Favoritos de la fortuna (136 page)

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Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

La asamblea centuriada (comitia centuriata) ordenaba al pueblo -patricio y plebeyo- en clases, determinadas con arreglo a sus recursos económicos. Como ésta en origen era una agrupación militar, cada clase se configuraba en forma de centurias (que, salvo las dieciocho primitivas, en tiempos de Sila estaban constituidas por mucho más de cien individuos por centuria, ya que se había decidido mantener el mismo número de ellas en cada clase). La asamblea centuriada se reunía para elegir cónsules, pretores y censores (éstos cada cinco años). También lo hacía en casos de juicios encausados por alta traición (perduellio), y podía aprobar leyes. Debido a su volumen y su origen militar, la asamblea centuriada tenía que convocar sus reuniones fuera del pomerium en el campo de Marte en un lugar llamado la saepta; en tiempos normales no se convocaba para aprobar leyes ni decidir en juicios.

La asamblea del pueblo (comítia populi tributa) permitía la participación de todos los patricios y era de cariz tribal. Se convocaba a las treinta y cinco tribus en que estaban encuadrados los ciudadanos romanos. La convocaba un cónsul o un pretor y era la que elegía a los cuestores, a los ediles curules y a los tribunos de los soldados. Podía formular leyes y celebrar juicios. Su lugar habitual de reunión era la hondonada del bajo Foro.

La asamblea plebeya (comitia plebis tributa o concilium plebis) no permitía la asistencia de patricios y reunía a las treinta y cinco tribus. El único magistrado con poder para convocarla era el tribuno de la plebe. Tenía potestad para promulgar leyes (en puridad, plebiscitos) y celebrar juicios, si bien de esto último se vio privada al establecer Sila tribunales permanentes. Sus miembros elegían a los ediles plebeyos y los tribunos de la plebe. El lugar habitual de reunión era la hondonada del bajo Foro.

atrium. El recibidor de un domus romano o casa privada; constaba de una abertura rectangular en el techo (el compluvium) bajo la cual había un estanque (el impluvium). En principio, el propósito del estanque era recoger agua para uso doméstico, pero ya en tiempos de la república solía ser puramente ornamental.

auctoritas. Término latino de difícil traducción, ya que significa mucho más que el vocablo «autoridad»; implica preeminencia, prestigio, jefatura, importancia pública y privada y, sobre todo, la capacidad para influir sobre los acontecimientos por simple fama pública o personal. Todos los magistrados poseían auctoritas como algo inherente a su cargo, pero la auctoritas no era exclusiva de los magistrados; el príncipe del Senado, el pontífice máximo, el rex sacrorum, los consulares y algunos particulares también poseían auctoritas.

augur. Sacerdote cuyo cometido era la adivinación más que el pronóstico. Formaba con sus colegas el Colegio de augures, un organismo oficial que, hasta 81 a. JC. en que Sila lo aumentó a quince miembros, lo formaban seis patricios y seis plebeyos. Hasta el 104 a. JC., cuando Cneo Domicio Ahenobarbo aprobó la lex Domitia de sacerdotiis, a los augures los proponían los propios miembros del colegio, pero a partir de ella los elegía la asamblea de diecisiete tribus sacadas a suertes. El augur no predecía el futuro, ni dictaba los augurios a su antojo, sino que examinaba unos determinados objetos o signos para saber si lo que se iba a realizar contaba con la aprobación de los dioses, ya fuese una asamblea, una guerra, la propuesta de una ley o cualquier otro asunto estatal, incluidas las elecciones. Existía un auténtico manual de interpretación al que se ceñían los augures. El augur vestía la toga trabea (véase ese artículo) y portaba un báculo llamado lituus.

auverneses. La tribu gala de los arverni, que ocupaba las tierras de la mitad norte del macizo de las Cevennas en la Galia Transalpina.

auxiliares. Legión incorporada al ejército romano sin que sus tropas tuviesen la categoría de ciudadanos de Roma; los que formaban este tipo de legión recibían el nombre de auxiliares, término que también se aplicaba al cuerpo de caballería. En la época de la dictadura de Sila, la mayor parte de la infantería auxiliar casi había desaparecido, mientras que la caballería seguía siendo muy importante.

báquico. Relativo al dios Baco (el Dionisos griego), patrón del vino y, por extensión, de la jarana. Hasta la mitad de la época republicana, estaban mal vistos los excesos báquicos y hasta se llegó a legislar en contra; pero en tiempos de Sila existía cierto grado de tolerancia.

bárbaro. Etimológicamente procede de un vocablo griego de claro carácter onomatopéyico, dado que cuando los griegos oyeron hablar por primera vez a esos pueblos, su lenguaje les sonaba a «bar-bar» y por ello la palabra «bárbaros» se empleó para describir razas y naciones consideradas incivilizadas y carentes de una cultura digna. Galos, germanos, sármatas y dacios se tenían por bárbaros.

basílica. Edificio importante para uso público, tal como tribunales, o dependencias comerciales, tiendas o despachos. La basílica tenía dos pisos, estaba iluminada por una lucerna cenital y daba cabida a diversas tiendas a lo largo de una especie de soportales en ambos lados; durante la república se erigía a costa de algún noble romano y su mantenimiento corría a cargo de los ediles. La primera basílica fue construida por Catón el censor y estaba en el Clivus Argentarius, junto al Senado; se llamaba basílica Porcia, albergaba casas de banca y la sede del Colegio de los tribunos de la plebe. En la época en que se desarrollan los acontecimientos de esta obra existían igualmente las basílicas Emilia, Sempronia y Opimia, todas en las inmediaciones del bajo Foro.

Belona. Diosa romana de la guerra. Su templo estaba fuera del pomerium o límite sacro de la ciudad en el Campo de Marte; consagrado en 296 a. JC. por el gran Apio Claudio Caecus, estaba a cargo de unos sacerdotes llamados los fetiales. Ante el templo de Belona había una gran explanada conocida como el Territorio Enemigo.

birreme. Embarcación de guerra propulsada a remo más que con velas, aunque llevaba un mástil al efecto, que quedaba en tierra si se preveía combate. Algunas birremes estaban cubiertas total o parcialmente, pero la mayoría eran embarcaciones sin puente. Parece ser que los remeros iban sentados en bancadas situadas a dos niveles; los remos superiores se apoyaban en toletes y los inferiores asomando por troneras en los costados de la nave. Se construían estos navíos con madera de abeto o de otras especies de pino y sólo podían navegar con buen tiempo y librar combate con mar muy en calma. La proporción de eslora y manga era de 7:1, y probablemente alcanzaba una longitud de 30 metros; iba dotada de más de cien remeros y un espolón de roble reforzado con bronce prolongaba la proa por debajo de la línea de flotación y servía para embestir y hundir los navíos enemigos. La birreme no estaba pensada para llevar tropas y entablar combate con otros navíos al estilo de la guerra en tierra. Durante la época griega, de la república y del imperio romanos, contaron con dotación de remeros profesionales y no de esclavos. El esclavo de galeras es producto de la época cristiana.

Bóreas. Viento norte.

brazalete. Los anchos brazaletes de oro o plata, concedidos como condecoraciones al valor a los legionarios, centuriones, cadetes y tribunos militares romanos.

caballería. Tropas a caballo. En los últimos tiempos de la república, la caballería del ejército romano era de carácter auxiliar y formaba sus unidades personal que no era de ciudadanía romana: germanos, galos, tracios, gálatas y númidas generalmente, pues eran pueblos con tribus acostumbradas a montar a caballo. Parece que casi siempre dispuso de suficientes voluntarios para integrarla, siendo los más numerosos galos y númidas. Se dividía en regimientos de quinientos jinetes, divididos en escuadrones de cincuenta, al mando de oficiales de las respectivas nacionalidades, aunque el comandante en jefe siempre era romano.

caballeros. Los equites, pertenecientes al ordo equester. Su origen se debe a cuando los reyes de Roma alistaron a los ciudadanos más distinguidos en un cuerpo de caballería pagado por el Tesoro público. En aquel entonces, en Italia, los caballos eran muy escasos y costosos. Ya en la época de la joven república había mil ochocientos jinetes, repartidos en dieciocho centurias. Con el auge de la república aumentó el número de caballeros, pero ya todos adquirían por su cuenta el caballo y lo mantenían; los caballeros se convirtieron en un ente social que poco tenía que ver con los asuntos militares, aunque el Estado siguió facilitando caballos públicos a los mil ochocientos veteranos. La designación de caballeros pasó a la potestad de los censores, según criterios económicos, y, mientras que las centurias formadas por esos mil ochocientos siguieron contando con cien jinetes, las nuevas centurias (en torno a setenta y una) crecieron hasta superar notablemente los cien individuos. Por eso todos los que se inscribían en el censo como caballeros quedaban incluidos en la primera clase.

Hasta el 123 a. JC. todos los senadores eran también caballeros; fue Cayo Sempronio Graco (véase Graco) quien aquel año redujo el Senado a un organismo autónomo de trescientos miembros y dio a los caballeros el título de ordo equester. Los hijos de senadores y otros miembros no senatoriales de familias ilustres siguieron considerándose caballeros. Los requisitos para ingresar en el censo de caballeros (que se efectuaba ante un tribunal especial en el Foro) eran tener propiedades o rentas superiores a 400.000 sestercios. No existían incompatibilidades en cuanto a la naturaleza de las actividades para obtener las rentas, como en el caso de los senadores.

caballo niseano. El animal de mayor tamaño conocido en la antigüedad, aunque existe polémica al respecto; pero parece ser que era tan grande al menos como el medieval susceptible de transportar a un caballero con armadura, ya que los reyes de Armenia y los partos utilizaban esta clase de caballo cuando llevaban la catafracta (armadura de escamas que cubría de pies a cabeza al caballero y al caballo). Se criaba en la Media, al suroeste del mar Caspio, pero en la última época de la república existía en casi todos los confines del mundo antiguo.

caballo de octubre. En los idus de octubre (aproximadamente cuando finalizaban las campañas) se escogían los mejores caballos de guerra y se uncían por parejas a carros para celebrar una carrera en el Campo de Marte, no en el circo. El caballo de la derecha del carro ganador se sacrificaba a Marte en un altar erigido al dios junto a la pista de la carrera; se le mataba con un venablo y se le cortaba la cabeza, que se cubría con pastelillos, mientras que la cola y los testículos se llevaban a toda prisa a la Regia del Foro, cuyo altar se regaba con la sangre. Una vez concluida la ceremonia de la cabeza adornada con pastelillos, se arrojaba a la muchedumbre, formada por dos grupos de ciudadanos: vecinos del Subura y vecinos de la Vía Sacra, que pugnaban por quedársela. Si ganaban los de la Vía Sacra, se clavaba la cabeza en el muro exterior de la Regia, y si vencían los del Subura se exponía en la Turris Mamilia (el edificio más llamativo del Subura). No se conoce el origen de esta costumbre; los eruditos actuales se inclinan por pensar que era algo relacionado con el término de la campaña en tiempos muy anteriores a la época de Sila de los que los propios romanos no debían tener una noción muy precisa. Tampoco sabemos si los caballos que participaban en la carrera eran públicos o no, pero es de suponer que sí.

caballo público. Caballo propiedad del Estado, es decir del Senado y el pueblo de Roma. Ya desde tiempo de los reyes, el Estado daba un caballo a los 1.800 caballeros romanos de mayor alcurnia de las dieciocho primitivas centurias. Posiblemente cuando se inició esta política, en Italia los caballos eran escasos y muy costosos, pues de no haber sido así, el gobierno romano, bien conocido por su negligencia, no se habría molestado en desembolsar un dinero tan precioso y se habría limitado a ordenar a los caballeros que aportasen sus propias cabalgaduras, como sucedió durante el período republicano cuando los caballeros rebasaron ampliamente ese contingente primitivo de 1.800 jinetes. Los animales se heredaban de generación en generación.

Calabria. Nombre que se presta a confusión para los que conocen la Italia actual. Hoy, Calabría es la punta de la bota, pero en la época antigua era el tacón. Sus principales ciudades eran Brundisium y Tarentum. Sus habitantes eran los mesapios ilirios.

calendas. El primer día de cada mes que representaba los puntos fijos del mismo. Las fechas se establecían hacia atrás a partir de esos puntos, calendas, nonas e idus. Las calendas estaban consagradas a Juno, pues en origen correspondían a la aparición de la luna nueva.

Campo Esquilino. Explanada fuera de las murallas servianas ante el doble tramo del Agger y entre las puertas Querquetulana y Colina, en la que se hallaba la necrópolis de Roma.

Campo Lanatario. Explanada dentro de las murallas servianas hacia el lado del Aventino, situada entre la puerta Raudusculana y la Nevia, en la que estaban los mataderos y otros almacenes.

Campo de Marte. Al norte de la muralla serviana, el Campo de Marte estaba limitado por el Capitolio al sur y la colina Pinciana al este; el resto lo cerraba la gran curva del Tíber. En la época de la república no era un suburbio, y en él acampaban los ejércitos en espera de que los generales celebrasen el triunfo, se efectuaban ejercicios militares y de instrucción para los jóvenes, estaban las cuadras de los caballos que corrían en las competiciones de carros, se celebraban las asambleas de comitia centuriata y había mercados de plantas y parques públicos. La poza del Trigarium, en la que los romanos acudían a nadar al Tíber, estaba situada en el centro de la curva, al norte de los manantiales de agua mineral llamados el Tarentum. La Vía Lata (Vía Flaminia) cruzaba el Campo de Marte en dirección al puente Mulviano y perpendicular a ella discurría la Vía Recta.

Capena, puerta. Una de las dos más estratégicas de la muralla serviana (la otra era la puerta Colina), situada al sur del circo Máximo; por delante de ella discurría la carretera que unía la Vía Appia y la Vía Latina.

capite censi. Literalmente «censo por cabezas» (véase ese artículo).

carcer. Calabozo. Era el otro nombre que se daba al Tullianum.

Carinae. Uno de los barrios más elegantes de Roma. La Carinne (que incluía el Fagutal) eran los altos del monte Opiano en su lado oeste y se extendía entre la Velia y el Clivus Pullius, con vistas al sudoeste, a las marismas de Palus Ceroliae y al Aventino.

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