El
mister
aún tuvo la frescura de responder; solo que, cuando llegó la carta a la oficina, sin abrirla, se puso en un sobre con su dirección y volvió al remitente. No faltaba más que perder el tiempo en polémicas con el pillo británico.
Todas esas reyertas caseras pueden parecer simples anécdotas esporádicas que tampoco tendrían por qué empañar un clima político que se ha venido definiendo como el «oasis catalán». Nada más lejos de la realidad; cada uno de estos episodios revela los síntomas de una degradación generalizada que afecta directamente a la clase política.
Para mostrar la bajeza en que ha caído esta actividad en Catalunya, citaré como ejemplo de especial significación otro episodio que, al margen de su carácter provinciano, retrata crudamente el modelo de funcionamiento general.
Se trata de los premios
Estel i Boira
[Lucero y Niebla] que anualmente organiza el Ayuntamiento de Bellpuig (Lleida). Estos premios, como queda obvio en su enunciado, son, el primero, para un notable catalán del año que haya favorecido el nacionalismo; y el segundo, para el personaje o institución que pueda ser considerado enemigo de la génesis aborigen. Entre los que figuran en esta última consideración vejatoria encontramos a Samaranch, Rodríguez Ibarra, el director de la Real Academia de la Historia, el periódico ABC, el rey Juan Carlos, etc.
Naturalmente, el pérfido Boadella no podía faltar en semejante cuadro de honor, y así fue. Cuando me enteré por la prensa de que yo era el afortunado del año, creí que la concesión del premio
Boira
era cosa de las entidades deportivas y culturales de la villa de Bellpuig, como se intentaba simular. Por lo tanto, había redactado una carta de tono sarcástico tomándome el tema a pitorreo.
No tuve ni el tiempo de enviarla cuando recibí del alcalde la comunicación siguiente:
Ajuntament de Bellpuig
Señor Albert Boadella:
Desde el año 1991 el Ayuntamiento de Bellpuig otorga, coincidiendo con los actos programados para celebrar la
Diada
del 11 de septiembre, los premios
Estel i Boira
[Estrella y Niebla].
El
Premi Estel
se instituyó para destacar un comportamiento, tarea o acción concreta y relevante en la defensa de la identidad catalana.
El
Premi Boira
se otorga en referencia a las acciones o actitudes de omisión que afecten negativamente y de manera continuada a la identidad catalana.
Estos premios los votan, anualmente, las entidades y asociaciones de la villa y son ratificados y concedidos por el Ayuntamiento de Bellpuig.
Este año, las entidades sociales, culturales y deportivas lo eligieron a usted como
Premi Boira 2006
por su posicionamiento político, de unos años hacia aquí, y por continuas declaraciones como las que hizo el pasado 18 de julio en que destacaba que el nacionalismo catalán es incompatible con la democracia.
Por este motivo, nos place invitarle a recibir este premio el próximo día 10 de septiembre, durante los actos que se realizarán con motivo de la celebración de la
Diada Nacional de Catalunya
. El galardón se entregará en un acto institucional que se realizará ante el monumento al Milenario de Catalunya situado en Bellpuig.
La recepción de autoridades se realizará ante el Ayuntamiento de Bellpuig a las 12.30 horas y la entrega de los premios
Estel i Boira
, así como la lectura del manifiesto del 11 de septiembre, se realizará a partir de las 13 horas.
Atentamente,
Josep Pont i Sans
Alcalde
Al recibir la carta me parecía estar soñando. ¿Cómo era posible que el territorio en el que tantas esperanzas pusimos durante nuestra juventud acabara en aquel estado de bajeza? La propia Administración promoviendo la segregación entre ciudadanos. Eso no tenía más explicación que la ignorancia y la insensatez, las dos cosas a un tiempo, que convierten a estos individuos en sectarios y, por lo tanto, en perfectamente inmunes a la autocrítica. La realidad me venía demostrando que me hallaba ante gente cuya conducta estaba más cercana a los aparatos de los regímenes totalitarios que al político humanista de una sociedad democrática. Desde hacía dos décadas venían practicando una política de alto riesgo apoyándose en el silencio cómplice de la gente. En el caso concreto de Bellpuig, el sistema de selección negativa llevaba implícito un vil intento de intimidación al ciudadano.
De la consternación pase a la ira y rápidamente preparé la contraofensiva. Mi respuesta, que hice pública, circuló durante meses por Internet; me encontraba gente por todas partes que me hablaba de la carta. Indirectamente, Bellpuig y su alcalde tuvieron por lo menos unos días de gloria gracias al incidente.
Señor Alcalde de Bellpuig:
Contesto a su carta en la que me comunica que se me otorga el premio
Boira
[Niebla] debido a mi posicionamiento político y a mi crítica del nacionalismo catalán. La forma y el contenido de la carta es el testimonio perfecto de la obscena impunidad política que asola este territorio y la confirmación visible de los innobles motivos por los que el Ayuntamiento de Bellpuig me lanza la infamia en forma de premio. Tal y como declaré, queda aún más patente que nacionalismo y democracia se muestran incompatibles.
Debido a la información que me había llegado del periódico
Segre
, deduje que los premios
Estel i Boira
[Estrella y Niebla] eran responsabilidad de las entidades privadas de Bellpuig. En este sentido, tenía la disposición de contestar el menosprecio con un texto humorístico. Pero su carta me revela que el auténtico inductor y creador de tales salivazos al adversario es usted como alcalde de Bellpuig, ex presidente de la Diputación de Lleida y diputado del Parlament de Catalunya. Por lo tanto, dejo de lado el humor, porque es una forma de expresión que en última instancia demuestra una consideración sobre el grado mental y moral del otro.
Usted no merece esta consideración. Ostentando cargos de gobierno y de representación parlamentaria, utiliza el cobijo de unos premios para denigrar públicamente a cualquier disidente de sus manías. En este caso, un Consistorio municipal promueve la degradación democrática, dedicándose a organizar un acto para desacreditar la libre opinión de un ciudadano. En vez de participar al fomento de la tolerancia y la pluralidad de criterios, como es su obligación por los cargos que tiene asignados, se sirve de ellos para incitar a la censura cívica de un artista del país.
Con su eclesiástico invento de
l'Estel i la Boira
, compruebo que utiliza el tiempo (y también mis impuestos) para dividir a los catalanes entre buenos y malos, o señalar enemigos externos. Usted se erige impúdicamente en juez moral de Catalunya, y a través de sus veredictos induce el odio a instituciones o personas no afines al régimen. Sigue una tradición muy cultivada por los totalitarismos, entre ellos el que sufrimos los españoles hace treinta años, un régimen nacionalista obsesionado también en este tipo de infecciones sociales. Hoy, afortunadamente, exceptuando su caso, no hallaríamos en España un nivel semejante de vileza institucionalizada y promovida por dirigentes públicos.
Resulta curioso que este tipo de vocacionales de la Inquisición siempre conviven con un trasfondo personal bastante menos escrupuloso que sus filantrópicas exhibiciones. Compruebo que usted tampoco es una excepción sobre la regla. No muestra la misma sensibilidad patriótica a la hora de cargar una cuantiosa deuda a sus conciudadanos españoles a través de la Seguridad Social. Deuda provocada por la empresa Aigües Rocafort, de la cual era administrador y accionista. Ni tampoco le tiembla el pulso cuando deja de pagar a los empleados —que se ven obligados a reclamar por el Juzgado de lo Social— o a la Caixa de Catalunya, la cual también tiene que proceder judicialmente para reclamarle 33.656.256 pesetas.
No se inquiete, su comportamiento tampoco trasluce anomalía alguna en el clima actual de Catalunya; incluso se puede considerar natural. Forma parte de la impostura patriótico-sentimental que en los últimos tiempos impera entre los gobernantes de este territorio.
Sin embargo, ¿quién le ha dado a usted las atribuciones para infamar en público a un ciudadano que cumple escrupulosamente con sus deberes? Desde hace cuarenta y cinco años dirijo una empresa de veinticinco trabajadores dedicados al arte. Nunca he dejado de pagar puntualmente a la Hacienda pública ni a ningún colaborador. Esta es la principal contribución que en cualquier país puede hacer un ciudadano, sea catalán o sueco. Las otras contribuciones, las del libre pensamiento o las creencias, solo son materias de escarnio, censura y persecución institucional en las dictaduras. En este sentido, la única
boira
incívica que constato es la que pone usted por delante, a fin de disimular su falta de decencia... eso sí, ¡catalana!
Por lo tanto, como despedida, quiero decirle sin hostilidad ni ironía, pero con serenidad y también con una íntima satisfacción: váyase concretamente a la mierda, usted, sus premios y la Catalunya que nos pretende imponer.
Albert Boadella
P.S.—Esta carta es mi respuesta a su «premio», y espero que sea leída (entera) en el acto de entrega.
Como era de esperar, no tuvo ni la gallardía de leerla en el espectáculo de ensalzamiento nacional. Todo lo contrario: después de una presentación a cargo de Jordi Pujol, y las correspondientes exaltaciones patrióticas del 11 de septiembre (masoquista celebración de la derrota ante los Borbones), el alcalde siguió descalificándome en público. Entre sus razones denigratorias utilizó el término bufón como insulto, sin tener en cuenta que precisamente este era el título de mis propias memorias.
Los políticos locales de todos los signos consideraron impecable la actuación del alcalde, y en cambio se dedicaron a ponerme verde en los medios de comunicación por el contenido de mi carta. Lo hicieron los socialistas, en la voz del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Lleida, Xavier Sáez; lo hizo Convergencia, por medio del presidente de la Diputación de Lleida, Isidre Gavin; los verde-comunistas, a través de Francesc Pané; y, finalmente, Jordi Montanya, del Partido Popular, que calificó de muy desafortunada la carta, añadiendo que «los ayuntamientos son libres de otorgar premios de cualquier índole», o sea, patente de corso para agraviar a los ciudadanos desafectos.
Desde el ámbito cultural leridano, Llorenc Corbella, director de la Feria de Teatro de Tárrega y ex miembro de la compañía Comediants, en un alarde de raciocinio, dijo: «Esta es una reacción que no es buena ni para Boadella ni para el mundo de la cultura en general». ¡Hay que ver lo que es capaz de manifestar un cómico por un puñado de euros!
Todos a una y una vez más contribuyeron a la perfecta verificación de que en Catalunya, a causa del nacionalismo, no hay pluralidad democrática. Solamente por ello, la carta-misil valió la pena.
Las escaramuzas epistolares no siempre han sido políticas; hay otros frentes de cariz puramente artístico en los que una sola carta-disparo tiene la virtud de afianzar una posición estratégica y establecer una cabeza de puente ante el avance despiadado de la ignorancia activa.
Desde hace un tiempo, en el lenguaje corriente se han generalizado de tal forma los términos «creación» y «creador» para señalar las realizaciones artísticas y sus constructores que hoy el más discreto practicante en estos terrenos se auto-proclama creador y se queda tan tranquilo. Pero el asunto no solo se reduce a una cuestión semántica, sino que en este caso el hábito hace al monje, y cualquier indocumentado, por el hecho de plasmar algún garabato, aporrear un teclado o deconstruir un plato, se encuentra en la obligación de sentenciar sobre la vida y la muerte con la autoridad que le otorga semejante escalafón divino. Desde los cocineros a los modistos, pasando por los diseñadores de taburetes, todos participan del nuevo Olimpo. La inmodestia sería plausible si solo se tratara de una estrategia comercial, pero el asunto se agrava cuando las instituciones se adhieren al endiosamiento del gremio.
Presidente del Consejo de Dirección
Sociedad General de Autores y Editores
Querido Albert:
Los días 1, 2, y 3 de febrero, la Sociedad General de Autores de España convoca en Barcelona a los más de cien mil creadores existentes en nuestro país, así como a otras entidades de gestión, para debatir en el III Encuentro de Creadores. Durante estos tres días analizaremos el estado general de la cultura y, más específicamente, todo aquello relacionado con la defensa de la diversidad cultural.
Los Encuentros de Creadores suponen la convocatoria más numerosa, abierta, plural y representativa de todas las citas sobre la cultura que se celebran bajo la óptica de los creadores, y en ocasiones anteriores hemos contado con la presencia de destacados líderes intelectuales o políticos, como Gabriel García Márquez, José Saramago, Felipe González, Alberto Ruiz-Gallardón, Mariano Rajoy, Carmen Calvo, Manuel Chaves y José Antonio Marina, entre otros.
Es por esta razón que os queremos invitar a estar presentes para que podáis exponer directamente vuestras ideas, no solo a los creadores, sino también a las instituciones culturales, a los gestores culturales y a otros profesionales invitados a participar con el fin de que en este debate estén presentes todos los actores implicados.
En concreto, nos gustaría contar con vuestra participación en la mesa redonda bajo el lema «Diversidad cultural y artes escénicas». Confiamos en que podamos contar con vuestra presencia, valiosa siempre, pero para nosotros imprescindible. En breve, la organización del Encuentro os contactará para conocer vuestra disponibilidad.
Agradeciendo por adelantado vuestro interés, y esperando que nos podáis acompañar en esta ocasión, recibid un cordial saludo.
Eduardo Bautista
Presidente del Consejo de Dirección
Sociedad General de Autores y Editores
No me pareció oportuno dejar pasar sin más el revoltijo de afirmaciones fatuas que inducían al engreimiento generalizado de los practicantes de disciplinas artísticas. Creí necesario poner un toque de realismo a la petulante ficción, pero... ¿qué decir? Dejé que la mano compusiera espontáneamente su discurso. Preparé la munición, cargué, apunté y disparé.