un entendimiento más claro de por qué te ordeno dejar la corte de Barcelona y hacer el Camino. Recuerda que tengo por ley personal no hacer nada sin haber calculado antes todas las posibilidades, sin haber previsto todos los movimientos probables de la partida y sin haber pensado cuidadosamente en los beneficios y las pérdidas, en las consecuencias sobre mi vida y las vidas de los que me importan.

Cruzando el río Aragón, pasaréis por Yesa y Javier y, luego, bajaréis hasta Sangüesa, donde vosotros y vuestras cabalgaduras podréis descansar unos días en el convento de San Francisco, fundado por el propio Francesco de Assis hace cien años, y cuyo prior, fray Fadrique, os recibirá con afecto y generosidad. También en Sangüesa observarás, en el exterior de la iglesia de Santa María la Real —actualmente en poder de mi antigua Orden del Hospital de San Juan—, la curiosa torre de planta octogonal que, estoy seguro, te recordará lo que te expliqué aquel día en Eunate sobre estas notables construcciones, mientras permanecíamos sentados a la sombra de una casa ruinosa cercana a la capilla.

Y precisamente será Eunate, cerca de
Pons Regine
[5]
, la próxima parada de vuestro viaje. Ya sabes que, a la salida del pueblo de Enériz, el Camino dobla a la izquierda para allegarse hasta la extraña capilla. Desde lejos divisarás su alta espadaña perdida en la soledad de una vasta llanura desolada. Espero, hijo mío, que disfrutes tanto allí con tus recuerdos como yo estoy disfrutando mientras evoco los míos, pues aún se me apresuran los latidos del corazón al revivir el momento en que vi por primera vez aquella iglesia de proporciones simples y parco ornamento. Recuerdo tu sorprendida pregunta cuando te expliqué el origen de su arquitectura: «¿De verdad esta pequeña capilla cristiana, perdida en mitad de las tierras de Navarra, debe su forma a una mezquita mahometana emplazada a miles de millas de aquí…?».

Y así era, ¿recuerdas? El rey Salomón, que gobernó Israel mil años antes de nuestra era, quiso levantar un templo grandioso en honor de Yahvé, tal y como se narra en el primer
Libro de los Reyes
de la Biblia. La reina de Saba, atraída por la fama de sabio y justo de Salomón, quiso conocerle para «probarle con enigmas» y pasó mucho tiempo con él, transmitiéndole un Conocimiento sagrado sobre modelos y dimensiones que Salomón utilizó para construir el templo. El rey hizo traer a Jerusalén los mejores materiales de todos los reinos de Oriente: oro, madera de cedro, mármol, cobre, hierro… Las paredes fueron cubiertas enteramente con oro y los objetos de culto fueron también fundidos en este material. ¿Por qué tanto dispendio, tanto fausto, tanta ostentación? Porque nada era suficiente para dar cobijo al Arca de la Alianza y a las Tablas de la Ley contenidas en su interior. La misma planta del templo, formada por tres recintos concéntricos, estaba pensada para su especial protección; en el
sancta sanctorum
nadie podía entrar salvo el gran sacerdote, que sólo lo hacía una vez al año. Cuatro siglos más tarde, sin embargo, la ciudad de Jerusalén fue arrasada y el Templo de Salomón destruido por las tropas de Nabucodonosor II, perdiéndose para siempre toda traza del Arca y las Tablas, la misma Arca que nosotros tuvimos la fortuna de ver con nuestros propios ojos mientras escapábamos de nuestro encierro en Las Médulas. Grande ha sido para mí, en los últimos años, el trabajo de buscarles un nuevo e inviolable acomodo, un acomodo que espero sea duradero y acorde con su alta condición de objetos sagrados.

Pero sigamos con la historia de la capilla de Eunate y su extraordinario origen. Cuando, más de mil quinientos años después de Nabucodonosor, los cruzados europeos llegaron a Jerusalén, descubrieron que, sobre los restos del Templo, se había levantado una mezquita sarracena llamada Qubbat al-Sakkra, o Cúpula de la Roca, que, extrañamente, mantenía los tres recintos concéntricos y exhibía una más que inexplicable estructura octogonal, impropia de la arquitectura musulmana. Junto a ella, dentro también de lo que fuera el recinto del desaparecido Templo, había otra mezquita más pequeña, Al-Aqsa, que los templarios, los
milites Templi
, utilizaron como residencia monástica, dejando la función de basílica para la Cúpula de la Roca, ya que ambos edificios les habían sido entregados en propiedad por el rey Balduino II. ¿Recuerdas que te expliqué que ésta fue la única petición que hicieron a cambio de proteger la ruta hasta Jerusalén y a los peregrinos cristianos que la transitaban? Querían el viejo recinto del Templo de Salomón porque sabían lo que buscaban y, ciertamente, además de ganarse el nombre por el que fueron conocidos —templarios, por el Templo—, consiguieron su objetivo y se adueñaron, no sólo del Arca y las Tablas, sino también de importantes documentos que les transmitieron aquel viejo Conocimiento sagrado sobre modelos y dimensiones apropiados para la construcción. De este modo, pocos años después, centenares de torres, iglesias y capillas templarias en Europa, como la de Eunate, presentaban la misma sorprendente planta octogonal. Como la Orden del Temple ha sido disuelta y diezmada, dentro de muchos siglos las gentes admirarán estas edificaciones pero no conocerán su origen ni el porqué de su forma.

IV

El destino, ese misterioso y supremo destino del que habla la
Qabalah
, quiere que tú, Jonás de Born, lleves a cabo en Eunate el segundo grado del antiguo ritual cuyo cumplimiento motiva en parte tu peregrinación hasta el Fin del Mundo: de nuevo
frey
Estevão te guiará como un padre. Obedécele en todo cuanto te ordene. Esa noche ni cenarás ni beberás y mientras el caballero se aleja con vuestras monturas en dirección a
Pons Regine
, dejándote solo, tú escudriñarás demoradamente los capiteles del deambulatorio de claustro, reparando en la figura del Crucificado sin cruz que aparece rodeado por catorce apóstoles, en los leones solares enfrentados, en los rostros satánicos de cuyas bocas salen enredaderas formando laberintos y espirales que terminan siempre con representaciones de piñas, frutos que simbolizan la fecundidad y la inmortalidad.

El propósito, Jonás, es que medites sobre esas imágenes en soledad, que intentes descifrarlas, que les des un significado acomodable a tu vida. Las palabras sabias siempre necesitarán intérpretes, lo mismo que las imágenes herméticas o los grandes misterios, y esa noche el intérprete serás tú. De modo que no sientas temor de errar en tus conjeturas porque no existe tal peligro y no te desanimes por la dificultad de la tarea. La sabiduría es la consecuencia de la reflexión y la reflexión es de cada uno.

Cuando termines en el claustro, penetra en el interior de la capilla por el norte. Observa el friso que da a la arquería y reflexiona. Entenderás muchas cosas si prestas atención a lo que allí veas. Por eso debes estar solo y por eso debe rodearte el mayor de los silencios nocturnos. El Camino de la Vía Láctea está próvidamente dispuesto para asistir a los seres especiales que son capaces de alcanzar la iniciación por sí mismos. Medita sobre el significado de las cabezas apoyadas unas contra otras —la transmisión racional del Conocimiento—, de las quimeras y sirenas con colas de dragón —el dolor y el miedo del hombre ante el peligro y lo desconocido—, de los monstruos con flores en el vientre —la desaparición del miedo, lo que permite la libertad—, de la figura encapuchada que lleva a un niño en los brazos —el ser renacido tras la muerte—, de la mujer desnuda enroscada en una serpiente —la Diosa Madre del mundo, la
Magna Mater
, la Tierra, enrollada en la Sabiduría y el Conocimiento…

Quizá la noche se te pase en estos menesteres, pero no será tiempo perdido ni sueño malogrado. Cuando por fin consideres que ya es momento de descansar, dirígete al lado sur de la capilla y, por una puertecilla que encontrarás entreabierta, sube la escalera de caracol que te llevará a la pequeña linterna que visitamos tú y yo en aquella ocasión, sólo que ahora encontrarás allí un cómodo lecho de bálago y unas buenas mantas para que no pases frío. Duerme todo cuanto te pida el cuerpo, pues ésta es la segunda fase del ritual de iniciación que vas a consumar. La primera fue el baño purificador en Tiermas; la segunda, el sueño vigorizante tras la meditación de los misterios. Si la noche es despejada, observa los astros. Recuerda que esa linterna de Eunate ha servido durante mucho tiempo a los sabios que exploran el cielo para comprender la Tierra. Cuando despiertes, a la mañana siguiente, comprobarás que todo lo que aprendiste la noche anterior se conserva fresco y claro en tu mente.
Frey
Estevão, por su parte, te estará esperando cerca de la iglesia con los animales listos para reemprender la ruta.

Other books

Second Chance by Ong Xiong
Nine Gates by Jane Lindskold
The High Flyer by Susan Howatch
Betrayed by Trust by Frankie Robertson
True Colors by Natalie Kinsey-Warnock