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Authors: Dan Simmons

Tags: #ciencia ficción

El ascenso de Endymion (50 page)

»La humanidad y el multifacético Núcleo pronto se volvieron tan simbióticos como las acacias y esas hormigas que protegen, podan y propagan la acacia como única fuente de alimentos. Esto se conoce como coevolución, y los humanos entienden que funciona en el nivel celular, pues gran parte de la vida orgánica de Vieja Tierra fue creada y perfeccionada por la danza coevolutiva. Pero allí donde los humanos veían una cómoda simbiosis, las primeras entidades IA sólo veían, si eran capaces de ver, nuevas oportunidades para el parasitismo.

»Aunque apagaran los ordenadores, aunque borraran los programas de software, la mente de colmena del protoNúcleo ya se había desplazado a la emergente esfera de datos, y eso sólo se podía borrar con una catástrofe planetaria.

»El Núcleo al fin brindó esa catástrofe en el Gran Error del 08, pero no sin antes diversificar su medio y trascender la escala planetaria.

»Los primeros experimentos con el motor Hawking, dirigidos y comprendidos sólo por los elementos avanzados del Núcleo, habían revelado la existencia del espacio Planck, el Vacío Que Vincula. Las IAs de entonces, con base de ADN, con estructura ondulatoria, impulsadas por algoritmos genéticos, con funciones paralelas, completaron la construcción de las primeras naves Hawking e iniciaron el diseño de la red de teleyectores.

»Los seres humanos siempre vieron el motor Hawking como un atajo en el tiempo y el espacio, una realización del viejo sueño del hipermotor. Consideraban los portales teleyectores como cómodos agujeros en el espaciotiempo. Éste era el prejuicio humano, sostenido por sus propios modelos matemáticos y confirmado por las IAs más potentes del Núcleo. Todo era mentira.

»El espacio Planck, el Vacío Que Vincula, es un medio multidimensional con su propia realidad y, como el Núcleo aprendería pronto, con su propia topografía. El motor Hawking no es un motor en el sentido clásico, sino un dispositivo de entrada que roza la topografía Planck sólo el tiempo suficiente para cambiar coordenadas en el continuo espaciotemporal tetradimensional. Los portales teleyectores, en cambio, permiten entrar en el Vacío Que Vincula.

»Para los humanos, la realidad era obvia: uno atravesaba un agujero del espacio-tiempo y salía instantáneamente por otro agujero teleyector. Mi tío Martin tenía una casa con teleyectores, con habitaciones contiguas en varios mundos. Los teleyectores crearon la Red de Mundos de la Hegemonía. Otro invento, la ultralínea, el medio de comunicaciones ultralumínicas, permitía una comunicación instantánea entre sistemas estelares. Se cumplían todos los requisitos para una sociedad interestelar.

»Pero el Núcleo no perfeccionó el motor Hawking, el teleyector ni la ultralínea para comodidad humana. Más aún, el Núcleo nunca perfeccionó nada en sus tratos con el Vacío Que Vincula.

»El Núcleo sabía desde el principio que el motor Hawking era sólo un intento fallido de entrar en el espacio Planck. Impulsar naves espaciales con el motor Hawking era como impulsar un buque con explosiones que le obligaran a montar las olas. Toscamente efectivo, pero sumamente ineficiente. Sabía que, a pesar de las apariencias y su pretensión de haberlos creado, no había millones de portales teleyectores durante el ápice de la Red de Mundos... sólo uno. Todos los portales eran en realidad una sola puerta de entrada en el espacio Planck, manipulada a través del espacio-tiempo para brindar la ilusión de muchas puertas. Si el Núcleo hubiera querido explicar la verdad a la humanidad, podría haber usado la analogía de un haz de linterna moviéndose rápidamente en una habitación cerrada: no muchas fuentes de luz, sólo una en rápida transición. Nunca se molestó en explicarlo. Más aún, ha guardado el secreto hasta hoy.

»Y el Núcleo sabía que la topografía del Vacío Que Vincula podía ser modulada para transmitir información instantáneamente, por ultralínea, pero que esto era un uso torpe y destructivo del espacio Planck, como comunicarse de un extremo al otro de un continente por medio de terremotos artificiales. Pero ofreció el servicio de ultralínea a la humanidad sin dar explicaciones, porque le convenía. Tenía sus propios planes para el espacio Planck.

»Desde sus primeros experimentos el Núcleo comprendió que el Vacío Que Vincula era el medio perfecto para su propia existencia. Su red de datos ya no tenía que depender de la comunicación electromagnética, la banda angosta, ni siquiera de la emisión de neutrinos modulados. Ya no necesitarían seres humanos ni sondas robot para viajar a las estrellas y expandir los parámetros físicos de esa red. Con sólo desplazar los elementos primarios del Núcleo al Vacío Que Vincula, las IAs tendrían un escondrijo seguro para ocultarse de sus rivales orgánicos, un escondrijo que estaba en todas partes y en ninguna parte.

»Mientras las personalidades del Núcleo emigraban de las esferas de datos humanas a la megaesfera del Vacío Que Vincula, descubrieron que el espacio Planck no era un universo desierto. Detrás de sus colinas metadimensionales y en las honduras de sus arroyos de espacio cuántico plegado acechaba algo. Alguien. Allí había inteligencias. El Núcleo exploró, pero retrocedió con espanto ante el poder potencial de esos Otros. Eran los leones y tigres y osos mencionados por Ummon, la personalidad del Núcleo que afirmaba haber creado y matado a mi padre.

»La retirada del Núcleo fue tan precipitada, su reconocimiento del universo Planck tan incompleto, que ignoraba en qué parte del espacio-tiempo real moraban estos leones y tigres y osos... si siquiera existían en tiempo real. Las IAs del Núcleo tampoco pudieron averiguar si los Otros habían evolucionado a partir de la vida orgánica, como la humanidad, o de la vida artificial, como ellas. Pero un breve atisbo les había mostrado que esos Otros podían manipular el tiempo y el espacio con la misma facilidad con que los seres humanos antaño manipulaban el acero y el hierro. Ese poder era incomprensible. El Núcleo se replegó, presa del pánico.

»Esto sucedió mientras el Núcleo iniciaba la operación para destruir Vieja Tierra. El poema de mi tío Martin cuenta que el Núcleo dispuso el Gran Error del Año 08, cuando el grupo de Kiev soltó "accidentalmente" un agujero negro en las entrañas de Vieja Tierra, pero no habla del pánico que sintió el Núcleo al descubrir los leones y tigres y osos, porque mi tío no sabía esto, ni cuenta que el Núcleo se apresuró a detener la planeada destrucción de Vieja Tierra. No fue fácil sacar un voraz agujero negro del núcleo del planeta, pero el Núcleo elaboró un medio y actuó deprisa.

»Luego el planeta natal desapareció. No fue destruido, como creyeron los humanos, ni salvado como deseaba el Núcleo... sólo se fue. El Núcleo sabía que los leones y tigres y osos tenían que ser los que habían capturado la Tierra, pero ignoraban cómo, dónde y por qué. Calcularon la cantidad de energía necesaria para teleyectar todo un planeta y de nuevo temblaron de miedo. Aquellas inteligencias podían volar el núcleo de una galaxia y usarlo como fuente energética con tanta facilidad como los humanos podían encender una fogata en una noche fría. Las entidades del Núcleo se asustaron tanto que defecaron ladrillos de hipervida.

»Aquí debería explicar por qué el Núcleo intentó destruir la Tierra y luego trató de salvarla. Las razones se remontan a las criaturas de 80 bytes de RAM de Tom Ray. Como he explicado, la vida y la inteligencia que evolucionaron en la esfera de datos no conocían más forma de evolución que el parasitismo, el hiperparasitismo y el hiperhiperhiperhiperparasitismo. Pero el Núcleo era consciente de las limitaciones del parasitismo absoluto y sabía que el único modo en que podía trascender el status de parásito y la psicología parasitaria era evolucionar de cara al universo físico, es decir, tener cuerpos físicos además de personalidades abstractas. El Núcleo tenía entradas sensoriales múltiples y podía crear redes neuronales, pero para la evolución no parasitaria necesitaba un sistema constante y coordinado de circuitos neuronales de realimentación. Ojos, orejas, lenguas, brazos, dedos... cuerpos.

»El Núcleo creó cíbridos con esa finalidad, cuerpos nacidos del ADN humano y conectados a sus personalidades por ultralínea, pero los cíbridos eran difíciles de controlar y se volvían extraños cuando operaban en un entorno humano. Los cíbridos nunca se sentirían cómodos en mundos habitados por miles de millones de seres humanos que habían evolucionado orgánicamente. Así el Núcleo trazó sus preplanees para destruir Vieja Tierra y diezmar la raza humana en un factor del noventa por ciento.

»El Núcleo tenía planes para incorporar a los supervivientes de la raza humana a su universo habitado por cíbridos después de la muerte de Vieja Tierra, para usarlos como ADN de reserva y mano de obra esclava, tal como nosotros usábamos a los androides, pero el descubrimiento de los leones y tigres y osos y el pánico provocado por el espacio Planck complicó esos planes. Hasta no evaluar y eliminar la amenaza de los Otros, el Núcleo tendría que mantener su relación parasitaria con la humanidad. Diseñó los teleyectores de la Red de Mundos con ese propósito. Para los humanos, el viaje por teleyector era instantáneo. Pero en la topografía atemporal del espacio Planck, el tiempo de estancia subjetivo podía ser tan largo como deseara el Núcleo. El Núcleo escarbó en miles de millones de cerebros humanos durante ese período, usando mentes humanas millones de veces cada día estándar, para crear una vasta red neuronal con sus propios propósitos informáticos. Cada vez que un humano atravesaba un portal teleyector, era como si el Núcleo abriera el cráneo de esa persona, le extrajera la materia gris, pusiera el cerebro en un banco de trabajo y lo conectara con miles de millones de cerebros en un gigantesco ordenador orgánico de proceso en paralelo. Los humanos daban ese paso por el espacio Planck en un instante subjetivo de su tiempo y nunca notaron este inconveniente.

»Ummon le dijo a mi padre, el cíbrido John Keats, que el Núcleo consistía en tres grupos conflictivos: los Máximos, obsesionados con la creación de su propio dios, la Inteligencia Máxima; los Volátiles, que deseaban eliminar la humanidad y continuar con su objetivos; y los Estables, que deseaban mantener el statu quo. Esta explicación era una mentira total.

»No había ni hay tres grupos en el TecnoNúcleo, sino millones. El Núcleo es la máxima anarquía, el hiperparasitismo elevado a su máxima potencia. Los elementos del Núcleo compiten por el poder en alianzas que pueden durar siglos o microsegundos. Miles de millones de personalidades parasitarias ascienden y descienden en perversas alianzas construidas para controlar o predecir los hechos. Las personalidades del Núcleo se niegan a morir a menos que las obliguen (el ataque de Meina Gladstone contra el medio teleyector no sólo causó la caída de los teleyectores, sino que mató a millones de personalidades del Núcleo que aspiraban a la inmortalidad) pero los individuos no se entregan sin pelear. Al mismo tiempo, la hipervida del Núcleo necesita la muerte para su propia evolución. Pero la muerte, en el universo del Núcleo, tiene sus propios planes.

»El programa Parca que Tom Ray creó hace más de mil años todavía existe en el Núcleo, mutado en un millón de formas alternativas. Ummon nunca mencionó las Parcas como una facción del Núcleo, pero representan un bloque mucho más grande que los Máximos. Las Parcas crearon e inicialmente controlaron el artefacto físico conocido como Alcaudón.

»Es interesante aclarar que las personalidades del Núcleo que sobreviven a las Parcas no lo hacen sólo mediante el parasitismo, sino mediante un parasitismo necrófilo. Esta es la técnica por la cual las formas originales de 22 bytes lograron evolucionar y sobrevivir en la máquina virtual de Tom Ray hace tantos siglos, robando el código desperdigado de otras criaturas que fueron segadas por la guadaña de la Parca cuando se reproducían. Los parásitos del Núcleo no sólo tienen relaciones sexuales, sino que las tienen con los muertos. Así es como millones de personalidades mutadas del Núcleo sobreviven hoy... por medio del hiperparasitismo necrófilo.

»¿Qué quiere el Núcleo de la humanidad? ¿Por qué ha revitalizado la Iglesia Católica y permitido que exista Pax? ¿Cómo funcionan los cruciformes y cómo sirven al Núcleo? ¿Cómo funciona el motor Gedeón y cuál es su efecto en el Vacío Que Vincula? ¿Y cómo se enfrenta el Núcleo a la amenaza de los leones y tigres y osos?

»Hablaremos de estas cosas en otra oportunidad.

Es el día en que nos enteramos de la llegada de Pax y yo estoy trabajando en uno de los andamiajes altos.

Creo que al principio Rachel, Theo, Jigme Norbu, George Tsarong y los demás dudaban de que yo pudiera ganarme el pan en las obras de Hsuan'k'ung Ssu. Admito que yo tenía mis propias dudas al contemplar el duro trabajo y la destreza de los demás. Pero después de aprender los rudimentos —escalando en laderas, salientes, cables, andamios, deslizaderos—, me ofrecí para trabajar voluntariamente y me dieron la oportunidad de fracasar. No fracasé.

Aenea sabía que yo había sido aprendiz de Avrol Hume, no sólo creando jardines en las grandes fincas del Pico sino trabajando la piedra y la madera para palacetes y puentes, miradores y torres. Esa experiencia me fue útil aquí, y a las dos semanas había pasado al grupo selecto de obreros que trabajaban en las plataformas más altas. El diseño de Aenea permitía que las estructuras más altas se elevaran hasta el gran saliente y se integraran a la roca por medio de sendas y parapetos. En esto trabajamos ahora, cincelando piedra y colocando ladrillos para la senda del borde, los andamios peligrosamente inclinados sobre el vacío. En tres meses he perdido peso mientras ganaba fuerza, agilidad, rapidez en mis reflejos y lucidez en mis juicios, gracias a mi trabajo en paredes de roca abrupta y resbaladizos escalones de bambú.

Lhomo Dondrub, el habilidoso volador y escalador, se ha ofrecido subir al extremo del saliente para fijar puntos de anclaje para los últimos metros de andamios, y en la última hora Viki Groselj, Kirn Byung-Soon, Haruyuki Otaki, Kenshiro Endo, Changchi Kenchung, Labsang Samten y otros albañiles y obreros hemos mirado mientras Lhomo se mueve sobre la roca sin protección, como la proverbial mosca de Vieja Tierra, flexionando los poderosos brazos y piernas bajo el delgado material de su equipo, tres puntos en contacto con la piedra vertical mientras su mano o su pie libre busca un punto de apoyo, una mínima fisura o grieta donde insertar una clavija para nuestro apoyo. Observarlo es aterrador, pero también es un privilegio, como si pudiéramos regresar en una máquina del tiempo para ver a Picasso pintando o George Wu leyendo poesía o Meina Gladstone dando un discurso. Más de una vez creo que Lhomo se soltará y caerá —tardaría minutos en llegar hasta las venenosas nubes de abajo—, pero logra sostenerse mágicamente, o encontrar un punto de fricción, o milagrosamente descubre una fisura donde puede meter la mano o un dedo para sustentar todo su cuerpo.

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