Richie correspondió al beso y cerró los ojos, preparándose para un momento largamente esperado. Conforme Tommy se adentraba en su cuerpo, se sentía más excitado. Había dolor pero era muy poco, sobrepasado por las otras sensaciones que le provocaba el muchacho. Despacio, sujetó sus caderas, guiándolo.
—Así… con cuidado…
Tommy se dejó guiar, y cuando llegó al final respiró hondo. Había estado reteniendo el aire sin darse cuenta. Dio unos instantes para que Richie se acostumbrara, pero él demandó movimiento con sus caderas. Empezó el vaivén con suavidad, con los movimientos lentos pero profundos que tanto le gustaban. Tommy era sumamente pasional, pero cuando tomaba a alguien, se controlaba muchísimo, dotando a cada movimiento de la fuerza y la presión justas y sobre todo observando hasta el más mínimo detalle de las reacciones de la otra persona.
Richie gimió suavemente con los movimientos de su compañero, y estiró la mano para tomar el consolador. Mientras Tommy lo penetraba, le introdujo los dedos en la boca y luego comenzó a prepararlo.
—Más… muévete más —jadeó contra sus hombros.
—Shhhh —dijo Tommy con una sonrisa—. Todo tiene su momento y hay tiempo para todo. —Y siguió moviéndose, lento y profundo.
Richie sonrió, a pesar de la excitación que le nublaba los sentidos. Tommy lo sorprendía cada vez más: primero tímido, luego curioso, y ahora había tomado completamente el control. Se dejó hacer, incapaz de cualquier movimiento, dejando caer el consolador mientras aferraba la sábana.
Tommy siguió con su ritmo hasta comenzó a sentir la urgencia de querer liberarse. Richie se estremecía en medio de una placentera tortura y le suplicaba por más. Comenzó a moverse más rápido sin dejar de hacerlo profundamente, jadeando contra el cuello de su amante.
—Tommy… Oh, Tommy.
Buscando darle alivio, introdujo su mano entre ambos cuerpos y comenzó a masturbarlo al mismo ritmo que sus embestidas.
Richie logró aferrarse a la espalda de Tommy, completamente sobrepasado por la sensación, dejándolo tomar las riendas, y se entregó, gimiendo despacio, deseando decirle cuánto lo quería, y conteniéndose a duras penas.
—No puedo aguantar más —gimió Tommy mientras lo masturbaba aún más rápido, tratando de que se corriera antes que él. Le gustaba que sus parejas lo hicieran antes, así él podía disfrutar de su orgasmo sin preocuparse porque el otro lo estuviera pasando bien.
El pelirrojo no opuso resistencia, las sensaciones eran demasiado intensas y simplemente se dejó hacer. En esos momentos habría dejado que Tommy le hiciera cualquier cosa. Su orgasmo llegó violentamente, mientras aferraba la espalda del muchacho, susurrando las palabras de amor que afloraban espontáneamente a sus labios:
—Te quiero… te quiero…
Tommy se quedó paralizado por un instante ante esas palabras, pero las necesidades fisiológicas lo estaban avasallando y no podía pararse a pensar en nada. Además, sabía que en esos momentos uno solía decir cosas sin pensar. Lo penetró profundamente un par de veces y se dejó ir con un ronco gemido, para finalmente colapsar sobre el fornido cuerpo.
Pasaron varios minutos de respiraciones entrecortadas hasta que Richie pudo hablar por fin, besando el rostro sudoroso de Tommy.
—Mi amor… te quiero tanto —susurró, para besar sus labios con ternura.
—¿Me quieres? —Tommy se tensó entre sus brazos—. No puedes quererme. Soy joven… apenas nos conocemos… Sasha se enfadará.
Richie alzó levemente las cejas.
—Claro que te quiero, pero eso no nos ata a nada, cielo. Sasha no puede enfadarse, yo hablé sobre esto con él y sabe lo que siento por ti. Tommy… —Richie lo miró a los ojos—. Os quiero a ambos. Os quiero muchísimo.
Tommy se limitó a mirarlo sin saber qué decir. Casi nadie le decía esas cosas y se sentía raro. Poca gente lo había querido y menos aún se lo había dicho. Su hermano había sido uno de ellos, pero ya no lo recordaba, aunque sabía que había sido así. También estaba seguro de que Sasha lo quería a su manera… y de que no se lo diría. Sus padres quedaban fuera de todo, era obvio que no lo querían. Su tío Joseph sí lo quería. Era de los pocos que se lo decía, al igual que Alex y Angel… y Luc. Tommy se quedó meditabundo entre los brazos de su amante, pensando todas esas personas.
Richie le apartó el cabello del rostro, le besó la frente, y con todo cuidado le retiró el condón.
Tommy dejó escapar un suspiro satisfecho y su acompañante tomó el olvidado consolador y con él, le comenzó a acariciar lentamente la espalda.
—No te animaste a usarlo —ronroneó.
—Creo que fuiste tú el que se olvidó de él —replicó Tommy con una sonrisa—. Haría falta que alguien se ocupara de eso —añadió medio adormilado.
Richie sonrió, devolviendo el consolador a su cajón y volvió a los brazos de Tommy.
—Espero que haya muchas ocasiones más en que lo podamos usar —dijo despacio al verlo adormecerse lentamente—. Y en cuanto a lo otro, siempre podríamos invitar a alguien más —dejó caer, sin saber realmente si lo había escuchado.
—¿Alguien más? —Tommy se espabiló de repente y se giró boca arriba para mirar a Richie—. ¿Un trío? —preguntó con mucha curiosidad—. ¿Tú has hecho un trío… alguna vez? —añadió con timidez, se mordió el labio y finalmente hizo la pregunta que había estado deseando desde que estuvo en casa de Martin—. ¿Crees… crees que Sasha querría hacer uno?
—Vamos por partes —dijo Richie—. He hecho algunos tríos, pero siempre con parejas que me invitaban, desconocidos que contacté a través de revistas y nunca nos volvimos a ver. No me gustaría eso contigo… Y Sasha, pues… es cuestión de convencerlo, ¿no crees? Él y yo nos tenemos mucha confianza, aunque pienso que si se lo pides tú, no se podrá negar.
—Con Sasha no sería un desconocido, pero… No estoy seguro de que porque se lo pida yo… —Se volvió a morder el labio inferior—. Desde que está contigo está mucho más suelto, menos avergonzado por ser lo que es y por lo que hace. Y eso es gracias a ti, no a mí. Además tú le has enseñado muchas cosas nuevas. Estoy seguro que si tú se lo sugieres le parecerá bien. Creo… —Se calló, volviendo a morderse el labio.
—Está bien. —Richie le tapó la boca—. ¿Sabes que eres muy sexy cuando haces eso? —Le dio un beso en los labios—. Entonces se lo propondremos los dos. Pero tenemos que crear las condiciones…
—¿Qué condiciones quieres…? —comenzó a preguntar Tommy, pero los labios de Richie reclamaron su boca y la mano del pelirrojo se desplazó hasta su trasero comenzando a juguetear con su entrada. Era obvio lo que quería y la noche era joven.
Tras varias caricias, besos, orgasmos y posturas, ambos cayeron rendidos uno en brazos del otro y se durmieron agotados y sonrientes, soñando con su plan.
Pero el plan tuvo que esperar a diciembre. Sasha simplemente estaba demasiado ocupado. Asistía a clases por las mañanas y por las tardes iba al laboratorio para ayudar al conserje, llamado Nick Rhodes, como el teclista de Duran Duran (lo que le encantaba a Tommy). Eso suponía un alivio económico y algunas horas muertas para avanzar con los deberes. Pero llegaba al
college
a estudiar y terminar trabajos, y siempre estaba demasiado cansado como para otras actividades que dejaba para el fin de semana.
A eso se sumaba ahora el hecho de tener que compartir a Tommy con Richie. No le molestaba demasiado, porque ninguno de los dos había cambiado con él, pero en el fondo tenía un poco de temor de perder a su mejor amigo en brazos de alguien más experimentado.
Su amistad con Randy se había fortalecido durante ese tiempo. Ya se tuteaban y compartían horas en el gimnasio y en el club de debates. Randy también jugaba un poco al ajedrez, aunque no era un jugador destacado.
Estaba en la cafetería con el irlandés, discutiendo la política de Gorbachov, que auguraba épocas más liberales para la Unión Soviética, cuando divisó a Tommy, que acababa de entrar.
—¡Tommy! —lo llamó, haciéndole una seña.
—Hola, te estaba buscando. —Miró con curiosidad al chico que estaba en la mesa con Sasha y que le devolvió la mirada.
—Él es Randy O’Branningham. Estamos juntos en el club de debates. Randy, él es Tommy Stoker, mi mejor amigo.
El irlandés le tendió la mano, evaluándolo mientras Tommy se sentaba.
—¿Vienes de Saint Michael?
—Sí, estoy en mi último curso de secundaria. ¿Tú también estudiaste allí?
Randy pareció horrorizado.
—No, de ningún modo. Tampoco fui a Eton. En realidad si hubiera dependido de mí, habría asistido a una escuela estatal, pero mi padre me envió a Preston. Sin ofender, es mucho menos elitista que Saint Michael.
—Bueno… —Tommy se sorprendió con esa reacción—. Yo he ido a donde me han dicho mis padres. Estoy cómodo en Saint Michael, la gente no molesta y he conocido a personas fantásticas.
—Randy es izquierdista, Tommy —explicó Sasha—. Su padre es totalmente capitalista, pero él no.
—Ah, pues vale. —No acababa de entender a esa gente que renegaba del dinero. Claro que el dinero volvía gilipollas a la gente, pero hacía falta para muchas cosas y facilitaba la vida.
Randy miró su reloj.
—Os dejo, tengo clase en diez minutos. Nos vemos por la noche, Sasha. Hasta pronto, Stoker.
—Adiós. —Tommy lo miró irse. «Que tío más raro», pensó.
—Bien, ya conociste a Randy. Un tipo interesante… Es gay —informó Sasha.
—Gay y rojo, bonita combinación… —dijo pensativo—. En fin… ¿tienes algo que hacer este finde?
—¿Algo como qué? —preguntó Sasha.
—Richie me dijo que quería enseñarnos algo, así que podríamos ir juntos. Si no tienes nada que hacer, claro —propuso Tommy como quien no quiere la cosa.
—¿Richie? —preguntó el ruso un tanto decepcionado—. Bueno, creo que puedo desocuparme el viernes a las seis. ¿Qué quiere enseñarnos?
—Ah, pues no sé —respondió Tommy un tanto sonrojado—. A las seis será perfecto. Te esperaré e iremos juntos. —Sonrió mientras miraba hacia otro lado tratando de disimular.
—Hecho. ¿Sabes? Te echo un poco de menos. Ya no nos vemos como antes y cuando tengo tiempo, estás con Richie —dijo despacio, procurando que no sonara como un reproche.
—Yo también te echo de menos. Y bueno, tal vez podamos hacer algo sobre eso —añadió, misterioso.
Sasha le acarició la mano por debajo de la mesa, preguntándose qué podría ser lo que Richie planeaba enseñarles y por qué Tommy estaba tan sonrojado.
El autobús se detuvo y los dos muchachos subieron, charlando sin cesar de todas las cosas que habían hecho esa semana. Sasha llevaba una bufanda blanca con la que Tommy jugaba como pretexto para tomarle la mano sin que nadie se diera cuenta.
Apenas bajaron, Tommy arrastró a Sasha hacia el apartamento de Richie, pero antes de llamar, él lo acorraló en el pasillo.
—¿Qué es lo que Richie quiere mostrarnos? —preguntó, seguro de que Tommy lo sabía.
—Yo… yo no lo sé. —Se sonrojó tremendamente—. S-será mejor entrar y se lo preguntas a Richie, ¿vale?
Sasha alzó las cejas. Allí había gato encerrado. Tommy normalmente no se sonrojaba de ese modo a menos que ocultara algo. Llamó y Richie abrió al instante, como si los hubiera estado esperando detrás de la puerta.
—¡Hola! —saludó con su más radiante sonrisa y los hizo pasar. El apartamento lucía diferente, las luces eran tenues y había velas por todos lados, creando una atmósfera muy exótica.
Sasha se sentó en el sofá, frunciendo un poco el ceño al ver la familiaridad con la que Tommy se desenvolvía. Sabía de sobra que no era la primera vez que acudía allí, del mismo modo que el propio Sasha lo hacía, pero no pudo evitar sentir los celos que siempre lo invadían cuando se trataba de su mejor amigo.
Tommy se sentó al lado de Sasha en el sofá repasando mentalmente el plan. Habían quedado que hablarían un poco, que sacarían el tema y según como reaccionara el ruso, dirigirían la conversación. Pero no podía con la ansiedad. El rato que llevaban esperando a que Richie trajera algo para beber acabó con los pocos nervios que le quedaban.
—Yo… —comenzó a decir en cuanto apareció Richie en la sala con una bandeja—. Mierda, no aguanto más —exclamó para inmediatamente después saltar al regazo de Sasha y, sentándose a horcajadas sobre él, como había hecho la primera vez con Richie, empezó a besarlo con pasión.
Sasha se tensó un poco. Era la primera vez que se besaban delante de otro, y aunque tenía confianza con Richie, no sabía a dónde quería llegar Tommy.
Devolvió el beso, vacilando al inicio, pero como el pelirrojo no hacía ni decía nada, su pasión ganó la partida y atrajo a Tommy mucho más, mientras sus manos comenzaban a tocarlo por todos lados. Sólo allí se dio cuenta cuánto lo había extrañado.
Perdido en el beso, no se percató de que otras manos lo acariciaban, abrazándolo, y que otra boca besaba su cuello. Se detuvo, atónito, para encontrarse con el rostro de Richie, sonriéndole con confianza.
—No te detengas —pidió el pelirrojo—. Déjame ser parte de esto…
Sasha abrió la boca para protestar, pero la mano de Tommy lo silenció suavemente.
—Todos nos queremos, ¿verdad? —preguntó, un poco temeroso—. Entonces, ¿por qué no podemos demostrárnoslo? Yo quiero estar contigo y con Richie... y Richie también quiere estar con los dos… y tú… tú también, ¿verdad? —Lo miró con ansiedad.
Sasha cerró los ojos. Lo que decía Tommy era verdad, lo quería... lo amaba con todo su corazón. Pero también quería a Richie. Esos meses que había pasado con él se habían hecho muy cercanos, muy amigos. Amaba a Tommy y quería a Richie, ¿por qué no permitirse demostrárselo?
No respondió, simplemente atrajo a Richie junto a él y comenzó a besarlo, mientras abrazaba a Tommy por la cintura.
Éste sonrió, recostado en el pecho de Sasha, viéndolos besarse. Le parecía muy dulce pero a la vez tremendamente erótico. Se estaba excitando sólo viéndolos y era simplemente un beso. Tembló de anticipación imaginando cuando pasaran a más.
Richie correspondió el beso con ardor, satisfecho por el rumbo que estaban tomando las cosas. Se sentía volar con ellos dos entre sus brazos. Sus manos comenzaron a acariciar a Sasha, mientras él hacía lo propio. Entonces le susurró algo al oído y ambos sonrieron.
Las manos de Richie comenzaron a desabotonar la camisa de Tommy, mientras que Sasha se ocupaba de los pantalones. En pocos segundos lo tuvieron desnudo sin dejar de acariciarlo. La boca de Sasha comenzó a jugar con uno de sus pezones mientras la de Richie se ocupaba de sus caderas.