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Authors: Augusto Cury

Tags: #Psicología, Autoayuda, Crianza,

Padres brillantes, maestros fascinantes (2 page)

Muchos hijos reconocen el valor de sus padres, pero no lo bastante como para admirarlos, respetarlos y tenerlos como maestros de vida. Los padres que tienen problemas con sus hijos no deben sentirse culpables. La culpabilidad encarcela el alma. Nada en la personalidad humana es definitivo.

Usted puede y debe rechazar este síntoma. Usted tiene experiencias muy enriquecedoras que transforman su historia en una película más interesante de lo que Hollywood podría producir. Si duda de esto, quizás usted no se conoce a sí mismo y, para colmo, tal vez ni siquiera se admira a sí mismo.

Libere a su niño interior. Libere al joven alegre que vive dentro de sus emociones, aun cuando su cabello haya encanecido, ya que es posible recuperar los años. Permita que sus hijos descubran su mundo.

Abrace, llore y abrácelos.
Llorar y abrazar es más importante que darles fortunas o criticarlos constantemente
.

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LOS BUENOS PADRES NUTREN EL CUERPO,

LOS PADRES BRILLANTES NUTREN LA PERSONALIDAD

Este hábito de los padres brillantes contribuye

a desarrollar en sus hijos: seguridad, capacidad de

liderazgo, de reflexión, coraje, optimismo, la superación

del temor y la prevención de conflictos.

Los buenos padres cuidan la alimentación física de sus hijos y los estimulan a llevar una dieta saludable; los padres brillantes van más allá. Saben que la personalidad necesita una excelente nutrición psíquica, de modo que se preocupan por el alimento que enriquece la inteligencia y las emociones.

Una familia estructurada solía ser una garantía de que los niños desarrollarían una personalidad saludable. Hoy en día, los buenos padres están criando hijos ansiosos, enajenados, autoritarios y angustiados. Muchos hijos de médicos, de jueces y de hombres de negocios enfrentan graves conflictos. ¿Por qué padres inteligentes y saludables han visto que sus hijos se enferman?

¿Por qué la sociedad se ha vuelto una fabrica de estrés?

No tenemos control sobre el proceso de formación de la personalidad de nuestros hijos. Los criamos y los ponemos en contacto con un sistema social controlador en etapas muy tempranas de su vida (Foucault, 1998).

Cada día están en contacto con miles de estímulos seductores que se infiltran en las matrices de su memoria. Por ejemplo, los padres enseñan a sus hijos a ser comprensivos y a consumir sólo lo necesario, pero el sistema les enseña a ser individualistas y a consumir sin necesidad.

¿Quién se queda con este botín? El sistema social. La cantidad de estímulos y la presión emocional que el sistema ejerce sobre los jóvenes son enormes. Casi no hay libertad de elección.

Ser culto, tener una buena condición económica, una excelente relación conyugal y proporcionar a sus hijos buenas escuelas no es suficiente para producir salud psíquica. Un animal puede escapar de las garras de un depredador sólo si cuenta con grandes habilidades. Prepare a sus hijos para sobrevivir a las aguas turbulentas de la emoción y para desarrollar la capacidad de crítica. Sólo de esta forma podrán filtrar los estímulos estresantes y ser libres para elegir y decidir.

Los padres que no enseñan a sus hijos a ver críticamente los comerciales y programas televisivos, así como la discriminación social, los hacen presa fácil del sistema depredador. Para este sistema, tan ético como pretende ser, su hijo es sólo un consumidor potencial y no un ser humano.
Prepáre a su hijo para «ser», porque el mundo lo preparará para «tener»
.

Alimente la inteligencia

Los buenos padres enseñan a sus hijos como cepillarse los dientes, los padres brillantes les enseñan higiene psíquica. A diario, incontables padres les ruegan a sus hijos que practiquen la higiene bucal, ¿pero qué hay de la higiene emocional? ¿Qué bien hay en prevenir las caries si las emociones de los niños se vuelven un bote de basura de pensamientos negativos, caprichos, miedos, reacciones impulsivas y atracción social?

Por favor, enseñe a sus hijos a proteger sus emociones. Todo aquello que afecte frontalmente las emociones, afecta también drásticamente a la memoria y constituirá un elemento de la personalidad. Un excelente jurista me dijo una vez que si hubiera sabido como proteger sus emociones desde la infancia, su vida no habría sido un drama. Cuando era niño había sido rechazado por alguien cercano porque tenía una deformidad facial y el rechazo controló su felicidad. La deformidad no era importante, pero el RAM la registro y la alimento así, por lo que su infancia fue desdichada. Se escondía de la gente; estaba solo en medio de la multitud.

Ayude a sus hijos a no ser esclavos de sus problemas. Alimente el anfiteatro de sus pensamientos y el territorio de sus emociones con coraje y audacia. No acepte su timidez ni su inseguridad.

El «yo», que representa la voluntad consciente o la libertad para decidir, debe ser entrenado para convertirse en un líder, no en un títere
. Ser líder no significa tener la capacidad de resolverlo todo y echarnos encima todos los problemas que nos rodean. Los problemas existirán siempre. Si podemos resolverlos, hagámoslo. Si no podemos resolverlos, debemos aceptar nuestras limitaciones pero nunca gravitar en su órbita.

Si usted tuviera la capacidad de leer las mentes de los jóvenes, vería que muchos están atormentados por pensamientos de ansiedad. Algunos se angustian por los exámenes escolares, otros odian cada cambio y curva de sus cuerpos y algunos más piensan que nadie los quiere. Muchos jóvenes tienen autoestimas terribles. El problema es que cuando nace la baja autoestima, muere la alegría.

Un joven de 16 años se me acercó después de una conferencia. Me dijo que él destruía diariamente su tranquilidad pensando que un día envejecería y moriría. En el comienzo de su vida ya estaba trastornado por su final. ¿Cuantos jóvenes están sufriendo sin que sus padres o maestros conozcan sus corazones? La cárcel de la emoción ha aprisionado a millones de jóvenes que sufren en silencio. Cuando cierre este libro, hable con sus hijos.

¿Qué clase de educación es ésta que habla sobre el mundo en que vivimos y guarda silencio acerca del mundo que somos? Pregunte siempre a sus hijos: ¿Qué está pasando en tu vida?«, ¿me necesitas?», ¿has tenido algunas desilusiones?«, ¿cómo puedo hacerte más feliz?»

¿Qué caso tiene cuidar la alimentación de los billones de células de su hijo, si se olvida de su alimento psicológico? ¿Qué ganan con tener un cuerpo saludable si son infelices, inestables, no tienen protección emocional, evaden sus problemas, tienen temor a la crítica y no les gusta que les digan que no? Ningún padre daría a sus hijos comida echada a perder, pero eso es lo que hacemos con el alimento psicológico: No nos damos cuenta de que todo lo que archiven controlara su personalidad.

Alimente la personalidad de sus hijos con sabiduría y tranquilidad. Hábleles acerca de sus aventuras, sus momentos de vacilación y los valles emocionales que ha atravesado. No permita que el campo de cultivo de su memoria se convierta en una tierra de pesadillas; hágala un jardín de sueños.

Nunca se olvide que tropezamos con las piedras pequeñas y no con las montanas. Las pequeñas piedras del inconsciente se vuelven enormes colinas.

El pesimismo es un cáncer del alma

Usted puede no tener dinero, pero si es rico en sentido común, será un padre brillante. Si transmite sus sueños y entusiasmo a sus hijos, será una exaltación de la vida. Si es especialista en quejarse, si muestra temor a la vida y al futuro, si tiene preocupaciones excesivas con respecto a las enfermedades, estará nulificando la inteligencia y las emociones de sus hijos.

¿Sabe cuánto tarda en remitir espontáneamente un conflicto psíquico que no esta relacionado con la genética y al cual no se le da tratamiento? A veces, hasta tres generaciones. Por ejemplo, si un padre esta obsesionado con las enfermedades, uno de los hijos podría registrar continuamente esta obsesión y reproducirla; el nieto podría tener la misma obsesión en un grado menor, y sólo el bisnieto podría quedar libre de ella. Quienes estudian los roles de la memoria saben qué tan serio es el proceso de transmisión de aflicciones psíquicas.

Demuestre fuerza y seguridad a sus hijos. Dígales con frecuencia: «La verdadera libertad esta dentro de ti», "¡No seas frágil ante tus preocupaciones!«, »controla tu temperamento y tus ansiedades" y «¡Elige ser libre! Hay que combatir cada pensamiento negativo para que no quede registrado».

El verdadero optimismo se construye afrontando los problemas, no negándolos; por eso las conferencias motivacionales rara vez funcionan, pues no proporcionan las herramientas para generar un optimismo sólido que alimente al «yo» como líder en el teatro de la inteligencia. De ahí que este libro esta dirigido hacia la revelación científica, pues mi objetivo es proporcionar esas herramientas.

De acuerdo con investigaciones realizadas en universidades de Estados Unidos, una persona optimista tiene un 30% menos de probabilidades de padecer alguna enfermedad cardíaca. Los optimistas tienen incluso menos probabilidades de padecer enfermedades emocionales o psicosomáticas.

El pesimismo es un cáncer del alma
. Muchos padres son vendedores de pesimismo. Además de la basura social que los medios depositan en el escenario de las mentes jóvenes, muchos padres les transmiten un futuro sombrío: todo es difícil y peligroso. Están preparando a sus hijos para tener miedo a la vida, para encerrarse a sí mismos en un capullo y vivir sin poesía. ¡Alimente a sus hijos con un sólido optimismo!

No deberíamos formar superhumanos, como proponía Nietzsche.

Los padres brillantes no forman héroes, sino seres humanos que conocen sus limitaciones y sus fortalezas
.

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LOS BUENOS PADRES CORRIGEN ERRORES,

LOS PADRES BRILLANTES ENSEÑAN A PENSAR

Este hábito de los padres brillantes contribuye

a desarrollar en sus hijos: conciencia crítica,

capacidad de pensar antes de reaccionar; fidelidad,

honestidad, capacidad de cuestionar y responsabilidad social.

Los buenos padres corrigen las fallas; los padres brillantes enseñan a sus hijos a pensar. Hay mucho más de fondo en corregir errores y enseñar a pensar de lo que podría soñarse en nuestra psicología.

No sea un experto en criticar una conducta inadecuada, sino más bien en hacer que sus hijos reflexionen. El regaño y la reprimenda, definitivamente, no funcionan, solo causan fricciones en la relación.

Cuando usted abre la boca para repetir las mismas cosas, desencadena ciertos archivos de la memoria inconsciente que contienen añejas críticas. Sus hijos sabrán lo que usted va a decir y estarán preparados para defenderse. Por lo tanto, nada de lo que usted diga hará eco en su interior y no generará un momento educacional. Este es un proceso inconsciente.

Cuando su hijo comete un error, espera una reacción de su parte. Si lo que usted diga no causa un impacto emocional en él, el fenómeno RAM no producirá un registro inteligente y, por ende, no habrá crecimiento, habrá sufrimiento. No insista en repetir las mismas cosas por los mismos errores y la misma necedad.

A veces insistimos en decir las mismas cosas año tras año, y los jóvenes siguen repitiendo los mismos errores. Ellos son necios y nosotros somos estúpidos.
Educar no es repetir palabras, es crear ideas es encantar
. Los mismos errores merecen nuevas actitudes.

Si nuestros hijos fueran computadoras, podríamos repetir la misma reacción para corregir el mismo defecto, pero ellos tienen una inteligencia compleja. Cuando menos cuatro fenómenos leen diariamente la memoria y, entre billones de opciones, producen miles de cadenas de pensamientos e incontables transformaciones de energía emocional. El propósito de este libro no es analizar estos cuatro fenómenos lectores de la memoria, así que únicamente los mencionaré: El activador de memoria, la ventana de memoria, el autoflujo y el «yo», que representa la voluntad consciente.

La personalidad de los niños y de los jóvenes esta en ebullición constante porque la generación de pensamientos nunca se interrumpe. Es imposible dejar de pensar; incluso intentar la interrupción de los pensamientos es un pensamiento en sí mismo. Ni siquiera cuando dormimos interrumpimos los pensamientos, por eso soñamos. Pensar es inevitable, pero pensar demasiado, como veremos, genera un violento desperdicio de energía cerebral que pone drásticamente en riesgo la calidad de vida.

No sea un manual de reglas

Las computadoras son pobres artilugios comparadas con la inteligencia de cualquier niño, incluso de aquellos con capacidades especiales. Pero insistimos en educar a nuestros hijos como si fueran artefactos lógicos que sólo necesitan seguir un manual de reglas. Cada joven es un mundo por explorar.

Las reglas sirven para arreglar las computadoras. Decir «haz esto» o «no hagas eso», sin explicar las causas, sin estimular el arte de pensar, produce robots y no jóvenes pensantes.

Creo que el 99% de las críticas y correcciones de los padres es inútil, pues no influyen en las personalidades de los niños. Además de no educar, generan más agresividad y distancia. ¿Qué podemos hacer entonces? ¡Sorprenderlos!

Los padres brillantes entienden el funcionamiento de la mente para educar mejor a sus hijos. Están conscientes de que primero necesitan ganar el territorio de la emoción para poder ganar el anfiteatro de los pensamientos y, finalmente, conquistar el campo consciente e inconsciente de la memoria, que es la caja secreta de la personalidad. Los padres brillantes sorprenden a la emoción con gestos únicos, generando así fantásticos momentos educacionales.

Los padres pueden leer mi teoría, las ideas de Piaget, el psicoanálisis de Freud, las inteligencias múltiples de Gardner y la filosofía de Platón durante décadas, pero si no encantan, no enseñan a pensar ni conquistan los depósitos de memoria de sus hijos, ningún estudio será aplicable ni válido.

Sorprender a sus hijos es decir cosas que no esperan, reaccionar en forma diferente ante sus errores y superar sus expectativas. Por ejemplo, su hijo le alza la voz. ¿Qué debe hacer usted? ¡Él espera que le grite y lo castigue! Pero en vez de eso, usted permanece en silencio, relajado, y dice algo que le sorprende: «Nunca esperé que me ofendieras de esta forma. A pesar del dolor que me has causado, te amo y te respeto mucho». Después de decir estas palabras, usted se va y deja que su hijo reflexione. De esta manera, su respuesta sacudirá los fundamentos de la agresividad de su hijo.

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