23-F, El Rey y su secreto (36 page)

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Authors: Jesús Palacios

Tags: #Historico, Política

NOTAS

[1]
El magro de la nota remitida por la antena del CESID valenciano y por el servicio de información de la Guardia Civil de la zona decía así: «El pasado sábado, en visita girada a Valencia por Ignacio Gallego, del Comité Central del PCE, manifestó a nivel de militantes de CC.OO. que el Golpe de Estado era posible actualmente y que caso de producirse la reacción inmediata debía ser ocupar los cuarteles, haciendo alusión a que ““como armas no nos faltan…”

»En relación con las armas que dicen disponer, desde hace tiempo se viene detectando que existe una forma de aprovisionamiento de armas cortas a través de las excursiones a Andorra que organizan con regularidad las asociaciones de barrios. Asimismo, el puerto de Valencia constituye un foco importante del tráfico ilegal de armas.»
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[2]
Manuel Cuenca Toribio,
Conversaciones con Alfonso Armada. El 23-F
, pág. 209, Edit. Actas, Madrid 2001. La segunda conversación Milans-Armada tuvo lugar el domingo 22 de febrero a las tres de la tarde. A Milans lo acompañaban el coronel Ibáñez, el teniente coronel Pedro Mas y el comandante Pardo Zancada. El capitán general tenía interés en que Pardo estuviera presente en la conversación. En su diálogo con Armada, Milans fue repitiendo en voz alta las respuestas de aquel.

—Sí, dime Alfonso, ¿qué paso ayer?

—Esto se hace, Jaime.

—¿Qué se hace?

—Sí, se hace, no se puede parar, no he podido parar a Tejero.

—Bueno, ¿y yo como actúo?

—Yo en cuanto pase me iré a la Zarzuela, pero tú no me llames allí hasta que yo te llame y te de un número al que me puedas llamar.

—Entonces, ¿no estarás en tu despacho?

—Bueno, estaré o no estaré, no lo sé, posiblemente estará el general Sáez Larumbe.

—¿Has hablado con el número uno?

—No, en las últimas horas no he podido hablar. Oye, convendría avisar a Luis.

—Luis ¿qué Luis? [Ibáñez le apunta Torres Rojas]. Ah, sí, intentaremos llamarlo desde aquí, ¿pero no sería más fácil que tú lo llamaras desde ahí?

—Es que no sé si podré localizarlo.

—Bien, lo intentaremos nosotros. ¿Has hablado con Sáenz de Tejada? [jefe de Estado Mayor de la I Región Militar]

—No, pero mañana lo veré en la Brigada Paracaidista y hablaré con él.

—Bueno Alfonso, pues suerte y un abrazo.

—Otro muy fuerte para ti Jaime.

(Declaración de Milans del Bosch en la vista oral del juicio de Campamento el lunes 8 de marzo de 1982, folio 0I 4068222).
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[3]
Testimonio del general Alfonso Armada al autor.
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[4]
Testimonio manuscrito del general Armada al autor.
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[5]
Discurso del general Gabeiras en el Cuartel General del Ejército con motivo de la Pascua Militar el 5 de enero de 1981.
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[6]
Testimonio manuscrito del general Armada al autor.
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[7]
Testimonio manuscrito del general Armada al autor.
<<

[8]
Stanley G. Payne,
Los militares y la política en la España contemporánea
, Edit. Ruedo Ibérico, París, 1968, pp. 13.
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[9]
Franco, mi padre. Testimonio de Carmen Franco
, La esfera de los libros, Madrid, 2008.
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[10]
Charles Powell, «Estados Unidos y España, de la dictadura a la democracia», en
Del autoritarismo a la democracia
, AAVV, p. 46, Editorial Sílex, Madrid, 2007.
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[11]
Conversación con el autor y testimonio manuscrito del general Armada.
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[12]
Tiempo
, 25 de diciembre de 1989.
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[13]
Testimonio manuscrito del general Alfonso Armada.
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[14]
José Ignacio San Martín,
Servicio especial
, Editorial Planeta, Barcelona, 1983, pp. 225 y 226.
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[15]
Conversación con el autor.
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[16]
Lo del término «Palmar» se escogió oportunamente por la secta ultracatólica que el autodenominado «papa» Clemente había fundado en la localidad sevillana de Palmar de Troya, en la que aseguraba que se habían producido diversos milagros y apariciones marianas. Para el invidente «papa» Clemente, Juan Pablo II era un masonazo muy peligroso.
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[17]
María Mérida,
Mis conversaciones con los generales
, Plaza &Janés, Barcelona, 1980, pp. 266.
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[18]
Los «úmedos» se vieron seducidos por la revolución de los claveles portuguesa del 25 de abril de 1974, e intentaron articular una corriente interna en el ejército desde el verano de 1974. Preconizaban que si en España no era posible un golpe similar al portugués, que al me-nos las fuerzas armadas se democratizasen —un imposible natural— para traer un régimen democrático. Se calificaban de demócratas de izquierda, socialistas y progresistas. Su matriz nutriente fue Barcelona y Madrid. Tras ser condenados en consejo de guerra por rebelión militar, su núcleo duro fue expulsado de las fuerzas armadas, perdiendo el empleo que tenían. Hubo un intento para que fueran incluidos en la Ley de Amnistía de octubre de 1977, por la que se les permitiría reintegrarse en los ejércitos, conservando grado, antigüedad y derechos. Pero el plante de la cúpula castrense fue unánime ante el riesgo de introducir un elemento de posible división y confrontación futura en las fuerzas armadas. En esa ocasión el mismo Gutiérrez Mellado se mostraría firme e inflexible apoyando a sus colegas de armas. Si la amnistía incluía a los «úmedos», aseguró el vicepresidente a los encargados de redactar la ley, él no podría garantizar la disciplina en el ejército y se vería obligado a dimitir. Finalmente, la Ley de Amnistía los dejaba en libertad pero fuera del Ejército. Algunos volverían a trabajar para la organización clandestinamente hasta su autodisolución a finales de junio de 1977, después de las primeras elecciones democráticas. Sería con Felipe González de presidente cuando se aprobó su reingreso en el ejército, que fue más simbólico que real. Al igual que el acto de homenaje y concesión de medallas que el ministerio de Defensa les organizó en 2010.
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[19]
Conversación del general Fernández Campo con el autor.
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[20]
Conversación y testimonio manuscrito del general Alfonso Armada.
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[21]
José Luis de Vilallonga,
El Rey
, Plaza & Janés, Barcelona, 1993, pp. 155 y 156.
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[22]
Santiago Carrillo,
Memorias
, Editorial Planeta, Barcelona, 1993, pp. 587 y 588.
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[23]
Charles Powell, «
Estados Unidos y España, de la dictadura a la democracia
», en
Del autoritarismo a la democracia
, AAVV, Editorial Sílex, Madrid, 2007, pp. 67 y 68.
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[24]
José Luis de Vilallonga, op. cit. pp. 124.
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[25]
Tom Burns Marañón,
Conversaciones sobre el rey
, Plaza & Janés, Barcelona, 1995, p. 332.
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[26]
Victoria Prego,
Diccionario de la transición
, Plaza & Janés, Barcelona, 1999, pp. 405-407.
<<

[27]
María Mérida,
Mis conversaciones con los generales
, Plaza & Janés, Barcelona, 1980, pp. 266.
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[28]
El documento completo de la reunión de la capitanía general de Madrid decía así:

1.º Estado de opinión

Dentro del estado de opinión pulsado en las Unidades de la Región, se ha observado:

Existe repulsa unánime por la legalización del Partido Comunista aprobada por el Gobierno, junto a una total indignación, ante la sensación de haber sido engañados, lo que presenta una total desconfianza en la actuación del Gobierno.

Junto a una total adhesión a sus mandos de Unidad, se observa un principio de desconfianza hacia los altos Mandos al estimar [que] no han evitado con anterioridad que se llegue a los actuales extremos. Asimismo se observa una sensación de fraude por parte de los que, hasta ahora, han sido espejo de formación por conseguir una «España no Comunista» siendo frecuentes las preguntas de:

«¿Qué hacen nuestros Ministros?»

«¿Qué hacen nuestros Capitanes Generales?»

2.º Significado moral

Junto a un aumento de la unión entre todos los Cuadros de Mando se advierte:

Una desconfianza latente en los altos Mandos, aumentada por algunas notas informativas de carácter positivo que posteriormente fueron desmentidas por los hechos.

Una inseguridad de cuáles son los valores actuales morales en el Ejército, con una sensación de negligencia en lo que es defensa de la Patria contra sus enemigos internos (los hasta ahora conocidos).

Temor a que la figura de S.M. el rey se vea involucrado en estos o futuros actos del Gobierno en provecho de éste, con detrimento de su figura y carácter representativo

3.º Consecuencias

Se considera el hecho de que las Fuerzas Armadas han sido reiteradamente engañadas por el Presidente del Gobierno lo que hace que parezcan que están una y otra vez desvinculadas de la realidad.

RESUMEN

Hay un completo y unánime malestar ante la legalización del Partido Comunista y su realización.

Tal legalización supone la de su doctrina que atenta contra los tres principios antes expuestos (Unidad de la Patria, Corona y Fuerzas Armadas).

Se tiene la sensación en ocasiones de estar defraudando a la población civil que confía y espera en el Ejército.

Es opinión general entre el personal de las Fuerzas Armadas, que el Presidente del Gobierno ha engañado a los altos Mandos del Ejército y que el consentimiento de éstos, ha provocado una grave desconfianza, aún paliada en parte, por la adhesión de los Man-dos inferiores a los de su Unidad.

La actuación de los Altos Mandos, ha provocado comentarios tales como: ¿qué ha pasado de las convicciones por las que lucharon? Hasta el punto de ponerlas en duda en la actualidad.

Se ha catalogado al Gobierno, en el mejor de los casos de débil y precisamente en unos momentos donde tal debilidad no puede caer, por las consecuencias que traería consigo.

CONCLUSIONES

Para recuperar la confianza perdida, se considera necesario:

Publicar una declaración del Alto Mando Militar, concreta y sin ambigüedades, en los medios informativos, poniendo de manifiesto su postura ante la situación actual de la nación y en especial ante la legalización del Partido Comunista y lo que trae consigo.

Exigir una declaración pública del Partido Comunista sobre su doctrina y en especial sobre los puntos fundamentales de Unidad de la Patria, Corona y Fuerza Armadas. La no aceptación de que fuesen respetados supondría, según lo dispuesto, colocarse al margen de la Ley.

Exigir responsabilidades a los medios informativos.

Ante la situación actual se considera necesario la dimisión del Vicepresidente del Gobierno para la Defensa, y de los tres Ministros militares, al verse implicados por su aceptación o consentimiento en la legalización del Partido Comunista.

Esta medida se complementaría con un compromiso entre los Tenientes Generales de no aceptar ninguna cartera en el actual Gobierno, lo que restituiría la confianza del Ejército en sus medios superiores y de la población civil en su Fuerzas Armadas.
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[29]
Leopoldo Calvo Sotelo,
Memoria viva de la transición
, Plaza & Janés, Barcelona, 1990, pp. 18 y 19.
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[30]
Leopoldo Calvo Sotelo, op. cit. , pág. 21.
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[31]
Conversación con el autor y testimonio manuscrito del general Armada.
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[32]
Conversación del ex jefe de la Casa del Rey con el autor.
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[33]
Charles Powell,
Estados Unidos y España, de la dictadura a la democracia
, pp. 49. Art. del libro
Del autoritarismo a la democracia
, VVAA, Edit. Sílex, Madrid 2007.
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[34]
Conversación con el autor y testimonio manuscrito del general Armada.
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[35]
Charles Powell, op. cit., pp. 65 y 66.
<<

[36]
Manuel Azaña,
Obras completas
, tomo IV,
Memorias políticas y de guerra
, Oasis, México, 1968, p. 575.
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[37]
Pablo Castellano,
Yo sí me acuerdo
, Editorial Temas de Hoy, Madrid, 1994, pp. 339.
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[38]
Testimonio del general Armada al autor.
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[39]
Artículo de Miguel Herrero de Miñón en
El País
del 19 de septiembre de 1980.
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[40]
Éste es uno de pocos puntos en el que coinciden Armada y Tejero. Cuando el fiscal general togado, Claver Torrente, le preguntó a Tejero en el juicio de Campamento si sabía algo del grupo de coroneles y de teniente coroneles, éste le contestó que «yo no sé nada más que esto».
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[41]
Sin duda alguna, el general Armada hace referencia velada a los preparativos que desde hacía más de seis meses había puesto en marcha Tejero, cuyos movimientos no habían dejado de estar controlados por el CESID ni un solo instante, dejándole libertad de movimientos para que, en su momento, su acción de comando sobre el Congreso fuese el factor desencadenante de gran magnitud que ofreciera la salida de un gobierno de amplia base presidido por Alfonso Armada.
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[42]
Testimonio manuscrito del general Armada al autor.
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[43]
Josep Meliá,
Así cayó Adolfo Suárez
, págs. 63-67.
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