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Authors: Dan Simmons

Tags: #ciencia ficción

El ascenso de Endymion (78 page)

—¿Sí? —dijo Aenea, sin abrir los ojos—. ¿Y por qué?

Empecé a mostrárselo.

Ella abrió los ojos.

—Cielos —murmuró.

Temí haberla escandalizado.

—¿Raul? —susurró.

—¿Sí? —dije, sin detenerme en lo que hacía. Cerré los ojos.

—Tal vez tengas algo de razón en cuanto a la pared —dijo Aenea, suspirando más hondamente.

—¿SÍ?

Ella me cogió las orejas, flotó, se me acercó más y susurró:

—¿Por qué no dejamos que el exterior sea transparente y la pared interna reflectante?

Abrí los ojos.

—Sólo bromeaba —susurró Aenea, alejándose de la pared, llevándome consigo hacia la esfera central de aire cálido.

Las estrellas ardían alrededor.

Asistimos a la cena y conferencia del
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con ropa formal negra. La visita a una de las legendarias naves arbóreas me había creado grandes expectativas y me decepcioné un poco al comprobar que habíamos pasado de las ramas de la biosfera a la nave sin que yo me diera cuenta. Sólo cuando cientos de nosotros estuvimos reunidos en una serie de plataformas y vainas abiertas —cuando la nave se desprendió y se alejó de esas hojas grandes como ciudades, esas ramas grandes como provincias, esos troncos grandes como continentes— comprendí que estábamos a bordo y en movimiento.

El
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debía tener poco más de un kilómetro de longitud desde la ahusada copa del árbol hasta las resplandeciente raíces de hirviente energía de fusión. Al desplazarnos recobramos un poco de gravedad, quizás un porcentaje mínimo, pero aun así era desconcertante después de tanto tiempo en cero g. Sin embargo nos ayudó a orientarnos, pues todos pudimos sentarnos ante mesas y mirarnos a los ojos en vez de buscar una posición flotante. Pensé en Aenea y las últimas horas que habíamos pasado juntos y me sonrojé. Había mesas y sillas en las plataformas, y muchos de los que no estaban sentados ocupaban los puentes colgantes que unían las plataformas a ramas más extensas, o las escaleras de caracol que ascendían por ramas y hojas que rodeaban el tronco central como lianas, o bien colgaban de hamacas y pérgolas.

Aenea y yo estábamos sentados a la redonda mesa central junto a Het Masteen, Verdadera Voz del Árbol, los dirigentes éxters y una cuarentena de templarios, refugiados de T'ien Shan y otros. Yo estaba a la izquierda de Aenea. Los dignatarios templarios estaban sentados a su derecha. Aun ahora recuerdo el nombre de la mayoría de ellos.

Además del capitán de la nave, Het Masteen, había media docena de templarios, entre ellos Ket Rosteen, Verdadera Voz del Árbol Estelar, Sumo Sacerdote del Muir y Vocero de la Hermandad Templaria. Los éxters incluían a Systenj Coredwell y Navson Hamnim, pero había otros que tenían un aspecto similar a estos arquetipos altos y delgados: Am Chipeta y Kent Quinkent, una pareja de éxters más morenos y más bajos, con ojos vivaces y sin membranas entre los dedos; Sian Quintana Ka'an, una mujer que usaba una espléndida túnica de plumas brillantes o había nacido con ellas, y sus amigos de plumas azules. Paul Uray y Morgan Bottoms. Otros dos, Drivenj Nicaagat y Palou Koror, congeniaban más con el estereotipo éxter, pues estaban adaptados al vacío y usaban sus dermotrajes plateados.

Había cuatro seneschai aluit de Hebrón: LLeeoonn y OOeeaall, a quienes había conocido en la reunión anterior, y un par que Aenea presentó como AAllooee y NNeelloo. Supuse que los cuatro estaban emparentados o casados de alguna manera compleja.

Los akerataeloi parecían estar ausentes, hasta que Aenea señaló un lugar entre las ramas donde la microgravedad era aún menor, y allí, entre los espejines y aves-fulgor, flotaban los seres semejantes a plaquetas. Aun los ergs que controlaban el campo de contención de la nave arbórea estaban presentes indirectamente, en tres cubos de Moebius con cubos traductores encastrados en sus matrices negras.

El padre capitán De Soya estaba a mi izquierda, con el sargento Gregorius al lado. Junto al sargento estaba el coronel Fedmahn Kassad, con su uniforme negro de FUERZA, como un holo del pasado de la Hegemonía. Junto a Kassad estaba la Marrana del Rayo, tan erguida y altiva como el guerrero de FUERZA, y junto a ella, con ojos brillantes y atentos, estaba Getswang Ngwang Lobsang Tengin Gyapso Sisunwangyur Tshungpa Mapai Dhepal Sangpo, el Dalai Lama niño.

Los demás refugiados de T'ien Shan estaban en la plataforma, y vi a Lhomo Dondrub, Labsang Samten, George y Jigme, Haruyuki, Kenshiro, Voytek, Viki, Kuku, Kay y otros ante la mesa principal. Más allá de los templarios estaban A. Bettik, Rachel y Theo Bernard. Rachel no apartaba los ojos del coronel Kassad, salvo para mirar a Aenea cuando ella hablaba. Era como si los demás no estuviéramos allí.

Diminutos criados templarios que Aenea describió como clones tripulantes nos sirvieron agua y bebidas más fuertes y por un rato charlamos cortésmente. Luego se hizo un silencio profundo como una plegaria. Cuando Ket Rosteen, Verdadera Voz del Árbol Estelar, se levantó para hablar, todos los demás se pusieron de pie.

—Amigos míos —dijo—, hermanos en el Muir, honorables aliados éxters, hermanos sentientes del máximo árbol de la vida, humanos refugiados de Pax, muy reverenciada La Que Enseña.

»Como sabemos la mayoría de los presentes, el período que la Iglesia del Alcaudón llamaba los Días de la Expiación, que ya nos han acompañado durante casi tres siglos, toca a su fin. La Verdaderas Voces de la Hermandad del Muir han seguido tanto la senda de la profecía como la senda de la conservación, aguardando los hechos mientras acontecían, plantando semillas mientras el suelo de la revelación se revelaba fértil.

»En los meses y años venideros se determinará el futuro de muchas especies, no sólo la humana. Aunque hay entre nosotros quienes han recibido el don de vislumbrar imágenes del futuro, probabilidades arrojadas como dados sobre el desigual paño del espacio y el tiempo, aun estos privilegiados saben que no existe un futuro ordenado de antemano. Los acontecimientos son fluidos. El futuro es como el humo de un bosque en llamas, y el viento, ciertos hechos específicos o el coraje personal se encargan de soplar las chispas y rescoldos de la realidad en una u otra dirección.

»En este día, en esta nave arbórea, en la
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renacida y rebautizada, determinaremos la senda de nuestro futuro. Ruego a la Fuerza Vital entrevista por el Muir no sólo que sobreviva la Biosfera del Árbol Estelar, no sólo que sobreviva la Hermandad, no sólo que sobrevivan nuestros hermanos éxters, no sólo que sobrevivan nuestros perseguidos primos sentientes de los seneschai, los akerataeli, los ergs y los zeplin, no sólo que sobreviva la especie conocida como humanidad, sino que nuestras profecías comiencen a realizarse y que todas las especies de la amada vida, tanto la humanidad como la tortuga de caparazón blando y el boca de lámpara de Mare Infinitus, la araña saltarina y el árbol tesla, el mapache de Vieja Tierra y el halcón Thomas de Alianza Maui, que todas las especies amadas por la vida se unan en el renacer del respeto, en cuanto socios en el creciente ciclo de la vida del universo.

La Verdadera Voz del Árbol Estelar se volvió hacia Aenea con una inclinación.

—Te reverenciamos, La Que Enseña, y hoy estamos reunidos aquí por ti. Sabemos por las profecías, las de nuestra Hermandad y las de otros que han tocado el nexo conocido como Vacío Que Vincula, que eres la mayor esperanza de conciliación entre la humanidad y el Núcleo, entre el género humano y otros géneros. También sabemos que el tiempo escasea y que el futuro inmediato alberga el potencial para el comienzo de esta conciliación y nuestra liberación, o para una destrucción casi total. Antes de tomar decisiones, los presentes deben hacer las preguntas finales. ¿Te unirás a nuestra discusión? ¿Es éste el momento de decir las cosas que deben decirse y comprenderse antes de que todos los mundos y moradas de los éxters, los templarios, Pax y la heterogénea humanidad se unan en la batalla final por el alma de la humanidad?

—Sí —dijo Aenea.

La verdadera Voz del Árbol se sentó. Aenea se puso de pie, esperó. Yo saqué mi pizarra del bolsillo del chaleco.

ÉXTER SYSTENJ COREDWELL:
M. Aenea, respetadísima La Que Enseña, ¿puedes decirnos con certeza si la Biosfera, nuestro Árbol Estelar, se librará de la destrucción y del ataque de Pax?

AENEA:
No puedo, ciudadano Coredwell. Y si pudiera, sería erróneo que hablara de ello. No es mi función predecir las probabilidades contenidas en los grandes epiciclos de caos que son los futuros. Puedo decir sin la menor duda que los próximos días y semanas determinarán si esta asombrosa Biosfera sobrevivirá o no. En gran medida lo determinarán nuestros propios actos. No existe un solo rumbo correcto.

Y deseo solicitar algo. Aquí hay amigos míos que son nuevos en el Árbol Estelar y el espacio éxter. Sería una ayuda para ellos que alguien explicara la historia de la raza éxter, de la Biosfera y otros proyectos, de la filosofía éxter y templaría.

ÉXTER SlAN QUINTANA KA'AN:
Será un placer hablar con nuestros huéspedes, amiga Aenea. Es importante que todos los presentes comprendan lo que está en juego.

Como bien saben nuestros hermanos éxters y templarios, la raza éxter fue creada hace más de ochocientos años en veintenas de sistemas estelares alejados entre sí. Naves sembradoras humanas con colonos adiestrados en las artes genéticas fueron enviados desde el sistema de Vieja Tierra en las grandes expansiones pre-Hégira. En general estas naves sembradoras eran más lentas que la luz: flotas de toscas naves Bussard, naves de vela solar, naves de pala iónica, naves propulsadas por detonaciones nucleares, esferas gravitatorias Dyson, naves de contención de impulso láser... sólo unas docenas de las últimas naves sembradoras eran naves Hawking C-plus.

Estos colonos, nuestros antepasados, la mayoría viajando en un sueño frío más profundo que la fuga criogénica, se contaban entre los mejores ARNistas, nanotécnicos e ingenieros genéticos de Vieja Tierra. Su misión era encontrar mundos habitables y, en ausencia de tecnología terraformadora, someter a bioingeniería y nanotecnología los millones de formas de vida terrícolas congeladas a bordo de sus naves, creando adaptaciones viables para esos mundos.

Como sabemos, un puñado de las naves sembradoras llegó a mundos habitables... Nueva Tierra, Tau Ceti, Mundo de Barnard. La mayoría llegó a sistemas donde no podía sobrevivir ninguna forma de vida. Los colonos tenían la opción de continuar, esperando que los sistemas de a bordo los mantuvieran durante largas décadas o siglos de viaje, o podían usar sus aptitudes de bioingenieros para adaptar sus cuerpos y los embriones de sus arcas a condiciones mucho más duras de las que habían previsto los planificadores.

Y eso hicieron. Usando la más avanzada nanotecnología, con métodos reprimidos por el TecnoNúcleo en Vieja Tierra y a principios de la Hegemonía, estos humanos se adaptaron a mundos inhóspitos y a los aún más inhóspitos espacios interplanetarios e interestelares. Al cabo de siglos, el uso del motor Hawking se había difundido en la mayoría de estos alejados enjambres de colonos éxters, pero el afán de encontrar mundos más propicios se había extinguido. Ahora deseaban seguir adaptándose, y permitir que todos los huérfanos de Vieja Tierra se adaptaran a las condiciones que ofrecieran el lugar y el espacio.

Y con esta nueva misión se desarrolló nuestra filosofía, imbuida de fervor religioso: propagar la vida por la galaxia, por todo el universo. No sólo la vida humana, no sólo las formas de Vieja Tierra, sino la vida en todas sus infinitas y complejas variaciones.

Quizás algunos de nuestros visitantes ignoren que el objetivo final de los éxters y nuestros hermanos templarios no es sólo el Árbol Estelar que vemos en derredor, sino que el aire, el agua y la vida llenen casi todo el espacio entre el Árbol Estelar y aquel sol amarillo.

La Hermandad del Muir y nuestras confederaciones de éxters desean el verdecer de la superficie, los mares y la atmósfera de cada mundo, de cada estrella, por medio de la vida.

Más aún, ansiamos el verdecer de la galaxia, crear zarcillos que lleguen a galaxias cercanas, supercuerdas de vida.

Un subproducto de esta filosofía, y el motivo por el cual la Iglesia y Pax procuran destruirnos, es que durante siglos hemos adaptado la evolución humana a las exigencias que nos impone el medio ambiente. Hasta ahora no hay especies humanas aparte del Homo sapiens. Todos nosotros podemos procrear con cualquier templario o humano de Pax. Pero las diferencias aumentan, la brecha genética se ensancha. Ya hay formas de humanidad éxter tan diferentes que bordeamos una nueva especie humana... y esas diferencias se legan genéticamente a nuestra prole.

La Iglesia no puede tolerarlo. Y así estamos ensarzados en esta guerra terrible, decidiendo si la humanidad debe seguir siendo una sola especie, o si se podrá permitir que continúe nuestra celebración de la diversidad en el universo.

AENEA:
Gracias, ciudadana Sian Quintana Ka'an. Creo que todo esto ha ayudado a los amigos que son nuevos en el espacio éxter. También es importante que los demás lo recordemos mientras tomamos estas trascendentes decisiones. ¿Alguien más desea hablar?

DALAI LAMA
: Amiga Aenea, tengo un comentario y una pregunta. La promesa de inmortalidad de Pax me indujo a pensar, al menos por un momento, en convertirme a la fe cristiana. Aquí todos aman la vida, es la brillante hebra de nuestro tejido común. ¿Puedes decirnos por qué el cruciforme es malo para nosotros? Y debo aclarar que su carácter de simbionte o parásito no es un obstáculo para mí ni para muchos otros. Nuestros cuerpos albergan muchas formas de vida, las bacterias de nuestras entrañas, por ejemplo, que se alimentan de nosotros pero nos dejan vivir. Amiga Aenea, ¿qué es el cruciforme? ¿Y por qué debemos evitarlo?

AENEA:
(
cierra, los ojos con un suspiro, los abre para mirar los del niño
) Su Santidad, el cruciforme nació de la desesperación del TecnoNúcleo ante el ataque de Meina Gladstone, que provocó la Caída de los Teleyectores.

El TecnoNúcleo, como os he dicho a todos en diversos foros, vive y piensa sólo como parásito. En ese sentido, la humanidad ha sido largo tiempo un socio simbiótico del Núcleo. Nuestra tecnología fue creada y limitada por diseños del Núcleo. Nuestras sociedades fueron creadas, alteradas y destruidas por planes del Núcleo y temores del Núcleo. Nuestra existencia como seres humanos ha sido definida en gran medida por la incesante danza de miedo y parasitismo de las entidades IA del Núcleo.

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