Un mes con Montalbano

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Authors: Andrea Camilleri

 

Andrea Camilleri es actualmente el autor más popular de Italia, hasta el punto que cinco de sus libros han llegado a figurar simultáneamente en la lista de libros más vendidos. Un mes con Montalbano es una buena muestra del talento de Camilleri y la mejor forma de introducirse en el particular universo de su entrañable héroe, el comisario Salvo Montalbano, quien, desde el pueblo imaginario de Vigàta, en Sicilia, intenta comprender por qué las cosas son como son. Salvo es un hombre de mediana edad, melancólico y algo fatalista, pero sobre todo dotado de amplias facultades de expresión verbal. Soltero, con una novia que vive en Génova y a quien ve muy de vez en cuando, es un lector entusiasta de Sciascia y Bufalino, aprecia la buena cocina siciliana y disfruta de los suculentos platos que le prepara su vieja cocinera.

Un mes con Montalbano consta de treinta casos que Montalbano debe resolver, cada uno de los cuales nos revela una faceta diferente de este policía tan peculiar. El abanico de delitos es amplio. Premeditados, pasionales, financieros, mafiosos, políticos, y han sido cometidos por todo tipo de sujetos, jóvenes o adultos, hombres o mujeres, ignorantes o cultos. Algunos ocurrieron al inicio de su carrera, cuando Salvo aún creía en el poder de la justicia por encima de todo, otros demuestran que, en ocasiones, la inteligencia humana no es suficiente para comprender los móviles de un crimen. Una fina ironía y, sorprendentemente, una gran capacidad de compasión pueden ser igual de importantes para llegar a la verdad. Enmarcada sin duda en la tradición de la gran narrativa siciliana, la escritura de Camilleri es también un homenaje a Sicilia, a su gente dura, terca, de pocas palabras, pero a la vez apasionada y con un gran amor por su tierra. Ellos son los habitantes de Vigàta y Camilleri los retrata como sólo un siciliano de pura cepa puede hacerlo.

Andrea Camilleri

Un mes con Montalbano

(Montalbano-5)

ePUB v1.1

Kytano
19.08.11

Corrección de erratas por «Doña Jacinta»

Título original: Un mese con Montalbano

Publicación: 1998

Nota del autor

Los relatos aquí reunidos son treinta. Si se lee uno cada día, se tarda un mes: esto es lo que significa el título.

Se escribieron entre el 10 de diciembre de 1996 y el 30 de enero de 1998. El punto de partida para escribir «El compañero de viaje» me lo proporcionó el «Noir in festival» de Coúrmayeur. Apareció en la revista «Sintesi» de mayo de 1997. «Milagros de Trieste» lo escribí a iniciativa de mi amigo triestino Fiero Spirito para el acontecimiento «Piazza Gutenberg» y apareció en el libro «Raccontare Trieste» (junio de 1997). «El pacto» lo escribí para darme el gustazo. Lo imprimieron en La grotta della vipera de Cagliari, otoño-invierno de 1997. Los otros veintisiete son inéditos.

Las treinta situaciones en las que se encuentra envuelto el comisario Montalbano no siempre (afortunadamente) suponen delitos de sangre: también hay robos sin robo, infidelidades conyugales, investigaciones de recuerdos. Y no todas suceden en Vigàta; hasta las hay que se remontan a los comienzos de la carrera del comisario.

Resulta útil (e inútil al mismo tiempo) repetir que lugares y nombres son pura imaginación. Y a quien pudiera quejarse de alguna coincidencia, le recuerdo que la vida misma (muy superior, en cuanto a imaginación, a la fantasía) no es más que una pura coincidencia.

Treinta miradas del comisario Montalbano

M. VÁZQUEZ MONTALBÁN

Aunque era un rumor que crecía como una bola de nieve o como el
impeachement
de un presidente de los Estados Unidos, fue necesario llegar al verano de 1998 para que la irresistible ascensión de Andrea Camilleri se convirtiera en evidencia informativa. Siete novelas, siete, del escritor siciliano aparecían en todas las listas de libros más vendidos de Italia, copando en algún momento los primeros lugares. No estábamos ante un fenómeno de prefabricación publicitaria, sino al contrario, ante la comprobación de que la literatura más artesana puede ser ratificada por el gran público mediante el concurso de un nuevo sujeto del cambio de gusto: la vanguardia de los lectores, hoy mucho más determinante que la vanguardia de la crítica, por mal que les siente a algunos críticos empeñados en identificar al público con el mercado para desacreditarlo como juez. El propio Camilleri confiesa a la prensa: Soy un escritor lanzado por el tamtan del público, no he ganado premios de resonancia. Elvira (Edit. Sellerio) no hace ninguna publicidad, y así llegaba a diez mil ejemplares porque la gente se telefoneaba y, como se aconseja una película, se aconsejaba mis libros. Es más, algunas veces los lectores le han abordado y le han desaconsejado los próximos pasos a dar por su personaje, el comisario Salvo Montalbano, a manera de
feedback
espontáneo que merece un tratamiento en las facultades de Ciencias de la Comunicación.

«¿No has leído a Camilleri? ¿Cómo es posible que no hayas leído a Camilleri?...» dejó de ser un rumor para convertirse en
fumetto
sobre la línea del cielo de la sociedad literaria italiana. Apuesta meritoria porque sus libros aparecían en una editorial siciliana, Sellerio, prestigiada por el padrinazgo de Sciascia, pero con pocas posibilidades de competir con las grandes editoriales. De cinco mil ejemplares en cinco mil, «Il cane di terracotta», «La strage dimenticata», «La concesione dil telefono», «Il birraio di Prestan» o «La voce del violino» iban absorbiendo capas de lectores hasta forzar la pregunta ¿quién es Andrea Camilleri? Ante todo estamos ante una personalidad excéntrica con respecto a la sociedad literaria en la que casi todos tratamos de ganar el combate por KO recién cumplidos los veinte años: Camilleri alcanza el irreversible éxito lector a los 73, después de una vida de profesional de la cultura, profesor de Arte Dramático, guionista y director teatral y televisivo, con logros importantes como la serie italiana dedicada a Maigret interpretada por Gino Cervi o versiones de autores italianos como «Terzetto spezzito» de Italo Svevo. Apasionado por el ámbito del 800 siciliano, autor de un bellísimo ensayo sobre la componenda como procedimiento de acuerdo en la cultura siciliana
(La bolla di componenda)
, en 1980 publica su primera novela en Garzanti que no será un éxito hasta su reedición en Sellerio en 1997 ya en el inicio del fenómeno Camilleri. El escritor clarifica la vía de acceso a una estrategia personal de novela de intriga y al hallazgo del punto de vista propuesto al lector para la complicidad de la indagación: Para escribir un «giallo» se necesita un delito y un investigador. «He escogido el nombre de Montalbano porque es uno de los más comunes en Sicilia y también como homenaje a Manuel Vázquez Montalbán...» Afirmación que recojo porque después de haber conocido a Camilleri y de haberlo leído, me parece un honor inmerecido, aunque a veces, Montalbano, no Camilleri, se irrite por los gustos de Carvalho, especialmente por los gastronómicos. En cuanto a la técnica, Camilleri asume que ha destripado las novelas de Maigret para poder llevarlas a la pantalla... Diego Fabri me ha enseñado cómo desmontar un giallo de Simenon y volverlo a montar para la televisión. En mi primer libro «La forma del agua», Montalbano era una función, no un personaje con todos sus atributos. «Il cane di terracotta» la he escrito para definirlo y cuando he visto que interesaba, escribí otras dos. Camilleri va connotando los ámbitos hipotéticos sicilianos y a su propio personaje que crece novela a novela hasta poder permitirse el ejercicio de deconstrucciones de su estrategia literaria e investigadora en «Un mes con Montalbano».

Este libro propicia una magnífica entrada en el universo de Camilleri y su personaje, a episodio por día del mes, se resuelven casos no siempre criminales pero que ponen a prueba la sagacidad psicológica y deductiva del comisario, así como su gusto por la exhibición cultural. Las referencias cultas actúan como los jeroglíficos egipcios en los poemas de Pound, ventanas abiertas a otro universo, inverosímiles para un comisario de policía real, pero perfectamente verosímiles para un comisario de policía literario, criatura al fin y al cabo construida con palabras. Camilleri juega con la doble vida culta de Montalbano obligando al lector a la complicidad de creer posible que un vagabundo se enfrasque en un diálogo de alto nivel con el funcionario del orden. Pone a prueba de esta manera el verosímil literario que nada tiene que ver con otros verosímiles de ficción, por ejemplo el fílmico tal como lo descodificó Edgar Morin o lo verosímil comprobable en la realidad. Camilleri justificó la escritura de los treinta relatos de «Un mese con Montalbano» por la intención de ofrecer una galería de la mentalidad siciliana y por el propósito de entretener al comisario Montalbano mediante treinta pedazos de apetitosa carne mientras el autor se concentraba en otras escrituras. La resultante es un muestrario de todas las pinceladas que componen el efecto Montalbano y una magnífica manera de abrir boca para las restantes novelas de Camilleri.

Los diseccionadores de las novelas del comisario Montalbano sitúan la intención literaria y al personaje en un espacio amplio dentro del género policíaco, tan amplio que lo desborda. Más cerca de Maigret que de Spade o de Carvalho o de cualquier investigador científico criminalista a lo Boileau Narjeac, Camilleri confiesa los homenajes implícitos a uno y otro personaje, incluso el parentesco eufónico entre Montalbano y Montalbán, pero es preciso leer sus novelas para comprender los elementos que le acercan y le alejan de Simenon o de mis intenciones o posibilidades. De Simenon le separa una visión lúdica y culta de la indagación y de la función del mirón así como una cosmogonía sureña frente a las brumas ambientales y cerebrales de la cosmogonía simenoniana. De mi personaje o de mis novelas alquiladas a Carvalho le separa el propio sustrato de Camilleri, en ciertas notas coincidentes con el mío, pero menos condicionado por la ansiedad del escritor con voluntad de serlo y demostrarlo que a veces me ha asaltado. Montalbano exhibe su cultura sorprendente, especialmente dieciochesca y a veces las tramas se construyen en relación con un pretexto culto, en cambio Carvalho quema los libros de los que alguna vez dependió. El estilo de Camilleri está cargado de cultura e Historia, pero también de paciencia cultural e histórica, paciencia de isleño al que siempre le cuesta más que a cualquier peninsular llegar al centro del universo. Falsa distancia por otra parte, porque ya Sciascia, cuando el crítico Porcio le pregunta por qué ha hecho de Sicilia el territorio de sus novelas, el escritor le contesta: Sicilia es el mundo. Siciliano de origen, vinculado a la atmósfera ética, cultural y estética que ha hecho posibles a Sciascia, Bufalino y Consolo, con los que Camilleri ha compartido la obsesiva inmediatez de los cuatro puntos cardinales que envuelve a toda isla, el escritor reside en Roma y asiste a su propio éxito con una distancia senequista, en el supuesto de que Séneca además hubiera tenido sentido del humor, el espléndido sentido del humor de Andrea Camilleri.

Complejo el éxito de este autor porque sus novelas no son fáciles y requieren la complicidad de un lector culto y relativizador, por otra parte capaz de aceptar ese universo siciliano, incluso ese lenguaje siciliano sabiamente dosificado y quintaesenciado. Tampoco es fácil su estilo que traduce una manera de mirar y sancionar la realidad que habrá requerido una tensión extra por parte de la, en este caso, traductora. El éxito de Camilleri se ha debido en parte a que su literatura ha sido adoptada por el norte lector más inteligente, el que no demanda mercancías de un ser folclórico, sino de un asumible imaginario del sur, contradicción entre lo abstracto sublimado y las notas de concreción que lo connotan. Ha sido ese lector de norte cultural más que geográfico el que ha propiciado que un género como el policíaco dejara de ser un sub género y un adjetivo para devenir estrategia de conocimiento narrativo, en el que Camilleri, a sus 73 años, se integra como una de las aportaciones más rejuvenecedoras de la sociedad literaria europea de la presente década.

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