Read El líder de la manada Online
Authors: César Millán,Melissa Jo Peltier
Tags: #Adiestramiento, #Perros
Clint me ha dicho que Wilshire ha resultado ser un gran estudiante y que ha decidido añadir trucos más difíciles a su rutina. Cuando filmamos el episodio de
El encantador de perros
, bien Clint, o bien el bombero al que aquel día le había tocado entrenar al perro tenía que estar cerca de él para que Wilshire se detuviera, se echara y rodara sobre sí mismo cuando se le pedía. Pero hace poco Wilshire hizo una aparición estelar en una populosa feria de adopción en la que la audiencia la componían cientos de personas. Su entrenador estaba al menos a tres metros de él, pero Wilshire ejecutó unos ejercicios perfectos. Clint y los bomberos le están enseñando ahora a «vestirse»; es decir, a ponerse él solo el collar, y también a arrastrarse sobre la panza, otra lección útil en caso de incendio. Wilshire es el ejemplo perfecto de cómo la fórmula de ejercicio, disciplina y afecto, liderazgo firme y sereno, y un condicionamiento de su conducta basado en las recompensas pueden crear un perro feliz, equilibrado y psicológicamente activo. De ser un cachorro cuya propia vida corría peligro, Wilshire promete ser un modelo de carne y hueso para todos los perros bomberos, además de toda una institución en Los Ángeles. El capitán Reyna dice que cuando aparece el camión de bomberos con Wilshire sentado en el asiento delantero, la gente se levanta espontáneamente a aplaudirlo.
Una vez que un perro está estable, después de utilizar mi fórmula de ejercicio-disciplina-afecto; una vez que el líder humano de la manada se ha ganado su confianza y su respeto, sólo entonces el beneficio de un entrenamiento basado en la recompensa y el condicionamiento es inconmensurable. Los perros necesitan desafíos tanto físicos como psicológicos, y aprender comportamientos nuevos —especialmente aquellos que les hacen sentirse útiles u orgullosos de ellos mismos— forma parte de esos desafíos. Al igual que los humanos, los perros son animales gregarios que florecen cuando saben cuál es su trabajo para que la manada funcione a la perfección. Recientemente tanto etólogos como otros expertos que estudian a los animales salvajes en cautividad están defendiendo la noción amparada en el sentido común de que todos los animales necesitan una especie de «trabajo», de finalidad, para que puedan mantener sus mentes saludables, especialmente cuando viven en entornos artificiales creados por el hombre; es decir, detrás de un muro. El enriquecimiento etológico de animales es un nuevo campo en el que los expertos estudian qué herramientas, juegos y desafíos funcionan mejor para mantener activos y satisfechos con su entorno a los animales encerrados. Los que trabajamos con animales sabemos hace ya tiempo que un animal feliz es aquel que sabe que tiene un objetivo. Durante años el entrenador Clint Rowe trabajó con una manada de híbridos de lobo para que pudieran interpretar el papel de una verdadera manada de lobos en las películas. Los cruces de lobo son unos de los perros más difíciles de entrenar, puesto que genéticamente hablando están lo más cerca que se puede del lobo, y por tanto, retienen muchos de los instintos salvajes de supervivencia y la sensibilidad que los animales salvajes suelen conservar. Sin embargo, Clint dice que entrenar con esa manada fue una de las experiencias de conexión con los animales más profundas de cuantas ha tenido. «Trabajar con la manada de cruce de lobo y prepararlos para filmar una película, o simplemente para trabajar en un escenario fue como un ballet. Se anticipaban en todo momento a lo que iba a ocurrir a continuación y estaban totalmente en sintonía con su entorno, y por supuesto conmigo, que era su líder. Sabían lo que yo estaba pensando y lo que quería que hiciesen, y yo sabía que lo iban a hacer de maravilla. Estábamos tan conectados... había un campo de energía entre nosotros que nadie más podía ver, pero incluso la gente del rodaje se dio cuenta de que había algo muy intenso entre nosotros».
Un consejo sobre los cruces de lobo para aquellos lectores que pudieran estar interesados en estos magníficos animales: Clint dice que siempre los trató como si fuesen auténticos lobos, y no cruzados con perros, y hace hincapié en que esta raza de animales no debe ser manipulada por personas que no estén familiarizadas con los animales salvajes y peligrosos. Personas no profesionales han adoptado a estos hermosos animales por la excitación o el estatus que supone poseerlos y han terminado contando experiencias terribles e incluso accidentes fatales. La mezcla genética única del cruce de lobo hace que permanezcan exclusivamente en el lado salvaje; incluso hay expertos que opinan que los cruces de lobo son tan potencialmente peligrosos porque combinan los instintos depredadores de los lobos —que son predominantemente agresivos— y los instintos agresivos de los perros —que no son predominantemente depredadores—. No os dejéis engañar por sus rasgos, tan parecidos a los de los canes domésticos: son animales que deben ser tratados con la misma cautela y el mismo respeto que cualquier animal salvaje.
Al igual que Clint y su manada de lobos híbridos, los perros terapéuticos, los que practican agilidad, los de caza, los de granja, los perros policía, los especializados en rescate, e incluso los perros de guerra suelen desarrollar ese increíble nexo de unión con sus entrenadores humanos. Darle trabajo a tu perro implica que tendrás que llegar a ser un líder aún más fuerte de lo que en general suele ser quien posee una mascota. Tú, su propietario, estás creando una finalidad y una estructura para tu perro que es lo más parecida posible a la clase de vida y funciones para las que los perros fueron diseñados.
El propósito de todo trabajo etológico con animales es terminar consiguiendo una experiencia positiva y un estatus de ganador a ganador tanto para el animal como para su manipulador. En la naturaleza, la disciplina, las reglas y los límites son algo positivo porque aseguran la supervivencia. Cuando un perro más dominante corrige a otro más sumiso, el resultado es que el segundo aprende a integrarse mejor en la manada. El perro dominante ayuda a crear un entorno menos conflictivo y a través de una corrección momentánea se alcanza un resultado positivo. Por eso digo siempre que cuando se trabaja con perros hay que visionar el resultado positivo que deseamos alcanzar, y es lo que nos permitirá transformar algo negativo en positivo.
Si una experiencia resulta positiva, es posible que incluso pueda llegar a anular el instinto natural de un perro, ayudarle a integrarse mejor en nuestro mundo humano. Por ejemplo, las tres leonas marinas del zoo de Central Park de Nueva York ejecutan docenas de variaciones en su comportamiento natural a la hora de alimentarse, tres veces al día. Pero los profesionales del zoológico también necesitan hacerles a diario un chequeo médico, y eso es algo a lo que los leones marinos no se someterían en la naturaleza. No hay que olvidar que en un entorno salvaje un animal enfermo o herido puede atraer depredadores, amenazar la seguridad del grupo o incluso convertirse en objetivo para sus congéneres, de modo que los animales no suelen «anunciar» que no se encuentran bien. Excepto en los humanos, no encontrarás a ningún hipocondríaco en el reino animal. Por tanto, los cuidadores del zoo deben motivar a los animales a hacer cosas como abrir la boca de par en par para revisarles y limpiarles los dientes a cambio de refuerzos positivos y recompensas en forma de comida. Existe un alto grado de confianza y respeto entre las leonas marinas y sus cuidadores, ya que han conseguido transformar lo que en la naturaleza es un comportamiento negativo en uno positivo.
Cuando doy de comer a mi manada en el Centro de Psicología Canina, hago que todos esperen y primero doy de comer al más tranquilo y sumiso de todos. En la naturaleza sería precisamente todo lo contrario: el más sumiso comería el último. Al hacer esto animo al resto de la manada a imitar el comportamiento que ha sido recompensado con comida. Aunque soy de la opinión de que siempre se debe trabajar de acuerdo con la Madre Naturaleza, y nunca en su contra, en el ámbito de los perros también creo que trabajar con la parte de los instintos que dificultan la adaptación de un animal que debe sobrevivir en mitad de nuestro mundo humano no es una excepción a esa regla. En este caso, estamos manipulando instintos para mejorar su calidad de vida, y que pueda ser más estable y pacífico en nuestro entorno, a pesar de que nuestro mundo moderno sea sólo un pálido sustituto del lugar que la naturaleza habría escogido para él.
Últimamente tengo la impresión de que en el clima reinante de lo «políticamente correcto», muchos de nosotros hemos llegado a la conclusión de que no está bien actuar como líderes de nuestras mascotas. Hemos pasado del extremo autoritario y caduco en el que los animales sólo existían para hacer lo que nosotros les mandásemos, a otro igualmente dañino en el que éstos son considerados nuestros iguales en cualquier ámbito de nuestra vida. Con esto no pretendo decir que seamos mejores que los animales en ningún aspecto o forma. ¡Por supuesto que no! Somos, simplemente, distintos. Pero hay una razón muy clara de por qué necesitamos controlar a nuestras mascotas y es porque somos nosotros quienes las hemos introducido en nuestro mundo, y no al revés. Los hemos incluido en un universo de peligros desconocidos para ellos: suelos de asfalto, vehículos móviles, cables eléctricos y grandes edificios. Todo en nuestro mundo les es extraño. Por supuesto que con nuestra guía pueden aprender a navegar en él sin correr riesgos; pueden acostumbrarse a esta clase de vida, e incluso vivir felices. Pero aun así, no es el modo en que la Madre Naturaleza pretendía que vivieran, y nunca lo será. Cuanto mejor comprendamos el modo de pensar de nuestros perros, mejor podremos satisfacer sus necesidades, a pesar de que vivan en un mundo que les es extraño y, en un nivel más profundo, lo es también para el animal que nosotros llevamos dentro.
El hecho de decir que debemos ocupar el papel de líder en la vida de nuestros perros no equivale a afirmar que debemos ser unos dictadores implacables con ellos; y decir que nuestros perros deben mostrarse sumisos y tranquilos no significa que debamos menospreciarlos. Como todos los animales sociales, tanto humanos como perros, necesitamos una estructura y un liderazgo para que nuestras vidas no se disuelvan en el caos. Aunque la democracia sea el ideal más elevado al que deben de tender las sociedades humanas, incluso ellas necesitan de líderes. Y creedme cuando os digo que vuestro perro no desea vivir en democracia. Cada célula de su ser preferiría tener un marco social claramente definido, con un líder justo y consistente en quien poder confiar y respetar, más que disponer de un «voto de igualdad» en cómo debe organizarse su casa
humana
. Los seres humanos harían bien en perfeccionar el concepto de democracia entre ellos antes de intentar imponérselo a otras especies animales.
Mostrar a un animal un liderazgo enérgico e imponerle normas no es lo mismo que provocar miedo y castigarlo de modo abusivo. Un contacto rápido y firme no es lo mismo que un golpe. Crear respeto no es lo mismo que intimidar.
La primera vez que presencié cómo se abusaba de un animal vivía en Mazatlán, México, y aún era un niño. Me revolvía las entrañas ver a la gente tirar piedras y maldecir a los perros. Más adelante, ya de adulto, presencié de primera mano el efecto de los abusos en los perros. He visto animales que han sido golpeados y tratados a patadas, cachorros olvidados y atados a un árbol del jardín durante días, y perros a los que no se les daba comida ni agua. Un caso especial es el de Popeye, un pitbull. Popeye perdió un ojo en una pelea ilegal de perros y a consecuencia de ello sus dueños lo abandonaron. Con la visión disminuida, Popeye se sentía vulnerable y se volvió desconfiado y muy agresivo con otros perros con el fin de intimidarlos. Rosemary también participó en peleas ilegales de perros. Cuando perdió una especialmente importante, sus dueños la rociaron con gasolina y le prendieron fuego. Una organización de rescate de animales le salvó la vida, pero aquella horrible experiencia la transformó en un animal agresivo y peligroso.
Afortunadamente conseguí rehabilitar a Popeye y a Rosemary y proporcionarles el liderazgo adecuado para que se sintieran a gusto y a salvo. Sin embargo, no todos los perros tienen esta suerte. Por miedo, perros que han sufrido abusos pueden atacar y matar a otros perros, y en algunas ocasiones, incluso a personas. La sociedad suele sentenciarlos a muerte, a pesar del hecho de que fueron los humanos quienes sembraron en ellos esa peligrosa inestabilidad.
En mi opinión, la mayoría de los abusos perpetrados contra animales provienen del desequilibrio de nuestras propias emociones y de la energía negativa que reprimimos. Del mismo modo que no sirve de nada castigar a un niño cuando el padre está fuera de control, es inútil volcar la rabia o la infelicidad en un animal que es incapaz de comprender por qué estás enfadado. Y, por difícil que nos resulte asimilarlo a muchos de nosotros, el amor tampoco basta... ¡ni para animales ni para humanos! Yo siempre digo que si el amor fuese suficiente para cambiar todos los comportamientos no deseados en adecuados, no habría gente desequilibrada en el mundo. Del mismo modo, si el amor bastara para conseguir hacer de tu perro la mascota perfecta, pensaría: «tanto me quiere mi dueño que hoy no voy a perseguir a ese gato».
Disciplinar a nuestro perro: cosas básicas que se deben hacer o dejar de hacer
- SÍ establece en tu casa tus propias normas y límites entre los miembros humanos de la manada antes de traer un perro a casa.
- SÍ asegúrate de que todos los humanos estáis «en la misma página» en cuanto a lo que se le va a permitir y lo que no.
- SÍ compórtate siempre de un modo firme y claro con tu perro respecto a las normas.
- SÍ empieza a hacerle respetar las normas desde el mismo día en que llegue a tu casa. Tu perro no entenderá el concepto de «días especiales» o «vacaciones».
- SÍ concentra siempre tu energía firme y serena cuando vayas a corregir un comportamiento incorrecto.
- SÍ ofrécele a tu perro una alternativa frente al comportamiento prohibido.
- NO impongas reglas si te sientes frustrado, enfadado, emotivo o cansado. Espera a que puedas responder con serenidad ante el comportamiento de tu perro.
- NO grites ni golpees a tu perro enfadado. ¡Nunca!
- NO pretendas que tu perro te lea el pensamiento.
- NO esperes que tu perro siga normas que no han sido planteadas de un modo consistente.
- NO refuerces ni apoyes una actitud temerosa o agresiva.
- NO recompenses a tu perro con golosinas o caricias si no se encuentra en una actitud serena y sumisa, o activa y sumisa.