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Authors: Arthur C. Clarke

Tags: #ciencia ficción

3001. Odisea final (18 page)

Y todas estaban hechas con el mismo material, que refulgía con un color espectralmente blanco bajo la doble luz del día. En la Tierra, los esquimales habían encontrado una respuesta idéntica para el desafío que planteaba su propio ambiente, frígido y carente de materiales: los iglúes de Tsienville también estaban hechos con hielo.

En lugar de calles, había canales, lo que convenía más a seres que todavía eran parcialmente anfibios y que, al parecer, regresaban al agua para dormir. Asimismo se creía que lo hacían para alimentarse y reproducirse, aunque ninguna de esas hipótesis se había demostrado.

A Tsienville la habían llamado la "Venecia hecha de hielo", y Poole tuvo que estar de acuerdo en que era una descripción apropiada. Sin embargo, no había venecianos a la vista, y el lugar tenía el aspecto de estar abandonado desde hacía años.

Y aquí se planteaba otro misterio: a pesar de que Lucifer era cincuenta veces más brillante que el distante Sol, y que era un elemento permanente en el cielo, los europanos todavía parecían estar sujetos a un antiguo ritmo de noche y día: regresaban al océano con el ocaso, y salían a la superficie cuando salía el Sol... no obstante que el nivel de iluminación había cambiado nada más que un porcentaje pequeño. Quizás existía un paralelo en la Tierra, donde el ciclo de vida de muchos seres estaba controlado tanto por la tenue Luna como por el Sol, más brillante.

El Sol saldría dentro de otra hora y, entonces, los habitantes de Tsienville volverían a tierra firme y se dedicarían a sus pausados asuntos, ya que, según los parámetros humanos, por cierto que eran pausados. La bioquímica basada sobre el azufre, que daba energía a los europanos, no era tan eficiente como la basada sobre el oxígeno, que permitía la actividad de la inmensa mayoría de los animales terrícolas. Hasta un perezoso podía ir más rápido que un europano, así que resultaba difícil considerarlos como potencialmente peligrosos. Ésa era la parte positiva. La negativa era que aun con las mejores intenciones en ambas partes, los intentos por establecer comunicación serían extremadamente lentos, quizás hasta intolerablemente tediosos.

Poole decidió que ya era hora de que volviera a comunicarse con el Control de Ganimedes: debían de estar muy angustiados, y Poole se preguntaba cómo su cómplice de conspiración, el capitán Chandler, estaría lidiando con la situación.


Falcon
llamando a Ganimedes. Como indudablemente podrán ver, se me hizo ...eh... permanecer justo por encima de Tsienville. No hay señales de hostilidad y como acá todavía es la noche solar, todos los europanos están debajo del agua. Llamaré de nuevo tan pronto como esté en el suelo.

Dim habría estado orgulloso de él, pensó Poole, mientras llevaba al
Falcon
a descender, con la suavidad de un copo de nieve, sobre un pequeño parche de hielo. No quería correr riesgos con la estabilidad y dispuso el impulso inercial de manera que cancelara todo menos una fracción del peso del transbordador: lo suficiente, esperaba, como para evitar que el aparato fuera arrastrado por el viento.

Estaba en Europa: el primer ser humano después de mil años. ¿Armstrong y Aldrin habrían experimentado esa sensación de júbilo cuando el
Águila
descendió en la Luna? Es probable que hayan estado demasiado ocupados comprobando los primitivos sistemas, carentes por completo de inteligencia, de su módulo lunar.

El
Falcon
, claro está, realizaba todo eso en forma automática. La pequeña cabina ahora estaba muy silenciosa, aparte del inevitable, y tranquilizador, murmullo de los equipos electrónicos bien templados. A Poole le produjo una conmoción considerable cuando la voz de Chandler, evidentemente pregrabada, le interrumpió los pensamientos:

—¡Así que lo hiciste! ¡Felicitaciones! Como sabes, está programado que regresemos al Cinturón la semana después de la que viene, pero eso debe de darte mucho tiempo.

"Después de cinco días,
Falcon
sabe qué hacer. Encontrará el camino de vuelta a casa, contigo o sin ti, de modo que, ¡buena suerte!

SEÑORITA PRINGLE

ACTIVAR CRIPTOPROGRAMA

ALMACENAR

—Hola, Dim, ¡gracias por ese jovial mensaje! Me siento bastante tonto usando este programa, como si fuera un agente secreto en uno de los melodramas de espionaje tan populares antes que yo naciera. Así y todo, nos brinda algo de privacidad, lo que puede ser útil. Espero que la señorita Pringle haya descargado esto en forma adecuada... ¡pero claro, señorita P, sólo estoy bromeando!

"A propósito, estoy recibiendo una andanada de solicitudes de todos los medios de prensa del Sistema Solar. Por favor, trata de alejarlos de mí o de desviarlos hacia el doctor Ted: le va a encantar hacerse cargo de ellos...

"Puesto que Ganimedes me tiene en cámara todo el tiempo, no voy a gastar saliva diciéndote lo que estoy viendo. Si todo va bien, deberemos tener algo de acción dentro de algunos minutos... y todos sabremos si fue una buena idea, en realidad, permitir que los europanos me encuentren sentado aquí pacíficamente, esperando saludarlos cuando salgan a la superficie...

"Ocurra lo que ocurra, no será una sorpresa tan grande para mí como lo fue para el doctor Chang y sus colegas, cuando descendieron aquí hace mil años. Volví a reproducir su último mensaje, poco antes de salir de Ganimedes: debo confesar que me produjo una sensación de pavor. No pude dejar de preguntarme si era posible que algo así pudiera ocurrir de vuelta... no me gustaría inmortalizarme del modo en que lo hizo el pobre Chang...

"Por supuesto, siempre puedo despegar si algo empezara a salir mal... y he aquí un interesante pensamiento que se me acaba de ocurrir: me pregunto si los europanos tienen historia, alguna clase de registros, algún recuerdo, de lo que sucedió a nada más que a unos kilómetros de aquí, hace mil años.

27. Hielo y vacío

—... Aquí el doctor Chang, llamando desde Europa. Espero que me puedan oír, en especial el doctor Floyd... sé que usted está a bordo de la
Leonov...
Puedo no tener mucho tiempo... apuntando la antena de mi traje hacia donde creo que está usted... por favor, retrasmita esta información a la Tierra.

"La
Tsien
fue destruida hace tres horas... Soy el único sobreviviente... Usando la radio de mi traje... desconozco si tiene alcance suficiente, pero es la única alternativa. Por favor, escuche con cuidado...

"HAY VIDA EN EUROPA. Repito:HAY VIDA EN EUROPA...

"Descendimos sanos y salvos, revisamos todos los sistemas y sacamos las mangueras, para poder iniciar de inmediato el bombeo de agua hacia el interior de nuestros tanques de impulsante... tan sólo por si teníamos que salir con apuro.

"Todo estaba yendo según lo planeado... casi parecía demasiado bueno para ser cierto. Los tanques estaban semillenos, cuando el doctor Lee y yo salimos para revisar la aislación de las tuberías. La
Tsien
está —estaba— situada a unos treinta metros del borde del Gran Canal. Las tuberías salían directamente de ella y descendían a través del hielo. Muy delgado: no era seguro como para caminar sobre él.

"Júpiter aparecía lleno en un cuarto, y teníamos cinco kilovatios de iluminación extendidos sobre la nave: parecía un árbol de Navidad; hermosa, reflejada en el hielo...

"Lee fue el primero que la vio: una enorme masa negra que ascendía de las profundidades. Al principio creímos que se trataba de un cardumen (era demasiado grande para ser un solo organismo); después empezó a abrirse paso a través del hielo, quebrándolo, y desplazándose hacia nosotros.

"Parecía como formado por enormes filamentos de algas mojadas, que se arrastraban por el suelo. Lee corrió de vuelta a la nave para traer una cámara; yo me quedé para observar e informar por la radio. La cosa se desplazaba con tanta lentitud que fácilmente pude haberla dejado atrás. Me sentía mucho más excitado que alarmado. Creí saber de qué clase de ser se trataba, he visto fotografías de los bosques de algas pardas, del tipo de las laminariáceas, en las costas de California, pero estaba totalmente equivocado...

"... Me di cuenta de que el ser estaba en problemas: no le habría resultado posible sobrevivir en una temperatura ciento cincuenta grados inferior a la de su ambiente normal. Se iba congelando y solidificando a medida que avanzaba (se le iban cayendo trocitos, como vidrios rotos), pero seguía desplazándose hacia la nave, una ola negra de marea que iba perdiendo velocidad a cada instante.

"Yo seguía tan sorprendido que no podía pensar con lógica y no alcanzaba a imaginar qué era lo que ese ser estaba tratando de hacer. Aun cuando se dirigía hacia la
Tsien
, seguía pareciendo completamente inofensivo, como... bueno... como un bosque en movimiento. Recuerdo haber sonreído: me hizo recordar el bosque de Burnham, en
Macbeth...

"Entonces, de repente, comprendí cuál era el peligro: aun cuando fuera inofensivo por completo, era pesado y, con todo el hielo que llevaba encima, debía de pesar varias toneladas, incluso en esta gravedad baja.. Y lenta y penosamente estaba trepando por nuestro tren de aterrizaje... las patas estaban empezando a combarse... todo en cámara lenta, como algo que ocurriera en un sueño... o una pesadilla...

"No fue sino cuando la nave empezó a venirse abajo, que me di cuenta de qué estaba tratando de hacer esa cosa... y para entonces fue demasiado tarde: pudimos habernos salvado... ¡si tan sólo hubiéramos apagado las luces!

"Quizás era un ser de fototropismo positivo, con su reloj biológico activado por la luz solar que se filtra por el hielo. O pudo haber sido atraído como una polilla a una vela. La luz de nuestros reflectores debe de haber sido más brillante que cualquier otra que Europa haya conocido jamás, incluyendo la del Sol mismo...

"Después, la nave se desplomó. Vi quebrarse el casco y formarse una nube de copos de nieve cuando se condensó la humedad. Todas las luces se apagaron, salvo una, que oscilaba de un lado para otro pendiendo de un cable que estaba a unos metros por encima del suelo.

"No sé qué ocurrió inmediatamente después de eso. El recuerdo siguiente que tengo es que yo estaba de pie bajo la luz, al lado del pecio de la nave, y una fina pulverización de nieve fresca cayendo todo alrededor de mí; pude ver con toda claridad las huellas de mis propias botas en ella. Debo de haber corrido hacia ahí. Quizá sólo transcurrió un minuto o dos...

"La planta, porque aún creo que se trata de una planta, estaba inmóvil. Me pregunté si se habría lesionado con el impacto: grandes secciones, gruesas como el brazo de un hombre, aparecían diseminadas, como si fueran ramas quebradas.

"Entonces, el tronco principal empezó a desplazarse otra vez. Se apartó del casco y comenzó a reptar hacia mí. Ahí fue cuando supe con certeza que el ser era sensible a la luz: yo estaba parado inmediatamente debajo de la lámpara de mil vatios, que para estos momentos había dejado de oscilar.

"Imagine un roble... no, mejor aún, un banano con sus muchos troncos y raíces... aplastado por la gravedad y tratando de reptar por el suelo. Se acercó a unos cinco metros de la luz; después empezó a extenderse hasta formar un círculo perfecto alrededor de mí: presuntamente ése era el límite de su tolerancia, el punto en el que la fotoatracción se convierte en repulsión.

"Después de eso, nada ocurrió durante varios minutos. Me pregunté si estaba muerto, congelado hasta la solidificación final.

"Fue entonces cuando vi las grandes yemas que se le estaban formando en muchas de las ramas. Era como mirar una película de flores que se abren, pero con cámara acelerada. En realidad, pensé que eran flores... cada una grande como la cabeza de un hombre.

"Membranas delicadas, de hermosos colores, empezaron a desplegarse. Aun en ese momento me vino el pensamiento de que nadie, de que ninguna cosa, pudo haber visto jamás esos colores de manera adecuada, hasta que trajimos nuestras luces, nuestras fatales luces, a este mundo.

"Zarcillos y estambres vibraban débilmente.... Caminé hacia la pared viviente que me rodeaba, para poder ver con exactitud qué estaba sucediendo. Ni en ese momento ni en algún otro, sentí el más leve temor de ese ser. Estaba seguro de que no era malévolo... si es que lisa y llanamente tenía conciencia.

"Había innumerable cantidad de aquellas flores grandes en diversas etapas de apertura. Ahora me hacían recordar a mariposas que acabaran de salir de la crisálida, con las alas plegadas, todavía débiles. Cada vez me estaba acercando más a la verdad.

"Pero se iban congelando, muriendo tan pronto se formaban. Después, una después de otra, cayeron de las yemas madre. Durante unos instantes se agitaron como peces varados en terreno seco... y por fin me di cuenta con exactitud de qué eran: esas membranas no eran pétalos, sino
aletas
, o su equivalente. Era el estadio larval de natación libre del ser. Probablemente transcurre mucho de su vida enraizado en el lecho marino; después envía esas crías móviles en busca de nuevo territorio, exactamente igual que los corales de los océanos de la Tierra.

"Me puse en cuclillas para mirar más de cerca a uno de los pequeños seres: ahora los hermosos colores se estaban desvaneciendo y convirtiendo en un marrón deslustrado. Algunos de los pétalos-aletas se habían caído, transformándose en escamas quebradizas cuando se congelaban. Pero el ser principal seguía desplazándose débilmente y, cuando me acerqué, trató de evitarme. Me pregunté cómo había percibido mi presencia.

"Entonces advertí que todos los
estambres
(como yo los llamaba) tenían puntos azul brillante en el extremo. Parecían diminutos zafiros estrellados... o las manchas oculares azules que hay distribuidas sobre el manto de una ostra: perciben la luz, pero no pueden formar verdaderas imágenes. Mientras yo miraba, el azul brillante se desvaneció. Los zafiros se convirtieron en piedras opacas, comunes y corrientes...

"Doctor Floyd, o cualquier otro que esté escuchando, no me queda mucho más tiempo: la alarma de mi sistema de mantenimiento de funciones fisiológicas acaba de sonar. Pero casi terminé.

"Supe, entonces, qué hacer: el cable que iba hasta esa lámpara de mil vatios colgaba casi hasta el suelo. Le di unos tirones, y la luz se apagó lanzando una lluvia de chispas.

"Me pregunté si no sería demasiado tarde. Durante unos minutos, nada ocurrió. Así que fui hasta la pared de ramas enmarañadas que me rodeaba, y la pateé.

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