Read El rebaño ciego Online

Authors: John Brunner

Tags: #Ciencia ficción

El rebaño ciego (50 page)

—En lugar del programa anunciado, lamentablemente pospuesto debido a la indisposición de algunos miembros clave del equipo de nuestros estudios de Nueva York, vamos a ofrecerles la posibilidad de ver de nuevo…

¿Terry Fenton? Septicemia. (Algo infectó un corte que se había hecho moldeando a la navaja el pelo de Petronella. La mujer había dejado de ir a Guido la tercera vez que se descubrió que había algo horrible en el agua que empleaba).

¿Ian Farley? Bronquitis. (Se había dejado la mascarilla filtro en casa, todos los distribuidores automáticos en el vestíbulo del edificio de la ABS estaban vacíos, y paso mucho tiempo antes de que consiguiera un taxi.)

¿Lola Crown? Dolor de oídos y glándulas parótidas hinchadas. (Ningún resultado con la terapia estándar para la mononucleosis, de modo que quizá no fuera mono después de todo. Le retiraron los antibióticos. Las sulfamidas quizá acabaran con aquello, con un poco de suerte.)

¿Marlon? Alternando la cabecera de la cama de Terry con la taza del wáter. (Convencido de que el doctor que lo trata es incompetente, porque hace esas observaciones maliciosas acerca de sus… esto… hemorroides. No se debería permitir a nadie practicar la medicina si no es capaz de ayudar a la gente que realmente sufre. ¡Me gustaría que pudiera sentir lo que es expulsar esa diarrea ácida!)

Y otros, desde los Grande Jefes hacia abajo.

Lo mismo que en todos lados.

—Escuche, señor Greenbriar. Esto… ¿tiene alguna objeción a tener un secretario
masculino
? Hemos intentado con todas las agencias de la ciudad, pero… ¿Perdón?…

«Un actor sin trabajo, señor. En paro debido a las reducciones en la programación de la ABS…

«Oh, con excelentes recomendaciones, señor… Sí, señor. ¿Cuáles quiere usted, las píldoras azules o las verdes?

Nombre(s):
MURPHY, Phelan Augustine

MURPHY, Bridget Ann, nacida O'Toole

Dirección:
«West Farm», por Balpenny,

Co. Waterford, Eire.

SOLICITUD DE ADMISIÓN AL REINO UNIDO:

DENEGADA

El sacerdote miró incrédulo las enormes manchas azuladas de sus antebrazos. Luego alzó su sotana para inspeccionar las de sus piernas. Se veían igual de horribles. ¿Por qué esos tupas servidores de Satán no lo colgaban como habían colgado al americano, Hannigan, y al mayor? Oh, por supuesto. Los tupas se habían ido. Lo había olvidado.

Desde que se fueran, mucha gente del campo de prisioneros había hablado de volver a casa. De algún modo, nadie lo hizo. Varios de ellos simplemente se habían tendido en el suelo y no habían vuelto a moverse. Todos con esas señales oscuras bajo la piel, muchos también echando sangre por la boca.

Algo relacionado con la comida. Los tupas habían dicho algo Pero nadie quería escuchar consejos de los servidores.

Entonces vio un mosquito e intentó aplastarlo débilmente, falló, y después de eso no consiguió recordar en qué había estado pensando.

De vuelta a su oficina tras una llamada al hospital, donde volvían a tener problemas con los filtros de agua atascados: Alan Prosser.

—¡Doroty! ¿Qué demonios le ha ocurrido a su ojo? ¡Está completamente hinchado!

—Sólo es un orzuelo —dijo Doroty hoscamente—. Es culpa mía. Me lavé la cara en el lavabo cuando el filtro estaba estropeado. Pillé algo en la raíz de una pestaña. Usted tampoco se ve demasiado bien.

—No, tengo algo de bilis. No consigo mantener nada en el estómago desde hace unos días. Iré a ver a Doug esta tarde. O quizá mañana. Cristo, ¿eso es mi correo? ¡Tiene quince centímetros de alto!

—¿Doctor Farquhart?… Oh, buenos días Alec. Soy Angie McNeil. Mire, Doug está en cama con un poco de… —tos— ¡perdón! —tos, tos, TOS—. ¡Oh, perdón!… No, no, nada serio, Doug ya me ha dado algo, es cosa del polvo supongo… Pero le llamaba porque Doug tiene a todos esos pacientes en el hospital y… ¡oh, maldita sea! —tos, tos, tos, TOS—. ¡Lo siento!… ¿Qué? ¿Mervyn ya se lo ha pedido? Qué lástima. Bien, ¿conoce usted a alguien…? —tos, tos, tos tos, TOS—. ¡Lo siento! ¿Sabe usted de algún sitio cerca de Denver donde poder conseguir… un sustituto? —Tos—. ¿Está seguro? ¿Nadie en absoluto? Doug había pensado que quizás un oficial médico de la Academia de las Fuerzas Aéreas… ¿Ellos qué? ¿Se está burlando de mí? ¿Paperas? Oh, cielos. ¿Y cuánto es la cuarentena?

(Como si se hubiera derramado un saco de arena entre los engranajes de una compleja máquina. Este año, tanta gente importante quedó fuera de circulación, aunque fuera tan sólo por una o dos semanas, y tantos otros —millones— trabajaron muy por debajo de su capacidad. En la bolsa, fueron suspendidas las operaciones con Angel City, el trust Bamberley, La Fertilidad por las Plantas, los Supermercados Biológicos Puritan… y muchos otros.)

—Señora, me importa un bledo si se le están subiendo por la barriga, ¿comprende? ¡Tengo otras treinta y cinco llamadas pendientes que debo atender antes de ocuparme de
sus
ratas!

El usufructo de la espléndida casa había sido asignado a Maud Bamberley de por vida, pero Jacob había omitido prever los fondos necesarios para su mantenimiento, y el de ella y los hijos que quedaban. Quejumbrosa, la última mañana antes de la partida, había agitado la campanilla llamando a Christy, pero fue Ethel la cocinera quien apareció, cojeando un poco debido a las verrugas en su pie derecho. (Había acudido a pedir su opinión el día anterior, pero la visión de aquel pie era tan repugnante que Maud le había dicho que aguardara a la siguiente visita del doctor Halpern, olvidando que tenían que marcharse de allí.)

—Christy está enferma, señora —dijo Ethel—. Son sus pulmones, creo. Se pasa todo el tiempo resollando.

—¿Dónde está? —preguntó Maud—. ¿En la cama?

—No, señora. Está ocupándose del señorito Noel. Ha vuelto a orinarse encima.

Dulce Jesús. Querido y dulce y amante Jesús. Maud arrugó las sábanas de seda de su cama hasta formar un bulto en el hueco de su brazo izquierdo y empezó a acunarlo.

El doctor Halpern tuvo que venir después de todo, pese a sus palpitaciones (las tenía desde hacía dos semanas), y el equipo de mudanzas tuvo que irse con las manos vacías; quizá fue lo mejor después de todo, pues eran sólo ocho hombres en vez de los catorce previstos. Cornelius se fue con el vacío camión de mudanzas… se había considerado preferible hospitalizarlo debido a su sarpullido, sus senos bloqueados y sus incensantes temblores. Claude se estaba recuperando bien. Su muñeca, rota hacía tres semanas, se iba soldando satisfactoriamente, teniendo en cuenta su incapacidad de metabolizar adecuadamente el calcio.

Pero hubo que darle una inyección a Maud, y cuando Ronald fue al encuentro del doctor Halpern como un adulto y el cabeza de familia que era por ser el elemento masculino de más edad en la casa, además del padre del bebé de Christy (cosa que Maud aún no sabía), pidiéndole información, el médico no consideró justificado darle un pronóstico favorable.

Christy estaba embarazada de tres meses cuando abortó debido a la brucelosis. Fue una bendición. Mongólico. Ella tenía cuarenta años.

—Honestamente, señora Byrne, no comprendo como el doctor Advowson podía arreglárselas con… no, no, no mueva la cabeza, manténgala inmóvil… ¡Así! Todo irá bien, aunque le picará durante un cierto tiempo. Muy malos esos forúnculos, especialmente en alguien como usted… perdóneme por decirlo… con una generosa pilosidad facial. Aplíquese esta pomada por la mañana y por la noche.

Dejando correr el agua en el lavabo, tomando el jabón antiséptico.

—Triste lo de la pequeña Eileen, ¿verdad? El tétanos es una enfermedad terrible.

Causa de la muerte:
Inhalación de vómitos (en estado de embriaguez).

Nombre del fallecido:
CLARK

—Brien, ¿cómo se escribe este nombre, con E o sin E al final?

—Sin E. ¿Crees que fue el alcohol lo que lo mató, entonces?

—Sin la menor duda. Estaba intentando ahogar sus penas, y alguien las enseñó a nadar.

Ante la tumba de sus honorables antepasados: el señor Hideki Katsamura. En su mano derecha, el indispensable cuchillo. Rodeando su cuerpo, la ropa tradicional de seda… en realidad de dacron. Ninguna otra alternativa respetable, tras el anuncio de la demanda interpuesta contra él en California donde el señor R. Bamberley tenía tantas dificultades con los purificadores de agua. Lo mismo en Colorado, Illinois, Nueva York y Texas.

El punto más adecuado para hundir el cuchillo sería el emplazamiento de la úlcera que un famoso doctor, amigo de la familia, le había dicho ayer que iba a perforarse y a causar irreparables daños fisiológicos dentro de muy poco tiempo.

En compañía de unos antepasados concebiblemente no lastrados con el peso de intestinos ulcerables.

¡Arriegas! ¡Ese nombre permanecerá en nuestros recuerdos junto con los de Guevara, Uñil, y otros grandes héroes de la revolución permanente, alcanzados por los malditos agentes de la conspiración imperialista!

DEBIDO A LA INDISPOSICIÓN DEL PROFESOR DUVAL, LAS SIGUIENTES CLASES NO PODRÁN SER DADAS: …

—Sí, aquí Moses Greenbriar… Oh, ¿cómo se encuentra ella?… ¿Cistitis? ¿Tan serio es?

…debido a la constante falta de mano de obra. Muchas fuerzas de policía locales…

(El sonido de un fuerte crujido, como cuando un árbol ya es demasiado viejo y no puede seguir resistiendo los embates de la tormenta).

De todas las malditas cosas estúpidas, pensó Carl, tendido en la ladera de una colina bajo unos arbustos, esperando la oscuridad y la ocasión para eludir a las patrullas fronterizas de Colorado. ¡Hipo! Y no podía pararlo. Y era probable que durara horas enteras.

Tras un acceso de rabia empezó a sentirse asustado. El cansancio lo vencía.

Nombre del paciente:
YOUNG, Sylvia June (Srta.)

Domicilio:
c/o ONU

Pabellón:
B

Diagnóstico:
Envenenamiento alcohólico

—¿Doug?

—¿Sí, amor?

—No querría preocuparte, pero he intentado ponerme en comunicación con Millicent al menos una docena de veces, y no contesta nadie. ¿No crees que deberíamos ir y ver cómo se encuentra?

DURANTE LA INDISPOSICIÓN DEL SEÑOR BOLLINGER, LAS SIGUIENTES RESPONSABILIDADES RECAERÁN TEMPORALMENTE EN…

—Esto arreglará las cosas en unos cuantos días, señor Cowper. Se trata de un vermífugo muy efectivo. Imagino que los trastornos han sido ocasionados por embutidos de cerdo mal curados. Ha habido varios casos de triquinosis últimamente.

Debido a la indisposición del reverendo Horace Kirk, los oficios colectivos tendrán lugar en…

—¿Dónde infiernos está ese negro bastardo? ¡Tendría que haber llegado hace dos horas! ¡No puedo quedarme aquí toda la noche!

—Ha llamado para decir que su mujer ha muerto.

—Oh, Cristo. ¿Quién va a dejar entrar a la gente en el edificio, entonces? ¡Yo no puedo hacer su turno además del mío!

—¿Mamá? —Y luego, más fuerte—: ¡Mamá!

El niño avanzó lentamente hacia la forma oscura tendida en la revuelta cama. Una mosca zumbaba golpeando una y otra vez contra el cristal de la cerrada ventana, intentando entrar, contra su propio interés ya que había una tira de papel cazamoscas colgando encima de la cama. También, en la silla que servía a la vez de mesilla de noche, había las acostumbradas píldoras para dormir.

—¡Mamá! —dijo de nuevo el niño. Esta vez la palabra era un grito agudo.

¿Quién escucha los consejos de un basurero?

—Lo siento, señor Presidente, el señor Penwarren no está hoy aquí. Su médico le ha dicho que descanse el resto de la semana… No, nada serio, tengo entendido. Algo que comió y no le sentó bien.

EN VENTA: Gran propiedad de 1.296'6 hectáreas aptas para el cultivo de productos hortícolas entre Bockeville y Candida, anteriormente explotada por el Sr. Lem Walbridge, junto con edificio granja (18 habitaciones, 2 baños, muy buen estado) varios anexos, todas las herramientas y equipos necesarios, incluidos tractores último modelo (6), accesorios para labores, regado y sulfatado…

En una habitación de la parte de atrás en casa de un amigo: Ossie. Estaba fabricando bombas. De tanto en tanto hacía una pausa para rascarse la ingle. Tenía urticaria, y también su amigo, y también todo el mundo de por allí aquel mes. Era la enfermedad de moda. Pero esos hijos de madre no iban a salirse con bien de todo aquello, después de haber arrestado a Austin Train bajo una acusación falsa a la vista de sesenta millones de personas.

AVISO DE NUEVO DESTINO:
Coronel Rollo B. Saddlet

De:
Base Militar de Wickens, Colorado.

A:
Servicio activo en Honduras.

CON EFECTOS INMEDIATOS, su unidad es reasignada a…

Fritz y sus amigos estaban entre los Sesenta y Tres. (Actualmente uno pone el número en mayúsculas. Son mártires.)

—¿El señor Steinitz? Lo siento, pero no está en su oficina. No se encuentra bien. Su ayudante tampoco. Hemos tenido esa fuga en los conductos de ventilación, ya sabe, y algunas de esas esporas quedaron libres y ellos las respiraron. Sí, es un engorro.

A todos los pacientes del doctor David Halpern:

Se ruega tomen nota de que hasta nuevo aviso su médico asignado será el doctor Monty B. Murray, del Flowerwood Memorial Hospital.

Temblando y tosiendo, Cindy se dejó desnudar. Cuando descubrieron la calavera y las tibias en su cuerpo, le dijeron que saliera de la clínica antes de que la echaran ellos a patadas.

—Estarás restablecido dentro de uno o dos días, Hector, muchacho. ¡Y entonces le arreglaremos las cuentas a ese demonio de Austin Train, de una vez por todas!

Chuck en el hospital de la prisión; finalmente sus documentos de identidad falsificados no pasaron. Los enfermeros hacen un montón de chistes sobre su color amarillento.

Debido a la ictericia.

Querida señora Barleyman: Es mi triste deber informarle que es muy poco probable que su esposo se recupere lo suficiente como para poder volver a su casa en un futuro previsible.

—¿Kitty Walsh? Siéntese. Tengo malas noticias, pero me temo que es totalmente culpa suya. Nunca hubiera debido dejar que las cosas fueran tan lejos. Tiene usted una salpingitis aguda… es decir una inflamación de las trompas de Falopio, desde los ovarios hasta la matriz. Nunca podrá tener descendencia.

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